Hoy no quiero hablar de política

Por Vivian Forero/Blogs LaFamilia.info – 23.03.2022

Pero si me gustaría reflexionar un poco sobre el líder que quisiera estuviera frente a nuestro país, con algunas características claras y que son alcanzables pues deben ser coherentes también con su forma de vivir.

Necesitamos de una persona…

  • Que respete la libertad y propenda por el respeto dentro de su vida, siendo ejemplo en el pasado, presente y futuro. Pues nadie puede dar de lo que no tiene.
  • Que sea honesta y luche porque haya justicia y crecimiento para todas las personas, no sólo sus amigos o convenientes.
  • Que se preocupe por defender la vida, la familia, la dignidad de la persona, pues sin estos pilares estaríamos bajo el poder de la deshumanización.
  • Que sea inteligente y capaz de concertar entre las diferencias para unir al país por un bien común.
  • Que sea transparente y consecuente en sus decisiones buscando siempre el bien común y no un populismo sin sentido y en contravía de la moral, los principios, la paz y la unidad.
  • Que sea una persona de principios, de fe, de temor de Dios, de amor por los demás, de familia, que valore su país y que trabaje por su progreso.
  • Que trascienda las barreras del odio o la venganza, que se aleje del mal y que quiera ser un instrumento para construir el país que todos soñamos.
  • Que construya en vez de destruir, que siembre paz en vez de guerras. Que propenda por la seguridad del país.
  • Que busque incansablemente el unir en vez de desunir.
  • Una persona que le duela el dolor ajeno, que piense en resarcir las consecuencias de la violencia, que se comprometa consigo mismo y los demás a trabajar a favor no sólo del necesitado, sino del que teniendo riquezas también puede y debe aportar para hacer el cambio, que se vuelva el motor de aquellos que necesitan del trabajo, que sienta ilusión por servir y construir.

Los invito a reflexionar

¿Qué desean para sus hijos? ¿Para sus familias? ¿Para el presente y futuro de Colombia? Miremos tantos espejos a nuestro alrededor. Evitemos actuar por cansancio, rutina, monotonía, venganza. O simplemente seamos menos apáticos, relativos o evitemos «tirar la toalla», sigamos soñando que todo puede ser mejor. Busquemos la manera de hacer un cambio pero con conciencia.

Pensemos en el líder o líderes que estarán en las riendas de nuestro país. Criticamos a los gobernantes actuales y a los anteriores, a los candidatos dizque con las mismas maquinarias y pensamos hacer un cambio con otros partidos, pero sin ver a las personas que están al frente.

Si nosotros fuésemos los candidatos, ¿lograríamos el cambio? ¿Alcanzaríamos la mejora en todo lo que criticamos? Es muy difícil gobernar, si a veces se nos sale de las manos nuestra propia familia, situaciones laborales, etc. ¿Qué se puede esperar de un país en donde prima el bien personal sobre el común? No se trata de partidos políticos. Se trata de elegir a la persona que liderará a todos los demás. Que tratará de armonizar a un país desquebrajado., que ha venido perdiendo las ilusiones, la esperanza.

No se trata de irnos a extremos, de tomar el país con el poder, la fuerza y el terror, las riendas de los demás, de coartar y de imponer las ideas. Somos un país libre, con muchas riquezas, que merece un futuro promisorio.

Sigamos orando para que elijamos al mejor líder, con cabeza fría, no con apasionamiento y sí con los pies en la tierra. Deseando con sinceridad que esté en manos de una persona de corazón bueno. Que busque realmente una transformación que sólo iniciará no con elegir a un gobernante, sino con un cambio de manera de pensar.

El verdadero cambio iniciará cuando nos dejemos de atacar los unos a los otros, cuando forjemos desde cada hogar la paz, el amor y la armonía. Cuando prevalezca menos el «yo» y pensemos en el «nosotros». Pensamos que el cambio está en los demás. Pero cuándo empezaremos a cambiar la forma de expresarnos, de dirigirnos a los demás, de señalar, de juzgar, de destruir, no a las personas lejanas, sino a los seres que muchas veces decimos amar.

Imagínense, si nos cuesta enderezar nuestros pasos y se nos es fácil criticar, ¿qué se espera de los que quieren gobernar? Se nos llenan las ideas con frases ajenas, hablando de corrupción, ¿y somos nosotros personas intachables? ¿Tenemos siempre una recta intención en lo que hacemos?

Como dije… Hoy no quiero hablar de política pero me duele ver a tantas personas aliadas de la maldad, del pisotear a los demás, del querer despojar de sus pertenencias al que trabaja, al que lucha diariamente. Me duele un país insensible que exige igualdad cuando no la da, que quiere imponer con el miedo, que quiere cambiar a la fuerza los principios morales dizque por el respeto a la libertad de elegir sobre su cuerpo (como lo recientemente sucedido con la despenalización del aborto…).

Tanta manipulación por unos pocos. Siento tristeza porque todo se cuestiona hoy en día. Pocas personas a favor del camino incorrecto pero se muestran lo contrario, que son muchas. Y nos dejamos llevar por ideas absurdas que van en contra de lo que aprendimos y quisieron enseñarnos nuestros padres.

¿Qué legado le dejaremos a las futuras generaciones? El cambio empieza desde dentro, desde reencontrar el camino del bien. De pedir perdón y reconsiderar nuestros pasos, de invadir de alegría y de amor nuestro corazón e irradiar a los demás. De trabajar con compromiso y dedicación. De agradecer todo lo que conseguimos con esfuerzo. De ser agradecidos. Todo esto y mucho más abonará en el terreno común, nuestro planeta, nuestra casa, «la casa común» (como bien lo ha dicho el Papa Francisco). No es sólo criticar. Es actuar. Hacer el bien. Ser honesto, transparente, recto en las decisiones, coherente con lo que hacemos, sentimos y pensamos. No es solo hablar, las palabras aguantan mucho, “se las lleva el viento”. Las acciones demuestran la verdad de nuestros pensamientos.

“Hace falta volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo, que vale la pena ser buenos y honestos. Ya hemos tenido mucho tiempo de degradación moral, burlándonos de la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad, y llegó la hora de advertir que esa alegre superficialidad nos ha servido de poco. Esa destrucción de todo fundamento de la vida social termina enfrentándonos unos con otros para preservar los propios intereses, provoca el surgimiento de nuevas formas de violencia y crueldad e impide el desarrollo de una verdadera cultura del cuidado del ambiente”. (Papa Francisco, CARTA ENCÍCLICA LAUDATO SI’)

 

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Vivian Forero Besil

Especialista en Pedagogía e Investigación en el aula, Licenciada en Educación Básica y especialista en Gerencia de Instituciones Educativas. Con amplia experiencia en docencia. Felizmente casada y madre de un hermoso niño. vivian_forero@hotmail.com

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