Michel Schooyans
15.03.2009

En la medida en que la ONU, influenciada por la New Age, desarrolla una visión materialista, estrictamente evolucionista del hombre, desactiva la concepción realista que está subyacente en la «Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948».

Según esta visión materialista, el hombre, pura materia, es definitivamente incapaz de descubrir la verdad sobre sí mismo o sobre el sentido de su vida. De esta forma es reducido al agnosticismo de principio, al escepticismo y al relativismo moral. Los ¿por qué? no tienen sentido alguno; sólo importan los ¿cómo?

Los términos «mundialización» y «globalización» son hoy en día parte del vocabulario corriente. Ambos conceptos se utilizan indistintamente para indicar que, en escala mundial, los intercambios se multiplicaron rápidamente, lo que se hace evidente en los sectores científicos, técnicos y culturales. La multiplicación de intercambios se tornó posible gracias a sistemas de comunicación más rápidos y eficaces.

Dentro de este primer sentido corriente, los términos mundialización y globalización evocan la interdependencia de las sociedades humanas. Una crisis económica en los Estados Unidos, decisiones de la OPEP sobre el precio del petróleo, las tensiones entre palestinos e israelíes -para citar apenas algunos ejemplos- tienen repercusiones de carácter mundial. Nos vemos comprometidos, interpelados e incluso afectados por catástrofes que pasan lejos de nosotros, sentimos nuestra responsabilidad frente al hambre y la enfermedad en todo el mundo.

Las propias religiones dialogan intensamente. Inclusive dentro de la Iglesia católica, las comunicaciones se intensificaron. Adquirimos así una aguda conciencia de que pertenecemos a la comunidad humana. En este primer sentido, habitual, hablamos de «integración». En lenguaje común se dice que «las distancias no cuentan más», que «los viajes aproximan a los hombres», que «el mundo se convirtió en una aldea».

El mundo tiende a una mayor unidad. En principio deberíamos alegrarnos. Es natural que la nueva situación lleve a que se consideren nuevas estructuras políticas y económicas que procuren brindar respuesta a nuevas necesidades. Sin embargo, ello no puede realizarse a cualquier precio y de cualquier manera (1).

Unificación política, integración económica

Desde hace algunos años, el sentido de las palabras mundialización y globalización se hizo un poco más preciso. Por mundialización, se entiende ahora, la tendencia que lleva a la organización de un único gobierno mundial. El acento se coloca sobre la dimensión política de la unificación del mundo. En su forma actual, tal tendencia fue desarrollada por diversas corrientes estudiadas por los internacionalistas (2). En esta línea de pensamiento basta citar dos ejemplos. El primer modelo remonta al final de los años 60 y es de autoría de Zbigniev Brzezinski (3).

Según esta visión, Estados Unidos debe reformular su tradicional mesianismo y asumir la conducción mundial. Deben organizar las sociedades políticas particulares tomando en cuenta una tipología que las clasifica en tres categorías según su grado de desarrollo. La mundialización se define aquí a partir de un proyecto hegemónico con una disyuntiva esencial imponer la Paz americana o sumergirse en el caos.

Al final de los años ochenta surge otro proyecto mundialista, del cual Billy Brandt es uno de los principales artesanos. El Norte (desarrollado) y el Sur (en desarrollo) necesitan uno del otro; sus intereses son recíprocos. Resulta urgente tomar nuevas medidas internacionales para superar el abismo que los separa. Dichas iniciativas deben ser tomadas en el plano político; deben incidir prioritariamente sobre el sistema monetario, el desarme, el hambre.

Según el «programa de supervivencia» del informe Brandt, es preciso crear «un mecanismo de vigilancia de alto nivel» que tendría por principal misión tornar a la ONU más eficaz, así como consolidar el consenso que la caracteriza (4). El concepto de mundialización que aparece aquí no se vincula de manera alguna a un proyecto hegemónico. Se sitúa en la tradición de la «internacional socialista». Sin duda, no se llega a recomendar la supresión de los Estados, pero la soberanía de estos debería limitarse y colocarse bajo el control de un poder mundial, si queremos garantizar la supervivencia de la humanidad.

Al mismo tiempo en que el término «mundialización» adquiere una connotación esencialmente política, la palabra globalización adquiere una connotación fundamentalmente económica. La multiplicación de los intercambios y la mejora de las comunicaciones internacionales estimulan a hablar de una integración de los agentes económicos a nivel mundial. Las diversas actividades económicas serían divididas entre los diferentes Estados o regiones. El trabajo sería dividido a unos les corresponderían, por ejemplo, las tareas de extracción, a otros, aquellas de transformación.

Finalmente, en la cúspide del sistema de toma de decisiones, se encontrarían aquellos avocados a las tareas de producción tecnológica y de coordinación mundial. Dicha visión de la globalización es francamente liberal. Sin embargo, con una cierta reserva aunque sean preconizadas de manera amplia la libre circulación de bienes y capitales, lo mismo no se da con respecto a la libre circulación de personas (5).

Globalización y holismo

En los documentos recientes de la ONU, el tema de la globalización surge con más frecuencia que el de la mundialización, no obstante ambos conceptos no son contradictorios ni compiten entre sí.

La ONU incorpora las concepciones corrientes que acabamos de mencionar. Sin embargo, aprovecha la percepción favorable a la actual concepción de la globalización para someter esa palabra a una alteración semántica. La globalización es reinterpretada a la luz de una nueva visión del mundo y del lugar del hombre en el mundo. Esta nueva visión se denomina «holismo». Esta palabra, de origen griego, significa que el mundo constituye un todo, dotado de más realidad y más valor que las partes que lo componen. En ese todo, el surgimiento del hombre no es más que un avatar en la evolución de la materia. El destino inexorable del hombre es la muerte, desaparecer en la Madre-Tierra, de donde nació.

El gran todo, llamémoslo así para simplificar, la Madre-Tierra, o Gaia, trasciende por lo tanto al hombre. Este debe doblarse a los imperativos de la ecología, a las conveniencias de la Naturaleza. La persona no solamente debe aceptar no destacarse más en el medio ambiente; sino que debe también aceptar no ser más el centro del mundo. Según dicha lectura, la ley «natural» no es más que aquella escrita en su inteligencia y en su corazón; es la ley implacable y violenta que la Naturaleza impone al hombre. La Vulgata ecológica presenta al hombre como un predador, y como toda población de predadores, la población humana debe, de acuerdo con esta concepción, ser contenida dentro de los límites de un desarrollo sustentable. La persona, por lo tanto, no sólo debe aceptar sacrificarse hoy a los imperativos de Madre-Gaia, sino que también debe aceptar sacrificarse a los imperativos de los tiempos venideros.

La «Carta de la Tierra»

La ONU está en proceso de elaborar un documento muy importante sistematizando esa interpretación holística de la globalización. Se trata de la «Carta de la Tierra», de la cual innumerables borradores ya fueron divulgados y cuya redacción se encuentra en fase final. Dicho documento sería invocado no sólo para superar a la «Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948», sino también, según algunos, para reemplazar al propio Decálogo. Veamos, a título de ejemplo, algunos extractos de dicha Carta:

“Nos encontramos en un momento crítico de la historia de la Tierra, el momento de escoger su destino... Debemos unirnos para fundar una sociedad global durable, fundada en el respeto a la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y la cultura de la paz...”

“La humanidad es parte de un vasto universo evolutivo... El medio ambiente global, con sus recursos finitos, es una preocupación común a todos los pueblos. La protección de la vitalidad, de la diversidad y de la belleza de la Tierra es un deber sagrado...”

“Un aumento sin precedentes de la población humana sobrecargó los sistemas económicos y sociales...”

“En consecuencia, nuestra opción es formar una sociedad global para cuidar de la Tierra y cuidarnos los unos a los otros o exponernos al riesgo de destruirnos a nosotros mismos y destruir la diversidad de vida...”

“Precisamos con urgencia de una visión compartida respecto de los valores básicos que ofrezcan un fundamento ético a la comunidad mundial emergente...”

Las religiones y el globalismo

Para consolidar dicha visión holística del globalismo, deben ser aplanados algunos obstáculos y elaborados ciertos instrumentos.

Las religiones en general, y en primer lugar la religión católica, figuran entre los obstáculos que se deben neutralizar. Fue con ese objetivo que se organizó, dentro del marco de las celebraciones del milenio en septiembre del 2000, la Cumbre de líderes espirituales y religiosos. Se busca lanzar la «Iniciativa unida de las religiones» que tiene entre sus objetivos velar por la salud de la Tierra y de todos los seres vivos. Fuertemente influenciado por la New Age, dicho proyecto apunta a la creación de una nueva religión mundial única, lo que implicaría inmediatamente la prohibición a todas las otras religiones de hacer proselitismo. Según la ONU, la globalización no debe envolver apenas las esferas de la política, de la economía, del derecho; debe envolver el alma global. Representando a la Santa Sede, el Cardenal Arinze no aceptó firmar el documento final, que colocaba a todas las religiones en un mismo pie de igualdad (6).

El pacto económico mundial

Entre los numerosos instrumentos elaborados por la ONU respecto de la globalización, merece ser mencionado aquí el «Pacto mundial». En su discurso de apertura al Forum del Milenio, el Sr. Kofi Annan retomó la invitación que dirigiera en 1999 al Forum económico de Davos. Proponía «la adhesión a ciertos valores esenciales en los ámbitos de las normas de trabajo, de los derechos humanos y del medio ambiente». El Secretario General garantizaba que de esa manera se reducirían los efectos negativos de la globalización. Más precisamente, según Annan, para superar el abismo entre el Norte y el Sur, la ONU debería hacer un amplio llamado al sector privado. Se procuraba obtener la adhesión a ese pacto de un gran número de actores económicos y sociales compañías, hombres de negocios, sindicatos, Organizaciones de la sociedad civil.

Dicho «Global Compact», o «Pacto mundial», sería una necesidad para regular los mercados mundiales, para ampliar el acceso a las tecnologías vitales, para distribuir la información y el saber, para divulgar los cuidados básicos en materia de salud, etc. Dicho pacto ya recibió numerosos apoyos, entre otros, de la Shell, de Ted Turner, propietario de la CNN, de Bill Gates e incluso de numerosos sindicatos internacionales.

El «Pacto mundial» suscita, es obvio, grandes interrogantes. ¿Será que podremos contar con las grandes compañías mundiales para resolver los problemas que ellas hubieran podido contribuir a resolver hace mucho tiempo si lo hubiesen deseado? ¿La multiplicación de los intercambios económicos internacionales justifica la instauración progresiva de una autoridad centralizada, llamada a regir la actividad económica mundial? ¿De qué libertad gozarán las organizaciones sindicales si las legislaciones laborales, incorporadas al derecho internacional, deben someterse a los «imperativos» económicos «globales»? ¿Qué poder de intervención tendrán los gobiernos de los Estados soberanos para actuar en nombre de la justicia, en las cuestiones económicas, monetarias y sociales? Aún más grave a la luz de la precariedad financiera de la ONU, ¿no se corre el riesgo de que dicha organización sea víctima de una tentativa de compra por parte de un consorcio de grandes compañías mundiales?

Un proyecto político servido por el derecho

Sin embargo, es en el plano político y jurídico que el proyecto onusiano de la globalización se hace más inquietante. En la medida en que la ONU, influenciada por la New Age, desarrolla una visión materialista, estrictamente evolucionista del hombre, desactiva la concepción realista que está subyacente en la «Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948». Según esta visión materialista, el hombre, pura materia, es definitivamente incapaz de descubrir la verdad sobre sí mismo o sobre el sentido de su vida. De esta forma es reducido al agnosticismo de principio, al escepticismo y al relativismo moral. Los ¿por qué? no tienen sentido alguno; sólo importan los ¿cómo?

La «Declaración» de 1948 presentaba la prodigiosa originalidad de fundar las nuevas relaciones internacionales en la extensión universal de los derechos humanos. Tal debería ser el fundamento de la paz y del desarrollo. Tal debería ser la base legitimando la existencia y justificando la misión de la ONU. El orden mundial debería ser edificado sobre verdades fundadoras, reconocidas por todos, protegidas y promovidas progresivamente a través de la legislación de todos los Estados.

