Allprodad.com – 22.05.2023
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En Estados Unidos han lanzado una empresa que expide notas médicas falsificadas y citaciones de jurado falsas para faltar al trabajo. Parece increíble pero es cierto. Ahora más que nunca debemos educar a los hijos en la ética del trabajo honesto, correcto y arduo.
Las nuevas generaciones poco quieren trabajar y esforzarse. Todo esto se debe en gran parte, a los avances de la modernidad y a la tecnología, lo cual ha facilitado la vida en muchos aspectos. Sin embargo, esa misma facilidad ha hecho que cada vez se requiera menos esfuerzo, es por eso que los niños y adolescentes quieren todo más rápido, se frustran con facilidad y creen que todo se consigue de manera instantánea. De ahí que cada vez sean menos los jóvenes que quieren trabajar, sacrificarse, luchar…
Desde la web allprodad.com comparten 10 maneras de enseñar a los hijos una gran ética de trabajo para que naden contra una cultura cada vez más holgazana y light:
1. Como padres, todo lo que hacemos es una enseñanza para los hijos
Nuestros hijos ven lo que hacemos y lo que evitamos hacer, y lo aprender. El hogar es un entorno de aprendizaje continuado. ¿Qué aprenden sobre el trabajo cuando nos observan en casa, o fuera de ella?
2. Ejemplo, ejemplo, ejemplo
Nuestros hijos no aprenderán mucho sobre lo que les digamos de la ética en el trabajo; más bien observarán lo que hacemos. La mejor enseñanza es poder decir: «haz como yo».
3. La primera tarea es ser equilibrados
Si tu ética de trabajo sacrifica a tu familia, sólo tendrás trabajo, no será ética y probablemente no dure mucho tu familia. Cada familia ha de encontrar sus equilibrios entre la vida laboral y la familiar.
4. Lo prioritario es la familia
La frase «acabemos la tarea y luego nos divertimos» asocia el relajarse con acabar la tarea… y de hecho prioriza el acabar la tarea. Por un lado, el descanso y el ocio se disfrutan más con la satisfacción de una tarea terminada, pero a menudo la tarea es infinita, nunca se acaba. Hay que marcar entonces el tiempo de descanso y disfrute familiar.
5. Cuando podamos, trabajemos con nuestros hijos
Un jefe da órdenes, pero un buen guía acompaña a sus trabajadores en la tarea. Los padres pueden pedir a sus hijos que caminen a su lado, que los acompañen, y realizar tareas juntos. Así, ellos aprenden compartiendo tareas.
6. Llevemos a nuestros hijos a los voluntariados
Es muy bueno ser voluntario en la parroquia, una ONG, un servicio vecinal… y es mejor llevarnos a nuestros hijos para que nos vean trabajando al servicio de una causa o comunidad, y que ellos también participen. Así ven que el trabajo no es sólo una forma de ganar dinero.
7. Que los chicos conozcan historias sobre héroes y el valor de la laboriosidad
Hay películas, libros y artículos sobre personas admirables por su laboriosidad, que trabajando ayudaron a muchos o transformaron su entorno: vale la pena que los niños y jóvenes las conozcan.
8. Compartamos con los hijos las tareas del hogar
Cada miembro de la familia debería tener unas tareas asignadas, y las más desagradables para todos pueden asignarse en turnos. No es educativo dejar que los niños crezcan sin realizar al menos algunas tareas domésticas.
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9. No demos dinero a los niños por las tareas domésticas obligatorias
Es bueno alabar a los hijos por haber cumplido sus tareas domésticas, haber fregado o barrido bien, tenerlas pronto a punto, etc… Pero no hay que darles dinero por ello. Sí se les puede pagar algo por tareas extra que van más allá de las que les corresponden. Así pueden aprender que un trabajo extra puede aportar beneficios.
10. Coloca una tabla de tareas domésticas en la nevera
Que todos sepan lo que le toca hacer a cada uno cada día de la semana.