LaFamilia.info
22.07.2010

Gran parte del rendimiento académico de los estudiantes depende de las labores académicas que realizan en casa. Y aunque no se trata de que los padres sustituyan a los profesores, ni de que hagan las tareas escolares de sus hijos, deben estar presentes en la supervisión y elaboración de los trabajos en casa.

Existen varias formas de ayudar a los hijos. Uno de ellas es la orientación para adoptar un adecuado hábito de estudio, pues de éste dependerá un buen desempeño en el colegio.

Empiece por identificar si sus hijos están estudiando de manera adecuada pues la experiencia nos dice que una inmensa mayoría de niños no saben estudiar. Antes de imponer cualquier método académico, debe invitar al niño a revisarse y a cambiar de actitud.

Son muy frecuentes los siguientes malos hábitos de estudio:

  • El memorismo: Este defecto nace del predominio del afán de retener sobre el de pensar y comprender. Por ejemplo, aprenderse las lecciones de memoria con las mismas palabras del libro y recitar textualmente párrafos que no se entienden. En buena parte ha sido fomentado por el tradicional sistema de enseñanza en el que se daba mucha más importancia a la cantidad de información poseída que a su comprensión.
  • El estudiar simplemente para aprobar: Se estudia únicamente cuando se anuncia un examen y una vez aprobada la materia se archivan los libros para siempre. El estudio en este contexto, es una mera obligación, una actividad impuesta y no una actitud de búsqueda del saber.
  • Mala distribución del tiempo: No se tienen criterios adecuados para organizar el trabajo y distribuir el tiempo de estudio. Así, por ejemplo, es muy normal estudiar únicamente en vísperas de una prueba, lo que supone concentrar masivamente todo el trabajo en pocas horas. Este procedimiento hace que el estudio sea irracional (no se puede "digerir" adecuadamente tanto contenido en tan poco tiempo) y además da lugar a peligrosas situaciones de fatiga intelectual.
  • Estudiar de una forma pasiva: Para muchos estudiantes no existe ninguna diferencia entre leer una novela y estudiar una lección (la lectura recreativa es siempre de poca exigencia comprensiva, amena y no es necesario retener ni dar cuenta a nadie de lo aprendido. El estudio, por el contrario requiere mucho más esfuerzo: reclama del estudiante la actitud de profundizar en la comprensión de lo leído, relacionarlo con otras cuestiones o materias, integrarlo a su experiencia y aprendizaje anterior, ser capaz de recordarlo, de expresarlo adecuadamente, e incluso de utilizarlo de forma práctica, es decir, saber aplicar lo aprendido).

Por estudio pasivo se entiende la simple lectura sin esfuerzo mental, la falta de auto exigencia para aprender, pero también la ausencia de actividades concretas a lo largo del proceso de aprendizaje: subrayar o anotar las ideas más importantes, acudir al diccionario, sintetizar lo estudiado por medio de un resumen o esquema, etc.

Cómo orientar a sus hijos en las tareas

Orientar no es imponer procedimientos, sino proporcionar a cada chico una información acerca de la naturaleza de su trabajo y de sí mismo, de tal modo que vaya deduciendo consecuencias personales y desarrollando una iniciativa y estilo propio de trabajo. Una cuestión importante es que los chicos vean los estudios como una responsabilidad suya (responsabilidad que no disminuye o se comparte con otros por el hecho de que éstos orienten o ayuden de algún modo).

Seleccione objetivos concretos y puntuales para cada chico y cada momento o situación. Por ejemplo, determinar un horario de estudio fijo, consultar en el diccionario las palabras desconocidas; mejorar la escritura; aprender a sintetizar un tema, etc.

Por último, tenga en cuenta que para exigir y controlar sin coartar la iniciativa de los chicos, puede ser muy útil el método de la pregunta. Por ejemplo: Qué tienes que hacer hoy? Cuándo vas a hacerlo? Cómo vas a hacerlo? Cómo sabrás si lo has hecho bien?

Sheila Morataya Fleishman
18.01.2010

Tu presencia es indispensable en la formación humana y espiritual de tus hijos, pero también, para dar carácter al estudiante del futuro. Adiestrar, instruir, educar... ¡que gran tarea!

Involucrarte en la educación de tus hijos, ser protagonista diaria de la evolución de su inteligencia, enseñarles a desarrollar su creatividad e ir desarrollando paso a paso las formas que darán carácter al estudiante del futuro ¡que reto más grande y que acto de generosidad tan gratificante!

¿Han comenzado tus hijos el kinder?, ¿Has pensado lo importante que es aprender y descubrir con ellos el fascinante mundo de la educación? , ¿sabes la dimensión de la tarea que tienes por delante?. Si hasta hoy los has formado en virtudes humanas como el orden, la disciplina, la introducción a la generosidad, etc. hoy es el momento de empezar a profundizar en cada una de esas virtudes, para que todo el potencial humano y espiritual de tu hijo salga a la luz, ayudándole a ser un estudiante feliz con cada esfuerzo por realizar y terminar las cosas bien hechas.