La ONU hoy desactivó esas referencias fundadoras. Hoy los derechos humanos no están más fundados en una verdad que se impone a todos y es por todos libremente reconocida la igual dignidad de todos los hombres. De aquí en adelante los derechos humanos son el resultado de procedimientos consensuales. Se argumenta que no somos capaces de alcanzar la verdad respecto de la persona, y que inclusive dicha verdad no es accesible o no existe.

Debemos entonces entrar en acuerdo, y decidir, por un acto de pura voluntad, cuál es la conducta justa, ya que las necesidades de acción nos apremian. Pero no decidiremos refiriéndonos a valores que se nos imponen por la simple fuerza de su verdad. Vamos a comprometernos en un procedimiento de discusión y, después de escuchar la opinión de cada uno, adoptaremos una decisión. Esta decisión será considerada justa porque es el resultado efectivo del procedimiento consensual. Se reconoce aquí la influencia de John Rawls.

Los «nuevos derechos humanos», según la ONU actual, surgirán a partir de procedimientos consensuales que pueden ser reactivados indefinidamente. No son más la expresión de una verdad inherente a la persona; son la expresión de la voluntad de aquellos que deciden. De aquí en adelante, mediante tal procedimiento, cualquier cosa podrá ser presentada como «nuevo derecho» de la persona derecho a uniones sexuales diversas, al repudio, a hogares monoparentales, a la eutanasia, mientras se aguarda el infanticidio, ya practicado, la eliminación de deficientes físicos, los programas eugenésicos, etc. Es por dicha razón que en las asambleas internacionales organizadas por la ONU, los funcionarios de esta organización se empeñan en llegar al consenso. De hecho, una vez adquirido, el consenso es invocado para hacer que se adopten convenciones internacionales que adquieren fuerza de ley en los Estados que las ratifican.

Un sistema de derecho internacional positivo

Ese es el núcleo del problema colocado por la globalización según la ONU. A través de sus convenciones o de sus tratados normativos, esta organización está dispuesta a articular un sistema de derecho supra–estatal, puramente positivo, que lleva una fuerte influencia de Kelsen (7). El objeto del derecho no es más la justicia sino la ley. Una tendencia fundamental se observa cada vez más las normas de los derechos estatales no son válidas si no son validadas por el derecho supra-estatal. Como Kelsen anticipara en su célebre Teoría pura, el poder de la ONU se concentra de manera piramidal. Todos, individuos o Estados deben obedecer la norma fundamental surgida de la voluntad de aquellos que definen el derecho internacional. Dicho derecho internacional puramente positivo, libre de toda referencia a la declaración de 1948, es el instrumento utilizado por la ONU para imponer al mundo la visión de la globalización que debería permitirle colocarse como superestado.

Un tribunal penal internacional

Al controlar el derecho -colocándose, de manera definitiva, como la única fuente del derecho y pudiendo a todo momento verificar si ese derecho es respetado por las instancias ejecutivas-, la ONU entroniza un sistema de pensamiento único. Se constituye entonces un tribunal tallado para su sed de poder. De esta manera, crímenes contra los «nuevos derechos» del hombre podrían ser juzgados por la Corte Penal Internacional, fundada en Roma en 1998. Por ejemplo, en el caso en que el aborto no fuera legalizado en un determinado Estado, este último podría ser excluido de la «sociedad global»; en el caso en que un grupo religioso se opusiese a la homosexualidad, o a la eutanasia, dicho grupo podría ser condenado por la Corte Penal Internacional por atentar contra los «nuevos derechos humanos».

La «gobernancia» global

Estamos, por lo tanto, frente a un proyecto gigantesco, que ambiciona realizar la utopía de Kelsen, con el objeto de «legitimar» y montar un gobierno mundial único, en el cual las agencias de la ONU podrían transformarse en ministerios. Es urgente -nos aseguran- crear un nuevo orden mundial, político y legal, y es preciso apurarse para encontrar los fondos para ejecutar el proyecto.

Dicha gobernancia mundial ya fue desarrollada en el informe del PNUD de 1994. El texto, escrito por Jean Tinbergen, premio Nobel de economía (1969), evidencia ser un documento encomendado por y para la ONU. Citamos a continuación algunos extractos (8). Los problemas de la humanidad ya no pueden ser más resueltos por los gobiernos nacionales. De lo que necesitamos es de un gobierno mundial.

La mejor manera de conseguirlo es reforzar el sistema de las Naciones Unidas. En ciertos casos eso significaría la necesidad de cambiar el papel de las agencias de las Naciones Unidas, que de consultivas pasarían a ser ejecutivas. Así, por ejemplo, la FAO se transformaría en el Ministerio Mundial de la Agricultura; UNIDO se tornaría en el Ministerio Mundial de la Industria, e ILO en el Ministerio Mundial de Asuntos Sociales.

En otros casos, serían necesarias instituciones completamente nuevas. Estas podrían incluir, por ejemplo una Policía Mundial permanente que podría citar naciones a comparecer delante de la Corte Internacional de Justicia, o delante de otras Cortes especialmente creadas. Si dichas naciones no respetan las decisiones de la Corte, sería posible aplicar sanciones, tanto militares como no militares.

Sin duda, cuando cumplen bien su papel, los Estados protegen a sus ciudadanos, se esfuerzan en hacer respetar los derechos del hombre y utilizan para ese fin los recursos apropiados.

Actualmente, en los ambientes de la ONU, la destrucción de las naciones aparece como indispensable para alcanzar el objetivo de extinguir definitivamente la concepción antropocéntrica de los derechos humanos. Eliminando ese cuerpo intermediario que es el Estado nacional, además de debilitar la sociedad civil, se eliminaría la subsidiaridad pues sería constituido un Estado centralizado. El camino estaría abierto para la llegada de los tecnócratas globalizantes y otros aspirantes a la «gobernancia» mundial.

Reafirmar el principio de subsidiaridad

En efecto, el derecho internacional positivo es el instrumento utilizado por la ONU para organizar la sociedad mundial global. Bajo el disfraz de la globalización, la ONU organiza en su beneficio la «gobernancia» mundial. Bajo el disfraz de «responsabilidad compartida», ella invita a los Estados a limitar su justa soberanía. La ONU globaliza presentándose cada vez más como un superestado mundial. Tiende a gobernar todas las dimensiones de la vida, del pensamiento y de las actividades humanas, ejerciendo un control cada vez más centralizado de la información, del conocimiento y de las técnicas; de la alimentación, de la salud y de las poblaciones; de los recursos del suelo y del subsuelo; del comercio mundial y de las organizaciones sindicales; en fin y sobre todo de la política y del derecho. Exaltando el culto neopagano a la Madre–Tierra, priva al hombre del lugar central que le reconocen las grandes tradiciones filosóficas, jurídicas, políticas y religiosas.

Delante de esta globalización construida sobre cimientos de arena, es preciso reafirmar la necesidad y la urgencia de fundar la sociedad internacional en el reconocimiento de la igual dignidad de todas las personas. El sistema jurídico que predomina en la ONU torna dicho reconocimiento estrictamente imposible, pues hace que el derecho y los derechos del hombre surjan de determinaciones voluntarias. Es preciso, por lo tanto, reafirmar la primacía del principio de subsidiaridad tal como debe ser correctamente comprendido. Esto significa que las organizaciones internacionales no pueden expoliar a los Estados, ni a los cuerpos intermedios ni en particular a la familia, de sus competencias naturales y de sus derechos, sino que, al contrario, deben ayudar a ejercerlos.

La Iglesia no puede dejar de oponerse a dicha globalización, que implica una concentración de poder que exhala totalitarismo. Delante de una «globalización» imposible, que la ONU se esmera en imponer alegando un «consenso» siempre precario, la Iglesia debe aparecer, semejante a Cristo, como señal de división (9) No puede endosar ni una «unidad» ni una «universalidad» que estuvieran encima de las voluntades subjetivas de los individuos o impuestas por alguna instancia pública o privada. Frente al surgimiento de un nuevo Leviatán, no podemos permanecer callados ni inactivos ni indiferentes.

NOTAS

(1) Para una discusión más amplia de los temas abordados en esta comunicación, referirse a nuestro libro La face cachée de l"ONU, Paris, Editions Le Sarment/Fayard, 2000.
(2) Ver a ese propósito, HARDT Michael y NEGRI Antonio, Empire, Cambridge, Massachussets, Harvard University Press, 2000.
(3) BRZEZINSKI Zbigniev, Between two ages. America"s Role in the Technetronic Era, Harmondswot, Penguin Book Ltd., 1970.
(4) Cfr. North–South A Programme for Survival, Londres, Pan Books World Affairs, 1980, especialmente el capítulo 16, págs. 257–266.
(5) Entre los primeros teóricos modernos de esa concepción, podemos mencionar Francisco de Vitoria (con su interpretación de la destinación universal de los bienes) y Hugo Grotius (con su doctrina de la libertad de navegación).
(6) Fue en esa ocasión que la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó su declaración Dominus Iesus.
(7) Cfr. KELSEN Hans, Théorie pure du droit, traducción para el francés de Charles Eisennman, Paris, LGDJ, 1999.
(8) Dicho texto se encuentra en Human Development Report 1994, publicado por el PNUD, New York Oxford, 1991, la cita está en la pág. 88.
(9) Cfr. Lc 2, 33s; 12, 51–53; 21, 12–19; Mt 10, 34–36; 23; 31s; Jn 1, 6; 1 Jn 3, 22–4, 6.

 

Michel Schooyans. Profesor emérito de la Universidad de Lovaina, miembro de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales y consultor del Consejo Pontificio para la Familia.

 

Traducción Doctora Beatriz de Gobbi.

Víctor Ruiz - ForumLibretas.com
01.11.2010

El pasado 30 de septiembre, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, manifestaba en unas declaraciones realizadas en la televisión Veo 7 su apuesta por legalizar la prostitución y las drogas a nivel mundial.

Hay que legalizar “las prostitutas y los prostitutos, que a veces se nos olvida que hay prostitutos […] Soy partidaria de legalizar la prostitución […] Si alguien quiere pagar por el sexo, no veo por qué lo debemos prohibir”, dijo en respuesta a las preguntas del director de El Mundo, Pedro J. Ramírez.

En este sentido, habría que recordarle a Aguirre que presentar la prostitución como una actividad que puede legalizarse es aceptar que puede haber una salida legal al tráfico de seres humanos.

¿Legalizar las drogas?

En esa misma entrevista, preguntada acerca del debate sobre si legalizar, o no, las drogas a nivel mundial, y sobre la propuesta favorable a la legalización que recientemente hizo el ex presidente del Gobierno español Felipe González, Aguirre respondía que esa propuesta debería ser estudiada porque “llevamos muchísimos años persiguiendo el tráfico de drogas”.

La presidenta de la Comunidad de Madrid se refirió a países como Afganistán y Colombia, que viven envueltos en “auténticas guerras civiles” como consecuencia de esta lacra mundial.

“Hay que plantearse muy en serio lo que ha propuesto Felipe González”, concluyó Esperanza Aguirre.

Sin embargo, la experiencia vivida en países como Estados Unidos y España por ejemplo, demuestra que la educación, la prevención y la lucha contra la producción y el uso de estupefacientes reducen las estadísticas de consumo.

Por otra parte, no deja de sorprender que Felipe González plantee ahora una legalización de las drogas que en ningún momento propuso cuando fue presidente del Gobierno.

En cualquier caso, ante el debate sobre si la mejor forma de combatir los estragos que causan las drogas, sobre todo entre los más jóvenes, es su legalización o la lucha contra ese fenómeno, hay suficientes razones de peso para recordar por qué están prohibidas y por qué deben seguir estándolo.

Ocho argumentos en contra

Tal como señala la subdirectora del diario El País, Berna González, en un artículo publicado en ese diario el pasado 1 de octubre, el argumento de que “ya que eliminar la drogodependencia es imposible, legalicémosla”, no es la mejor opción.

De su artículo ‘El error de legalizar la venta de drogas’, en el que recuerda que los capos de la droga mueven “un negocio ilegal de más de 250.000 millones de dólares al año y que abastece a 250 millones de usuarios en el mundo”, se pueden extraer ocho argumentos para no legalizar las drogas.

