Blogs LaFamilia.info - 06.05.2014
El otro día mi hijo mayor me comentó sobre su próximo cumpleaños. Me dice: -¡Mama! me gustaría hacer mi cumpleaños en el zoológico.
-Yo le respondo: Imposible hijo invitar a todos tus amigos al zoológico.
- Si yo se mamá, solo pensaba. Bueno ¿y que tal si hacemos una misa y luego una fiesta con el padre que es nuestro amigo? - Pregunta mi hijo-
-¿Misa en tu cumpleaños? mi esposo y yo quedamos mudos.
Fue ahí cuando descubrí que para mi hijo la misa ya es parte de su vida y que es Dios quien actúa en el de manera diferente a como los adultos esperamos.
Hace días vengo preguntándome cómo bajarle el ritmo al agite de mi vida. Desde el domingo en la noche tengo listas de cosas pendientes por hacer durante la semana. Lista del mercado, de aseo de la casa, de llamadas por hacer o emails por escribir. En medio de mis listas reflexiono y le pregunto a Dios: ¿cómo puedo escuchar tu voz en medio de tanto corre-corre y bullicio exterior?
"Es ahí cuando descubro que Dios me habla todos los días a través de mis hijos y que son ellos los que paradójicamente me recuerdan que Dios se hizo niño por nosotros"
Trato muchas veces de buscar a Dios en mi oración de la mañana, la cual siempre es agitada y torpe. Otras veces lo busco en mi oración de la noche la cual suele ser repetitiva y sin sentido. Pero cuando decido detenerme a jugar con mis hijos o simplemente a observar sus ocurrencias es cuando percibo mas claramente el rostro de Dios en mi vida.
Mi hija menor esta aprendiendo a hablar. El otro día me senté a leerle un cuento. Cuando lo terminé, me miro, me puso la boca para darme un besito y me dijo: TE AMO. Era la primera vez que esta palabra salía de sus labios. Sentí no sólo el amor de ella, sino también el de Dios a través de mi hija.
Si bien la Eucaristía es parte esencial de nuestra vida de fe, puedo confesar que durante estos 6 años que he ido a misa con niños pequeños más de la mitad de las veces no he escuchado la homilía y si bien sé que Jesús está ahí presente, es cuando salgo de ella cuando percibo lo que el hace por mi familia.
Cuando pasa una ambulancia por la casa, mi hija de cuatro años siempre me dice: "Mamá oremos por el enfermito, sé que le haría bien".
El otro día le preguntaron en el colegio a la hija de una amiga: ¿Cómo se llama tu mamá? ella responde: "Mi mamá se llama Aury, pero tengo otra en el cielo que se llama María". ´¿Cómo no sorprendernos ante semejante respuesta? Quizás son los niños quienes nos acercan al reino de los cielos, como decía Santa Teresa de Lisieux: "No poseo el valor para buscar plegarias hermosas, al no saber reacciono como los niños, le digo sencillamente al buen Dios lo que necesito, y el siempre me comprende".
Son precisamente los niños quienes en su sencillez de aproximarse a la vida, nos acerca a lo verdaderamente esencial. "Mi hijo Santiago cuida mucho a su hermanito pequeño, unas veces lo persina y le dice: "Dios te ama mucho y yo también" comenta Isabel Tapias madre de 3 hijos.
Que este día de las madres sea una oportunidad para acercarnos y aprender de la grandeza e inocencia de nuestros hijos.
Comunicadora Social y Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, Colombia. Ha trabajado en el portal Colegios virtuales y como Coordinadora del proyecto Código de Acceso del periódico El Tiempo y la Fundación Antonio Restrepo Barco. En el 2006 emigró a Nueva Zelanda donde terminó un diplomado y un posgrado en el área de Gestión Humana en la Universidad de Canterbury. Actualmente es madre de tres hijos y ciudadana Neozelandesa. Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.