ReL – 19.07.2023
La objeción de conciencia se ha convertido en uno de los últimos bastiones en la defensa de la vida. Y por ello tanto en el aborto como la eutanasia se está poniendo gravemente el foco del personal médico que se niega a participar en un acto intrínsecamente malo.
Sobre esta situación ha profundizado Jaume Vives con su particular estilo directo y de combate. Este joven catalán, autor de documentales sobre cristianos perseguidos y uno de los responsables de Vividores, impresionante campaña contra la eutanasia, es consciente de la importancia de dar la batalla cultural y de las ideas. Y sabe que es fundamental estar presente para ello en las redes sociales ofreciendo argumentos que sean claros.
Es lo que ha hecho sobre la objeción de conciencia, convirtiendo un hilo destinado a las redes sociales en un artículo donde de manera didáctica deja sin argumentos a los que intentan aniquilar este derecho de los profesionales de la salud. A continuación, y por su interés, ofrecemos el escrito íntegro de Jaume Vives:
Reflexión de Jaume Vives sobre la objeción de conciencia
«Los últimos días ha habido un debate intenso sobre el aborto y la objeción de conciencia. Para mí es como estar discutiendo sobre las bondades de la esclavitud y la importancia de regular que haya poca gente que pueda oponerse legalmente a ella.
Oigo muchos argumentos que van contra:
1. La razón
2. La lógica
3. La verdad científica
4. La experiencia
Ahora explica cada una de ellas:
1. Las leyes deberían reconocer como bueno lo que es bueno y como malo lo que no es bueno.
Me explico: el bien y el mal son previos a la ley y esa debe reconocerlos. Lo contrario es pensar que una cosa es buena por ser ley. Ergo, no hay ni bien ni mal objetivos.
La esclavitud fue legal y nadie piensa que fuera algo bueno. Eso es porque en el fondo sabemos que las leyes no son fuente de verdad.
Digo esto para atacar un primer argumento que se está utilizando estos días contra la objeción de conciencia: el aborto es legal, por lo tanto es bueno, por lo tanto un derecho, por lo tanto hay que garantizarlo, por lo tanto no puede haber objeción de conciencia en lo público.
Poco importa que el aborto sea legal, eso no impide que pueda ser un crimen. La historia nos demuestra que muchos atentados contra el hombre han gozado de toda la legalidad habida y por haber.
La razón nos enseña por tanto que una cosa no es buena por ser ley. Una cosa debe ser ley por ser buena.
2. Algunos utilizan la ley de plazos para argumentar que el aborto no es un crimen y por lo tanto la objeción de conciencia no tiene cabida.
Un ejercicio fácil de lógica nos demuestra lo absurdo de la ley de plazos. Dicen que tenemos una ley de plazos que garantiza que se acaba con la vida de un conjunto de células y no con una vida humana. Algo no puede ser y no ser a la vez. En Francia se puede abortar hasta la semana 12. En España hasta la semana 14. Si un feto no es persona en España en la semana 13, no puede ser que sí lo sea en Francia. Salvo que asumamos que nosotros tardamos algo más en ¿ser? personas.
Si un feto no es persona hasta la semana 14, ¿en qué momento exacto de esa semana comienza a serlo? ¿La semana 13, 6 días, 23h y 59 minutos? ¿Un minuto después de la media noche?
Si no tenemos ni idea de en qué momento exacto sucede no se sabe el qué, ¿a qué estamos jugando? ¿A ser dioses?
Algunos dicen que la ley de plazos responde a criterios científicos y tiene que ver con el desarrollo de los órganos y sistemas del feto. ¿En qué momento exacto del desarrollo somos personas? Teniendo en cuenta que el desarrollo es continuo hasta el día de nuestra muerte.
¿Cuándo los pulmones pesan 200 gramos? ¿Cuándo el fémur mide 10 centímetros? ¿Cuándo la nariz sobresale medio centímetro de la cara?
Luego están los talibanes que dicen que el aborto debería ser libre hasta el noveno mes. Determinando la dignidad del feto en función de que pueda vivir por sí solo sin depender de la madre. Que alguien les diga que un niño no puede vivir por si solo ni cuando tiene 15 años.
La sensación que uno tiene es que a los que hacen las leyes les importa muy poco si lo que se destruye es una vida humana o no. Sorprende por tanto la beligerancia de quienes consideran que la objeción de conciencia es algo que va contra un derecho evidente.
Si asumimos que no tenemos ni idea de en qué momento empieza la vida (falso) lo mínimo sería prohibir en cualquier caso arrebatar una “posible” vida inocente. Lo contrario es crueldad y cinismo apoyado en leyes que contravienen toda lógica.
3. La verdad científica enseña que desde el momento de la concepción eso es una vida nueva y diferente a la de la madre. Por el argumento anterior, si una vida es digna en la semana 70 fuera de la barriga, lo es también la semana 2 dentro.
El que diga lo contrario es importante que lo demuestre. Querer arrebatar una posible vida sin antes haber demostrado que no lo es suena algo salvaje.
4. La experiencia explica por qué tantos médicos son objetores de conciencia. El médico sabe que el aborto es algo más que eufemismos baratos. Es trocear a un niño que se mueve y lucha por su vida.
Conocí una médico abortista que lo dejó al nacer su primer hijo. Trabajaba en Barcelona. Llegó a inducir partos a niños de 6 meses que nacían vivos y los mataban fuera. Los ahogaban en cloroformo.
Tantos médicos objetan porque saben lo que es y lo que no quieren hacer. No hay palabras que valgan frente a la experiencia del que conoce la realidad del asunto de primera mano.
No tendríamos que estar hablando de objeción de conciencia porque el aborto no debería estar permitido. Como bien dice Juan Manuel de Prada la objeción es un subterfugio para esquivar una ley aberrante, criminal y salvaje.
Si por mí fuera a los que expulsaba del mundo de la medicina es a los que trocean a niños vivos, inocentes e indefensos. Los objetores son los médicos que necesitamos.
Un saludo».