  1. Es del todo impensable “una sociedad indiferente que admita la posibilidad de ver destruirse a una buena parte de sus miembros de forma legal”.
  2. La regulación de las drogas a nivel mundial no podrá evitar “las fórmulas ilegales (mafias) que hagan llegar la droga a los menores, por ejemplo”.
  3. Aunque se llegara a un consenso sobre ejercer un férreo control estatal sobre el tráfico de drogas, esto “no podrá ser afrontado por la mayoría de países, con gobiernos débiles y escasos recursos para imponerlo”.
  4. El Informe Mundial de 2010 de la Oficina contra la Droga y el Delito de Naciones Unidas muestra “buenas noticias en la lucha contra la producción y el consumo de sustancias”. Y es que “la superficie total del cultivo de cocaína ha caído un 13% desde 2007”. Esto se debe en gran parte a la “eliminación del 58% de los cultivos de Colombia”.
    Así, Estados Unidos “ha reducido el consumo al ritmo en que se destruían plantaciones en Colombia”. Hay que recordar que EE. UU. es el mayor comprador de cocaína a este país. De 10,5 millones de consumidores que tuvo en los ochenta ha pasado a 5,3 millones en 2008.
    Por el contrario, Europa, que se abastece de cocaína en Perú y Bolivia, duplicó sus consumidores de 2 a 4,1 millones en diez años.
  5. El Plan Nacional de Drogas en España pasó del Ministerio de Interior al de Sanidad en 2004. Desde entonces, ese paso de compartir un control policial con un enfoque sanitario y de prevención ha bajado las cifras de consumo en España.
    “El consumo de cannabis cayó del 11,2 al 9,2 de cada 100 adultos que lo han consumido en el último año. Del 36,6% al 29,8% en menores”, cita Berna González en su artículo.
    Es decir, “la combinación de la represión […] y la prevención del consumo, la educación para aumentar la percepción del riesgo entre la población, dan frutos innegables”, añade.
  6. En ese sentido, “ningún Gobierno puede claudicar anta una lacra que contribuye con fiereza al fracaso escolar, que perjudica la salud y que sume a una buena proporción de la población en la apatía social”.
  7. Las drogas, pues, “no son sujetos de derecho, merecedores de un tratamiento de igualdad que cimiente su lucha por una legalidad universal”. Al mismo tiempo, “tampoco drogarse parece que sea un derecho reconocido en Cartas ni Constituciones”.
  8. Por último, la subdirectora de El País concluye señalando que “si hay una colisión entre dos utopías”, es decir entre los partidarios de legalizar las drogas y los de prohibirlas para acabar con el problema, “la obligación de los Gobiernos debe ser navegar en el rumbo hacia la que garantice mejor la salud e integridad de su población”.
P. Javier Abad Gómez
06.06.2008

Este tema se integra entre las que hemos denominado Ideas-Madre en la educación en la fe puesto que constituye una dimensión particular del apostolado cristiano, que es la solidaridad humana. Los principios fundamentales en los que se apoya la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) y, en concreto, la solidaridad proyectan una luz sobre los criterios que guían la conducta humana en su actuación concreta.

Es razonable que quienes se forman dentro del espíritu del Evangelio, tengan en cuenta algunos principios que deben regir siempre sus relaciones interpersonales.

Citemos, por ejemplo:

  1. La dignidad de la persona humana: Es el más importante de todos, el fundamento último en el que todo lo demás se apoya. Es, ante todo, una defensa de la dignidad de la persona humana, que muchas veces corre peligro de ser mal tratada en la convivencia social.
  2. El bien común: Conjunto de condiciones sociales que hace posible a cada persona y a los grupos sociales intermedios conseguir la perfección que les es propia. Para entenderlo bien, hace falta saber qué es la persona, en toda su dimensión. Es deber de todos cooperar con el bien común.
  3. La solidaridad: No se trata de un mero sentimiento, por la triste condición de muchas personas, cercanas o lejanas. “Es la determinación firme y permanente de empeñarse por el bien común, es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos”308. Somos interdependientes. Toda conducta humana, tiene repercusiones, no sólo cerca, sino también más allá. Toda tarea humana, así se realice en beneficio propio, para un cristiano, debe pensarse también en función de los demás, del bien común. La solidaridad es la negación del egoísmo personal y colectivo.
  4. La participación: hace parte del principio de subsidiariedad. El ser humano, inteligente y libre, no sólo debe, sino que quiere ser protagonista en la consecución del bien común: no se le puede negar este derecho. Deben respetarse los ámbitos concretos de iniciativa de cada uno.
  5. Otros principios, permanentemente válidos, quizás no fundamentales pero que brotan de aquellos, que de una manera más cercana permiten juzgar las situaciones y formular orientaciones de la conducta práctica. Son como intermedios entre los Principios Fundamentales y la praxis concreta. Mencionemos algunos.
  • El destino universal de los bienes: Es fuente de múltiples deberes morales de los individuos y del Estado.
  • El derecho a la propiedad privada: Consecuencia del anterior, no su negación:“Sobre toda propiedad privada grava una hipoteca social” (Juan Pablo II), no como añadido, sino algo que le es intrínseco.
  • Prioridad del trabajo sobre el capital: el trabajo es un bien propio d hombre. Trabajo y persona se entrelazan.
  • Derecho al salario justo: todo trabajador tiene derecho (en justicia) percibir por su trabajo un salario suficiente para suplir sus necesidades personales y familiares.

La virtud de la solidaridad

En la formación religiosa de los alumnos conviene destacar por su importancia, la virtud social de la solidaridad. Es virtud humana que hunde sus raíces en la comunión de origen del género humano, por la que forma una unidad, de donde surge la ley de solidaridad y de caridad que, sin excluir la rica variedad de persona, culturas y pueblos, nos asegura que todos los hombres somos hermanos. En cuanto cristianos rige, además, la Comunión de los santos: solidaridad sobrenatural nacida del amor en la cual ninguno vive para sí mismo, ninguno muere para sí mismo309.

La solidaridad, es una virtud relacionada con la amistad y con la caridad social: exigencia directa de la fraternidad humana y cristiana. Es comunicación de bienes espirituales, aún más que de bienes materiales.

Algunas manifestaciones de solidaridad

  • Justa distribución de bienes.
  • Justa remuneración del trabajo.
  • Lucha por un orden social más justo.
  • Esfuerzo por encontrar siempre salida a los conflictos.
  • Búsqueda permanente de unas relaciones humanas más dignas y justas.
  • Superación de la indiferencia social.

Diversidad de formas de solidaridad: entre ricos y pobres, pobres o ricos entre sí, miembros de una misma familia, varias familias en formas asociativas, empleados y empleadores, empleados entre sí. Solidaridad regional, nacional o internacional...

Importancia de la solidaridad para la paz del mundo

  • Que ninguna nación impida, por egoísmo colectivo, el desarrollo de países menos avanzados.
  • Eliminación de sistemas financieros abusivos, usurarios,
  • Sustitución de la carrera armamentista por ayudas humanitarias encaminadas a la solución de problemas vitales de la humanidad.
  • Lucha contra los flagelos humanos: el hambre, las injusticias, las discriminaciones, los derechos de las minorías, la libertad en general y la libertad de las conciencias, la drogadicción, el SIDA, los problemas de carácter ético.

Educación para la solidaridad

  • El hogar, medio natural para la iniciación en la solidaridad y responsabilidades comunitarias.
  • En toda comunidad: familia, colegio, barrio, conjunto, ciudad, nación..., el bien común es responsabilidad de todos. Ecología. Medio ambiente.
  • Conciencia clara de que los bienes de la creación están destinados a todo el género humano.
  • El derecho natural a la propiedad privada es un derecho de todos los hombres, no de unos pocos privilegiados.
  • Sobre toda propiedad privada grava una hipoteca social.

Sentido sobrenatural de la solidaridad

  • La virtud de la solidaridad sigue la regla de oro y la generosidad del Señor que siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con pobreza311.
  • Danos hoy nuestro pan de cada día: solidaridad con las necesidades y sufrimientos de los demás. Que nadie sufra la crueldad de la indiferencia. Vencer el egoísmo con la generosidad. Negarse a la explotación de los bienes en favor de unos pocos; y, sobre todo, negarse a la explotación de un ser humano por otro.
  • Pensar en el drama del hambre en el mundo. Necesidad de orar y trabajar —de acuerdo con las capacidades y alcance de cada uno— para que cada ser humano tenga satisfechas sus necesidades mínimas. No podemos vivir de espaldas a los demás, preocupados sólo de nosotros mismos.
  • Parábola del pobre Lázaro (Luc. 16, 19-31).
  • Parábola del juicio final (Mat. 25, 3 1-46).
  • Líbranos del mal: todos juntos (Comunión de los santos).

Justicia y caridad

La justicia es la virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido. La justicia con Dios es tarea de la virtud de la religión. La justicia con los hombres impone el respeto por los derechos de cada uno y el establecimiento de la armonía en las relaciones humanas, la equidad, en aras de lograr el bien común. Con frecuencia está orientada al cumplimiento de las obligaciones con los subordinados.

Como en Colosenses, 4,1: “Amos, dad a vuestros siervos lo que es justo y equitativo, teniendo presente que también vosotros tenéis un amo en el cielo”. O con los pobres: “No hacer participar a los pobres de los propios bienes es robarles y quitarles la vida. Lo que poseemos no son bienes nuestros, sino los suyos” (San Juan Crisóstomo).

Justicia social es la que facilita las condiciones que permiten a las asociaciones y a cada un conseguir lo que les es debido según su naturaleza y su vocación. Está ligada a la consecución del bien común. Sólo puede ser conseguida sobre la base del respeto, defensa y promoción de la dignidad trascendente de la persona humana. Lo cual implica el respeto de los derechos que se derivan de su dignidad de criatura de Dios: la vida, la libertad, la conciencia, el trabajo, la educación, la alimentación, el techo, el pertenecer a una familia, el descanso, la intimidad312.

El primer mandamiento social es el amor, único que nos hace capaces de vivir cabalmente la justicia. Uno y otra están muy relacionados y deben sostenerse mutuamente. Sin justicia no hay amor verdadero: sería mentira. Sin amor, no puede darse una justicia de dimensión cristiana: terminaría en crueldad. La justicia sola no da felicidad, ni solución a los problemas de la convivencia. Cuando en un hogar, en el colegio o en la empresa se tienen que reclamar los derechos, es porque el amor está ausente, la felicidad se está perdiendo y la infidelidad está a la puerta.

Distinciones entre justicia y caridad

LA JUSTICIA
Es camino
Quita barreras
Doy a otro lo que le pertenece
Se limita a cumplir
Su objeto es una persona
Busca algo que tiene el otro
Sujeto y objeto se distinguen
Mira “lo que es tuyo”
Da algo
Da lo que recibe
Siempre tiene medida
Acentúa la distinción
El otro es “un otro”
Busca no hacer daño

LA CARIDAD
Para recorrerlo se necesita amor
Acerca a las personas
Doy lo que me pertenece
Se excede generosamente
Su objeto es un derecho a algo
Busca al otro en cuanto es
Tienden a identificarse
Te mira a “ti”, al “tú
Quiere a alguien
Da gratuitamente
La medida del amor es el amar sin medida” (S. Agustín)
Uno tiende a la unidad frente a otro
El otro es “otro yo”
Busca hacer el bien

Armonía entre justicia y caridad

Si se distinguen, es para poder unirlas mejor. Si la caridad exige querer el bien para otro, el primer bien, el primer deber que impone es la justicia. Si se pretende dar amor, hay que empezar por darle aquello a lo que tiene derecho, lo que en justicia se le debe. Las obligaciones de caridad y de justicia no son paralelas ni divergentes: son convergentes, no están jerarquizadas. Una y otra se reclaman mutuamente.

Para el cristiano no hay obligación de justicia, que no sea igualmente deber de caridad. Si no se vive la justicia, no se puede decir que hay amor. Sin justicia la caridad resulta un agravio, una burla. No se puede ofrecer por caridad lo que debe se por justicia: sería insultante. Por todo lo anterior, es preciso satisfacer ante todo las exigencias de la justicia, de modo que no se ofrezca como ayuda de caridad, lo que ya se debe a título de justicia313.

