En una reciente encuesta llevada a cabo en nuestras redes sociales de LaFamilia.info, preguntamos sobre cuál es el peor enemigo del matrimonio, es decir, qué situación se considera más dañina para la relación.
Las opciones fueron: infidelidad, engaño económico, anteponer la familia de origen a la propia y agresión verbal frecuente. Los resultados fueron variados, lo que refleja la complejidad de las relaciones y las diferentes vivencias de cada pareja. Sin embargo, más que decidir cuál es “el peor” enemigo, la conclusión importante es que todas ellas pueden perjudicar profundamente el matrimonio si no se abordan a tiempo.
Los peores enemigos y el impacto negativo de cada situación
La infidelidad rompe la confianza, uno de los pilares del matrimonio. Estudios muestran que la traición emocional y física se considera una de las causas más difíciles de superar en una relación, afectando profundamente la seguridad y estabilidad emocional de ambos.
Ocultar o mentir sobre temas financieros genera desconfianza y afecta el sentido de unión y responsabilidad compartida. Según un estudio de la Universidad de Kansas, el conflicto financiero es un predictor frecuente de divorcio, ya que puede hacer sentir a uno de los cónyuges fuera de las decisiones importantes del hogar.
Si un cónyuge prioriza consistentemente las necesidades de su familia de origen por encima de las de su propia pareja, esto puede hacer sentir al otro desvalorizado y relegado. Es necesario establecer límites y un sentido de pertenencia mutua para construir una nueva familia con identidad propia.
La violencia verbal, aunque sea “sutil” o esporádica, deja cicatrices emocionales difíciles de sanar y deteriora el respeto mutuo. Cuando el respeto se pierde, es difícil que el amor sobreviva. Este tipo de conductas, además, pueden escalar en intensidad si no se abordan, afectando la salud mental y emocional de ambos.
El matrimonio como un proyecto diario
Para evitar que estos enemigos dañen la relación, es fundamental ver el matrimonio como un vínculo que requiere cuidado diario. Un estudio de la Asociación Americana de Psicología sugiere que las parejas que dedican tiempo regularmente a reforzar su conexión emocional reportan mayor satisfacción y estabilidad en su relación.
Estas son algunas prácticas que pueden marcar la diferencia en la vida cotidiana:
Tiempo de calidad juntos. Compartir actividades que ambos disfruten o tener momentos de conversación sincera fortalece el vínculo.
Comunicación honesta sobre los temas importantes —incluidos los difíciles— es vital para evitar resentimientos y generar confianza.
Pequeños gestos de gratitud, desde palabras amables hasta actos de servicio, pueden ayudar a prevenir la agresión verbal o el desgaste emocional.
Es clave que ambos cónyuges sientan que son la prioridad en la relación. Esto no significa excluir a la familia extendida, sino construir una base sólida y respetuosa con la nueva familia que se forma en el matrimonio.
Un enemigo oculto e implacable
Aunque cada uno de estos problemas puede surgir de forma gradual y tener un efecto devastador, hay un enfoque que puede prevenirlos: el cuidado diario del matrimonio. No basta con amar; también es necesario cuidar. Según un estudio de la Universidad de California, las parejas que dedican tiempo diario a actividades conjuntas ya escucharse, muestran una tasa de satisfacción matrimonial hasta el 30 % mayor que aquellas que no lo hacen.
¿Pero cómo se cuida un matrimonio día a día? Hay acciones sencillas y efectivas. Primero, es necesario establecer pequeños espacios de conversación. Más allá de temas prácticos o triviales, toma unos minutos para compartir emociones y metas fortalece el vínculo emocional. Segundo, practica la gratitud: expresa aprecio por el otro de manera cotidiana, reduce la crítica y aumenta la valoración mutua.
Dedicar tiempo de calidad juntos es también fundamental. Esto no significa realizar grandes gestos o viajes, sino priorizar momentos de conexión en medio de la rutina. Hacer del matrimonio una prioridad asegura que ambos se sientan vistos y acompañados en su camino.
Por LaFamilia.info
