LaFamilia.info - 16.12.2016
Por momentos pareciera que la Navidad se reduce a una temporada en que se intercambian regalos y se organizan eventos sociales… Por eso vale la pena rescatar el verdadero sentido de la Navidad por medio de videos como el que compartimos a continuación:
Por LaFamilia.info
Se dice que “la caridad empieza por casa” y algo similar debe suceder con la Navidad. En esta época en la que somos llamados a vivir el amor, la paz y la fraternidad, debemos comenzar por dónde debe ser, por la familia.
Alianza Lafamilia.info y el Instituto de La Familia U.Sabana - 16.11.2015
Foto: Pixabay
Ya estamos contando los días… se acerca la Navidad y para muchas personas esta temporada representa momentos de estrés: comprar regalos, decorar la casa con el ambiente navideño, pensar en la comida que se preparará y más y más. Todo apunta a pensar que es más importante TENER que SER.
Andrés D' Angelo / Catholic-link.com – 28.11.2016
Foto: Pixabay
Las fiestas grandes requieren grandes preparaciones, y cuando se vive la preparación adecuadamente el fruto de la fiesta se multiplica al infinito.
Alianza Lafamilia.info y el Instituto de La Familia U.Sabana - 14.12.2015
Foto: Freepik
En Navidad los regalos adquieren un valor tan importante que los deseos de grandes y chicos se ven reflejados solo en objetos materiales; pero la Navidad va mucho más allá de esto, debe trascender en nuestros corazones.
Por LaFamilia.info
foto: freepik
Los regalos hechos en casa además de novedosos y únicos, pueden resultar mucho más económicos, pero lo mejor es que les damos nuestro toque personal con mucho amor para expresar un sentimiento de gratitud en esta Navidad. Las siguientes son 5 ideas para ponerse ¡manos a la obra!
LaFamilia.info
Foto de Nubia Navarro (nubikini)
El próximo domingo iniciamos el tiempo de Adviento, que son las cuatro semanas que antecede a la Navidad. Tiempo en el que nos preparamos espiritualmente para rememorar y celebrar la llegada del niño Jesús.
Alianza Lafamilia.info y el Instituto de La Familia U.Sabana - 07.12.2015
La Navidad nos trae a todos el recuerdo infantil de su celebración familiar. En la memoria de mi niñez –de la que tantas cosas se han esfumado– conservo, en cambio, nítidamente la percepción de que en días tan señalados como el de Navidad el tiempo no tenía ninguna importancia.
Alianza Lafamilia.info y el Instituto de La Familia U.Sabana - 22.12.2014
Vivimos sumergidos en una sociedad opulenta, que ya ha sido etiquetada como “sociedad de consumo”, en la que el sentido de los eventos especiales va siendo homologado al término ‘gastar’. Y la Navidad tampoco se escapa de esta realidad… es hora de actuar en familia y con los hijos, ejercitando el valor de la sobriedad.
No se trata de negar sistemáticamente todo capricho, sino de enseñar a los hijos a reconocerlos y también a distinguir las cosas necesarias de las que no lo son tanto.
El ejemplo de los padres, es el aspecto más evidente, pues la enseñanza se avala con la conducta; de lo contrario, transmite un mensaje equivocado. Es bueno que los hijos aprendan a valorar las cosas, a saber lo que es necesario y lo que no lo es, de tal manera que sepan distinguir el capricho de la necesidad o conveniencia.
La sobriedad nos enseña a administrar nuestro tiempo y recursos, moderando nuestros gustos y caprichos para construir una verdadera personalidad con la alegría que esto supone. No solo tiene que ver con estar sobrio y el manejo del alcohol. Este valor afecta otras realidades más importantes de nuestra vida.
Para la sobriedad hace falta autodominio. Es muy claro si se ilustra con el exceso en la comida y la bebida, por la imagen y efectos que producen; también se manifiesta en el desmedido descanso y el argumento que pesa de ‘no hacer nada’. La distribución de nuestro tiempo debe tener un equilibrio entre la diversión, la obligación y la actividad.
Algunas ideas que nos ayudan a vivir la sobriedad
- No inventemos necesidades. Antes de comprar algo, reflexionemos sobre las razones que motivan esa adquisición: si es necesidad, un simple lujo o un verdadero capricho. Debemos ser valientes y saber reconocer que no vale la pena el gasto.
- Usemos las cosas que tenemos y no las cambiemos simplemente porque en el mercado hay una más novedosa o porque los amigos ya compraron esto o aquello. En esta competencia sin fin el bolsillo es el más afectado.
- Reconozcamos nuestra verdadera situación económica y vivamos de acuerdo con las posibilidades. Cuando nos decidimos a hacerlo, aprendemos que las personas nos aceptan por lo que somos.
- Hablemos solo lo necesario. Transmitamos pensamientos más que palabras. Rescatemos el diálogo amable e inteligente.
- Nuestra apariencia también es reflejo de sobriedad. Vistamos de forma elegante y decorosa, la moda también puede cumplir con este requisito.
- Evitemos el deseo de ser el centro de atención y aprendamos a divertirnos: el alcohol, las bromas de mal gusto, las palabras altisonantes y los desmanes manifiestan inseguridad y poco autodominio.
- La sobriedad es sinónimo de moderación. Por eso propongamos la sobriedad como un propósito para moderar los gustos y apetitos: comprar menos golosinas; comer un poco menos. Es sensato aceptar que la diversión también tiene un tiempo límite.
- La sobriedad no es negación ni privación. Es poner la voluntad y a la persona por encima de las cosas, los gustos y los caprichos, dominándolos para no vivir bajo su dependencia. Este valor debe moderar todas nuestras celebraciones para ayudarnos a no perder el verdadero sentido de lo que hacemos. ¡Una Santa y Feliz Navidad!
Artículo editado para LaFamilia.info. Tomado de Apuntes de Familia, edición 18-12/12. Autora: Marcela Ariza de Serrano, Instituto de La Familia, U. de La Sabana.