La libertad del corazón ante los bienes temporales

Existe un destino universal y un derecho natural a poseer los bienes necesarios para la vida, considerada en su totalidad. Pero también un mandato divino de no dejarse deslumbrar por esos bienes. Se hace necesario ejercitar -de corazón- virtudes como la templanza, el desprendimiento, la sobriedad, así como un respeto delicado y dócil a la integridad de la creación: la ecología humana, animal, ambiental.

La Doctrina Social de la Iglesia es expresión cabal del séptimo mandamiento de la Ley de Dios. El amor a lo pobres se inspira en el Evangelio de las Bienaventuranzas; en la pobreza de Jesús; en las señales de su mesianidad. Por ese amor reconoce Jesús a sus seguidores: “Tuve hambre y me disteis de comer, sed y me disteis de beber, estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis”.

Cuando damos a los pobres las cosas indispensables, no les hacemos liberalidades personales, sino que les devolvemos lo que es suyo. Más que realizar un acto de caridad, lo que hacemos es cumplir un deber de justicia319.

Las obras de misericordia. Son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades espirituales y temporales320. Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras de misericordia espirituales, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales que menciona el Señor en la parábola del juicio final321, son igualmente importantes. Entre ellas, la limosna hecha a los pobres, es uno de los testimonios principales de la caridad fraterna; también una practica de justicia que agrada a Dios322.

Bajo sus múltiples formas indigencia material, opresión injusta, enfermedades físicas o psíquicas y, por último, la muerte la miseria humana es el signo manifiesto de la debilidad congénita en que se encuentra el hombre tras el primer pecado y de la necesidad que tiene de salvación. Por ello, la miseria humana atrae la compasión de Cristo Salvador, que la ha querido cargar sobre sí e identificarse con los ‘más pequeños de sus hermanos’. También por ello, los oprimidos por la miseria son objeto de un amor de preferencia por parte de la Iglesia que, desde sus orígenes, y a pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado de trabajar para aliviarlos, defenderlos y liberarlos. Lo ha hecho mediante innumerables obras de beneficencia, que siempre y en todo lugar continúan siendo indispensables 323.

Notas
307 Cfr. Javier Abad Gómez, El trabajo y la dignidad de la persona humana, Ediciones Liceo Tacurí, Cali, 1994 n. 2.
308 Juan Pablo II, Enc. Solicitudo rei socialis.
309 Romanos 14, 7.
310 Cfr. C.E.C., nn. 2439-2440.
31l I Corintios 8, 9
312 Cfr. C.E C., nn. 1931-1933.
313 C.E.C., n. 2446.
314 Marcos 7 15
315 Marcos 7, 2 1-23.
316 Juan Pablo II, Libertatis nuntius, IV, n.14.
317 Juan Pablo II, Libertatis nuntius, n. 37.
318 Juan Pablo II, Ex. Ap. Reconciliatio etpaenztentia, 16.
319 San Gregorio Magno. Cfr. C.E.C., n. 2446.
320 Cfr. Isaías 58, 6-7; Hebreos 13, 3.
321 Mateo 25, 31-46.
322 Cfr. Mateo 6, 2-4; Lucas 3,11; 11, 4; Santiago 2,15-16; 1 Juan 3,17.
323 Cfr. C.E.C., n. 2448.

Tomado del libro " El valor de la Fe", del P. Javier Abad Gómez

Jesús Colina – Zenit
21.02.2011

El mundo del cine y el mundo católico están impacientes por ver la película que se estrenará el próximo 25 de marzo, la cual tiene como protagonista a san Josemaría Escrivá de Balaguer.

Se trata de un drama épico, escrito y dirigido por el cineasta británico, conocido por filmes como "La misión" y "Los gritos del silencio", ambientado en la guerra civil española, en el que afronta cuestiones como la santidad y la traición, el amor y el odio, el perdón y la violencia, así como la búsqueda del sentido de la vida.

La trama entremezcla las historias de soldados revolucionarios, un periodista, su padre y el mismo san Josemaría, llamado el santo de la vida ordinaria, a quien éste conoce en el seminario.

Al inicio del año 2011, en el que se celebrarán los 75 años del estallido de la guerra civil española, Joffé ha querido compartir con los lectores sus convicciones.

He aquí la entrevista realizada por el periodista de Zenit Jesús Colina a Roland Joffé, director de la película “Encontrarás dragones”:

¿A qué alude el título de la película "There Be Dragons", "Encontrarás dragones"?

Roland Joffé: Los mapas medievales calificaban los territorios desconocidos con las palabras "Hic sunt dragones", "aquí hay dragones". Cuando comencé a investigar sobre el tema y a escribir el guión, dado que realmente no sabía lo que me esperaba ni cómo acabaría, "Encontrarás dragones" me pareció un título apropiado. Era como si me saliera de mi mapa y me adentrara en un territorio inexplorado al tocar temas como qué es la santidad, temas de religión y de política del siglo XX, el pasado de otro país. Me había golpeado la afirmación de Josemaría: a Dios se le encuentra en "la vida ordinaria", y esa vida ordinaria, en su caso, fue la guerra civil española. Me pregunté: ¿cómo es posible encontrar lo divino en la guerra? Pero la misma pregunta puede hacerse sobre todos los desafíos fundamentales de la vida, y sobre la manera en que los afrontamos: cómo respondemos al odio y al rechazo, o al deseo de venganza y justicia. Todos estos dilemas aumentan en tiempo de guerra. Estos dilemas son, en cierto sentido, los "dragones" de la película, momentos de inflexión en nuestras vidas en los que afrontamos opciones decisivas. Opciones que afectarán a nuestro futuro. "Encontrarás dragones" habla de las diferentes opciones que asume la gente en esos momentos de inflexión --tentaciones, si usted quiere-- y de lo difícil que es --y necesario-- huir de los ciclos de odio, resentimiento y violencia.

La película tiene lugar en el contexto de la guerra civil española, que en cierto sentido es el paradigma de la violencia que genera violencia, la violencia sin sentido. En este escenario de violencia fratricida, ¿hay espacio a la esperanza?

Roland Joffé: Sí, pero es sumamente difícil. Entre las personas hay demasiados hechos abominables, horrendos, que parecen imposibles de perdonar, de rescatar, imposibles de superar. ¡Pero el perdón es posible! Los ciclos de violencia pueden detenerse, como lo demostró el presidente Nelson Mandela en Sudáfrica. El perdón ha sido posible para muchos héroes en Ruanda, y ha sido ofrecido y aceptado por muchos valerosos palestinos e israelíes. Josemaría aseguró que las personas normales son capaces de ser santas, y creo que se refería a esta clase de perdón heroico. La inagotable posibilidad de perdonar deja espacio a la esperanza. Pero el precio es alto: exige un profundo sentido de lo que es plenamente humano, un profundo sentido de compasión, y una resolución firme, y sí, heroica, para no quedar atrapado por los odios imperantes, sino luchar contra ellos con un amor inquebrantable.

Buena parte de la trama de la película se desarrolla durante la guerra civil española, pero se despliega entre ese telón de fondo y el año 1982. Hay muchas generaciones involucradas en esta historia: el pasado proyecta una sombra sobre el presente. Lo que las une es Robert, un periodista a quien se le ha pedido que haga una investigación sobre Josemaría Escrivá en tiempos de su beatificación. Poco a poco descubre que su padre, Manolo, fue en la infancia amigo de Josemaría, y que estuvo en el seminario con él, aunque luego sus vidas tomaron caminos totalmente diferentes. Robert y Manolo se han alejado, pero la película les une según va revelando la terrible verdad sobre el pasado. Por tanto, es también la historia de un padre y un hijo, y la historia de la verdad que necesitan afrontar para superar lo que les separa. Es sobre todo una película sobre el amor, sobre la fuerza de su presencia y sobre el árido y aterrador mundo en el que vivimos con su ausencia.

Las guerras civiles son mucho más atroces porque enfrentan a hermano contra hermano, familia contra familia. Al final de la guerra civil española, se contaba medio millón de muertos. Una guerra civil es una poderosa metáfora de una familia. Al igual que en las guerras civiles, los miembros de la familia toman partido y se desgarran; los antiguos resentimientos se convierten en manantiales de odio. No le perdonamos a nuestra tía lo que ha hecho, no nos hablamos con nuestro padre porque dejó a nuestra madre, no nos hablamos con nuestra madre porque se fue con otro, o no nos hablamos con nuestro hijo porque escogió una profesión diferente de la que esperábamos. Estas son las guerras civiles de nuestra vida ordinaria. "Encontrarás dragones" habla de estos dos tipos de guerra civil.

Fundamentalmente, todos tenemos que optar entre dejarnos vencer por nuestros resentimientos o encontrar la manera de conquistarlos. Puede verse la vida como una serie de injusticias, de rechazos y heridas, o como una serie de oportunidades, de ocasiones, para vencer a esos dragones a través del poderoso deseo de sustituir el odio por el amor y la unidad. Muchos albergan en su interior ese amor para tomar esta heroica opción. Se dan cuenta de que pueden tomar la opción de ser libres. Tienen la fuerza de carácter para comprender que el odio es una prisión. Nadie que odia puede ser libre. ¿No hemos visto acaso tantos ejemplos de esto en los años transcurridos desde la primera guerra mundial? Por otro lado, cuando las personas optan por el amor, el observador imparcial puede ver en ellas el sentimiento de libertad, de compasión, de generosidad.

Al final, todos nos encontramos ante estas opciones. Incluso a Robert, el agnóstico y el materialista, se le pide que elija entre el amor y el odio, que en cierto sentido se enfrente al mundo con amor, o como dice Aline, que "se enfrente a Dios con el amor".

Para mí la película habla de esto. El perdón deshiela lo que ha quedado congelado. Toca lo humano en el interior de quien ha sido perdonado, así como toca lo humano en el interior de quien perdona. El amor no siempre es fácil, no puede serlo. No puede proceder de una actitud de superioridad, sólo puede proceder de una actitud de humildad y de humanidad. Y, sin embargo, su belleza es poderosa. Dice: "Sí, sal de ti mismo. ¿Crees que no puedes perdonar?". Pues bien, no sabrás si puedes perdonar hasta que no perdones. Y, ¿cómo puedes perdonar? Para perdonar necesitas identificarte con el otro. Perdonas poniéndote en la piel del otro. Debes dejar de demonizarlo, no puedes decir "Soy mejor que él, yo nunca podría hacer eso". Por el contrario, tienes que mirar a la persona y decirte: "podría ser yo". Por tanto, sí, hay espacio a la esperanza, incluso en las circunstancias más dolorosas, trágicas y terribles, donde la esperanza parece imposible.

¿La película se dirige a creyentes o a no creyentes?

Roland Joffé: "Encontrarás dragones" se toma la fe en serio; se toma la santidad en serio. Pero su interés va mucho más allá de un público religioso. Su pregunta presupone una separación que, en realidad, es falsa. Todos vivimos en un mundo perturbado, todos tenemos que afrontar el dolor y la alegría de la vida ordinaria, y aunque recurramos a diferentes interpretaciones de la realidad sobre esta experiencia, al final todos moramos en el mismo mundo desgarrado y perturbado.

Es una película sobre creyentes y no creyentes. Quedé profundamente impresionado por la convicción de Josemaría de que todos somos santos en potencia, por su fe en que cada quien es en última instancia capaz de acabar con sus propios dragones. Espero que la gente que vea la película lo descubra en sus propias luchas con sus dragones y que comprenda que ningún santo ha llegado a serlo sin haber luchado.

La película también habla de muchas formas de amor. El amor de Ildiko por Oriol es una forma particular de amor. Su amor apasionado por edificar un mundo mejor es otra forma de amor. El amor de Manolo por Ildiko es también otra forma de amor, aunque esté atado por los celos y el resentimiento. El amor que anhela Manolo y que acaba recibiendo es también otra forma particular de amor. Estos diferentes tipos de amor se unen como en una tela de araña, formada por hilos individuales: cada hilo parece estar separado, pero luego la realización de la tela muestra que todos ellos forman parte de un conjunto más grande, que están unidos a la misma realidad, orientada hacia el mismo punto, hacia el mismo centro. Al final, todos estos hilos diferentes de amor, que parecen tan diferentes, convergen en un punto fundamental: "¿Este amor es más grande que el amor propio?". Esta es una pregunta importante. Y a ella se dedicó buena parte de la política de los inicios del siglo XX. De todos modos, plantea otra cuestión de una gran complejidad. Si este amor apasionado se basa en un ideal, o en una idealización, si consiste en la aceptación de un solo modelo de comportamiento humano, ¿cómo puede evitar caer en el fanatismo o la demonización? Desde tiempos de la Ilustración, esta ha sido una cuestión fundamental. En nombre del amor de un bien más grande, cuántos actos inhumanos se han cometido. Me parece que sólo si se comprende la trágica falibilidad de todos los seres humanos y de todos los comportamientos humanos podemos encontrar la senda del entendimiento y de esa profunda empatía, ese sentido de identificación con el otro, que libera de la demonización y de las espirales de violencia sin esperanza.

