A través de esta carta quiero llegar a Ti, pero no como en otros años en que pedía regalos para mí. Esta vez quiero pedirte algo para papá y mamá.
Me he dado cuenta de que a veces el mundo de los adultos es complicado y confuso, y la verdad es que a ratos no sé que quieren decirme ni enseñarme. Me exigen cosas que ellos mismos no hacen, me enseñan cosas que ellos mismos no practican, y me hablan de amor cuando ellos mismos no parecen entenderlo.
Trabajan y corren para logar muchas cosas pero no tiene tiempo para disfrutarlas. Aseguran que soy lo más importante de sus vidas pero le dedican más esfuerzo a su trabajo y ocupaciones. Dicen quererme mucho pero en aras de educarme a veces me ignoran, me insultan o me maltratan.
Por eso quiero pedirte este año que papá y mamá aprendan a amarte, y sepan mostrarme lo que es el verdadero significado de la Navidad, es decir:
– Que comprendan, por ejemplo, que disfruto tanto dando como recibiendo.
– Que me lleven a compartir un momento de cantos y alegrías con quienes no tienen familia.
– Que me permitan conseguir un regalo para un niño que no tiene padres que se lo den.
– Que me ayuden a preparar un obsequio para un anciano pobre o un mendigo desamparado.
– Que me den pocos regalos porque disfruto más cuando recibo poco. Y que sepan que cuando me dan tantas cosas, además de que me saturan, aprendo a medir su amor por lo que me den.
– Que no me amenacen asegurándome que Tú me traerás regalos solo si me comporto bien; los regalos simbolizan Tu amor y este no me faltará aunque me porte mal.
– Que entiendan que gozo más con ellos que con cualquier obsequio. Y que sepan que su interés y atención personal me dicen más que todo lo que me pueden regalar.
– Que comprendan que me gusta verlos compartir con los otros no solo lo que nos sobra sino también lo que nos puede faltar. Y que me ayuden a compartir con los que tienen menos y a no envidiar a los que reciben más.
– Por último, te pido que les ayudes a enseñarme a Amarte y a amarlos pues sé que el amor alcanza lo que nada más puede lograr.
Texto de Ángela Marulanda, reconocida autora y educadora familiar. Lo reproducimos a continuación con su autorización.