La sexualización de los niños
Blogs LaFamilia.info – 23.01.2015
Según varios estudios realizados en Estados Unidos, la televisión, la cultura pop, las divas musicales y las revistas juveniles, entre otros, son los causantes del temprano inicio sexual de las niñas, de la visión de la mujer como objeto y producto sexual y de cierta complacencia con la pornografía hardcore.
En los últimos tiempos es usual escuchar a los padres de familia que tienen niñas afirmar que su hija de 9 años “hace tiempo dejó las muñecas, ahora le gustan otras cosas”, o que “ya no le gustan las muñecas, ni Minnie, ni la Barbie, ni nada de eso, ahora es Violetta, Lady Gaga, Rihanna y esas locas”.
En un documental de la reconocida National Geographic (NatGeo), titulado “Inocencia perdida”, se aborda el polémico tema de la sexualización infantil, especialmente en las niñas, a quienes desde muy tempranas edades (entre 6 y 7 años de edad) las comienzan a bombardear desde todos los frentes posibles con mensajes en donde el culto al cuerpo, el sexo como centro de la existencia humana y el cuerpo femenino como objeto y mercancía sexual son el punto temático. Y lo niños no escapan a esos mensajes, ya que para ellos se tienen mensajes en donde la mujer hace lo que sea, sexualmente hablando, con tal de tener a su “macho” contento, a su lado.
Profesores de diferentes universidades de Estados Unidos han dedicado años al estudio de cómo la cultura actual fomenta que los niños inicien su vida sexual desde muy pequeños. Y en el centro de esa cultura se encuentra la televisión que con sus series, novelas, realities y demás, se ha dedicado a promulgar una distorsionada y lamentable visión de la sexualidad humana en donde la irresponsabilidad, el “yo quiero y puedo porque es mi cuerpo”, “la vida es pa´gozarla” y hombre con hombre-mujer con mujer-en el mismo sentido y por el lado contrario, son el pan de cada día.
Y otro aspecto importante, destacan los investigadores, es la cultura pop. Las reinas, princesas, divas y vagabundas del pop, con sus cuerpos expuestos, sus líricas y videos cargados de contenido sexual, en donde priman senos y traseros por encima de la calidad artística, invaden permanentemente los medios de comunicación, especialmente la televisión, y son elevadas a la categoría de “inmortales” por canales y revistas.
Los expertos, al mirar casos como Lady Gaga, Miley Cyrus o Kate Perry, afirman que en un mundo que ha convertido al sexo en el eje de la existencia, que ha primitivizado la sexualidad humana, pues la única manera que ellas tienen para sobresalir y mostrarse al mundo, es precisamente eso: mostrarse.
¿Qué mensaje creen que reciben sus hijos cuando ven esto? Estas imágenes son tomadas del videoclip de la canción “Californian gurls” de Kate Perry.
La incitación sexual y el doble sentido hacen parte de la cultura pop actual.
¿O qué se puede llegar a pensar cuando la ex princesa Disney Hanna Montana, dulce, soñadora y femenina, hoy día es sexual, explicita y pornográfica? Y no exagero, ni soy mojigato, ni cavernícola ni retardatario, como afirman quienes más que argumentos tienen ofensas, simplemente me apoyo en el sentido común: mi hija de 10 años viendo a su Hanna convertida en Miley Triple XXX. Y los más grandes artistas, de antes y ahora, han criticado a la Montana por su actitud, que en palabras de su padre es hacer parte del “bussiness show”.
El juego sexual y las provocaciones hacen parte de la estrategia para que Cyrus sea notoria en el mundo.
Un estudio realizado por el Instituto de La Familia de la Universidad de La Sabana, en la cual se entrevistaron a cerca de 10.000 niños y niñas de todo el país, indica que la edad promedio en la cual las niñas colombianas inician su actividad sexual es a los 13 años de edad. Y entre los aspectos que llevan a que eso sea así está el entorno social y mediático.
