La hipersexualización y las consecuencias en nuestra sociedad

Foto de Inzmam Khan en pexels.com

Crece sin parar el número de personas que acuden a consulta por que están atrapadas en las redes de la pornografía, el maltrato sexual o parafilias. La hipersexualización de la sociedad actual, es una de las mayores causantes.

Teresa Lamana, que es psicóloga sanitaria, sexóloga clínica, especialista en terapia de pareja y co-directora del Curso de Especialista en Sexología Clínica y Terapia Afectivo-Sexual de la Universidad Francisco de Vitoria, aclara algunos extremos sobre esta situación.

-¿Vivimos realmente en una sociedad hipersexualizada?

-Vivimos en una sociedad donde se nos bombardea de forma constante con temas relacionados con la sexualidad. Se puede ver de forma muy objetiva en las series, los anuncios, las películas y las redes sociales, entre otros medios. Y es inevitable ver la repercusión que esto tiene sobre la persona, especialmente sobre los más jóvenes.

Cada vez son más las personas que cuestionan su identidad o su orientación sexual, la adicción a la pornografía está incrementando de forma exponencial, las infidelidades dentro del matrimonio cada vez son más frecuentes, y las patologías propias de este ámbito se están volviendo cada vez más complejas.

-¿Qué hay de fondo detrás de todo esto?

-De fondo nos encontramos a personas heridas en su afectividad, personas que sufren, personas que sienten mucho vacío, personas con anhelos buenos que no encuentran el camino correcto para poder ser ellas mismas en plenitud. Un desarraigo completo entre la sexualidad y la afectividad, que genera la desintegración de la persona y un reduccionismo a la hora de mirarla y atenderla.

-¿Tiene esto que ver con haber separado la sexualidad y la afectividad?

-Es imposible separar la corporalidad de la persona de su afectividad. Un ejemplo muy claro se puede ver en la Teoría de la Comunicación Humana, donde se establece que la comunicación consta de una parte verbal y una parte no verbal, y que esta última tiene la mayor parte del peso en la comunicación. Por mucho que una persona verbalice que se encuentra bien, si vemos en su mirada lágrimas, y en su gesto vemos decaimiento, todos entendemos que, en el interior de esa persona hay algo que le está generando malestar. Y es que, es imposible dejar de comunicar, nuestro ser está llamado a expresarse.

»Otro ejemplo donde se puede ver que nuestra corporalidad está íntimamente ligada a nuestra afectividad, es en las somatizaciones. Todos hemos pasado momentos de nerviosismo en los que sentíamos el estómago cerrado, el corazón acelerado y mucha inquietud, incluso a veces es el propio cuerpo quien nos hace tomar conciencia de nuestra propia afectividad.

»Es por ello, que es imposible hablar de sexualidad sin hablar de afectividad, porque la sexualidad no es una expresión puramente corporal, y porque lo corporal no es algo ajeno a mi ser, sino que es mi propio ser.

-Pero ¿cómo definimos ese ser?

-El ser humano tiene cuatro dimensiones: corporal, psicológica, relacional y espiritual, todas ellas diferentes entre sí, pero íntimamente relacionadas, no se pueden separar. Y la sexualidad se desarrolla, por tanto, en todas y cada una de estas dimensiones, como un continuo. De tal forma, que cuando una persona atraviesa un momento de dificultad en la sexualidad, ésta nos está dando información sobre cómo pueda estar en su afectividad.

»En el entorno social en el que vivimos, nos llegan de forma constante mensajes sobre la sexualidad como algo totalmente ajeno a la afectividad. Y precisamente por ser “seres afectivos” es una realidad que está impactando en nosotros de forma indirecta, inmediata y constante, generando confusión y dificultades en el desarrollo afectivo-sexual de las personas.

-¿Cuál es la responsabilidad del psicólogo ante esta situación?

-Frente a toda esta “pandemia sexual” que se está viviendo en la sociedad, el psicólogo tiene un rol de suma importancia que se podría resumir en ser una pieza clave para recuperar la dignidad de la persona y la riqueza/belleza de la sexualidad.

»Como humanos que somos, es muy fácil quedarnos en una posición de rechazo y de protección frente a toda esta hipersexualización que se está viviendo. Pero, precisamente, como psicólogos católicos, tenemos una doble misión: por un lado, poder acoger con rigor y profesionalidad a aquellas personas que, con gran valentía, piden ayuda por algún motivo de índole sexual; y, por otra parte, dar testimonio de la mirada que merece el ser humano. Una mirada integral que vaya más allá del propio síntoma y tenga en cuenta todas las dimensiones de la persona. Una mirada capacitante, que ayude a la persona a poder ser lo que está llamada a ser. Y, una mirada llena de misericordia y de amor incondicional, que ayude a recordar que somos seres dignos de ser amados a pesar de nuestras heridas y nuestra vulnerabilidad.

*Publicado en ReL

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