Por supuesto, sin tu sí generoso, esto es algo que no se dará automáticamente, pues involucrarse de lleno en la educación de tus hijos pequeños, vendrá acompañado con una serie de “tendrás...” que no fácilmente, todas las que somos madres estamos dispuestas a dar.

Los “tendrás...”

“La educación durante toda la vida permite, ordenar las distintas etapas, preparar las transiciones, diversificar y valorizar las trayectorias”. (Informe de la Unesco)

La preparación para entrar al que es prácticamente el umbral de la educación, puede ser una verdadera aventura o un verdadero dolor de cabeza para ti como mamá. Pues la “gran tarea” por delante, no te pide uno, ni tres, ni cuatro años, sino más que eso, “tendrás” que estar dispuesta a recorrer con ella, él o ellos, las diferentes etapas que van desde el kinder y culminan con el bachillerato.

Claro, al llegar a cierta etapa en sus estudios, si has puesto mucho de tu tiempo y cuidado, será un estudiante independiente, pero aún así, tendrás que estar muy dispuesta a seguir “estando presente” para ayudarle en su proceso formativo humano y espiritual. Ves a lo que me refiero con los “tendrás”? Veamos algunos de ellos:

  • Dependiendo de tu país y el sistema educativo, lo primero que “tendrás” que hacer, es anotarte como voluntaria para la junta de padres y los que tienen a su cargo vigilar que todas las actividades de la escuela se lleven a cabo como está planificado; por otro lado, también estas juntas de padres se encargan de organizar fiestas especiales, cumpleaños de maestros, celebraciones importantes y otros eventos. Estando en una de estas juntas, tendrás la oportunidad de conocer a otros padres que piensan y sienten como tu, acerca de la educación de sus hijos.
  • “Tendrás” que ofrecerte de voluntaria por lo menos una vez a la semana para ayudar en el salón de clases de tus hijos pequeños. Un niño de cinco años todavía no tiene la madurez emocional que se necesita para seleccionar amigos, por lo tanto, tu tienes que seguir vigilando muy de cerca quiénes son sus amiguitos y cuáles son sus costumbres. Con tu participación una vez por semana, no sólo ganarás simpatía con su maestra, sino también podrás observar el comportamiento de cada uno de los niños y así decidir con quien tu hija tendrá días de juego después de la escuela.
  • “Tendrás” que ponerte a revisar las lecciones estudiadas de cada jornada todos los días. Como un niño de kinder apenas está aprendiendo a leer y a descubrir por sí mismo el mundo del conocimiento, es importante que desde “ya”, aprenda que estudiar es un placer, un regalo, un juego maravilloso y la oportunidad más grande que te da la vida para llegar a ser todo lo que tu quieras ser. Es reforzar junto a él, ella o ellos, que uno de los derechos que tenemos como hijos de Dios es descubrir, aprender y desarrollar la inteligencia. El estudio hace todo esto, encárgate de que lo interioricen muy bien. Quince minutos de lectura diaria, con hora fija para hacer las tareas, y el talante alegre que observen en ti, serán cruciales para las actitudes que tendrá o no tendrá en el futuro.
  • “Tendrás” que estar dispuesta a involucrarte en actividades extra escolares. Como son los programas para el desarrollo del carácter, los deportivos; los grupos de música o danza, etc. Todo esto requiere una enorme dosis de voluntad, generosidad, paciencia que no se cansa y conciencia de que es necesario estar presente en la vida de tus hijos. Los niños lo observan y sienten todo. Conozco una mamá que trabaja y tiene una lista enorme de obligaciones, sin embargo, desde que su hija comenzó la escuela, decidió lo que era importante en ese momento. Me comentaba el otro día que “nada la hace sentir más plena y feliz” que ver la cara de alegría de su niña, cuando la ve llegar todas las semanas a su salón de clases para ayudar a su maestra.

Todo lo anterior amiga, es para ayudar a que te animes seriamente en involucrarte en la educación de tus hijos pequeños. Ten la seguridad que al hacerlo, también tu estarás ayudando a tu propia formación y preparación, pues estarás familiarizada e inmersa en ese proceso educativo. Llegarás a ser una madre verdaderamente profesional, que se toma su papel muy en serio. No lo dudes: “ellos merecen el esfuerzo”.

Hay muchos consejos más que quisiera darte, pero me parece que hay uno especialmente importante cuando se trata de educar hoy para el futuro. Se trata de la educación de la voluntad.

Ya lo sabes, es con esta virtud, como tu misma te impones metas y las logras; es ella la que te motiva a terminar lo que comienzas, a perder esos kilos de más, y ahora te impulsará a involucrarte en la educación de tus hijos.