Padres de familia: ahora más que nunca debemos ser mediadores del consumo mediático de nuestros niños. Debemos orientarlos, guiarlos, ayudarlos, enseñarles a ser críticos de lo que ven, lee, escuchan, navegan y videojuegan.
Las princesas Disney ahora son estrellas sexuales sin límite y respeto, se quiere normalizar la confusión sexual (algunos lo llaman “orientación”…); el cuerpo humano, especialmente el femenino, se trivializa y se mercantiliza como objeto sexual que hay que poseer; el cuerpo femenino se vende en portadas de revistas como productos en supermercados y librerías (algunos lo llaman “progresismo”…) y a los niños se les inculca que deben ser potencias sexuales de una mujer que tiene su cuerpo y sexualidad para retenerlo. Y ni hablar de los vestidos de baño para las niñas entre los 6 y 10 años de edad con relleno de espuma para que se vea como busto o de las fiestas infantiles en spa, en donde las maquillan, las peinan, las visten para que luzcan hermosas para los niños de la fiesta.
Ese es el panorama, esa es la realidad. Los padres de familia y educadores tenemos una enorme tarea por delante. La sexualidad es una hermosa dimensión de la persona humana, que se debe abordar con respeto, responsabilidad y madurez.
Y a los niños debemos dejarles ser niños, inocentes, creativos, alegres, y no adelantarlos a la fuerza.
*Este artículo fue publicado en ElTiempo.com y se reproduce en LaFamilia.info con autorización del autor.
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Esposo y padre de familia. Comunicador Social y Periodista. Magister en Educación con Énfasis en Desarrollo Humano y Valores. Diplomado en Familia. Profesor investigador del Instituto de la Familia de la Universidad de La Sabana. Investigador, consultor y gestor de proyectos en Comunicación, Familia e infancia.
jcdiazbohorquez@gmail.com – Twitter: @jcdiazbohorquez
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Vivimos sumergidos en una sociedad opulenta, que ya ha sido etiquetada como “sociedad de consumo”, en la que el sentido de los eventos especiales va siendo homologado al término ‘gastar’. Y la Navidad tampoco se escapa de esta realidad… es hora de actuar en familia y con los hijos, ejercitando el valor de la sobriedad.
No se trata de negar sistemáticamente todo capricho, sino de enseñar a los hijos a reconocerlos y también a distinguir las cosas necesarias de las que no lo son tanto.
El ejemplo de los padres, es el aspecto más evidente, pues la enseñanza se avala con la conducta; de lo contrario, transmite un mensaje equivocado. Es bueno que los hijos aprendan a valorar las cosas, a saber lo que es necesario y lo que no lo es, de tal manera que sepan distinguir el capricho de la necesidad o conveniencia.
La sobriedad nos enseña a administrar nuestro tiempo y recursos, moderando nuestros gustos y caprichos para construir una verdadera personalidad con la alegría que esto supone. No solo tiene que ver con estar sobrio y el manejo del alcohol. Este valor afecta otras realidades más importantes de nuestra vida.
Para la sobriedad hace falta autodominio. Es muy claro si se ilustra con el exceso en la comida y la bebida, por la imagen y efectos que producen; también se manifiesta en el desmedido descanso y el argumento que pesa de ‘no hacer nada’. La distribución de nuestro tiempo debe tener un equilibrio entre la diversión, la obligación y la actividad.
Algunas ideas que nos ayudan a vivir la sobriedad
– No inventemos necesidades. Antes de comprar algo, reflexionemos sobre las razones que motivan esa adquisición: si es necesidad, un simple lujo o un verdadero capricho. Debemos ser valientes y saber reconocer que no vale la pena el gasto.
– Usemos las cosas que tenemos y no las cambiemos simplemente porque en el mercado hay una más novedosa o porque los amigos ya compraron esto o aquello. En esta competencia sin fin el bolsillo es el más afectado.
– Reconozcamos nuestra verdadera situación económica y vivamos de acuerdo con las posibilidades. Cuando nos decidimos a hacerlo, aprendemos que las personas nos aceptan por lo que somos.