No se trata de una película católica, sino que trata de un tema clave en la teología cristiana y en todas las iglesias cristianas, así como en muchas otras religiones. Todas las religiones comprenden que los seres humanos, en sus relaciones unos con otros, toman opciones divinas, opciones que afectan profundamente a la vida de los demás y al mundo que les rodea. Esta interconexión constituye el fundamento del amor: lo que hacemos a favor o en contra de los demás nos afecta a nosotros y a ellos porque todos estamos unidos los unos a los otros.

¿Hasta qué punto su personaje de Josemaría Escrivá, que hoy es un santo de la Iglesia católica, se basa en hechos o es un producto ficción?

Roland Joffé: De todos los personajes de la película, Josemaría es el único que ha existido históricamente, el único sobre el que abundan testimonios y pruebas. Creo que la representación de Josemaría que ofrecemos de su sensibilidad, su sentido del humor, que indudablemente tenía, surge de los acontecimientos de su vida y es en realidad muy cercana a lo que fue él en realidad. He querido encontrar un punto de vista honesto al trazar su perfil, y tomar su fe en serio, como él lo hizo. Supongo que en el caso de los santos es algo típico ver en ellos, en extraña oposición con la pecadora de corazón de oro, a hombres con corazón de plomo; pero esto no es más que un cómodo convencionalismo. De hecho, la historia de Josemaría es la de un hombre que logra el éxito extraordinario de simplificar su vida entorno a un amor a Dios auténtico y poderoso. Este amor a Dios se convierte en un principio organizador que le da forma, así como una especie de sencillez y fuerza.

Pero esto no hace que sea aburrido o soso, pues este amor se dio en el mundo real, y el fruto de esta existencia en el mundo real, y con frecuencia cruel, es en todo hombre honesto la duda. Dudar de Dios y dudar de la bondad. Esta duda es sumamente fecunda. El amor no es algo caído del cielo, como algo sine qua non. Hay que luchar por él. Es lo que, como seres humanos, debemos llevar a la mesa. Tenemos que encontrar este amor profundo en nosotros mismos, comprendiendo la belleza escondida de nuestra fragilidad y de la fragilidad de los demás. En un sentido profundo que ilustra, me parece, la historia de Cristo. Si somos creyentes, tenemos que seguir buscando ese amor profundo en nosotros mismos y ofrecerlo a Dios y a su creación. Si no somos creyentes, tenemos que seguir buscándolo y ofreciéndolo a los demás, sin tener en cuenta su política, raza o religión.

Raúl Espinoza Aguilera - NoticieroDigital
16.09.2008

El próximo 29 de octubre tendrá lugar en El Salvador, la Cumbre Iberoamericana de Mandatarios de América Latina cuyo tema central será “Juventud y Desarrollo” en nuestro continente.

El pasado mes de abril se tuvo una reunión preparatoria -en este país centroamericano- como preparación a la Cumbre de Presidentes de Iberoamérica.

Repasando algunas de las conclusiones de este encuentro, me llamaron la atención las siguientes:

1. Buscan fomentar una “Educación de la Ciudadanía” pero en la que el Estado supuestamente debe arrogarse el derecho a la educación de los hijos en los valores fundamentales, por considerar que entre padres y descendientes existe una pronunciada brecha generacional. En suma, pretenden desplazar la autoridad paterna.

2. Impulsar la llamada “Salud Sexual Reproductiva” y la Ideología de Género, es decir, el aborto, las píldoras microabortivas, la homosexualidad, las esterilizaciones y demás métodos artificiales del control de la natalidad. Todo el contexto de este documento tiene como marco de referencia el imponer políticas antinatalistas desde diversos organismos internacionales a América Latina. Como una especie de nuevo “colonialismo” de subyugación ideológica de los países ricos sobre llamados países del Tercer Mundo. Sólo que ahora se trata de que todos los Mandatarios del continente firmen un documento que avalen dichas políticas de forma oficial.

3. En este documento se afirma también que ser madre promueve la pobreza (página 13).

Desde luego nunca había escuchado tan peregrina idea cuando son precisamente los ciudadanos los que hacen grande a un país. Por lo tanto, la maternidad genera la riqueza humana y espiritual de una familia, de una sociedad, de un país.

4. Sobre los programas de salud sexual y reproductiva dice textualmente este escrito: “Existe la evidencia en nuestra región de que los programas de abstinencia no están funcionando y por lo tanto deberían dejar de aplicarse dado que tienen efectos negativos”(página 13).

Sin más y “de un plumazo” descalifican un método que ha tenido un gran éxito para combatir el SIDA, por ejemplo, en Uganda, donde prioritariamente se ha fomentado la fidelidad entre los cónyuges y la abstinencia sexual entre los jóvenes y ha tenido un resultado enormemente positivo. Quizá ni las empresas farmacéuticas de píldoras microabortivas ni a los médicos que esterilizan o realizan operaciones para que las mujeres destruyan la vida del niño que llevan en su seno, les interese que este notable caso se conozca demasiado. Estamos hablando de muchos millones de dólares que lucran estas empresas trasnacionales.

Insisten hasta la saciedad en la importancia del “sexo seguro” por medio de la difusión masiva de preservativos. Está demostrado ampliamente que el publicitar el condón contribuye a promover las enfermedades sexuales, los abortos, y, de modo paradójico, el SIDA. También contribuye a que preadolescentes y adolescentes adelanten sus relaciones sexuales. El alarmante aumento de estos casos en las estadísticas hablan por sí mismas. En España, por ejemplo, se impulsó fuertemente el uso del preservativo y, si en el año 2000 había 63,756 abortos, a la vuelta de tan sólo cuatro años, esta cifra aumentó a 84,985 (de los cuales un importante porcentaje fue entre mujeres menores a 20 años), de acuerdo a los datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad.

5. Más adelante, también, se comenta -en la sección de “Ideas y Propuestas”, número 4- en este documento: “De cara a enfrentar los embarazos no deseados, es importante también preparar a las adolescentes para que puedan decidir sobre su vida sexual y su maternidad”. Se trata, me parece, de un intento por retirar la patria potestad de las mujeres adolescentes para que aborten sin el consentimiento de sus padres. Es también una maniobra por enfocar la vida sexual completamente separada del acto reproductivo, fomentarles el uso de todo tipo de métodos para no embarazarse, eliminar -en forma absoluta- su responsabilidad en materia de sexualidad y promover una especie de libertinaje en esta materia.

El papel de la mujer, por consiguiente, queda relegada a una condición de “objeto de placer” o de mero consumo. Se pretende arrancar su feminidad y sentido de maternidad, para “modernizarla” y envilecerla en su dignidad como persona humana.

La supuesta “educación sexual reproductiva” no es más que una visión pansexualista del joven, sin promoverles valores ni virtudes.

6. El foco de atención se centraliza en la mujer del campo. Es decir, se pretende abusar de la ignorancia y falta de formación en valores que existe en algunos medios rurales para imponer su ideología antinatalista. Basta recordar las esterilizaciones masivas que se hicieron a las campesinas de América Latina, a partir de la década de los años setenta, sin pedirles siquiera el consentimiento ni a la mujer ni al esposo. Ha sido una flagrante violación de los derechos humanos porque “de la noche a la mañana” se encontraron con la sorpresiva noticia de que ya no podían tener hijos.

7. En todo momento, la tarea de la madre de familia como formadora de los hijos en el hogar es considerada como una actividad denigrante, como una auténtica “carga” y causa de muchos “males”, entre otros, porque supuestamente la mujer no se “autorrealiza” en otros ámbitos. Todo ello no son sino prejuicios de toda una mentalidad que busca cambiar el papel de la mujer en la sociedad.

Si bien es cierto, que en las últimas décadas la mujer ha tenido un papel más protagónico en el mundo de la política, de la empresa, de la ciencia, de la cultura, etc., me parece que el ser madre de familia le concede una plenitud como mujer y tiene un rol insustituible que ninguna institución social puede relevar: el importantísimo papel de formar a las mujeres y los hombres de la sociedad de hoy y del mañana. Sin la labor formativa de los padres, los niños y los jóvenes no tendrían una adecuada formación (afectiva, psicológica, humana, espiritual, etc.), lo mismo que carecerían de ideas claras en los valores y virtudes para vivir y cultivar. Por otra parte, sin esta ayuda pueden ser fácil presa de desorientaciones de todo tipo.

8. Hacia el final del escrito (página 23), hay una mención peyorativa hacia la autoridad de los padres (se deduce que, también, de la moral cristiana) señalando que este modo de formación es “represivo y autoritario que para su ejercicio niega los derechos humanos” y lo comparan con el militarismo.

Personalmente, lo que me parece “represivo y autoritario” es que desde organismos internacionales y ONG’s antinatalistas busquen imponer sus ideologías porque -es de sobra conocido- que las ayudas económicas a los países de América Latina se concederán, si los Mandatarios avalan con su firma este documento en la Cubre Iberoamericana del mes entrante.

Me parece, por otra parte, que este documento adolece de las aspiraciones reales de los jóvenes de nuestro continente. Ellos desean ejercer un liderazgo creativo, con ilusión y empuje, en el que se fomenten los valores humanísticos, se respete la vida humana y los derechos de la familia. No desean ser instrumentalizados y ser reducidos a una especie de psicópatas sexuales. Hay que animar a los jóvenes a desarrollar una firme y definida personalidad, a crecer en fuerza de voluntad, en autocontrol de sus pasiones y estados de ánimo, y asumir las responsabilidades de sus propias acciones.

También, los jóvenes desean mayores oportunidades educativas y mejores empleos. Tienen un gran interés por la cultura y los avances tecnológicos. Nuestra juventud mexicana y de América Latina es capaz de enfrentar los grandes retos de nuestro siglo pero a los jóvenes hay que plantearles ideales magnánimos y valores trascendentes y no reducciones biologicistas como se busca imponer en este Cumbre Iberoamericana, que -como dice el poeta inglés T. S. Eliot- producen a esos “hombres huecos” que no tienen inteligencia ni capacidad de crítica, son hombres sin personalidad que se dejan llevar por lo que opina la masa.

Por Francisca R. Quiroga
06.06.2008

Robert Coles se propone exponer en este libro su experiencia como psiquiatra de niños, maestro voluntario y padre de tres hijos, que le ha llevado a descubrir la importancia de la dimensión moral de nuestra vida y, en consecuencia, de formar el sentido moral de los niños. Desde que empiezan a hablar, más en la edad escolar y de nuevo en la adolescencia, las personas se hacen preguntas éticas y buscan las respuestas para saber cómo orientar su vida. Es preciso ayudarles; enseñarles a que el pensamiento dirija las decisiones y la actuación; y facilitarles vivir de una manera buena (cfr. pp. 15, 20, 23, 49, 132, 176, 188, 200).

Como consecuencia de la orientación recibida en sus estudios de psiquiatría y en la práctica profesional, durante años veía los problemas de sus pacientes —niños y adolescentes— «con las lentes» —dice él mismo— de la psicología, reduciéndolos a su dimensión emocional (cfr. p. 137). Pero los niños le fueron haciendo descubrir que su visión era reductiva e insuficiente; que sólo llegaba a entenderlos cuando se percataba del sentido moral de sus planteamientos y de su conducta. También fue descubriendo que, tanto en niños como adolescentes, los problemas por los que les habían llevado a su consulta, procedían de que les faltaba una guía moral; frecuentemente les falta la atención debida por parte de sus padres.También los adolescentes que acudían a él querían que los ayudara en asuntos morales y psicológicos (cfr. p. 214).