A medida que tus hijos te vean luchar y avanzar con ellos por el apasionante camino de las primeras letras, estarás descubriendo y al mismo tiempo enseñando cómo se lleva a cabo el proceso de querer aprender, querer mejorar y querer esforzarse por llegar a ser una persona completa. Todo esto está anclado en la voluntad de poder hacer.

Profundizarás junto con tus hijos en el “cómo” se adquieren las virtudes y en el “cómo” se llega a ser una mujer u hombre de carácter. Generalmente las palabras no son suficientes para ayudar a los niños a interiorizar, si te ven “haciendo” eso que dices es tan importante, ten por seguro que llevas muchos pasos adelante.

La educación tiene la misión de permitir a todos sin excepción, hacer fructificar todos sus talentos y todas sus capacidades de creación, lo que implica que cada uno pueda responsabilizarse de sí mismo y realizar su proyecto personal.

LaFamilia.info
22.01.2009

El regreso al colegio implica el final de un período lúdico en que tanto niños y padres estuvieron más relajados, sin prisas para irse a la cama, sin tener que madrugar. Es por esto que hay que prepararse para que el reajuste a la vida ordinaria transcurra sin mayores alteraciones.

De acuerdo con la Sociedad Norteamericana de Pediatría, algunos niños experimentan los primeros días de regreso al colegio ''ansiedad de separación'' de todo lo que les rodeó durante las vacaciones. Según Roxana Riscosa, psicóloga infantil, algunos niños expresan su rechazo al nuevo cambio a través de reacciones como quejarse de dolores físicos (cabeza o estómago) para evitar ir al colegio, hasta negarse a dormir o a estar solos.

Cómo matizar el cambio

  • Para que el regreso a la rutina escolar sea más llevadera, comience antes de que se acaben la vacaciones a imponer hábitos similares a los de los días escolares. Es decir, envíe a los chicos a la cama temprano, establezca los mismos horarios de comida de cuando están en el colegio; dediquen un espacio diario a actividades como escritura, lectura, etc.
  • Si ha estado con los hijos (en especial los niños más pequeños) todo el tiempo en este periodo de vacaciones, practique separaciones breves con ellos antes de que comiencen las clases, dejándolos un par de horas en casa con algún adulto responsable.
  • Hable con sus hijos acerca de lo que será el nuevo año, transmitiéndoles confianza y destacando los cambios positivos que tendrán, tales como nuevos conocimientos y retos, excursiones escolares, nuevos compañeros de clase, etc. Resalte aspectos que los harán felices como el reencuentro con sus compañeros, retomar las actividades favoritas que estaban suspendidas, entre otras.
  • Hágalos partícipes del proceso previo a la entrada a la escuela como es comprar los libros, ordenar la ropa o el uniforme, y acompañarlos al colegio por lo menos el primer día.

Cuidado con las actividades extra-escolares

Aunque son muy beneficiosas, las actividades extra-escolares incrementan la responsabilidad de los niños, lo que puede influir en su rendimiento escolar. También pueden reducir el tiempo de juego y de relación con sus compañeros, imprescindible en las primeras edades para su desarrollo y madurez personal.

Por ello es importante que consulte con los pequeños a la hora de elegir y programar dichas actividades de modo que no sean una carga, sino una ocasión aceptada por ellos, para aprender y disfrutar.

Fuentes: univision.com, Revista Consumer, GuiaInfantil.com

 
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La adaptación a la nueva rutina escolar después del descanso, es un tema que preocupa a los padres pues significa volver a tomar la disciplina de la levantada temprano, el horario de tareas y actividades extracurriculares, etc.

 

A continuación presentamos algunos consejos prácticos sugeridos por la Revista Samborondón de Guayaquil, los cuales ayudarán a que la transición de regreso a clases y los primeros días escolares sean menos duros para niños y padres.

 

¡A la cama muy temprano!

Si durante estas vacaciones sus niños se han acostumbrado a trasnochar y dormir hasta tarde, gradualmente deben volver a los horarios normales. Tenga en cuenta que los chicos de 5 a 8 años necesitan mínimo 10 horas de sueño. La disciplina que imponen los padres respecto a la hora en que sus hijos deben acostarse y levantarse es muy importante, pues ayudará a desarrollar buenos hábitos a la hora de dormir, costumbre muy importante cuando empiezan las clases.

 

Poco a poco vuelva a la rutina

A pocos días del inicio de clases, acomode el horario de su hijo y asígnele actividades escolares. Por ejemplo, introdúzcalo en ejercicios de escritura y dibujo o lean juntos un cuento y conversen sobre los personajes del mismo. Es importante que se vaya acostumbrando al trabajo para que las actividades escolares no lo sorprendan.

 

Conozca al profesor
Si es la primera vez que su hijo asiste al colegio, llévelo a la escuela dos o tres días antes del “gran evento”, para que se familiarice con el lugar. Si usted conoce otros chicos que van a estar en su clase, propicie una relación de amistad previa para que se conozcan; ver caras conocidas ese primer día le hará bien. Tener contacto con el profesor algunos días antes también es importante, pues crea un vínculo entre maestro y alumno.

