LaFamilia.info -05.05.2022
La adopción de modalidades educativas híbridas o totalmente remotas demandadas por la pandemia de Covid-19 dejó en evidencia la brecha digital. Mientras una parte de la población mundial con acceso a la tecnología logró darle continuidad a sus estudios, otra gran proporción se quedó afuera de la escolarización.
De esta importante e innegable dificultad, deben ocuparse los estados de todo el mundo con carácter de urgencia. Sin embargo, el desarrollo tecnológico ofreció alternativas y permitió que al menos una parte de los alumnos pudieran seguir formándose.
Así, a la rotación de estudiantes en el aula, a las ‘burbujas’ para evitar contagios, se le sumó un protagonista esencial: el entorno virtual de aprendizaje, un software donde los docentes pueden subir información y contenidos a los que los alumnos pueden acceder en cualquier momento. Un espacio en la red que proporciona lo necesario para que estudiantes y educadores sigan en contacto y cumplan con las expectativas académicas.
De la respuesta a la urgencia a la modernización de la educación
Si bien la modalidad de educación híbrida y los entornos virtuales ya eran implementados por universidades e institutos de enseñanza mucho antes de 2020, lo cierto es que la llegada del virus hizo que cobraran un sentido exponencial. Desde los jardines maternales hasta las escuelas de estudios superiores los han implementado y continúan haciéndolo aún pasada la pandemia.
Los avances tecnológicos intervienen en casi todo el quehacer humano, logrando reducir tiempos y optimizar recursos para alcanzar diversos objetivos. En el ámbito educativo, permiten que la enseñanza presencial se nutra de un mundo virtual donde los alumnos pueden acceder a contenidos, realizar exámenes y estar en contacto permanente con sus docentes.
Entonces, mientras durante el agobio del virus los establecimientos debieron adoptarlo casi como único mecanismo pedagógico, hoy el entorno virtual de aprendizaje se presenta como una alternativa atractiva al aula tradicional. No sólo porque se adecúa a la dinámica tecnológica, sino porque demostró su eficacia.
El entorno virtual de aprendizaje en la educación a distancia
Durante años, el entorno virtual de aprendizaje fue y es utilizado por universidades, escuelas superiores, terciarios, institutos de enseñanza y plataformas que ofrecen cursos y carreras a distancia. En estos casos, el software está pensado y diseñado en función de una modalidad mayormente remota, no presencial. Comprende actividades virtuales asincrónicas y sincrónicas, instancias independientes y en contacto con el profesor. Contempla un mínimo de encuentros presenciales vinculados a coloquios, presentaciones, entrega de trabajos o evaluaciones.
En general, está diseñado en módulos con contenidos a los que el alumno puede acceder de manera atemporal y aprender en el momento que pueda y al ritmo que quiera. Sin embargo, éste debe cumplir con las fechas de entrega y de evaluación que cada plan de estudio tenga predeterminadas. También tiene que concretar las instancias presenciales, para las que algunas instituciones ofrecen diferentes sedes geográficas.
En el entorno virtual, el alumno encuentra todo el material necesario para adquirir el conocimiento deseado y aprobar el curso o la carrera elegida. Según lo sofisticado que el software sea, puede tener la posibilidad de participar de foros y chats con docentes y alumnos; además de realizar consultas y evacuar dudas con el profesor a través del sistema de mensajería de texto y mail de la plataforma.
El entorno virtual de aprendizaje como complemento del aula tradicional
Durante la pandemia de Covid-19, donde el distanciamiento social era esencial, el entorno virtual de aprendizaje permitió mantener conectados a docentes y alumnos sin necesidad de interactuar físicamente. Más tarde, con la mejora sanitaria y la flexibilización de ciertas actividades, facilitó complementar y/o reforzar la actividad en el aula.
La creación de ‘aulas virtuales’ facilitó la formación académica en horarios flexibles y espacios geográficos no determinantes. Contando con una computadora, una tablet o un teléfono celular, docentes y alumnos pueden comunicarse a través de chats, correos electrónicos o mensajes de texto. En el entorno virtual de aprendizaje, unos pueden subir contenidos y pautas y los otros tenerlas disponibles a toda hora.
Este ámbito remoto ofrece alternativas sincrónicas, en las que ambas partes coinciden en un horario para una clase, consulta o reunión virtual. Con una vinculación en tiempo real, se genera una sensación de cercanía e intercambio más íntimo. Para ello se hace uso de plataformas como Zoom, Google Hangouts o Meet, por ejemplo.
Otra opción posible son las actividades asincrónicas, donde sin necesidad de acordar horarios el profesor puede poner a disposición del alumnado, materiales y documentos en la plataforma. Los estudiantes pueden leerlos y analizarlos para luego volcar los conocimientos en un examen o trabajo práctico o exponerlos en un encuentro personalizado o grupal con el tutor o docente.
El entorno virtual enriquece la educación
En el pasado, parecía que el modelo tradicional de la educación, el aula, era completamente diferente e incompatible con la modalidad remota, a distancia. Lejos de aquello, actualmente estos modos se combinan con buenos resultados, modernizando el proceso y enriqueciendo el aprendizaje.
Por culpa de la pandemia y también gracias a ella se concretó una fórmula semipresencial que involucra a los recursos tecnológicos para enriquecer la educación presencial. Mientras cuenta con el apoyo permanente del docente, en un entorno virtual el alumno gana autonomía y puede elegir cómo y cuándo aprender con los elementos que le brinda el profesor.
Esta nueva modalidad aporta flexibilidad respecto del tiempo y el espacio, permitiendo combinar el estudio con el trabajo en el caso del alumno y más de una labor en el caso del docente. Y ofrece la aplicación de habilidades tecnológicas, así como la incorporación de nuevas.
En la era digital, no es menor señalar que el mecanismo digital cumple con las condiciones de los otros ámbitos tecnológicos con los que el alumno de hoy está familiarizado y permanentemente vinculado, como las redes sociales o los juegos en red. Permite trazar una conexión entre éste y la tecnología que no para de avanzar y prepararlo para futuros desafíos personales, académicos y/o laborales.