Foto de Alexavier Rylee Cimafranca
Hay una gran diferencia entre esperar que las cosas sucedan y hacer que las cosas sucedan. Para mantener vivo el amor a través de los años, hay que trabajar en ello, pues no es algo que se de por hecho. Ambos cónyuges deben buscar la forma de enamorarse todos los días.
Varias veces hemos escuchado que el amor es similar a una planta, la cual hay que regar todos los días, sacarla un rato al sol, echarle abono, quitarle las hojas deterioradas, en fin, cuidarla para conservarla viva. De igual manera sucede en la relación conyugal, todos los días debe haber un cuidado que hacer para que el corazón no deje de latir.
Las siguientes son cuatro propuestas de fortalecer el amor, pero hay muchas más, es cuestión de “querer, querer”.
1. Dedicarse tiempo
Para conectarse de nuevo hay que dedicarse tiempo el uno al otro, pero ese tiempo debe ser de calidad; sin prisas, sin hijos, sin quejas, ni reclamos. Los especialistas aseguran que una cita semanal fortalece el matrimonio, pues mejora la comunicación, aligera el estrés y favorece la relación romántica y sexual.
Además de una cita semanal, es importante que la pareja busque otros espacios para disfrutar de la compañía mutua, como por ejemplo, compartir un hobbie, practicar algún deporte, tomarse un vino después de la jornada laboral, ir al cine… También se puede sacar provecho de las actividades cotidianas: hacer las compras en el supermercado, llevar a los hijos al colegio, desayunar antes de salir de casa, encontrarse para almorzar, entre otras.
2. Recuperar el romanticismo
Si bien el romanticismo se suele asimilar sólo con el noviazgo y el enamoramiento, en el matrimonio puede tener aún más importancia. “Hay parejas que creen que ya no están enamorados, porque no sienten esa emoción que muchas veces sentimos cuando estamos en la adolescencia, y en la juventud, pero esto es sólo una confusión, porque cuando estamos realmente enamorados de la persona con la que estamos casados, los sentimientos son diferentes, porque simplemente ha madurado nuestro amor, nuestro sentimiento, y nuestra relación en general.” Explica la autora y educadora Maria de los A. Pérez.
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El romanticismo es por lo tanto, la forma como los cónyuges recuerdan y reviven la decisión de amarase. Por eso, más que una flor, unos chocolates o una cena -que también son necesarios-, el romanticismo es volver a cuidar de los detalles, puede ser una llamada, un abrazo, un gesto de colaboración, una palabra cariñosa, como también cuidar la apariencia física para agradar al otro, cuidar los modales… En fin, es un trato cálido y delicado, propio de una pareja que busca cultivar su amor.
3. Demostrarle al otro que es importante
La rutina y las diversas ocupaciones muchas veces hacen que nos olvidemos del cónyuge, damos por sentado que está bien y no nos damos a la tarea de escucharle, de preguntarle cómo se siente. Esto genera un clima de despreocupación por el otro y muchas veces de discusión.
El diálogo es la vía por excelencia para conocer qué le pasa al otro, tal vez detrás de los reproches, el mal genio y las disputas, hay temores e inseguridades que sólo se pueden descubrir tras una charla de completa intimidad con el cónyuge. De estas conversaciones se suelen sacar frutos que mejoran la relación, pues se toma conciencia de que sólo el cónyuge, puede ser esa persona que nos llena, nos escucha, nos apoya, y por eso se reafirma la decisión de haberla elegido.
4. Aprovechar las crisis
Los expertos aseguran que las crisis que acompañan las diferentes etapas del matrimonio (no todas las parejas son propensas a ellas) si son bien manejadas, ayudan a descubrir situaciones de mejora en ambos y rompen con la rutina que es el enemigo número uno del amor conyugal. Las pequeñas discusiones se pueden aprovechar, pues las reconciliaciones por lo general, terminan en una noche romántica.
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Disposición y voluntad, este es el comienzo de todo buen plan de acción. Para sacar adelante el matrimonio, hay que cuidar de esa mujer o ese hombre que está al lado, en lugar de buscar su reemplazo.