La menarquía o primera menstruación es un suceso muy importante en la vida de todas las mujeres.
Ante todos los cambios que suceden durante la adolescencia, la orientación de los padres en este proceso es fundamental; el hogar es el lugar más propicio para la educación de la afectividad y la sexualidad, no se le puede delegar esta tarea al colegio.
No obstante, sucede que a algunos padres les cuesta un poco atender a sus hijas cuando les llega su primera menstruación, principalmente porque no saben cómo hacerlo, sin embargo, para las chicas, el acompañamiento de los padres -en especial el de la mamá- les provee confianza, seguridad y tranquilidad. Por eso aquí les decimos cómo hacerlo.
Primero lo primero: prepararlas
Lo más importante es que la regla no sorprenda a la niña, es decir, que antes de la edad para menstruar conozca todo lo relacionado con su desarrollo físico y emocional que está por vivir. Es muy distinto cuando se parte del conocimiento, que cuando algo sucede de forma intempestiva. Por eso para poner fin a las inquietudes, los padres deben tratar el tema.
Algunos niños, desde muy temprano comienzan a preguntar cómo llegan los bebés al mundo, cómo es que la mamá quedó embarazada, etc. “Hay que responder la verdad y de forma clara, con naturalidad, sin utilizar palabras raras o complicadas. Las respuestas han de ser acordes al nivel de maduración del niño. No es recomendable dar más información de la que pide el niño, ni darle una clase magistral”, explica la doctora Inés Hidalgo, pediatra y presidenta de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia, a través del diario ABC.es.
Más adelante, entre los 8 u 9 años, es preciso que los padres hablen con sus hijas sobre los cambios que van a experimentar, esta vez con una información más detallada y clara: qué es la regla, por qué sucede, para qué sirve, entre otras.
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Y cuando llega la regla… ¿Qué hacer?
Antes que nada hay que aclarar que los pasos previos son fundamentales, y saltarlos, podría cambiar rotundamente la experiencia de la hija frente a su desarrollo sexual. Por esta razón se aconseja a los padres abordar el tema antes de que la niña esté en edad de menstruar por primera vez. Luego de contar dicha ambientación, es necesario seguir algunas pautas, como las que ofrece la doctora Inés Hidalgo:
Felicitar a la chica cuando llegue la menarquía, ya que indica una maduración y funcionamiento normal del cuerpo, con el logro de la capacidad reproductiva, no una sucesión de días problemáticos e indeseables.
Evitar trasmitir aspectos negativos, rechazo, prejuicios o mitos que actualmente no tienen ninguna justificación.
Vivir con total normalidad sin limitaciones mientras dura la regla.
Explicar una higiene correcta y enseñar a utilizar los tampones, toallas higiénicas o compresas; con lo que la chica se sienta más a gusto.
Enseñar a utilizar un calendario para anotar los días de regla, duración, intensidad, presencia de dolor; de esta forma se podrán conocer las variaciones del ciclo y posibles alteraciones. Debe ser responsabilidad de la joven, no de su madre.
Una vez que llega la regla, los padres deben ayudar, orientar y acompañar a su hija durante esta fase de la vida, respetando su intimidad e independencia ya que todos esos cambios marcarán su salud y vida futura. Hay que respetar que tendrá mayor necesidad de intimidad (posiblemente comience a escribir su diario), entender que emergen los primeros sentimientos sexuales, controlar el contacto con conductas de riesgo (drogas, trastornos nutricionales, problemas de relación con amigos…)
Los padres también participan en este proceso, siempre que la menstruación haya sido un tema que se ha hablado con naturalidad en la familia. «El padre puede autoexcluirse o sentirse excluido al conocer por lo general a través de la madre, de que su hija ha tenido la menarquía. Puede sentir preocupación por la salud de su hija. Se siente desconcertado y no sabe que reacción debe tomar, si debe guardar silencio o darse por enterado. Pero esas actitudes no ayudan», afirma Hidalgo. Por eso, aconseja que el padre se implique desde el primer momento. Por ejemplo, sirviendo de apoyo a las explicaciones de la madre.
A la adolescente le puede ayudar mucho saber que no es la única en el mundo que ha pasado por estos cambios, eso «le dará apoyo y confianza», dice la doctora. «Saber de primera mano cómo ha sido el momento de su madre, hermana, que pasó o cómo lo solventó, la puede ayudar, y mucho».
Explicarle los otros sucesos propios de la pubertad, como el desarrollo del busto o crecimiento de vello púbico, también la madre debe apoyarla para facilitar su comprensión.
Paciencia y mucha comprensión con las hijas es lo mejor que se puede hacer por ella en este momento; la menstruación como ocurre a la mayoría de las mujeres, supone cambios en el estado de ánimo, se puede presentar mayor sensibilidad, irritabilidad e incluso se pueden poner más dramáticas ante sucesos sin importancia. Hay que mantener la calma, tratar de comprenderlas y lo mismo toda la familia, no sobra consentirla y mimarla de forma especial en esos días, eso les da seguridad.
Por último, los padres no deben comunicar la llegada de la menarquía a gritos y extender la noticia a familiares y amigos, no es necesario que todos se enteren, además es posible que esto avergüence o intimide a la chica, lo cual no es beneficioso.
Por LaFamilia.info
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