Los valores de la Navidad

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Foto de Nicole Michalou pexels.com

Navidad es un tiempo maravilloso que transforma el ambiente, donde ciertos valores cobran una fuerza especial. El nacimiento del Niño Jesús nos invita a celebrar y a vivir su mensaje, dándole vida en nuestras acciones. En esta época, estamos llamados más que nunca a practicar los valores de la Navidad.

Los valores de la Navidad

Es importante reflexionar sobre estos valores y transmitirlos a nuestros hijos, viviéndolos juntos en familia para que formen parte de nuestra vida y de nuestro hogar. Desde LaFamilia.info destacamos los siguientes valores de la Navidad:

El valor de la Generosidad

Es el acto de entrega hacia los demás, es donarse cada quien en su máxima expresión de forma desinteresada y amorosa, recibiendo a cambio, la satisfacción que sólo la generosidad puede proporcionar.

En Navidad hay varios personajes que se destacan por su espíritu generoso, entre ellos, los Reyes Magos y San Nicolás. En cuanto a los primeros, no sólo fueron dadivosos al brindarle al Niño Dios sus mejores ofrendas –incienso, mirra y oro-, sino también por el esfuerzo y el tiempo dedicado para poder llegar al humilde establo de Belén. Estos tres hombres dejaron su hogar para recorrer tierras lejanas, se enfrentaron a las dificultades propias de una travesía inexplorada, y todo su sacrificio tenía un solo propósito: adorar al Niño Dios.

De la misma manera, la vida de San Nicolás es un testimonio vivo y real de la virtud de la generosidad. San Nicolás -conocido en la modernidad como Santa Claus-, desde pequeño se caracterizó por compartir sus pertenencias, solía expresar ante sus padres: “sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto”. Una vez quedó huérfano, Nicolás se despojó de su opulenta herencia para ser para servirle a la Iglesia. Fue un abanderado de su religión, luchó incansablemente contra las persecuciones que abatían a los cristianos. A pesar de estar encarcelado por varios años, permaneció su sentido del humor y fidelidad a la fe cristiana.

Ejemplos como los anteriores, ayudan a reflexionar sobre la práctica de la generosidad, en especial en época de Navidad, en donde debe existir un propósito enérgico de regalar tanto ayuda material, como espiritual: un gesto amable, una sonrisa, una porción de nuestro tiempo o trabajo, entre otros.

El valor de la Humildad

El contexto donde se originó el nacimiento del Niño Dios, es la principal representación de humildad. Recordamos entonces el fragmento de la Oración para todos los días que hace parte de la Novena al Niño Dios: “(…) En retorno de él, os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro Hijo humanado suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.”

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Dios se hizo hombre en un establo, un lugar sencillo que contaba con lo necesario -o tal vez menos-, donde el calor de algunos animales y varios pastores, eran la única compañía de Jesús, José y María. Era una fiesta espléndida, alegre, pero austera; Dios no necesitó comodidades ni lujos para entregarse al mundo. La celebración por su nacimiento era gigantesca en amor y sencilla en lo terreno.

Austeridad, sencillez y humildad que estamos invitamos a imitar para celebrar la Navidad.

El valor de la Gratitud

Pensar en gratitud, es pensar en la Virgen María. Ella obedeció al Señor, se dispuso ante Él con profundo recogimiento y divina ternura, para llevar en su vientre a Jesús. Asimismo, agradeció haber sido la elegida para tan alto beneficio y lo asumió con las grandes virtudes que la identifican.

La Virgen María nos enseña que la gratitud es humildad -también ante Dios- y es la forma como se reconoce en el otro su donación. Asimismo, es un valor especial de las buenas maneras y es expresión de amor.

Debido a que en Navidad se acostumbra regalar, también es necesario agradecer. Por eso, se convierte en una buena ocasión para enseñar a los hijos a valorar los obsequios que reciben, tanto de otras personas, como del Padre.

Se hace decisivo entonces, que los chicos conozcan otras realidades, tal vez impactantes, pero que les servirán para estimular la virtud de la gracia; una buena actividad, es compartir con niños de escasos recursos económicos.

El valor de la Solidaridad

Solidarios como fueron los pastores, los Reyes Magos, quienes dejaron sus quehaceres para custodiar al Niño Dios, José y María en la humilde morada.

La Navidad es sinónimo de solidaridad, de cooperación, de servicio, de sensibilidad ante las necesidades del otro. Ser solidarios con la familia, con quien nos sirve en la tienda, con el compañero de trabajo, con el anciano que cruza la calle… Durante estas fechas brotan por todos lados las oportunidades para ser solidarios, y aunque están allí durante todo el año, el espíritu navideño hace que los buenos sentimientos afloren y se actúe en consecuencia.

Muchas son las personas que por diversas razones no pueden celebrar la Navidad; que sea pues un motivo para vivir la solidaridad en carne propia.

El valor de la Paz y la Reconciliación

“Navidad, es la fiesta dedicada al perdón generoso y comprensivo que aprendemos de un Dios compasivo.” *Meditación del día primero de la Novena de Navidad.

En Navidad no hay lugar para el rencor. Es el momento propicio para retractarse por una ofensa, para acercarse a quien se ha agredido, también para perdonar y olvidar a quien nos agravió, para sorprender con un gesto cariñoso, para repartir nuestro amor a todos aquellos que nos rodean.

Del perdón nace la paz, mensaje que anunciaron los ángeles en Belén. La paz es el estado pleno que se vive cuando hay perdón, donación, gratitud y cooperación; es el producto que surge del conjunto de valores.

Navidad es paz, el natalicio de Jesús así lo transmite, es su deseo imperante hacia la humanidad: “paz en la tierra”.

El valor del Amor y la Esperanza

El nacimiento del Niño Dios es la representación majestuosa del amor. Amor simbolizado en José y María, en su pleno abandono para recibir a Jesús en cuerpo y alma. Por ello decimos que la Sagrada Familia es el emblema del amor y de ahí que la Navidad sea la celebración familiar más estupenda del año, puesto que el Niño Dios nace en cada núcleo familiar, como símbolo de esperanza y fortaleza.

La Navidad es la ocasión para que aquellas familias que están débiles, se fortalezcan; las que estás apartadas, se unan de nuevo; para las que están heridas, se sanen…

En esta Navidad, hagámonos conscientes de cada valor que el Niño Jesús trae al mundo y también llevemos dicha conciencia a la acción.

Por Natalia Posada – Editora LaFamilia.info

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