Vivir en pareja es una aventura preciosa, pero no siempre fácil. Con el paso del tiempo, las rutinas, el cansancio y las exigencias del día a día pueden desgastar el vínculo si no se cuida. Fernando Poveda, experto en Orientación Familiar y autor del libro La pareja que funciona, recuerda que no hacen falta grandes gestos para mejorar la relación: a menudo, son los pequeños hábitos cotidianos los que mantienen viva la chispa y fortalecen el amor.
En este artículo comparte 10 microhábitos sencillos —y muy poderosos— que, practicados con constancia, pueden transformar la vida en pareja.
1. Escuchar de forma activa
La escucha activa es una de las cualidades más valiosas de las personas inteligentes. Quien sabe escuchar practica la autodisciplina, reduce los malentendidos y valora los silencios.
A veces pensamos que lo más importante en la comunicación es saber hablar. En realidad, una buena comunicación en pareja empieza por saber escuchar. Escuchar implica interés genuino por el otro. Así, quien pregunta, en definitiva, provoca la conversación. También, quien se preocupa, está presente.
2. Preguntar “¿cómo estás?” de forma proactiva
Las parejas que se interesan de verdad el uno por el otro se hacen preguntas que van más allá de la logística del hogar. No basta con preguntar “¿has puesto la lavadora?” o “¿quién va a buscar a los niños?”.
Hay que ir más allá, por ejemplo con un “¿cómo estás hoy?”, o un “¿cómo te ha ido el trabajo?”. También, hace la diferencia un “te noto cansado, ¿ha sido un día duro?”. El que pregunta mucho y escucha más, aprende a amar mejor.
3. Expresar gratitud
Dar las gracias, incluso por los pequeños gestos cotidianos, genera un ambiente positivo en casa. Agradecer al otro, con detalles sencillos como recoger a los niños, preparar la cena o haber sacado el lavavajillas, ayuda a crear vínculos más fuertes.
Un “¡gracias!” sincero eleva el ánimo, potencia el reconocimiento mutuo y predispone a querer seguir cuidando al otro.
4. Aprender a perdonar
Todas las parejas pasan por momentos de tensión: discusiones, palabras mal dichas, gestos que hieren. El perdón es la medicina que lo cura todo. Pedir perdón, perdonar y –cuando se pueda– olvidar.
Se sugiere aprender a perdonar no solo por el otro, sino por uno mismo. Perdonar es liberarse de una carga. Así, quien perdona de corazón, gana en paz y en libertad interior. Es un regalo mutuo.
5. Aprovechar cualquier excusa para pasar tiempo juntos
El gran secreto visible de las parejas que funcionan es el tiempo compartido. Ir juntos a la compra, pasear sin rumbo, tomarse un café después de dejar a los niños. Todo puede ser una oportunidad para hablar, reír, compartir.
Incluso un pequeño detalle durante esas rutinas, como un chocolate, una flor, un gesto inesperado, puede convertirse en una semilla de amor.
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6. Charlar un rato antes de dormir
Los últimos minutos del día tienen un poder especial. Las parejas que se dedican un rato a hablar antes de dormir —sin pantallas, sin distracciones— suelen comunicarse mejor y sentirse más conectadas.
Es un momento perfecto para expresar agradecimiento, pedir perdón o, simplemente, contar cómo ha ido el día. Esto puede parecer pequeño, pero este hábito transforma relaciones.
7. Compartir intereses
Las aficiones comunes refuerzan la complicidad. Entre ellas, se encuentran pasear, ver una serie, practicar un deporte o, incluso, cocinar juntos.
Todo suma si se hace con ganas de compartir. Si no tenéis hobbies comunes, buscad uno. Pues, explorar juntos nuevas aficiones puede convertirse en una fuente inesperada de conexión.
8. Hacer escapadas
Salir del entorno habitual renueva la mirada sobre el otro. Un fin de semana sin rutinas, sin horarios, sin listas de tareas, puede ser lo que la pareja necesita para reconectar.
Así, escaparse juntos, aunque sea una vez al año, siempre ayuda a redescubrirse y volver a casa con las pilas cargadas.
9. Preparar sorpresas
Una nota inesperada, un mensaje cariñoso, una flor sin motivo, una cena improvisada: las pequeñas sorpresas alimentan el amor.
Si conoces bien el lenguaje del amor de tu pareja (palabras, gestos, regalos, tiempo…), acertarás aún más. Las sorpresas no necesitan ser costosas, solo auténticas.
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10. Expresar lo que sientes
La mejor forma de comunicar lo que te pasa es hablar desde el sentimiento. Empezá, por ejemplo, diciendo “yo siento…”.
Es más sano decir “me sentí herido con ese comentario”, que “siempre me desprecias”. Expresar cómo te sientes sin atacar al otro crea un espacio seguro para crecer juntos. La comunicación asertiva no hiere: construye.
Y ahora, ¡a practicar! Cuidar una relación no es complicado, pero sí requiere intención. Estos hábitos no son reglas mágicas, pero practicados con amor, paciencia y humor, pueden transformar el día a día en una experiencia más rica, cercana y feliz para los dos.
*Publicado en amafuerte.com