 

Minimice el ajetreo de las mañanas
Las primeras mañanas de clases suelen ser muy ajetreadas. La noche anterior deje listo el uniforme y todo preparado para el desayuno. De esta manera, todos se van a sentir mejor.

 

Designe un lugar para los deberes
Los niños deben tener un escritorio para que puedan concentrarse mejor.

 

Días malos, días buenos
La poca flexibilidad de la escuela es un problema para muchos niños. Espere algunas batallas del tipo de cuánto tiempo es el adecuado para la televisión por las tardes, cómo deben realizarse las tareas, etc. Si el conflicto se da, trate de resolverlo con su pequeño; motívelo a buscar soluciones a los problemas juntos.

 

Limite las actividades extracurriculares
No “apriete” el horario de su hijo con muchas actividades extracurriculares antes de saber cómo le irá en la escuela. Si usted cree que podrá manejar otras actividades, siempre podrá añadirlas a su horario.

 

Momentos para relajarse
Ayude a su hijo a relajarse durante las primeras semanas de clases. Los niños en los primeros grados necesitan mayor ayuda para adecuarse a la nueva estructura escolar. Y usted debe estar presente en el proceso.

 

Siempre aprendiendo
El aprendizaje debe ser parte de su vida diaria. Si va al supermercado, aproveche para probar las matemáticas de su hijo; deje que su pequeño lea los letreros mientras van de paseo... Lo importante es hacerle ver que todo lo que aprende en la escuela puede aplicarlo en lo cotidiano.

 

Celebre con “bombos y platillos” el primer día de clases
Una vez que regrese de ese primer día de clases, pregúntele cómo le fue, qué hizo, qué aprendió… Esto cumple con varias funciones: la primera es que da al niño la oportunidad de expresar lo que siente y sentirse importante ante los padres. Por lo mismo, celébrelo. La segunda es que usted podrá determinar si existe algún problema que amerite una solución inmediata. Surge buen efecto invitar a casa a los nuevos compañeros y sus mamás.

LaFamilia.info
16.11.2009

La vida escolar de los hijos puede pasar por distintas situaciones en cuanto al rendimiento académico. Hay algunos que siguen una trayectoria positiva siempre igual y constante en el rendimiento escolar. Hay otros que han ido bien en Primaria pero al llegar a Secundaria se produce una quiebra en su rendimiento. Otros hay que según van avanzando en los estudios mejoran su rendimiento.

Cuando surgen estas dificultades conviene afrontarlas cuanto antes, ya que lo que puede ser relativamente sencillo de corregir cuando se produce, pasado algún tiempo, tienden a cronificarse las dificultades y corregirlas es más dificultoso. Lo importante es enfrentarlos con serenidad, reflexión y rigor.

Al enfrentarnos al problema que plantea nuestro hijo hemos de tener en cuenta las siguientes consideraciones:

¿En qué consiste básicamente el problema?
Un problema cuanto más precisado está tanto más fácil es encontrar la solución, al contrario cuanto más difuso e impreciso más difícil es darle respuesta.

Si es posible vamos a tratar de hacer operativo el problema, es decir, en lugar de decir “es un vago”, diremos que habitualmente no cumple el horario de estudio por la tarde, en lugar de decir “tiene dificultades en la lectura” diremos que no sabe entonar lo que lee, su comprensión lectora es escasa y le falta velocidad.

¿Cuándo ha comenzado el problema y con qué frecuencia se da actualmente?
Puede ser que sea al pasar de un nivel educativo a otro, de un colegio a otro, de estar con un profesor y pasar a otra clase. Puede que aparezca según va teniendo más dificultades académicas, al juntarse con determinados compañeros....

¿Cuáles son las causas del problema? ¿A qué lo atribuye el propio sujeto?
Saber la raíz del problema no siempre nos resulta fácil, trataremos de indagar en ello para clarificarnos. Bastante información nos puede aportar el que sepamos a que atribuye nuestro hijo el bajo rendimiento, tiene este aspecto tanto más valor, cuanto más maduro es el chaval, porque ahí nos está dando pistas de por donde pueden ir las dificultades.

¿Qué hemos hecho hasta el momento para resolver las dificultades y qué resultado nos han dado esas estrategias?
Para afrontar un problema hay muy diversas estrategias que hay que valorar la idoneidad que tienen para tal fin. Habrá que desechar las que no han dado el resultado apetecido y buscar otras nuevas.

Vamos a ver las dificultades más frecuentes en los estudios y que podemos hacer con ellas:

1ª.- No estudiar o hacer como que se estudia
Se caracterizan por lo siguiente:

  • Pueden estar ante el libro bastante tiempo, pero sólo eso “estar” puesto que la cabeza la pueden tener en otro sitio bastante lejos.
  • Tardan demasiado tiempo para realizar las tareas.
  • Omiten un tiempo de trabajo, de estudio para realizar las tareas pendientes.
  • Se meten en su cuarto dos horas o el tiempo que sea y todo el mundo está convencido de que el niño está estudiando, pero estos chicos han podido pasarse la tarde entera haciendo un dibujo u oyendo los walkman.