– Hablemos solo lo necesario. Transmitamos pensamientos más que palabras. Rescatemos el diálogo amable e inteligente.
– Nuestra apariencia también es reflejo de sobriedad. Vistamos de forma elegante y decorosa, la moda también puede cumplir con este requisito.
– Evitemos el deseo de ser el centro de atención y aprendamos a divertirnos: el alcohol, las bromas de mal gusto, las palabras altisonantes y los desmanes manifiestan inseguridad y poco autodominio.
– La sobriedad es sinónimo de moderación. Por eso propongamos la sobriedad como un propósito para moderar los gustos y apetitos: comprar menos golosinas; comer un poco menos. Es sensato aceptar que la diversión también tiene un tiempo límite.
– La sobriedad no es negación ni privación. Es poner la voluntad y a la persona por encima de las cosas, los gustos y los caprichos, dominándolos para no vivir bajo su dependencia. Este valor debe moderar todas nuestras celebraciones para ayudarnos a no perder el verdadero sentido de lo que hacemos. ¡Una Santa y Feliz Navidad!
Artículo editado para LaFamilia.info. Tomado de Apuntes de Familia, edición 18-12/12. Autora: Marcela Ariza de Serrano, Instituto de La Familia, U. de La Sabana.
Navidad, tiempo para vivir la generosidad en la familia
Por LaFamilia.info
El desprendimiento nos hace sentir en paz y felices con nosotros mismos. Y en Navidad sí que es cierto. La satisfacción que produce donarse a los demás con alguna ayuda espiritual o material, es incomparable a la que siente cuando se recibe.
Vivir la generosidad
Tener como premisa básica de vida que “es mejor dar que recibir” nos permite liberarnos de las ataduras, salir de la egolatría, además de experimentar la placidez que produce la generosidad.
Hay que dar con total disposición, sin arrepentirse, sin esperar alguna recompensa o gratitud, pues finalmente el que se beneficia es uno mismo, indiferente de la actitud del otro; similar a lo que sucede cuando se perdona a alguien.
“Cuando dar duele, porque significa alguna clase de sacrificio personal, la alegría es más grande aún, es un consuelo para el alma” (Oscar Schmidt – reinadelcielo.org).
El Lago de Genesaret y el Mar Muerto
En un artículo publicado en Catholic.net, Francisco Cardona hace un espléndido paralelo para ejemplificar lo que sucede cuando una persona es generosa y cuando no:
“Hay en Tierra Santa dos lagos alimentados por el mismo río, situados a unos kilómetros de distancia el uno del otro, pero con características asombrosamente distintas. Uno es el Lago de Genesaret y el otro el llamado Mar Muerto.
El primero es azul, lleno de vida y de contrastes, de calma y de borrasca. En sus orillas se reflejan delicadamente las flores sencillas amarillas y rosas de su bellísimas praderas. El Mar Muerto, es una laguna salitrosa y densa, donde no hay vida, y queda estancada el agua que viene del río Jordán.
¿Qué es lo que hace tan diferentes a los dos lagos alimentados por el mismo río? Es sencillamente esto: El lago de Genesaret trasmite generosamente lo que recibe. Su agua, una vez llegada allí, parte inmediatamente para remediar la sequía de los campos, para saciar la sed de los hombres y de los animales: es un agua altruista. El agua del Mar Muerto se estanca, se adormece, se salitra, mata. Es agua egoísta, estancada, inútil.
Pasa lo mismo con las personas. Las que viven dando y dándose generosamente a los demás, viven y hacen vivir. Las personas que egoístamente reciben, guardan y no dan, son como agua estancada, que muere y causa la muerte a su alrededor.
Pensamos que, cuando repartimos nuestro dinero, tiempo, honor, nos empobrecemos, que los demás se van quedando con lo nuestro, y nosotros nos vamos vaciando y empobreciendo cada vez más. Eso nos parece, estamos seguros de que así es, pero ocurre exactamente lo contrario.