La visión antropológica del autor que está latente en todo el libro es simple pero sustancialmente verdadera. La expresa de un modo directo cuando afirma que somos criaturas de cognición, de pasión y de propósito: intentamos ordenar nuestros conocimientos y deseos de modo que nuestra vida tenga un sentido (cfr. p. 137). Insiste en que no hay que mirar sólo el comportamiento exterior, sino también el mundo interior, y principalmente desde un a perspectiva ética. Hemos de enseñar a los niños a ver hacia dentro y hacia fuera desde un punto de mira moral; a ver el valor ético de sus pensamientos y de su conducta (cfr. p. 47).

En varias ocasiones se califica de psiquiatra psicoanalista; sin embargo el planteamiento antropológico y ético que pone de manifiesto en este libro no responde a las características ideológicas de la escuela psicoanalítica. Su concepción del hombre no es materialista, ni mecanicista ni determinista. Mucho menos pansexualista. En el apartado 3 del capítulo II, dedicado a la adolescencia afirma que, para la mayoría de los adolescentes, los problemas que les preocupan no son los relacionados con el sexo —en contra de lo que muchas veces suponen los adultos, incluidos sus propios padres—, sino lo que se refiere al sentido de la vida (cfr. p. 201).

Fue alumno de Eric Erikson y conoció a Anna Freud, de la que conserva unas palabras que cita en tres momentos del libro. Las obras de esta autora contienen serios errores; pero las declaraciones que reproduce Coles no; no aportan nada significativo y resultan más bien confusas, pero no afirma nada que pueda calificarse de falso. Hace también referencias a otros autores de la escuela psicoanalítica americana. Pero da más valor a las afirmaciones de una madre con sentido moral que a las de Melanie Klein o Anna Freud (cfr. pp. 100-101).

Su concepción moral, como la antropológica, es en sus líneas básicas verdadera. La vida buena es la de quien tiene las virtudes como guía para la acción. Sostiene que, para vivir las virtudes no basta tener conocimientos teóricos; hay que saber lo que son y querer vivirlas, porque atraen. Se consigue inculcar este modo de vivir en los niños si los adultos les dan un ejemplo auténtico, y si saben iluminar a los niños con su palabra en el momento oportuno. Aprecia mucho que las personas encuentren formas de vivir que realizan las virtudes (cfr. p. 151).

Las buenas cualidades que más se destacan son la generosidad y la preocupación por los demás; entre los defectos, el egoísmo, el ser jactancioso, el ir a la caza de alabanzas. Señala también como éticamente negativo dejarse llevar por los impulsos sin controlarlos. Insiste en que hay que enseñar a vivir las virtudes con sencillez, en la vida diaria (cfr. pp. 30-33).

Es poco riguroso a la hora definir como distinguimos lo que nos gusta o desagrada, de lo que es bueno o malo; tampoco precisa cómo llegamos a saber que determinadas cualidades son virtudes o son vicios (cfr. pp. 44-45). Habla, en ocasiones "de la regla de oro de la moral" o del "ideal bíblico", sin precisar más. De alguna manera entiende que las virtudes vividas son evidencias morales; las llama «hipótesis compartidas» (cfr. p. 47). Confía en el buen sentido moral y en la guía que puede proporcionar la religión; por eso aconseja a los padres que se fíen de la sabiduría de su propia confesión religiosa; hace referencia, sobre todo a la cristiana, la judía y la islámica.

Destaca mucho la influencia de los padres en la formación moral de los niños, porque sostiene que la fuente principal de enseñanza moral es el ejemplo, lo que se ve vivir día a día. Los niños son testigos de nuestra vida, y este testimonio es lo que los forma o los destruye.

Los niños y los adolescentes necesitan tener a su lado adultos en los que realmente puedan apoyarse, en los que puedan confiar, con valores que sean creíbles, deseables y que les facilitan compartir su experiencia de vida (cfr. p. 82). Especialmente los adolescentes se preguntan "en qué creen" sus padres; cuando sus aspiraciones son de poca altura, a pesar de la apariencia de éxito, los hijos los desprecian (cfr. pp. 202 y ss.). Pero no hay que esperar a la adolescencia. Destaca la importancia de dedicar tiempo y atención a los niños desde que son pequeños. (cfr. p. 177). En la mayoría de las historias clínicas de niños y adolescentes con problemas, se encuentra padres ausentes o despegados (cfr. pp. 81-85).

Ha visto que los niños buscan saber cómo comportarse y que esperan llegar a saberlo mirando la conducta de los mayores. Se hacen preguntas éticas fuertes y esperan una respuesta de padres y profesores. Así fue entendiendo que la vida buena tiene que partir de un conocimiento moral, que los niños aprenden sobre todo viéndolo vivido, más que por enseñanzas teóricas. Hay que ayudarles también dialogando con ellos sobre lo que es bueno o malo; hay que suscitar en ellos cuestiones de conciencia, preocupación moral (cfr. p. 24).

También ayuda la narrativa. En el Apéndice final (pp. 256-258) recomienda varios libros; entre ellos las obras de William Bennet, E libro de las virtudes (1993) y The Moral Compass: Stories of life"s Journey (1995); desde luego los clásicos de la literatura universal.

En varias ocasiones se refiere a la conciencia. En la p. 141 afirma: «La conciencia es la voz dentro de nosotros que ha oído realmente las voces de los demás (por supuesto, empezando por nuestros propios padres) y, por tanto, nos habla en murmullos, aunque a veces nos grita diciéndonos lo que debemos hacer y lo que no, guiándonos en nuestra forma de pensar y de actuar». Afirma que el sentido de lo bueno y de lo malo se forma gracias al testimonio de «padres y madres que están convencidos de lo que debe decirse y hacerse, y en qué circunstancias, así como de lo que es intolerable, de lo que no debe ser permitido en absoluto» (p. 83).

En el libro se hace referencia a Dios. Desde luego los niños le ponen de manifiesto que Dios cuenta en sus vidas. Sin embargo, no se ve que entienda que Él es el fundamento de la vida moral. Entre los casos que recoge, es significativo el de un niño de seis años, que mostraba claramente que, a esa edad, se puede entender que hay una relación entre Dios, el hombre y los planetas (cfr. pp. 137-141). También es expresiva la historia de Betsy (cfr. pp. 143-152). Ocasionalmente hace referencias positivas a acciones o actitudes religiosas, como la oración (cfr. p. 94).

Lamenta que en la sociedad norteamericana —sobre todo en los ambientes más acomodados y cultos— se esté perdiendo el sentido moral, que va siendo sustituido por un psicologismo que califica de retórico y vacío. Su propósito es, por eso, hacer valer su experiencia como psiquiatra para hacer ver la importancia del sentido de lo bueno y de lo malo, del sentido ético para la vida de toda persona. Señala que en los colegios se valora a los alumnos sólo en términos de inteligencia; él propone que los profesores se hagan también otro tipo de preguntas: si son generosos o egoístas, si prestan atención a los demás o están concentrados en sí mismos. Le alarma todavía más, ver a los padres contagiados por la mentalidad psicologista (cfr. pp. 117-118; 179-185; 212). Lo que es un problema moral se envuelve en jerga psicológica, evadiendo así enfrentarse con su verdadera naturaleza (cfr. p. 20). En concreto, los problemas que plantean muchos adolescentes que son enviados al psiquiatra se deben a que van a la deriva, sin ninguna convicción moral que los oriente (cfr. p. 72).

En muchas partes del libro reproduce palabras de niños y adolescentes: discusiones en clase, declaraciones de sus pacientes, diálogos de padres con los que se reúne regularmente. Se advierte que les ayuda a expresarse y a manifestar las cuestiones éticas que llevan dentro; pero se echa de menos que no dé una orientación explícita, cuando el caso lo requiere. Hay como una cierta contradicción entre este modo de proceder y lo que afirma varias veces: los niños necesitan una orientación moral, y la esperan de los adultos; con hechos y también con palabras. En cuanto los niños empiezan a hablar —dice— ya entienden los mensajes morales explícitos; y necesitan que se los den (cfr. pp. 117-118). Tampoco resulta acertado, en este sentido, el comentario a la película Una historia de Bronx (cfr. pp. 33-36). Hay algunos momentos en que la exposición es menos acertada o confusa. Concretamente, el análisis de algunos casos, por ejemplo, el de Tim (pp. 163-171) es poco claro.

Cardenal Angelo Sodano - ACI
27.05.2010

La drogadicción es una enfermedad que consiste en la dependencia de sustancias que afectan el sistema nervioso central y las funciones cerebrales, produciendo alteraciones en el comportamiento, la percepción, el juicio y las emociones. Los efectos de las drogas son diversos, dependiendo del tipo de droga y la cantidad o frecuencia con la que se consume. Pueden producir alucinaciones, intensificar o entorpecer los sentidos, provocar sensaciones de euforia o desesperación. Algunas drogas pueden incluso llevar a la locura o la muerte.

La dependencia producida por las drogas puede ser de dos tipos:

  1. Dependencia física: El organismo se vuelve necesitado de las drogas, tal es así que cuando se interrumpe el consumo sobrevienen fuertes trastornos fisiológicos, lo que se conoce como síndrome de abstinencia.
  2. Dependencia psíquica: Es el estado de euforia que se siente cuando se consume droga, y que lleva a buscar nuevamente el consumo para evitar el malestar u obtener placer. El individuo siente una imperiosa necesidad de consumir droga, y experimenta un desplome emocional cuando no la consigue.

Algunas drogas producen tolerancia, que lleva al drogadicto a consumir mayor cantidad de droga cada vez, puesto que el organismo se adapta al consumo y necesita una mayor cantidad de sustancia para conseguir el mismo efecto.

La dependencia, psíquica o física, producida por las drogas puede llegar a ser muy fuerte, esclavizando la voluntad y desplazando otras necesidades básicas, como comer o dormir. La necesidad de droga es más fuerte. La persona pierde todo concepto de moralidad y hace cosas que, de no estar bajo el influjo de la droga, no haría, como mentir, robar, prostituirse e incluso matar. La droga se convierte en el centro de la vida del drogadicto, llegando a afectarla en todos los aspectos: en el trabajo, en las relaciones familiares e interpersonales, en los estudios, etc.

¿Qué lleva a las personas a consumir drogas?

Existen muchas causas y muchos factores. Lo primero que hay que tener en cuenta es que el fenómeno de la drogadicción no es exclusivo de un grupo o estrato social, económico o cultural determinado. El consumo de drogas afecta a toda la sociedad en su conjunto.

En general, el uso de drogas corresponde a un afán de huir de la realidad. Las drogas proporcionan una vía de escape, un alivio temporal a los problemas personales, familiares o sociales. También son una puerta de salida frente al vacío existencial presente en el interior de la persona, el cual la lleva a volcarse en búsqueda de salidas ilusorias que llenen dicho vacío.

Algunos factores que favorecen el fenómeno de la drogadicción pueden ser clasificados del modo siguiente:

Factores de tipo social: En la actualidad, existe una amplia disponibilidad de drogas, legales e ilegales, lo que hace mucho más fácil el acceso y el consumo de las mismas. Tranquilizantes, somníferos, hipnóticos, etc., se pueden conseguir en las farmacias sin receta médica. Asimismo el amplio tráfico y distribución de drogas ilegales hace que sea fácil obtenerlas. Algunas drogas, como el éxtasis, están "de moda", y prácticamente se puede obtener en cualquier discoteca. Niños y jóvenes que viven en las calles pueden obtener pegamentos, tales como el Terokal, para inhalar.

También existe mucha desinformación en el tema de las drogas. Algunos sectores proponen la despenalización e incluso la legalización del uso de drogas tales como la marihuana y la cocaína, argumentando que no son peligrosas, al menos no más que el tabaco o el alcohol, que son legales; o que al legalizar la droga el tráfico ilícito y las mafias cesarán de existir. Los medios de comunicación y sistemas educativos favorecen también el consumo de drogas al promover valores distorsionados (el placer y la satisfacción como meta última de la vida, el consumismo, el sentirse bien a cualquier precio, el vivir el momento, etc.)

El ansia del joven de pertenecer a un grupo, de sentirse parte de un círculo social determinado, y las presiones por parte de los "amigos", pueden hacer también que el joven se vea iniciado en el consumo de drogas. El consumo puede ser el requisito para la pertenencia a dicho grupo, y una vez dentro se facilita la adquisición y el consumo de sustancias tóxicas.

