ReL – 9.10.2023
Papa Francisco sobre la guerra de Israel
El Papa Francisco rezó este domingo el Ángelus con los fieles presentes en San Pedro y reflexionó sobre el Evangelio del día (Mt 21,33-43): una «parábola dramática con un final triste».
«El propietario de la viña hizo todo bien, con amor: trabajó con esfuerzo, plantó la viña, la rodeó con una cerca para protegerla, cavó un lugar y construyó una torre de vigilancia. Luego confío la viña a unos viñadores, arrendándoles su preciado y tratándolos de manera justa, para que estuviese bien cultivada y diese fruto», ha explicado Francisco.
Prisioneros de la propia codicia
Aunque todo estaba bien dispuesto, algo salió mal, porque «en la mente de los viñadores se insinúan pensamientos ingratos y ávidos». Los viñadores «deberían estar agradecidos por todo lo que han recibido y por el modo en que han sido tratados. En cambio, la ingratitud alimenta la avidez, y crece en ellos un sentimiento progresivo de rebelión que los lleva a ver la realidad de manera distorsionada, a sentirse acreedores en vez de deudores del propietario que les había dado trabajo».
Jesús «nos recuerda lo que sucede cuando el hombre se cree que se hace a sí mismo y se olvida de la gratitud, olvida la realidad fundamental de la vida: que el bien viene de la gracia de Dios, de su don gratuito».
«Cuando uno olvida esto, termina por vivir la propia condición y el propio límite no ya con la alegría de sentirse amado y salvado, sino con la triste ilusión de no tener necesidad de amor ni de salvación. Uno ya no se deja querer, y se encuentra prisionero de su propia codicia, de la necesidad de tener más que los demás, de querer estar por encima de los demás», señaló el Papa.
Por estas envidias y rencores, «se puede caer en el torbellino de la violencia: Sí, queridos hermanos y hermanas, ¡la ingratitud genera violencia, mientras que un simple ‘gracias’ puede restablecer la paz!».
Francisco ha dejado algunas preguntas para los fieles: «¿Me doy cuenta de que he recibido la vida como un don, y de que yo mismo, yo misma, soy un don? ¿Creo que todo comienza por la gracia del Señor? ¿Comprendo que soy beneficiario de ella sin méritos, que he sido amado y salvado gratuitamente? Y, sobre todo, ¿sé decir ‘gracias’ como respuesta a la gracia? […] preguntémonos si esa pequeña palabra, ‘gracias’, está presente en nuestras vidas», dijo el Papa.
Francisco también ha pedido rezar por la situación desatada en Tierra Santa, con cientos de muertos a causa de los ataques de Hamas. «Sigo con aprensión y dolor lo que está sucediendo en Israel. Expreso mi cercanía a las familias, rezo por ellos y por los que viven horas de temor y angustia. Que los ataques y las armas se detengan. Que se comprenda que el terrorismo y la guerra no son una solución, sino que solo llevan a la muerte de inocentes. La guerra es una derrota, cada guerra es una derrota, recemos para que haya paz», concluyó.