Hay prendas que definitivamente las mujeres no deben llevar a ningún espacio laboral como oficinas, entrevistas o reuniones; usarlas podría emitir una imagen inadecuada e incluso afectarle negativamente.
Nos comunicamos a través del vestuario
La ropa es un sistema de signos que revela aspectos de la personalidad. Por eso no hay que menospreciar su importancia. De ahí que la ropa que se utiliza para el trabajo sea algo más que un simple atuendo. De igual manera, cuando se hace parte de una organización, se debe respetar y acatar la imagen institucional, la cual incluye el código de vestuario.
Pero no se trata de llevar prendas anticuadas, acartonadas ni aburridas, pues el mundo de la moda ofrece una gran cantidad de opciones que le permiten a la mujer verse moderna, atractiva pero al mismo tiempo profesional y acertada. Es cuestión de saber elegir el outfit que mejor va con el estilo personal y con la actividad laboral que se realiza.
Si bien existen profesiones y actividades más flexibles que otras en cuanto a la forma de vestir, es recomendable seguir unas reglas básicas.
Estas son las prendas que por lo general, no deben usarse en espacios laborales:
Escotes, mini faldas, camisas cortas. Todo lo que sea “demasiado” corto, apretado, llamativo o revelador debe evitarse: los escotes pronunciados, shorts cortos, mini faldas, camisas o tops a la altura de la cintura, transparencias, prendas ceñidas al cuerpo como los ´leggins´… Todas ellas están vetadas para la oficina, incluso para espacios académicos como aulas de clase y conferencias. Mostrar piel en estos escenarios, emite un concepto incorrecto de la persona y además afecta la imagen de la empresa. Recomendación: El largo de la falda debe ser a la rodilla o justo encima de ella.
Gorras y sombreros. Son para la playa, para hacer deporte o para protegerse del sol en exteriores, pero jamás para ir a la oficina.
Jeans con desgastes y rotos. Así sean tendencia del momento, no son apropiados para un espacio laboral. A diferencia de los jeans de corte clásico y acabados planos que sí lo son.
Flip flops y sandalias de playa. Generalmente el calzado más apropiado es aquel que no deja ver los dedos de los pies, pero eso también depende del protocolo de cada empresa, el clima y la actividad. Lo que sí está claro es que las sandalias de playa denotan informalidad, poca seriedad y por eso en la mayoría de trabajos son inadecuadas.
Ojo con el maquillaje y con los accesorios. Evitar todo lo “atrevido” o audaz en cuanto a las uñas, el maquillaje y los accesorios. La moderación es la clave. Algo importante: nunca usar lentes o gafas oscuras.
Y los hombres…
El sexo masculino tampoco se libra de una serie de normas. En este caso están restringidos los pantalones cortos, las sandalias, las camisetas, remeras o franelas con estampados o motivos: equipos deportivos, grupos musicales o frases irreverentes. En el entorno laboral, estas prendas denotan falta de seriedad y poca responsabilidad para asumir compromisos y proyectos.