Factores de tipo familiar: Los hijos de padres fumadores, bebedores o toxicodependientes son más proclives a tomar drogas que los hijos de padres que no lo son. Un ambiente familiar demasiado permisivo, donde no exista disciplina o control sobre los hijos; o demasiado rígido, donde los hijos se encuentren sometidos a un régimen demasiado autoritario o se encuentren sobreprotegidos, puede también fomentar el consumo de drogas. La desatención de los hijos por parte de los padres, las familias divididas o destruidas, las continuas peleas de los cónyuges frente a los hijos, la falta de comunicación entre hijos y padres, todos éstos son factores que contribuyen a crear un clima de riesgo, donde la droga puede convertirse fácilmente en una válvula de escape.

Se ha comprobado que el uso de drogas por parte de los jóvenes es menos frecuente cuando las relaciones familiares son satisfactorias.

Factores de tipo individual: Muchos factores personales pueden influir en la decisión de consumir drogas. Éstas pueden ser vistas como una vía de escape a los problemas cotidianos; algunas personas las usan como medio para compensar frustración, soledad, baja autoestima o problemas afectivos. En efecto, bajo el efecto de las drogas la persona experimenta un estado de euforia que le hace olvidar los problemas o las limitaciones que tenga. Lo malo es que es una ilusión, y luego de ese estado de euforia viene una frustración incluso mayor que la inicial, lo que lleva a la persona a recurrir nuevamente a la droga.

Otros se inician en la droga por curiosidad, o para experimentar sensaciones nuevas ante una cierta apatía, hastío, aburrimiento o incluso sinsentido de la vida. Ante el vacío que experimentan, la droga se presenta como una posibilidad, aparentemente atractiva, de llenar ese vacío.

¿Cuáles son las consecuencias del abuso de drogas?

Entre las consecuencias del abuso de drogas podemos señalar:

Trastornos fisiológicos y psicológicos: entre los trastornos fisiológicos tenemos el síndrome de abstinencia, convulsiones, cambios en el ritmo cardiaco, deterioro del sistema nervioso central, etc. Entre los trastornos psicológicos tenemos: alucinaciones, tendencias paranoicas, depresión, neurosis, etc.

Deterioro y debilitamiento de la voluntad: el drogadicto se vuelve literalmente un esclavo de la droga, pudiendo hacer lo que sea para conseguirla.

Deterioro de las relaciones personales: el drogadicto ya no es capaz de mantener relaciones estables, ya sea con familiares o amigos. Muchas veces roba o engaña para poder conseguir droga, lo cual deteriora aún más sus relaciones.

Baja del rendimiento en el trabajo o en el estudio. Se llega al grado de abandonar metas y planes, recurriendo a la droga como única "solución".

Consecuencias sociales: el drogadicto puede verse involucrado en agresiones o conflictos. Bajo la influencia de la droga se pueden llegar a cometer crímenes tales como robos o asesinatos.

Consecuencias económicas: El uso de drogas puede llegar a ser muy caro, llevando al drogadicto a destinar todos sus recursos para mantener el consumo.

Las drogas no solamente tienen consecuencias negativas para quienes las usan. También se ven afectadas las personas que rodean al drogadicto, especialmente las de su entorno más cercano, como familiares y amigos. No es sólo la vida del drogadicto la que está en juego.

¿Cómo puedo identificar a un drogadicto?

Existen algunos indicios que pueden identificarse como señales de peligro. No siempre indican la presencia de abuso de drogas, pero pueden servir como una guía para detectar dicho abuso. Entre estos indicios tenemos:

  1. Cambios repentinos en la personalidad y en los hábitos.
  2. Exceso de mal humor. Irritabilidad. Susceptibilidad.
  3. Repentina caída en el rendimiento académico o laboral.
  4. Descuido en el aspecto y aseo personal.
  5. Desaparición de objetos de valor o dinero en casa.
  6. Temblores, insomnio, aspecto somnoliento o adormilado, lenguaje incoherente.
  7. Depresión, apatía, desgano, falta de motivación.
  8. Incapacidad de cumplir con las responsabilidades.-
  9. Aislamiento del grupo habitual de amigos.
  10. Hábitos antisociales, como mentir, robar o pelear.
  11. Crisis nerviosas.
  12. Pérdida del apetito.

¿Cómo prevenir la drogadicción?

No se trata simplemente de prohibir la droga, ni de controlar su distribución. Aunque estas cosas son necesarias, el problema de la drogadicción tiene sus raíces en la sociedad misma. Es por ello que es necesario un compromiso de la sociedad en su conjunto. Padres, maestros, medios de comunicación, instituciones, etc., deben comprometerse a construir una sociedad nueva, donde sean promovidos los valores auténticos, especialmente los espirituales. De no hacerlo así, todas las estrategias de prevención serán inútiles, pues el problema de fondo seguirá existiendo.

Para las personas que ya han caído en el abuso de drogas, no bastan los simples tratamientos médicos, dado que existen otros problemas del individuo que están detrás del hecho de su drogadicción. Es necesario, junto con el tratamiento médico de desintoxicación propiamente dicho, un tratamiento de rehabilitación que haga que la persona redescubra su valor y su identidad más profunda. Este tratamiento no será posible sin la participación del individuo, sin su voluntad de cambiar. El apoyo de la familia y una adecuada asistencia espiritual son también fundamentales para la rehabilitación.

LaFamilia.info
06.06.2008

No han faltado a lo largo de la historia quienes han saludado cada descubrimiento humano como un paso hacia la presunta negación de Dios. A veces han sido los propios científicos quienes han dado esa interpretación a sus conclusiones.

Resulta, sin embargo, curioso comprobar que esos hombres de ciencia ateos lo han sido siempre —ateos— con anterioridad e independencia de su saber positivo; no es fácil, en cambio encontrar a uno solo que haya llegado a su ateísmo como conclusión obligada de sus investigaciones físicas, biológicas, astronómicas, antropológicas, etc.; ni tampoco resulta sencillo encontrar un solo ejemplo de científico ateo que, en nombre de la ciencia, haya lograda convertir a la increencia a uno de sus colegas investigadores: su proselitismo, en todo casa, se ha ejercido sobre personas alejadas de los laboratorios, excavaciones u observatorios.

No necesita el creyente que un científico acuda para fundamentar su fe: Ni se pretende eso con el dossier que a continuación ofrecemos a nuestros lectores. Únicamente se trata de mostrar algunos testimonios —de tiempos y campos muy variados— que sirven como ilustración de lo que queda dicho que ningún auténtico saber humano supone un obstáculo para la vida religiosa...

No hará falta decir que la antología que sigue, de ninguna manera busca ser exhaustiva: tiene simplemente la pretensión de ser el ejemplo contrario que desautoriza una afirmación universal (“el científico vive por fuerza en un universo secularizado, ateo”)

Newton
(Físico, Astrónomo y Matemático) (1642-1727)
“El orden admirable del sol, de los planetas y cometas tiene que ser obra de un Ser Todopoderoso e inteligente.; y si cada estrella fija en el centro de un sistema semejante al nuestro es cierto que, llevando todos el sello del mismo plan, todos deben estar sumisos a un solo y mismo Ser... Este Ser infinito lo gobierna todo no como el alma del mundo, sino como Señor de todas las cosas. Dios es el Ser Supremo, Infinito, Eterno, absolutamente Perpetuo.

Copernico
(Astrónomo) (1473-1543)
Si existe una ciencia que eleve el alma del hombre y la remonte a lo alto en medio de las pequeñeces de la tierra, es la Astronomía..., pues no se puede contemplar el orden magnífico que gobierna el universo sin mirar ante sí y en todas las cosas al Creador mismo, fuente de todo bien”.

Linneo
(Botánico) (1707-1778)
«Salía yo de un sueño cuando Dios pasó de lado cerca de mí: le vi y me llené de asombro... He rastreado las huellas de su acción en las criaturas y, en todas, aún en las más ínfimas y más cercanas a la nada. ¡Qué poder, qué sabiduría, qué insondables perfecciones he encontrado!

Kepler
(Astrónomo) (1571-1630)
“Hasta ahora he proclamado la obra de Dios creador. Queda ahora por cerrar la continuación de las demostraciones, para elevar finalmente al cielo los ojos y las manos y, piadoso y suplicante rogar al Padre de las luces:

“Oh tú que despiertas en nosotros, por la luz de la naturaleza, el deseo de la luz de la gracia, a fin de conducimos por ella a la luz de gloria: te doy gracias, Señor Creador, que me has deleitado con lo que has hecho y me haz recogido con la obra de tus manos.

“Ahora yo he terminado la obra de mi profesión habiendo empleado todas las fuerzas del talento que tú me has dado: he manifestado la gloria de tus obras a los hombres, que lean estas demostraciones, por lo menos en la medida en que la estrechez de mi Inteligencia ha podido captar su infinitud: mi espíritu ha estado atento a filosofar correctamente.

»Si he producido alguna cosa indigna de tus designios, yo, gusanillo nacido y alimentado en el bando del pecado. Inspírame tú lo que quieres que sepan los hombres, a fin de que me corrija.

»Si he caído en la temeridad frente a la belleza admirable de tus obras, o si he buscado mi propia gloria ante los hombres, mientras avanzaba en una obra destinada a tu gloria, benigno y misericordioso, perdóname.

“Dígnate, en fin, velar en tu bondad para que estas demostraciones sirvan para tu gloría y para la salvación de las almas en lugar de serles obstáculo”.

Gregorio Marañon
(Médico Ensayista) (1887-1960).
“Es evidente que la ciencia, a pesar de sus progresos increíbles, no pueda ni podrá nunca explicarlo todo. Cada vez ganará nuevas zonas a lo que hoy parece inexplicable; pero las rayas fronterizas del saber, por muy lejos que se eleven tendrán siempre delante un infinito mundo misterioso a cuya puerta llamará angustioso nuestro ¿porque? , sin que nos den otra respuesta que una palabra Dios. El hombre, dotado de auténtica sabiduría, está siempre enfrentado, quiéralo o no con la divinidad: huiría, sólo conduce a la superstición de la ciencia misma y por tanto, a dejar de avanzar para dar vueltas sin fin.

Dr. Sellineck
“En todos los pormenores de la generación y de la herencia vemos la existencia de una mente constructora que supera en mucho todas las capacidades humanas. Sólo actividades creadoras, arquitectos altamente inteligentes pueden haberlas ideado y construido. Del estudio de la materia organizada, tanto de las mayores dimensiones como de las más pequeñas, hemos de sacar la conclusión fija de que no actúan en ellas solamente fuerzas físico-químicas, sino con toda certeza, podemos afirmarlo. Inteligentes, ordenadoras, y directrices. La aceptación de los organismos vivos, por ciega casualidad, de la conjunción de las energías de las fuerzas físico-químicas, es una idea totalmente abandonada ya por la ciencia…

El hombre que no ha llegado al conocimiento de Dios, el ateo no ha llegado aún al desenvolvimiento espiritual necesario, es un enfermo de la vista, un ciego de cataratas…”

Wernher Von Braum
(Físico) (1912- )

“Los materialistas del siglo XIX y sus herederos los marxistas del siglo XX nos dicen que el creciente conocimiento científico de la creación permite rebajar la fe en un Creador. Pero toda nueva respuesta ha suscitado nuevas preguntas. Cuanto más comprendemos la complejidad de la estructura atómica, la naturaleza de la vida o el camino de las galaxias, tanto más encontramos nuevas razones para asombrarnos ante los esplendores de la creación divina... El hombre tiene necesidad de fe como tiene necesidad de paz, de agua y de aire... Tenemos necesidad de creer en Dios”.

Faye
(Astrónomo) (1814-1902)

“En cuanto a negar a Dios, es como si desde aquellas alturas se dejara uno caer pesadamente sobre el suelo. (..) Es falso que la ciencia haya llegado por sí misma a la negación de Dios. Esta se produce en ciertas épocas de lucha contra instituciones del pasado. Así se encuentran algunos filósofos ateos en la decadencia de la antigua sociedad grecorromana, a fines del siglo XVIII y aún hoy seguramente, porque es propio de la lucha y pronto volverán los espíritus a las verdades eternas; muy asombrados, en el fondo, de haberlas combatido durante tanto tiempo. Uno de los más admirables cambios de este género es el voto por el cual declaró la Convención el día 7 de mayo de 1794 que la nación francesa reconocía la existencia del Ser Supremo”.