Estrategias de intervención:
Este tipo de chavales tienen un déficit de hábitos importante. Los hábitos son recursos importantes para educar. Se adquieren por repetición de actos. La ventaja que tienen es que facilitan a la persona la realización de tareas que pueden ser costosas, como sucede con el estudio en los hijos.

  • Dedicar todos los días un tiempo al estudio, a la realización de las tareas. Empezar desde poco para ir subiendo según se vaya afianzando. Puede ser como tiempo orientativo, para un niño de Primaria en torno a media hora. Para uno de Secundaria alrededor de una hora.
  • Más vale poco tiempo y aprovechado que mucho y disperso.
  • Al ponerse a estudiar o trabajar darse un tiempo para cada una de las tareas que va a realizar y exigirse para tratar de hacerlo en el tiempo que se ha dado.

Hacerse un horario en el que haya tiempo para todo. Poner el estudio en los primeros momentos que se está más descansado.

2ª.- Estudiar los últimos días
Se caracterizan por lo siguiente:

  • Estudian pero los últimos días, las últimas horas...
  • Se acuestan tarde, se levantan temprano en el último momento, van a “revienta calderas” por el esfuerzo que hacen al final.
  • Los padres pueden tener una percepción de que su hijo estudia y se ha esforzado bastante.

Estrategias de intervención:

Una de las variables que más tiene que ver con el éxito académico, es que el alumno tenga un plan de trabajo diario, así aparece en estudios experimentales. Cuando se deja para el final es imposible asimilar toda la materia, es como querernos comer en un día lo que no hemos comido en diez, por ejemplo.

  • Tener un horario diario.
  • Dedicar todos los días un tiempo a los repasos. Cada día de la semana a una materia, por ejemplo una hora, así se va estudiando lo que ya se ha visto y que entrará para el próximo examen.
  • Que sea consciente que la estrategia de dejarlo todo para el final sirve cuando estamos en escalones inferiores en los estudios, pero al ir avanzando es imposible porque la materia a estudiar nos desbordará.

3ª.- Confundir "lo entiendo" con "ya me lo sé"
Se caracterizan por:

  • Confunden el "lo entiendo" con "ya me lo sé". Leen una lección y como la entienden, ya creen que la saben y dejan de estudiar.
  • Desconocen que el proceso de aprendizaje implica en un primer momento entender lo que se quiere asimilar y después tiene que haber un momento de fijación en la memoria, que se realiza a través de la repetición de los contenidos.
  • Referido a las disciplinas que precisan la realización de ejercicios y prácticas, los chavales que presentan esta dificultad son aquellos alumnos que fallan en las operaciones aunque sepan como se pueden hacer los ejercicios.

Estrategias de intervención:

Se impone una tarea de clarificación al alumno para que entienda los distintos momentos que tiene el proceso de aprendizaje: comprender los mensajes, elaborar un resumen-esquemático y fijarlos en la memoria. Estos pasos se descubren tras una breve experiencia en los estudios, pero puede ocurrir en los inicios de la vida académica que omitan alguno de los pasos comentados.

  • Hacer un seguimiento durante algún tiempo para comprobar que se ha entendido los pasos a seguir para estudiar un tema.
  • Que se den cuenta que tareas más difíciles conllevan más esfuerzo: repetición que lo que es más sencillo.
  • Preguntarles lo que dicen que han estudiado para comprobar los resultados.

4ª.- Dificultades de concentración
Se caracteriza por:

  • Les cuesta mucho concentrarse, les cuesta ponerse a estudiar: desde que se sientan hasta que empiezan a estudiar pasa más de media hora. Están muy "a medio gas" y se les va fácilmente la imaginación.
  • Cualquier cosa que acontece a su alrededor atrae la atención y pierden el tiempo.
  • Su rendimiento neto es escaso, si se entiende por tal el tiempo en general que se dedica a una actividad menos el tiempo perdido por desconcentración.

Estrategias de intervención:

Si la concentración es la capacidad de dirigir todas las capacidades del conocimiento a la realización de una tarea, se ve que nos encontramos ante una de las habilidades fundamentales en el proceso del conocimiento. Se podría decir que si no hay un mínimo de concentración es prácticamente imposible el aprender algo, por tanto, la mejora de la concentración conlleva la mejora de la capacidad de aprender.

Como todas las capacidades, el desarrollo de la concentración es consecuencia de la ejercitación de la misma, por ello es frecuente que quien más dificultades tiene en la concentración es quien menos trayectoria de estudio tiene en su vida y al contrario.

