Keith y Edie Lowhorne habían planeado bien su jubilación. La pareja de Alabama se estaba preparando para un largo viaje por Europa. Habían comprado una cabaña de vacaciones en Tennessee. “Yo había trabajado 43 años en periodismo audiovisual”, dice Keith Lowhorne. “Habíamos ahorrado”. De pronto, una llamada telefónica lo cambió todo.
Hoy, los Lowhorne están criando a dos nietos, de 9 y 6 años. ¿Ese viaje a Europa? Nunca lo concretaron.
Eugene Vickerson había tenido dos empleos simultáneos durante años en Atlanta, uno en una planta de tratamiento de agua y otro como inversor en propiedades inmobiliarias. Hizo todo eso para poder jubilarse a los 50 años. Pero entonces, cuando tenía 62, estaba sentado afuera un día en su casa cuando llegó una mujer en auto. Traía a una de sus nietas. La mujer dijo: “Si no toma a esta niña, la vamos a poner bajo la custodia de los servicios de protección al menor”. Adiós jubilación.
Mercedes Bristol vivía en San Antonio y trabajaba para el estado de Texas. Le faltaban pocos años para jubilarse cuando las circunstancias la forzaron a llevar a su casa a cinco nietos. El mayor tenía 9 años. “Yo no tenía cinco camas para niños”, dice. “Recuerdo haberme puesto a llorar en Walmart porque estaba tan desbordada por la cantidad de cosas que necesitaban los niños”. Más de diez años después, tres de sus nietos todavía viven con ella.
Estos abuelos tienen algo en común: el papel inesperado de estar a cargo de niños mucho tiempo después de que —pensaban— esos días habían quedado atrás. Y llaman la atención hacia una tendencia social en Estados Unidos: el gran número de “abuelazgos centrales”, una forma de crianza en la familia en la que los abuelos están a cargo de los nietos.
Los datos del Censo de Estados Unidos revelan que 7.1 millones de abuelos en el país viven con nietos menores de 18 años. Alrededor de 2.3 millones de esos abuelos son responsables de sus nietos.
Aproximadamente un tercio de los nietos bajo la tutela de sus abuelos tienen menos de 6 años. Cerca de la mitad de los abuelos que son responsables de sus nietos tienen 60 años o más, según los datos del censo.
Generations United —una organización sin fines de lucro con sede en Washington D.C. que se creó hace más de 35 años en asociación con AARP— defiende los derechos de las familias encabezadas por los abuelos. “Los abuelos han estado dando un paso al frente para criar a los nietos desde los comienzos de nuestro país”, dice Donna Butts, directora ejecutiva de Generations United. “Pero eso ha aumentado en los últimos años. Cada vez que hay una crisis, notamos picos”.
Dos crisis
El abuso de drogas por parte de los padres, el encarcelamiento o la muerte de alguno de los padres están entre los muchos motivos por los que los abuelos asumen el cuidado de sus nietos. Pero hay dos crisis en particular que han generado un pico en los últimos años. La COVID es una. “Trágicamente, al menos 140,000 niños —140,000 niños— quedaron huérfanos a causa de la pandemia y ahora viven con sus abuelos o con un pariente cercano”, dijo el senador Bob Casey (demócrata por Pensilvania) en una declaración ante el Comité Especial del Senado sobre el Envejecimiento, el cual preside.
La otra crisis es la epidemia de opioides. La senadora Susan Collins (republicana por Maine) le dijo a AARP que el problema de opioides en Estados Unidos aumentó tremendamente la presión sobre los abuelos para asumir la responsabilidad de los niños. “Me interesé por primera vez en este tema cuando comencé a ver a tantos abuelos en Maine que criaban a niños pequeños. En casi todos los casos, el padre o la madre del niño había tenido una crisis de drogadicción o estaba en la cárcel”.
Los Lowhorne conocen bien el problema. Ahora de 66 y 59 años, la pareja había criado siete hijos en su familia mixta, todos los cuales ya son adultos. Pero un día se enteraron de que un nieto recién nacido estaba en una unidad de cuidados neonatales. “Presentaba síndrome de abstinencia porque tenía drogas en el organismo cuando nació”, recuerda Keith Lowhorne. “Para nosotros fue una total sorpresa”.
Al final, terminaron con dos niños en su casa, uno de los cuales requería cuidados extraordinarios. “Le diagnosticaron varias cosas”, dice Lowhorne. “Toma medicamentos. Es una lucha para él y para nosotros, pero es una de esas cosas con las que hemos aprendido a lidiar”.
Los Lowhorne no solo tuvieron que encontrar médicos y terapeutas, sino que tuvieron que hallar la manera de educar a su nieto mayor en el hogar para que pudiera asistir a las sesiones de terapia. Incluso hubo cambios en la red social de la pareja, porque ya no podían hacer las cosas que hacían sus amigos.
Eugene Vickerson, ahora de 76 años, tiene una historia similar. Años después de que sus propios hijos se fueran de la casa, le trajeron a su nieta con solo la ropa que llevaba puesta, media botella de refresco y media bolsa de papitas saladas. ¿El motivo? La madre tenía “problemas mentales”, dice Vickerson, y consumía drogas. Para entonces, él ya tenía un nieto viviendo en su casa.
Vickerson no quería que sus nietos simplemente sobrevivieran; quería que prosperaran, lo cual significaba que él debía encontrar la manera de crear un entorno estable. “Mi objetivo era criar niños productivos. Quería hacer todo lo que había hecho con mis hijos biológicos”.
Estragos y apoyo
Dado que la mayoría de los abuelos no planifican el cuidado de niños, con frecuencia surgen presiones económicas. Según Generations United, alrededor del 18% de los abuelos responsables de sus nietos viven en la pobreza. Una cuarta parte de esos abuelos tienen discapacidades.
Pero también hay historias positivas. Mercedes Bristol, de San Antonio, cuyos nietos fueron a vivir con ella a raíz de problemas de drogas y negligencia, fundó Texas Grandparents Raising Grandchildren, una organización sin fines de lucro que ha recaudado miles de dólares en donaciones para familias encabezadas por los abuelos. “Actualmente, tenemos alrededor de 20 grupos de apoyo en todo el estado”, dice Bristol, ahora de 68 años.
Los Lowhorne crearon un grupo llamado Grandparents as Parents, que se ha extendido en todo Alabama. Estas últimas fiestas de fin de año, el grupo recaudó donaciones suficientes para comprar regalos de Navidad para 130 nietos, y ayudó a donar alimentos a las familias necesitadas. Los Lowhorne dicen que se sienten “bendecidos” por poder ayudar. La senadora Collins aprueba los esfuerzos de los abuelos. “Admiro a estos abuelos que han asumido un desafío enorme”, dice. “Tenemos la obligación de ayudarlos tanto como podamos”.
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