Volta
(Físico) (1745-1827)

«He estudiado y reflexionado mucho. Ahora ya veo a Dios en todo».

Pasteur
(Biólogo) (1822-1895)

«Yo te aseguro que por que sé algo, creo como un bretón; si supiera más creería como una bretona».

Einstein
(Físico) (1898-1950)

«Encuentras curioso que yo considere la comprensibilidad del mundo (en la medida en que estamos autorizados para hablar de tal comprensibilidad) como de un milagro o un eterno misterio. Pues bien, a priori debería esperarse un mundo caótico, que no pudiera en modo alguno ser comprendido por el pensamiento, Se podría (sí, se debería) esperar que el mundo estuviera sometido a la ley en la medida solamente en que intervenimos con nuestra inteligencia ordenadora. Esto sería una especie de orden como el orden alfabético de las palabras en una lengua. En cambio, la especie de orden creada por la Teoría de la gravitación de Newton es de un carácter totalmente distinto. Aun cuando los axiomas de la teoría sean puestos por el hombre, el éxito de una empresa tal supone un orden de alto grado del mundo objetivo, que nadie estaba a priori autorizado para esperar. Esto es el milagro’, que se fortifica cada vez más con el progreso de nuestros conocimientos»,

»Aquí se encuentra el punto débil de los positivistas y de los ateos profesionales, que se sienten felices porque tienen la conciencia no sólo de haber librado con pleno éxito el mundo de dioses. sino de haberlos “despojado de milagros” Lo curioso es que debemos contentarnos con reconocer el “milagro” sin que exista un camino legitimo para ir más allá. Me veo forzado a añadir esto expresamente, a fin de que no creas que - debilitado por la edad — he sido presa de los curas (30 marzo 1952)».

(Conviene subrayar que Einstein —cama indican las últimas palabras— no da el paso razonable, al Dios Personal y Trascendente a que apuntan sus consideraciones; se detiene, intencionadamente ahí: »Mi religión consiste en una humilde admiración del superior espíritu ilimitado que se revela en los mínimos detalles que somos capaces de percibir con nuestras frágiles y débiles mentes. Ese convencimiento profundamente emocional de la presencia de un poder racional superior que se revela en el universo incomprensible, forma mi idea de Dios»).

Fabre
(Entomólogo) (1822-1915)

«No puedo decir que creo en Dios; le veo; sin El nada comprendo, todo son tinieblas... Cada siglo tiene su chifladura, la de la época presente es la del ateísmo...: me arrancarán la piel antes que la fe en Dios».

Zenit - Aceprensa
21.03.2011
 

Antes directora de la clínica de Planned Parenthood, el mayor proveedor de abortos en Estados Unidos, Abby Johnson se convirtió en una activa defensora de la vida tras ver la ecografía de un feto de 13 semanas. Johnson se vio envuelta en las maniobras y fue sometida a intimidaciones por parte de Planned Parenthood, que le acusaba de haber robado documentos confidenciales, pero finalmente los tribunales la absolvieron. Su historia aparece recogida en Unplanned, libro autobiográfico que se publicó el año pasado en Estados Unidos.

 

La compasión de Abby Johnson por las mujeres en crisis la llevó a trabajar en Planned Parenthood, pero su promoción del aborto y de los métodos anticonceptivos, pronto le crearon dudas sobre las verdaderas necesidades de las mujeres.

La antigua directora de la clínica de abortos, habló sobre las necesidades reales de las mujeres en crisis y como el ser pro-vida significa educar de verdad a las personas en las libertades que determinarán sus vidas.

Johnson explica en su libro el programa de Planned Parenthood: hacer dinero incitando a las mujeres a abortar.

Actualmente está trabajando con la organización pro-vida, 40 Days For Life, que promueve otras campañas de oración para llegar de forma pacífica a las mujeres que lo necesitan.

En esta entrevista con ZENIT, Johnson revela la razón de porqué el acercamiento de 40 Days For Life ha tenido un éxito sin precedentes, tanto en su propia conversión como en las vidas de los demás, y como el testimonio de los trabajadores pro-vida le atrajo a la Iglesia católica.

 

Entrevista con la ex directora de Planned Parenthood Abby Johnson

 

- La historia de su cambio desde la postura pro-aborto a la pro-vida, al “otro lado del muro”, es a la vez atractiva y convincente. Más allá de los acontecimientos ¿podría explicarnos su decisión de convertirse al catolicismo esta Pascua junto a su marido?

Abby Johnson: Mi marido Doug y yo hemos acudido a muchas iglesias antes de que yo dejase Planned Parenthood. Siempre me gustó más un servicio litúrgico que uno contemporáneo. Cuando dejé Planned Parenthood ya no fui bienvenida en mi Iglesia Episcopaliana y fue muy dolorosa para mí su decisión de que yo dejara la iglesia simplemente porque decidí no trabajar más en Planned Parenthood.

El día que dejé de trabajar en Planned Parenthood fui abrazada por los amorosos brazos de quienes habían rezado por mí durante años, muchos de los cuales son católicos. Al principio empecé a hablar en las Iglesias Católicas y en eventos a los que acudían muchos católicos.

No sólo gracias a esto, pero empecé a tener un círculo de amistades católicas, y estos amigos me invitaban a sus iglesias. Después de acudir a varias parroquias católicas, me enamoré de la liturgia y me encontré a mí misma queriendo aprender más y más cada día.

Me dí cuenta de que la devoción que mis amigos católicos tenían no era la que yo tenía y yo quería la misma que ellos. Doug y yo decidimos que queríamos formar parte de lo que la Iglesia católica representa y hemos encontrado este propósito dentro de la Iglesia.

 

-En su libro, una cosa que permanece es su compasión y su sincero deseo de ayudar a las mujeres en crisis, que una vez le motivó a trabajar en la clínica de Planned Parenthood. Parece que se haya dado cuenta, sin embargo, de que su actitud de caridad evangélica tenga más resonancia con la verdad cuando se unió a la causa pro-vida. ¿Cómo ha cambiado su comprensión de los que necesitan realmente las mujeres en crisis?

 

Abby Johnson: Las mujeres en crisis no necesitan un “apaño rápido”. Este apaño rápido normalmente viene acompañado de una pena emocional que dura toda la vida, entrar en una clínica como una madre y salir de ella sin serlo más, causa a las mujeres y a sus familias un dolor que nunca hubieran imaginado.

No me di cuenta de está realidad hasta que yo misma fui testigo de un aborto guiado por ecografía. Ver un cuerpo perfectamente formado que huye del instrumental del aborto y como es hecho trizas, me “despertó” en todos los sentidos. Me di cuenta de que no estaba ayudando a las mujeres con problemas ¡estaba añadiendo uno nuevo al cúmulo de problemas a los que ya se enfrentaban!

Estas mujeres necesitan ser respetadas y que se les dé el tiempo necesario para sopesar cada “elección” disponible con sus pros y contras.

Necesitan compasión, un hombro sobre el que llorar, una persona que les escuche y lo más importante alguien que las anime porque se merecen algo mejor que un aborto.

Las clínicas abortivas continuarán acumulándoles crisis sobre crisis; nosotros como pro-vida, continuaremos ofreciéndoles esperanza y un mejor futuro a pesar de sus problemas.

 

-Usted ha hecho mucho para explicar como la idea de Planificación Familiar es incitar a abortar por motivos económicos. ¿Qué piensa sobre la difusión de métodos anticonceptivos? ¿Ha cambiado su opinión sobre la efectividad de estos medios para “prevenir embarazos no deseados”?

Abby Johnson: Mientras trabajaba en Planned Parenthood descubrí que el 60%de embarazos no deseados eran de mujeres que habían usado algún tipo de método anticonceptivo, una de las razones es que Planned Parenthood no se toma la molestia y el tiempo de educar a las mujeres en sus elecciones con respecto al método anticonceptivo sino que los distribuyen como si fuesen caramelos.

El hecho de que no se tomen el tiempo para explicar los riesgos, complicaciones y componentes necesarios para el control de natalidad hace que muchas mujeres abusen del método que estén usando, lo que le conduce a un embarazo no planeado.

Planned Parenthood entonces, usa el aborto como sistema de seguridad en el control de la natalidad.

Siempre defendí el control de los nacimientos, porque incluso mientras trabajaba en Planned Parenthood mi objetivo era reducir los abortos proveyendo de medios asequibles o gratuitos de control de natalidad a las parejas sexualmente activas que no estaban dispuestas a formar una familia.

Aunque yo personalmente no deseo usar métodos anticonceptivos debido a los riesgos médicos que conlleva y a mis convicciones espirituales, entiendo a quienes lo hacen y sabemos que como asociación tenemos que informar a las mujeres de que hay mejores opciones que los anticonceptivos hormonales. Mi recomendación a los que pretenden usar un método anticonceptivo es el de la planificación familiar natural, que es una forma natural de evitar embarazos no deseados o inesperados sin el uso de medicamentos o procedimientos médicos. Es también una manera de conectar con tu pareja a un nivel muy personal en el que ambos tienen una parte equitativa en el proceso de la fertilidad.

 

- Según su historia, fue el enfoque único de la campaña 40 Days for Life la que tocó su corazón y causó su conversión. ¿Qué hay en esta campaña que es tan eficaz en la promoción de la causa pro-vida?

Abby Johnson: 40 Days For Life es una campaña que consiste en 40 días de vigilias pacíficas de oración en el exterior de las clínicas abortivas. Su objetivo es diferente de aquellos “piquetes” que se apostaban en las clínicas abortivas hace años. Su objetivo no es condenar u odiar sino tener un acercamiento amoroso, pacífico y de oración.

Cuando los pro-elección o los trabajadores de las clínicas abortivas vemos los esfuerzos de los participantes de 40 Days for Life, que son sinceros, compasivos, y que realmente quieren ayudar a estas a mujeres a tomar la mejor decisión, se despierta algo en nuestros corazones.

Los 40 días de constante vigilia no es sólo por la dedicación, sino por una causa que va más allá de los esfuerzos de la industria del aborto para ayudar a estas mujeres. No sólo se preocupan por la salud o el bienestar físico de las mujeres que pueden o no estar embarazadas sino por su bienestar espiritual también.

40 Days For Life no sólo “trata a un paciente”, sino que también se encarga del alma. Esto es lo que hace que 40 Days For Life sea tan efectivo y le hace estar aparte de los esfuerzos de otras organizaciones incluida la Planned Parenthood.

 

- ¿Qué le gustaría que la gente pro-vida aprendiera de su historia, acerca de cómo dialogar con amigos, familiares o colegas que son abortistas?

Abby Johnson: La única manera de conversar con amigos, familia o colegas abortistas es desde la calma, la oración y el amor. Si se ha leído mi libro, la gente que se reunía en el exterior de Planned Parenthood para condenar, sólo nos hacía a mí misma y a mis compañeras “proteger” más a estas mujeres.

Siempre fueron la presencia y las palabras de gente de paz, de oración y amor, al otro lado de la valla y también de la cuestión del aborto, lo que me hizo pensar más e incluso reflexionar realmente con ellos.

Yo sabía que ellos querían lo mismo que yo; ellos querían desesperadamente ayudar a estas mujeres (aunque yo pensaba que querían ayudar de un modo equivocado). A pesar de mi mentalidad pro-aborto, estas personas me impresionaron, y me impregné de sus palabras y acciones, hasta el día en que dejé Planned Parenthood.

La cosa más influyente que un pro-vida puede hacer es amar, rezar y estar presentes en las clínicas de forma pacífica; una de las principales razones por las que dejé Planned Parenthood y por la que defiendo activamente la vida hoy es por estas cualidades de ciertas personas pro-vida que nunca me abandonaron.

Mis palabras a todos los pro-vida son las de “¡no abandonéis!” y presentaros a vosotros mismos de un modo que los trabajadores o abogados de la causa abortista se sientan atraídos por vosotros y no os olviden, porque esto es lo que cambia los corazones.

 

Por Genevieve Pollock. Traducción del inglés por Carmen Álvarez