El uso de tabletas por parte de niños de entre 3,5 y 5,5 años contribuye al aumento en los arrebatos de ira y frustración, según un estudio publicado en JAMA Pediatrics. La investigación sugiere que la exposición a estos dispositivos durante la primera infancia podría afectar negativamente la capacidad de los niños para gestionar sus emociones durante las actividades diarias.
Específicamente, el estudio encontró que los niños que usaban tabletas a los 3,5 años mostraban una mayor tendencia a la ira y la frustración un año después, a los 4,5 años. A su vez, estos arrebatos emocionales a los 4,5 años estaban significativamente relacionados con un mayor uso de tabletas a los 5,5 años. Estos hallazgos indican que el uso temprano de tabletas puede contribuir a un ciclo desfavorable para el desarrollo de habilidades de regulación emocional.
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El estudio se basó en encuestas a los padres de 315 niños en Canadá, realizadas durante tres años. De estos niños, el 54% eran varones y el 46% eran niñas. Los datos recogidos muestran que el tiempo dedicado al uso de tabletas aumentó con la edad: a los 3,5 años, los niños pasaban un promedio de 6,5 horas por semana frente a las pantallas; a los 4,5 años, 6,7 horas; y a los 5,5 años, 7 horas semanales.
Tal y como ha señalado el estudio, a los tres años, muchos niños ya pueden manejar dispositivos móviles por su cuenta, y el uso de pantallas se ha vuelto cada vez más común. Los padres indicaron que a menudo utilizan las tabletas para mantener a los niños ocupados mientras realizan otras tareas.
Esto sugiere que el uso de tabletas puede ser con frecuencia una actividad solitaria para los niños y, por lo tanto, puede brindar pocas oportunidades para aprender y practicar estrategias de regulación emocional, que se adquieren a través de la observación y de la crianza centrada en las emociones. Esto se ve agravado por las conclusiones de otros estudios recientes, que han apuntado que el uso de medios electrónicos por parte de los niños contribuye a reducir la comunicación entre padres e hijos.
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Los expertos han señalado que investigaciones futuras deberían considerar la calidad del contenido que los niños ven en las tabletas y la naturaleza de las interacciones de los niños con las pantallas. Esto ayudaría a observar las diferencias entre un uso activo de las tabletas (es decir, lectura en libros electrónicos) y pasivo (visualización de vídeos en YouTube). También han aclarado que existen aplicaciones y programas que pueden ofrecer apoyo en el desarrollo de habilidades de regulación emocional.
Redacción LaFamilia.info con información de ElColombiano.com