Cuanto más damos, más recibimos. Cuanto menos repartimos de lo nuestro, más pobres nos volvemos. Es una ley espiritual, que se cumple puntualmente; es una ley difícil de aceptar, por eso pocos se arriesgan a ponerla en práctica; pero hay un reto muy interesante para el que lo quiera aceptar. El que quiere vivir de acuerdo a esa ley de dar y darse a los demás, se llevará sorpresas muy agradables. Es mejor dar que recibir”.
En esta Navidad propongámonos donar todo lo que tengamos y ofrecerlo a los demás: regalemos sonrisas, amabilidad, abrazos, cariño, afecto, amor, apoyo, gratitud, armonía, alegría, tiempo, oración… y también lo material que esté en nuestras posibilidades.
¡Estamos en Navidad! Primero la familia
Alianza Lafamilia.info y el Instituto de La Familia U.Sabana – 15.12.2014
Un momento propicio para exaltar la dinámica interna del hogar, como algo más que un espacio físico donde habitan personas que por decisión libre y voluntaria al matrimonio, se complementan, comparten una identidad y su intimidad.
Los cónyuges construyen una relación que se desarrolla de manera natural y que no se queda en el plano de coexistir sino que con base en la comunión que surge con la entrega y con el amor, cada uno se enriquece como persona humana para luego trascender, si llegan los hijos como fruto de ese amor donado.
En el hogar cada miembro es aceptado tal y como es, según su carácter, su personalidad, sus talentos y también con sus debilidades… algo que solo se logra en el seno de la familia. Por tanto, en un clima de seguridad y confianza se forja el espacio idóneo para crecer, desarrollarse, perfeccionarse, saberse aceptado y amado.
Comienza la Navidad y esta época especial, como ninguna otra, resulta ideal para disfrutar en familia, para compartir momentos en tiempo libre, para estimular la creatividad y salir de la rutina en la relación conyugal y con los hijos, en la salud y en el descanso. Pero descansar no significa no hacer nada, por el contrario, propone realizar actividades que exigen menos esfuerzo y ojalá a compartir cantidad y calidad de tiempo con los seres más queridos.
Motivar en los niños la lectura y los cuentos o inventar historias sencillas, por ejemplo, resulta ideal para estimular su creatividad. Igual efecto tiene el contacto con la naturaleza, cultivar la música, la danza, el teatro… ideas para fomentar los talentos mientras la familia se divierte.
La alegría es posible en la medida en que se cumplan estas condiciones:
1. Si viene de nuestro interior, porque la actitud es clave al iniciar cada mañana y frente a las diversas situaciones cotidianas.
2. Si nos ilumina, porque se multiplica en cada uno y vigoriza las relaciones.
3. Si vivimos de manera sencilla, porque si queremos “ser” podemos enseñarles a los hijos a valorarse a sí mismos.
La felicidad como fin último de cada actuación, no necesariamente es ‘bien estar’ sino ‘ser bueno’ y representa el conjunto de cosas necesarias para vivir en armonía con uno mismo, con Dios y con cada uno de los seres que más queremos y con quienes compartimos los momentos más importantes de la existencia.
Aprovechemos esta época de Navidad para aprender de la familia de Nazaret, copiar sus virtudes y luchar porque nuestros hogares sean luminosos y alegres. ¡Feliz Navidad!
Artículo editado para LaFamilia.info. Tomado de Apuntes de Familia, edición 22-12/13. Autora: Ana Margarita Romero de Wills, directora Instituto de La Familia, U. de La Sabana.
Las mejores frases del papa Francisco sobre la familia
LaFamilia.info – 01.12.2014
El papa Francisco se destaca por su estilo comunicativo profundo pero al mismo tiempo simple, cercano y contundente; lo que hace que sus mensajes sean de gran inspiración y acogida por católicos y no católicos de todo el mundo.
«Mobbing maternal»: una nueva discriminación
Por LaFamilia.info
La palabra inglesa «mobbing» designa cualquier tipo de acoso laboral. En la actualidad se viene haciendo más palpable un tipo especial de acoso, el «Mobbing maternal», que quiere decir discriminación por embarazo en el ámbito laboral.