Cuando se presentan desacuerdos entre papá y mamá con respecto a la autoridad, se afecta tanto el matrimonio como la relación con los hijos, te explicamos por qué.
Si uno de los cónyuges niega pero el otro afirma, si uno empuja y el otro detiene, si uno castiga y el otro premia… los hijos perderán el rumbo, no sabrán a cuál padre obedecer y terminarán desatendiendo la autoridad. Lograr un acuerdo ente los padres para la buena crianza, es una de las formas más efectivas de generar estabilidad y confianza en los hijos.
Un camino, dos direcciones
Los permisos, las salidas, el manejo del tiempo libre, los horarios, las comidas, el desempeño escolar y el manejo de la autoridad, son algunos de los temas que dan lugar a desacuerdos entre los cónyuges. Lamentablemente, en este tipo de enfrentamientos ambos padres resultan perdedores: “pues debilitan su autoridad y credibilidad frente a los hijos, que perciben rápidamente estas inconsistencias y terminan haciendo lo que a ellos les parece o bien, ´aprovechándose´ del papá que parece más permisivo. Por otro lado, la relación de los esposos también suele verse afectada por los constantes roces, que van generando distanciamiento y problemas dentro de la pareja.” Afirman los expertos de padresok.cl
Es normal que no siempre se esté de acuerdo con el otro, pues tanto el padre como la madre poseen unas características sicológicas y unas vivencias educativas particulares que dan lugar a criterios, métodos y opiniones acerca de la crianza de los hijos. No obstante, esta forma individual de ver la autoridad, no debe llevar a la discordancia continuada con el cónyuge, más bien debe verse como complemento y sacar las bondades de esto.
Para evitar esta situación, los especialistas recomiendan acordar unos parámetros dentro de los cuales se deberá practicar la autoridad en la familia. Así, el padre y la madre deberán formar una unidad, emitir un mismo mensaje y apoyarse el uno al otro en lugar de contradecirse. “Los padres deben aprender a encontrar un equilibrio, de forma que sus diferencias personales, no interfieran con esta responsabilidad tan vital que es ponerse de acuerdo en cuanto a la crianza de los hijos.” Explica la pedagoga María de los Ángeles Pérez.
Consejos para los padres
Los hijos son los más afectados cuando no hay consenso entre papá y mamá. Es por eso, que la mejor forma de ejercer una autoridad coherente es fortalecer la unión entre esposos. Algunas sugerencias:
– Transmitir siempre una imagen del cónyuge de forma respetuosa.
– No autorizar lo que el otro ha prohibido.
– No discutir delante de los hijos. Si hay algo que hablar, háganlo a solas.
– No demostrar desacuerdo sobre el modo de proceder con los hijos, delante de ellos mismos.
– No hacer al hijo confidente de las penas que causa el cónyuge, al menos hasta que alcance la edad y madurez necesaria.
– Enfócate en transmitirle a los hijos más las fortalezas que debilidades de tu esposo/a.
– No le hagas mala fama a tu pareja con los hijos, pues ellos lo irán interiorizando y terminarás perdiendo autoridad frente a ellos. Evita comentarios como: es que la mamá es una “fiera”, o el papá es un “alcahueta”.
– Ambos deben ejercer la autoridad. Los hijos necesitan que tanto el papá como la mamá ejerzan la autoridad en la familia, de este modo se les brinda seguridad y estabilidad. Es equivocado por tanto, cuando uno de los cónyuges toma el mando y el otro queda relegado.
– Como ejercicio práctico, es importante hacer junto al esposo/a, una lista de valores que consideren fundamentales en la educación de los hijos. Esta lista no será negociable por ninguno de los dos, pues deberá ser el punto de referencia para la toma de decisiones. Tendiendo esta lista de valores evitará llevarse la contraria y delante de los hijos siempre estarán de acuerdo.
– Si estamos hablando del caso en que padre y madre, por diferentes circunstancias se encuentran separados, entonces por el bien de los hijos, deben tener puntos comunes para no caer en la contradicción.
– Si bien cada uno tiene una forma de ver las cosas, hay que llegar a acuerdos, tomar decisiones conjuntas y nunca perder de vista los ideales y valores con los que se quieren formar a los hijos; por el bien de ellos, los padres deben estar unidos y en armonía.