El incremento preocupante de problemas de salud mental entre niños y adolescentes ha generado una creciente inquietud en profesionales médicos, psicólogos, orientadores escolares y, sobre todo, en las propias familias. Esta epidemia, que en casos extremos puede desembocar en comportamientos autolesivos o incluso suicidas, es motivo de gran preocupación.
Estudios recientes han revelado cifras alarmantes. Por ejemplo, un informe publicado en el Journal of Affective Disorders señaló que desde septiembre de 2020 los intentos de suicidio entre chicas adolescentes han aumentado en un 195%. Además, la Fundación ANAR ha informado que, por primera vez en 30 años, la depresión y los comportamientos suicidas son la principal razón de consulta entre menores que buscan ayuda.
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Gestos sencillos, ‘made in Cambridge’
Para prevenir este tipo de trastornos y otros problemas asociados a la mala salud mental, como la ansiedad, la hiperfragilidad afectiva o la mala gestión emocional, la Universidad de Cambridge ha señalado recientemente una serie de gestos sencillos que pueden vivirse en cualquier hogar.
Un estudio titulado «El impacto de las intervenciones familiares en la comunicación en el contexto de la ansiedad y la depresión en personas de 14 a 24 años», publicado en la revista BJPsych Open en agosto de 2023, destaca la importancia de la comunicación familiar en la prevención y corrección de estos problemas. Los autores sugieren que algo tan cotidiano como conversar regularmente con los hijos, especialmente durante las comidas, puede fortalecer su salud mental y abordar la ansiedad y la depresión incipientes.
Los investigadores han identificado dos acciones esenciales: primero, fomentar conversaciones familiares donde los padres expresen sus propios sentimientos de manera natural, y segundo, crear espacios sin distracciones para hablar de manera relajada, como durante las cenas o en momentos individuales mientras se viaja en automóvil.
Tres consejos
Este enfoque se basa en investigaciones previas que resaltan el papel crucial de la comunicación familiar en la salud mental de niños y adolescentes. Por ejemplo, un metaanálisis titulado «Comunicación Familiar y Salud Mental», publicado en 2020 por la misma universidad, concluyó que una comunicación abierta y efectiva en la familia puede mejorar significativamente el bienestar emocional de los jóvenes.
En él, se afirmaba que «una comunicación abierta y efectiva en la familia puede mejorar la salud mental y emocional de los niños», y sugería que los padres podían incidir positivamente, de un modo cotidiano y natural, en esta área de la vida de sus hijos. Para lograrlo, este estudio destacaba tres consejos de gran utilidad:
1. Escuchar activamente
Según los autores, prestar atención mientras se escucha a los hijos, sin mirar el móvil u otras distracciones, y repitiendo con otras palabras lo que los niños o adolescentes acaban de decir, marca la diferencia a la hora de comunicarse.
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2. Validar sus sentimientos y preocupaciones
No minusvalorar ni maximizar sus problemas o inquietudes; mostrar alternativas para que ellos decidan cómo actuar, en lugar de darles soluciones cerradas; y explicar y aceptar que los sentimientos como tristeza, miedo o ira son naturales y no son ni buenos ni malos, sino que surgen casi de modo inconsciente y que lo realmente importante es saber reconocer, aceptar o rechazar qué tipo de acciones nos llevan a hacer, son factores decisivos en el caso de patologías como la ansiedad, la baja autoestima o el principio de depresión.
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3. Ser honestos, transparentes y discretos
Los autores destacaban la importancia de que los propios padres prediquen con el ejemplo, y mantengan una comunicación sincera y honesta entre ellos y con los hijos, sin sarcasmos ni mentiras, y con la capacidad de mantener los problemas de los menores en la intimidad del hogar, sin airearlos con otros adultos como amigos o familiares.
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*Con información de eldebate.com
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