  • La eliminación de los estímulos irrelevantes que puedan captar la atención de quien estudia: revistas, fotografías, prendas...
  • La eliminación de estímulos a los que pueda prestar atención de tipo sonoro, p.e. la radio o visual, p.e. la televisión.
  • Darse un tiempo para la realización de cada tarea o actividad y exigirse para tratar de realizarla en el tiempo previsto. No es conveniente enfrentarse a una tarea con tiempo ilimitado para realizarla.
  • Hay que empezar a estudiar a una hora fija para conseguir un buen rendimiento cerebral. Si una persona se acostumbra a hacer el esfuerzo de concentrarse todos los días a la misma hora, al cabo de unos días la cabeza se concentra con más facilidad a esa hora.
  • Como la concentración supone un “calentamiento mental” puede ser conveniente que antes de ponernos a estudiar dediquemos varios minutos –no más de cinco- a tachar letras que nos hemos propuesto en una hoja de periódico, p.e. las “a” que encontremos o las “o”, para después a continuación pasar a la actividad que tengamos prevista.
  • En la misma línea que el punto anterior podemos trabajar mentalmente series de números y letras combinándolas, p.e. sea la serie 1 2 3 4 A . Se trata de ir corriendo la letra A hasta la izquierda, así : 1 2 3 A 4 / 1 2 A 3 4 / 1 A 2 3 4 / A 1 2 3 4.
  • Estas series se pueden complicar interviniendo más letras o números.
  • Tener claras las metas. No cabe duda que cuando algo queremos de verdad y lo proponemos como meta a conseguir, movilizamos todos los recursos que tenemos para tratar de alcanzar esa meta. En la medida que tengamos más claras nuestras metas en el estudio, más concentración tendremos para conseguirla.
  • Intercalar descansos. El proceso de atención tiene una curva de manera que cuando se lleva un tiempo decae. Por ello, es conveniente intercalar descansos para recuperar la concentración. Esos tiempos de descanso pueden ser por cada hora u hora y media de estudio, unos minutos de descanso entre cinco y diez.
  • Para sujetar la imaginación lo que podemos hacer es utilizarla en el estudio: en vez de hacer el esfuerzo de cambiar de pensamientos y empezar de nuevo cada vez que se nos va, hay que poner la imaginación en cada tema de estudio. Si está con volcanes, que se imagine cómo son, la lava que echan, etc. Eso ayuda también a que se grabe mejor las lecciones.

5ª.- Dificultades en la lectura
La lectura y su comprensión constituyen las herramientas de trabajo de nuestro intelecto. Las dificultades que tengan nuestros hijos en la lectura de inmediato se trasladarán en el aprendizaje.

Las dificultades en la lectura se caracterizan por:

  • No tener la suficiente velocidad lectora y comprensión de los textos que se leen. Tener que volver a leer algo para enterarse del texto.
  • Tener una pobreza de vocabulario significativa que se nota en las dificultades que se tienen para saber el significado de palabras de uso bastante habitual.
  • Tener dificultades en la expresión escrita para realizar textos con estructuras correctas y claras.
  • Tener tendencia a postergar las tareas. Se siente un rechazo a la lectura como medio de entretenimiento.

Si hay un problema más serio de fondo como puede ser la dislexia habrá que acudir al especialista para su solución, pues no basta con estudiar más.

Estrategias de intervención:

La habilidad lectora como cualquier otra habilidad se desarrolla con el entrenamiento, es por ello que la primera tarea a realizar es el ejercicio. Todos los días dedicar un tiempo a leer en voz alta para adquirir una entonación correcta que ayuda a la comprensión. Volver a repetir la lectura del mismo texto tratando de reducir el tiempo que se tarda en leerlo sin que afecte a la correcta entonación.

  • Hacerse preguntas sobre un texto leído acerca de las ideas más importantes que hay en el mismo.
  • Corrigiéndole los defectos de lectura ayudándole a hacerse un cuadernito de vocabulario. Con ese pequeño diccionario personal tendrá que hacer ejercicios con las palabras desconocidas.

6ª.- Lagunas en las materias. Falta de bases
Se caracteriza por:

  • Tener dificultades en las materias en que sus contenidos tienen una gran conexión entre unas partes y otras, p. e. las matemáticas. Es como una escalera con bastantes peldaños entre los que se da una continuidad. De igual manera que si en una escalera falta un escalón, no impide su utilización, pero cuando son varios seguidos se hace imposible transitar por ella, así en una materia que falte un escalón conocimientos de unos contenidos previos se puede superar con atención especial. Pero cuando faltan varios escalones es decir, áreas importantes para proseguir estudios posteriores es muy difícil avanzar en el estudio adecuadamente.
  • No tener asimiladas unas estructuras básicas de los contenidos de las diversas áreas, como consecuencia de un estudio para salir del paso en cursos anteriores.

Estrategias de intervención:

  • Dedicación de un tiempo especial a tratar de remediar esa laguna. Puede ser a través de un hermano mayor, los padres o un profesor particular. Se entiende que esta ayuda es complementaria a la marcha de las clases y por tanto, supeditada a éstas.
  • Potenciar las técnicas de estudio, no tener las suficientes habilidades para estudiar suele dejar lagunas en las materias que se han estudiado.

7ª.- Ansiedad ante los exámenes
Se caracteriza por:

  • Miedo a suspender o por tener un exceso de responsabilidad que les lleva a angustiarse. Suelen ser buenos estudiantes. Comienzan a estudiar y como salen con el gran miedo a suspender, se angustian. Quizá tras un año de malas experiencias, de un fracaso, de haber suspendido muchas... pierden la confianza en sí mismos y se sienten agobiados.
  • Tener en los días previos y/o en la realización de los exámenes un nivel de ansiedad o nerviosismo claramente por encima de lo normal. Hay que decir que los exámenes son situaciones generadoras de ansiedad para todos, pero hay una parte del alumnado que responde de manera sobredimensionada en este aspecto, teniendo un efecto negativo para el rendimiento en los exámenes.
  • La persona tiene pensamientos negativos y catastrofistas sobre los resultados que va a obtener. Anticipa que suspenderá, que no rinde, que se vendrá abajo....
  • Tener una activación de algunos sistemas fisiológicos de la persona, así en el sistema digestivo se suele tener sensación de nudo en el estómago, duermen mal, le sudan las manos, dificultades en poder desayunar porque se puede vomitar.....Aparece tensión muscular en algunos miembros como brazos, espalda o piernas. Pueden darse también palpitaciones.
  • Presentar movimientos o acciones automáticas que no puede controlar como comerse las uñas, necesidad de mover la pierna, dar toquecitos con el bolígrafo en la mesa...

Estrategias de intervención:

  • Es muy conveniente que se le explique de manera didáctica qué es lo que le está pasando y que sepa que tiene remedio lo que tanto le está afectando.
  • Explicarle que la ansiedad se manifiesta en tres niveles de respuesta. El primero es a través de los pensamientos negativos que tiene. El segundo a través de los sistemas fisiológicos de la persona: sudoración, palpitaciones, nudo en el estómago, y el tercer nivel se manifiesta a través de la necesidad de movimientos que tiene, que le puede llevar hasta el abandono del examen.
  • Intervenir en los tres niveles anteriores con distintas estrategias. Respecto de los pensamientos, cortando los negativos y catastrofistas, centrando la atención en lo que tengo que hacer aquí y ahora, no compararme con los demás en cuanto a lo que tienen hecho del examen, etc. Respecto del segundo nivel fisiológico, enseñando a nuestros hijos a relajarse. Es conveniente que practiquen algún deporte, pues tiene un efecto relajador. En el tercer nivel conviene que nunca abandonen el examen por mal que se puedan encontrar haciéndolo.

Todas estas estrategias requieren un entrenamiento y por tanto, tiempo y perseverancia por delante para que se puedan notar los resultados.

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Los padres son el principal apoyo de los hijos en lo referente a los temas académicos. Hay muchas formas de ayudarles, sin que ello signifique hacer los deberes que les corresponden únicamente a los chicos. ¿Cómo ayudar a los hijos? Algunas sugerencias:

 
Por Ángela Marulanda - docsalud.com
 

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Al comenzar el año escolar muchos padres hacemos toda serie de recomendaciones a nuestros hijos para que les ayuden a tener un año académicamente exitoso y sin mayores contratiempos. "Este año harás las tareas a tiempo”, “marcarás todos los libros para que no se te pierdan”, “cuidarás tus uniformes”, “llegarás puntual", etc. Algunas veces reforzamos estas sugerencias ofreciéndoles premios al terminar el año si cumplen con nuestras expectativas. Sin embargo, más efectivo que sugerirle a los menores los planes que deben hacer al comenzar el año escolar, es que los padres tengamos algunos propósitos, que si se llevan a cabo, seguramente contribuirán no solo al éxito académico de los chicos sino a la paz y tranquilidad del hogar. 

 

La reconocida autora y educadora familiar, Ángela Marulanda, propone los siguientes:

 

1. Me concentraré en enseñar a mi hijo a que sea respetuoso, honesto y responsable, y dejaré que la profesora se ocupe de enseñarles lectura, escritura, ciencias y matemáticas.

 

2. Recordaré que si trato de evitar que mi hijo tenga problemas en el colegio por su incumplimiento u olvido de los deberes académicos, lo único que logro es que aprenda a eludir su responsabilidad ante a los mismos.

 

3. No llevaré al colegio tareas, libros, trabajos o viandas olvidadas en casa, aunque mi hijo me llame suplicando que lo haga.

 

4. No compraré nuevos libros, útiles o uniformes que mi hijo pierda o dañe por descuido, y le haré pagar con sus ahorros la reposición de los mismos.

 

5. Inscribiré a mi hijo en una sola actividad después del colegio (deportes, música, etc.) a lo máximo, y sólo si él o ella lo desea y va bien en sus estudios.

 

6. No esperaré que mi hijo se destaque en todo. Aceptaré sus debilidades tanto como sus fortalezas, recordando que entre más aceptado por mi se sienta mejor será su capacidad para enfrentar sus fallas y superar sus fracasos.

 

7. Inculcaré a mi hijo que lo importante no es ser mejor que los demás sino hacer todo dando lo mejor de sí mismo, cualquiera que sea el desempeño de sus compañeros.

 

8. No justificaré ni disculparé a mi hijo cuando no entregue una tarea a tiempo sin causa muy justificada, así por mi falta de intervención o compasión le vaya mal en una materia o pueda ganarse una sanción severa.

 

9. No seguiré creyendo que cualquier problema, debilidad o falla de mis hijos es culpa mía o reflejo de mis propios defectos como persona. Recordaré que son ellos quienes deben decidir si aprovechan las oportunidades que se les presentan, sabiendo que muchos niños salen adelante aún en situaciones más adversas que las que ellos puedan estar enfrentando.

 

10. Sólo permitiré que mi hijo o hija vea televisión o se entretenga con videojuegos, tabletas o móviles, por un tiempo muy limitado al día, durante los días de la semana, para que tenga tiempo suficiente para estudiar, jugar y descansar.

 

11. Señalaré el esfuerzo y aplaudiré el progreso de mi hijo en los estudios y no me concentraré tan sólo en los resultados o calificaciones. Primero los felicitaré por sus buenas notas y luego discutiremos las medidas aconsejables para mejorar las deficientes.

 

12. Asistiré a las reuniones de padres de familia y ayudaré generosamente con el colegio en todas las actividades que desarrolle para beneficio de sus alumnos.

 

13. Colaboraré con los profesores y procuraré que mis hijos los respeten, pero no asumiré sus funciones ni me convertiré en el substituto del profesor en mi casa.

 

Autor: Ángela Marulanda. Publicado por Docsalud.com

 

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LaFamilia.info
01.07.2009

 

Por esta época muchos estudiantes se preparan para sus exámenes finales y los padres también se ponen al tanto para apoyarles, pero ¿hasta qué punto es conveniente ayudar a estudiar a los hijos? ¿O es mejor dejarlos que estudien solos? ¿Se debe supervisar y ya?... Aquí le damos algunas recomendaciones para solucionar estas y otras dudas.

 

Lo que SÍ deben hacer los padres

 

El rol de papás: Su labor como padre debe ser de acompañante en este proceso de estudio y preparación de los exámenes. Déjelo que él haga su primer esfuerzo y si necesita consultarle algo, entonces ya si podrá intervenir. Los hijos necesitan hacer su trabajo por sí solos, pues son ellos los que están estudiando, usted es un asesor que debe guiarlo y hacerle unas cuantas preguntas para reconocer si se ha aprendido la lección. Por lo tanto, no se tome usted el papel de estudiante, ellos deben asumir las consecuencias de sus actos: “si no estudias, perderás el examen”.


Animar y estimular al hijo: Elógielo por las cosas que hace bien, esto le incrementará la seguridad en sí mismo y su desempeño será mejor en los exámenes. Es normal que a los niños los atemorize el fracaso, lo que hace más probable que se sientan ansiosos y que cometan más errores, por lo tanto, no le infunda miedo y recuérdele que la mejor forma de ganar los exámenes es preparase muy bien.


Identificar el temperamento de su hijo: Tener identificado el modo de ser del niño, le evitará muchos problemas, pues teniendo esta claridad, se procede a trabajar un problema de raíz, como puede ser el exagerado nerviosismo, inseguridad, baja autoestima, etc. O de lo contario un niño demasiado tranquilo, que hay que “empujarlo” para que estudie pues evade sus responsabilidades.


Asistencia del maestro: Si es posible, reúnase con el profesor para pedirle que le sugiera actividades para que usted y su hijo hagan en casa y le ayuden a prepararse para los exámenes.


El lugar de estudio: Disponga un lugar callado y cómodo para que su hijo estudie en casa. Asegúrese que no hayan distractores a la vista, como celulares, tabletas, televisor, juegos, música, etc. También es importante que este espacio tenga la luz necesaria y una temperatura adecuada.


Ajustar horarios: Es importante que el niño duerma bien en las noches para que al otro día su desempeño en el examen sea óptimo, pues los chicos cansados tienen mayores dificultades para enfocarse en su trabajo en la escuela o para superar las exigencias de una prueba.


Revisar el examen juntos: una vez evaluado, observen cuáles fueron los puntos donde se falló y pregúntele al hijo qué le sucedió. Muchas veces se sabe la respuesta pero no la supo transmitir o tal vez leyó mal la pregunta.

 

Lo que NO deben hacer los padres

Justificar la pérdida: Los padres nunca deben cometer el error de justificar al hijo por la pérdida de un examen si hubo razones para hacerlo. