Blogs LaFamilia.info - 02.06.2016 

Mucho se ha venido hablando del fenómeno de los “yotubers”. Pero el problema no son ellos. ¿Qué está sucediendo con nuestros niños y adolescentes que convierten en referente a una persona con una cámara y un video en Internet?

Blogs LaFamilia.info - 25.01.2016

Flaco favor hacemos a los niños, especialmente si son nuestros hijos, cuando llenamos nuestras redes sociales con imágenes de ellos en vestido de baño y poses de modelo.

Blogs LaFamilia.info - 03.07.2015

Internet es un mundo por descubrir. En tiempos en donde la sobrecarga de información es abrumante, y en donde muchos malintencionados se aprovechan de la ingenuidad y el desconocimiento que reina, pues de repente su hijo se topa con algún contenido inapropiado para su edad y para su vida.

Blogs LaFamilia.info - 09.05.2016 

Para muchos padres de familia se ha convertido en verdadero dolor de cabeza las aplicaciones (APP) que sus hijos tienen en sus dispositivos móviles. Por eso se hace urgente conocer cómo se clasifican y de qué manera se puede orientar a los menores de edad.

Blogs LaFamilia.info - 28.09.2015 

Todos, familia, escuela, sociedad, debemos poner de nuestra parte para que los menores de edad no caigan en la trampa y su vida cambie para siempre. O se acabe…

Blogs LaFamilia.info - 10.06.2015

 

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Más allá de si se trataba de un juego para invocar a los espiritus de ultratumba o una estrategia de mercadeo, lo cierto es que esta situación es una oportunidad de mejorar nuestra tarea como padres de familia.

 

Charlie-Charlie es un juego que consiste en poner en equilibrio dos lápices en forma de cruz encima de una hoja dividida en cuatro con las palabras “Sí” y “No”, las cuales utilizará ‘Charlie’, un “demonio”, para responder a las preguntas que le hagan. Todo comenzó en las redes sociales en Estados Unidos, cuando la productora Warner Brothers inició la promoción de su película “La Horca”, en donde la trama hace referencia al juego, tipo ouija casera.

 

Fue noticia toda la semana pasada: convulsiones, desmayos, asombro, terror, espiritus, lápices que supuestamente se mueven, exorcismos, niños engolosinados, enfermos, poseídos y padres de familia sin capacidad de reacción o en el peor de los casos desenterados de este tema, fueron algunos de los aspectos que envolvieron a los medios que se hacen agua la boca con estos temas.

 

Pero a pesar de lo crudo que pueda sonar esta situación, que incluso, dicen algunos, ha llevado al suicidio a varios adolescentes, Charlie-Charlie nos deja grandes enseñanzas a los padres de familia sobre nuestro ausentismo, ese desinterés en los asuntos de nuestros hijos, y especialmente esa loca idea que tenemos de ser los mejores padres y seres humanos cuando le regalamos a los niños todo tipo de dispositivos con un plan ilimitado de datos sin ton ni son.

 

Primera lección: La soledad no deja nada bueno

 

Para muchos padres de familia, el cuidado y supervisión de sus hijos no es una tarea sencilla de realizar. El trabajo, las distancias, el tráfico, las cuentas y demás son obstáculos para poder estar con sus hijos el tiempo que quisieran. Pero también es una dolorosa realidad que para algunos padres el ser solamente proveedores, darles un techo, ropa y comida es más que suficiente para decir “misión cumplida”. Y ni hablar de aquellos que creen que comprándole a sus hijos toda clase de dispositivos con planes de datos ilimitados, por aquello del mito del “chip tecnológico”, cumplen con su tarea educativa, abandonándolos a su suerte en medio de sitios web y aplicaciones, sin tener el menor cuidado de supervisar qué hacen y con quién o quiénes se conecta en la red.

Con urgencia, como sea, debemos recuperar el tiempo con nuestros hijos, acompañarlos, guiarlos para el uso seguro, constructivo y responsable de las tecnologías y para todas aquellas situaciones propias de la vida.

