LaFamilia.info – 05.10.2015
Foto: Pixabay
La ideología de género, muy popular en estos tiempos, es una ideología anticristiana, perversa y anti-familia. Pero veamos lo que dicen los últimos Papas sobre ella.
Papa Francisco: Ideología de género contradice el plan de Dios
El papa Francisco se ha referido a este tema en diversas ocasiones, pero en especial recordamos la catequesis del 15 de abril del presente año, en la que expresó: La creación del hombre y la mujer, con el sacramento del matrimonio, son “un gran don que Dios ha hecho a la humanidad”.
Durante su explicación, Francisco alertó contra la llamada ideología de género o teoría del género y mostró una serie de preocupaciones que se derivan de ella. Puso también una tarea para todos los creyentes y sobre todo para las familias: mostrar la belleza de la alianza del hombre y la mujer y vivirla “en el bien”.
Francisco subrayó que “la diferencia sexual está presente en muchas formas de vida, en la larga escala de los vivientes. Pero solo en el hombre y en la mujer ella lleva en sí la imagen y la semejanza de Dios: el texto bíblico lo repite bien tres veces en dos versículos”. “Esto nos dice que no sólo el hombre ha tomado en sí la imagen de Dios, no sólo la mujer ha tomado en sí la imagen de Dios, sino que el hombre y la mujer, como pareja, son imagen de Dios”.
Por tanto, “la diferencia entre hombre y mujer no se da por la contraposición, o la subordinación, sino por la comunión y la generación, siempre a imagen y semejanza de Dios”.
Continuando con este tema, el Pontífice aseguró que “la experiencia nos lo enseña”, ya que “para conocerse bien y crecer armónicamente el ser humano tiene necesidad de la reciprocidad entre hombre y mujer” y “cuando no sucede, se ven las consecuencias”.
“La cultura moderna y contemporánea ha abierto nuevos espacios, nuevas libertades y nuevas profundidades para el enriquecimiento de la comprensión de estas diferencias”, pero denunció que “ha introducido también muchas dudas y mucho escepticismo”.
Después enumeró una serie de ejemplos: “Me pregunto si la considerada ‘ideología de género’ no se trata también de una expresión de una frustración y de resignación que busca borrar la diferencia sexual porque ya no pueden hacer frente a ella”. “Corremos el riesgo de dar un paso atrás”, alertó.
“La eliminación de la diferencia, en efecto, es el problema, no la solución. Para resolver sus problemas de relación, el hombre y la mujer deben hablarse más, escucharse más, conocerse más, quererse más”.
Benedicto XVI
En su último discurso navideño del 21 de diciembre del 2012 a la Curia Romana, afirma:
“El gran rabino de Francia, Gilles Bernheim, en un tratado cuidadosamente documentado y profundamente conmovedor, ha mostrado que el atentado, al que hoy estamos expuestos, a la auténtica forma de la familia, compuesta por padre, madre e hijo, tiene una dimensión aún más profunda.
«Si hasta ahora habíamos visto como causa de la crisis de la familia un malentendido de la esencia de la libertad humana, ahora se ve claro que aquí está en juego la visión del ser mismo, de lo que significa realmente ser hombres. Cita una afirmación que se ha hecho famosa de Simone de Beauvoir: ‘Mujer no se nace, se hace’ (‘On ne naît pas femme, on le devient’).
«En estas palabras se expresa la base de lo que hoy se presenta bajo el lema ‘gender’ como una nueva filosofía de la sexualidad. Según esta filosofía, el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente, mientras que hasta ahora era la sociedad la que decidía.
«La falacia profunda de esta teoría y de la revolución antropológica que subyace en ella es evidente. El hombre niega tener una naturaleza preconstituida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano. Niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear.
«Según el relato bíblico de la creación, el haber sido creada por Dios como varón y mujer pertenece a la esencia de la criatura humana. Esta dualidad es esencial para el ser humano, tal como Dios la ha dado.
«Precisamente esta dualidad como dato originario es lo que se impugna. Ya no es válido lo que leemos en el relato de la creación: ‘Hombre y mujer los creó’ (Gn 1,27). No, lo que vale ahora es que no ha sido Él quien los creó varón o mujer, sino que hasta ahora ha sido la sociedad la que lo ha determinado, y ahora somos nosotros mismos quienes hemos de decidir sobre esto. Hombre y mujer como realidad de la creación, como naturaleza de la persona humana, ya no existen. El hombre niega su propia naturaleza. Ahora él es sólo espíritu y voluntad.
«La manipulación de la naturaleza, que hoy deploramos por lo que se refiere al medio ambiente, se convierte aquí en la opción de fondo del hombre respecto a sí mismo. En la actualidad, existe sólo el hombre en abstracto, que después elije para sí mismo, autónomamente, una u otra cosa como naturaleza suya. Se niega a hombres y mujeres su exigencia creacional de ser formas de la persona humana que se integran mutuamente.
«Ahora bien, si no existe la dualidad de hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia como realidad preestablecida por la creación. Pero, en este caso, también la prole ha perdido el puesto que hasta ahora le correspondía y la particular dignidad que le es propia. Bernheim muestra cómo ésta, de sujeto jurídico de por sí, se convierte ahora necesariamente en objeto, al cual se tiene derecho y que, como objeto de un derecho, se puede adquirir. Allí donde la libertad de hacer se convierte en libertad de hacerse por uno mismo, se llega necesariamente a negar al Creador mismo y, con ello, también el hombre como criatura de Dios, como imagen de Dios, queda finalmente degradado en la esencia de su ser.
«En la lucha por la familia está en juego el hombre mismo. Y se hace evidente que, cuando se niega a Dios, se disuelve también la dignidad del hombre. Quien defiende a Dios, defiende al hombre”.
San Juan Pablo II
En la encíclica Veritatis splendor, nº 46: “Para algunos, la naturaleza se reduce a material para la actuación humana y para su poder. Esta naturaleza debería ser transformada profundamente, es más, superada por la libertad, dado que constituye su límite y su negación. Para otros, es en la promoción sin límites del poder del hombre, o de su libertad, como se constituyen los valores económicos, sociales, culturales e incluso morales. Entonces la naturaleza estaría representada por todo lo que en el hombre y en el mundo se sitúa fuera de la libertad. Dicha naturaleza comprendería en primer lugar el cuerpo humano, su constitución y su dinamismo. A este aspecto físico se opondría lo que se ha construido, es decir, la cultura, como obra y producto de la libertad. La naturaleza humana, entendida así, podría reducirse y ser tratada como material biológico o social siempre disponible.
«Esto significa, en último término, definir la libertad por medio de sí misma y hacer de ella una instancia creadora de sí misma y de sus valores. Con ese radicalismo el hombre ni siquiera tendría naturaleza y sería para sí mismo su propio proyecto de existencia. ¡El hombre no sería nada más que su libertad!”.
Fuente: Pedro Trevijano/ReL