 

Segunda lección: El colegio, un apoyo fundamental

 

Una compañerita de mi hija en el colegio, de 9 años, llegó con el cuento de Charlie Charlie. Invitó a varias de sus amigas a que lo jugaran. Dos de ellas dieron aviso a las profesoras puesto que en casa les habían hablado de los riesgos de esta actividad. El colegio tomó cartas en el asunto, reunió a las niñas en su totalidad y les explicó qué peligros corrían. Pero esto no pasa en todas las instituciones, algunas de ellas más pendientes del pago oportuno de la pensión que del bienestar de la persona. Y peor cuando la comunicación familia–colegio es nula…

 

La familia, como educadora natural y principal de la persona humana, debe contar siempre con el apoyo y complemente del colegio en el cual estudian sus hijos para manejar conjuntamente este tipo de situaciones y otros que se pueden presentar.

 

Tercera lección: En el mundo virtual también hay riesgos

 

Se nos metió en la cabeza que lo virtual no representa ningún riesgo más allá de insultos, fotos indebidas, algún tipo de fraude, entre otras cosas, pero, conscientes de ello, publicamos más de la información necesaria, exponemos nuestra intimidad, publicamos información de nuestros hijos, geolocalizamos las imágenes e incluso compartimos datos relacionados con direcciones, cuentas, horarios y más.

 

Cosas como el cibermatoneo, el sexting, la pornografía infantil en línea y mucho más, nos deben servir de ejemplo y espejo para por fin ser conscientes de los riesgos que existen en la web.

 

Así como cuidamos a nuestros hijos de los peligros del mundo real, por ejemplo que no hable con desconocidos, debemos ejercer los mismos controles preventivos para el mundo virtual.

 

Cuarta lección: No menospreciar las situaciones

 

¿En cuántas ocasiones nuestros hijos quieren comentarnos alguna situación y no prestamos atención o no le damos la importancia que merece? Y solamente reaccionamos cuando ya no hay nada que hacer.

 

Supe un caso, de una niña de 15 años, quien en estado depresivo intentó suicidarse tomando una enorme cantidad de pastillas y calmantes. Una amiga advirtió la situación e informó a la mamá quien encontró a su hija vomitando y mareada. Simplemente le dijo: “Cuando mueras me avisas, antes no me hagas perder el tiempo”.

 

Una de las tareas fundamentales de los padres de familia es prestarle atención a sus hijos, escucharlos, para así conocer cómo están, qué viven, sienten, piensan y aspiran. ¿Si no es conversando, atendiendo sus inquietudes, cómo más? Ese lazo es irrompible, nadie lo puede cortar y genera un hermoso vínculo entre los padres y sus hijos.

 

Abramos espacios de diálogo frecuente, demos la importancia que cada situación requiere y evidenciemos un total interés por sus cosas.

 

Quinta lección: Más amor, menos chips

 

Al amor no lo reemplaza nada; al amor, al verdadero amor no lo sustituye ni el más avanzado de los computadores, ni la tableta más potente ni la aplicación de moda. El amor de un padre o de una madre no puede ser sustituido por chips, alumimio ni una inentendible red de unos y ceros.

 

Dejemos atrás, bien atrás, esa creencia que “a la falta de afecto y tiempo, bueno están los objetos”. Los niños son felices con aparatos y dispositivos, pero saben en su corazón que lo tuvieron todo materialmente hablando menos familia, y eso les duele, es una herida para siempre.

 

Para finalizar, Charlie-Charlie no vale la pena. Como tantos, son viles estrategias comerciales tras nuestra atención y dinero. Pero la Familia-Familia es un bien incalculable, un bien útil para la sociedad. Y está en nuestras manos mantenerla como el mejor blindaje posible para que nuestros hijos no caigan en la trampa de los malosos y tramposos del más allá y del más acá.

 

Imagen tomada de: www.cosasdeeducacion.es

 

*Este artículo fue publicado en ElTiempo.com y se reproduce en LaFamilia.info con autorización del autor.

 

***

 

Esposo y padre de familia. Comunicador Social y Periodista. Magister en Educación con Énfasis en Desarrollo Humano y Valores. Diplomado en Familia. Profesor investigador del Instituto de la Familia de la Universidad de La Sabana. Investigador, consultor y gestor de proyectos en Comunicación, Familia e infancia. 
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Cuando leo cosas que afirman que las personas son más felices o viven más fácil sin hijos, me asalta una duda: ¿cómo alguien puede afirmar que es más feliz o es más fácil la vida sin hijos cuando no los tiene?

 

Tengo 40 años. Me casé hace 11 años. En este tiempo he recibido con los brazos abiertos a mis 3 hijos, dos mujeres y un varón. Cada uno de ellos ha representado el anhelo de formar a tres seres humanos, de educarlos, de velar por su bienestar, su salud, su educación, su vida y para que sirvan a otros seres humanos, centrados en el amor, el respeto, la solidaridad; útiles para este mundo convulsionado.

 

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Trabajo y mi salario se centra en cubrir las necesidades de mi familia. Tengo un apartamento, un carro, nunca ha faltado el mercado, pago servicios, colegios y jardines infantiles. Con mi esposa e hijos hemos viajado (a veces por tierra, otras en avión) y compartimos juntos siempre. Es decir, lo mismo que una persona que decidió no tener hijos tiene y hace y como muchos padres de familia.

 

Con mi esposa vamos a cine, comemos en un restaurante o simplemente damos una vuelta y nos tomamos un café. No importa si es caro o barato, lo que importa es estar juntos y compartir, mantener esa chispa encendida. Nos vemos con amigos y familiares, incluso hemos viajado solos. Y con los niños igual: un parque, la ciclovía, el apartamento de la abuela o el Eje Cafetero. En otras palabras, sí tenemos vida, sí tenemos amigos, sí viajamos, lo mismo que hace una persona que decidió no tener hijos.

 

No gano millonadas: simplemente, como muchos padres de familia, he aprendido a manejar el dinero, a administrarlo de forma eficiente, cosa que mucho soltero o parejas sin hijos (por su propia voluntad) no hacen. Pero administrar el dinero bien es fruto de la conciencia que nos dan las prioridades de la vida: en el caso de los padres de familia, sus hijos, aunque algunos no lo tengan en cuenta. No siento a esta altura de mi vida que me haya privado de nada material.

 

Como miles de padres de familia, somos felices cuando estamos con nuestra familia, así sea en el restaurante caro o compartiendo una promoción de pollo en PPC. Podemos ir a Cartagena a disfrutar de las playas, como también gozarnos un paseo a Mesitas del Colegio, a una finca hermosa llena de pájaros y flores de todos los colores.

 

En un blog titulado “¿Es más fácil sin hijos?”, la autora menciona: “Hasta el momento no pienso tener hijos – cuenta Alexandra- . “Esto implicaría dejar a un lado muchas metas que tengo trazadas y no estoy dispuesta abandonarlas”. Algo que enseña la paternidad (y la maternidad) es a vencer ese egoísmo propio del ser humano, a pensar solamente en el beneficio propio. Y eso no significa dejar de lado las metas personales, por el contrario, se alcanzan una por una, porque ellos, los hijos, son un aliciente, una fuerza interior y real, más fuerte que el egoísta “son mis metas, soy yo”, porque precisamente se traducen en “son nuestras metas, somos nosotros”. Esa es la diferencia.

 

En ese mismo escrito se asegura que no se puede garantizar la seguridad en el colegio ni en la casa. ¿Y sin hijos si? Si eso fuera así solo nos matarían o atracarían a los padres de familia. También indica que nada le garantiza que ese hijo estará con usted en la vejez. ¿De dónde sale ese concepto? ¿Un hijo es para velar por su vejez? Con todo respeto se equivoca, un hijo debe formar su vida, salir, buscar su futuro, construir y realizar su proyecto de vida, no quedarse a su lado siempre.

 

Nelson, alguien a quien el escrito cita, afirma que es un “loco el que tenga hijos”. Sí, es una hermosa locura tener hijos, amarlos, entregar la vida, vivir, respirar, sentir por y para ellos.

 

Respeto la decisión de aquellas personas que por propia voluntad deciden no tener hijos por “sus metas, sus apartamentos, sus viajes y sus joyas”. Pero que no consideren que son más felices y mejores sin hijos. No los tienen así que no saben si es mejor o más fácil. Son felices con sus cosas; nosotros, los padres de familia, somos felices con nuestros hijos, con nuestras cosas, con nuestras metas.

 

No los voy a invitar a que tengan hijos, pero si los animo a que miren con respeto a quienes los decidimos tener. Yo vivo feliz entre sonrisas, pañales, juegos y mimos; alegre entre personas. Los que decidieron no tenerlos lo son entre sus cosas. Cada cuál en su rollo…

 

Imágenes tomadas de: www.cem.org.br

 

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Esposo y padre de familia. Comunicador Social y Periodista. Magister en Educación con Énfasis en Desarrollo Humano y Valores. Diplomado en Familia. Profesor investigador del Instituto de la Familia de la Universidad de La Sabana. Investigador, consultor y gestor de proyectos en Comunicación, Familia e infancia. 
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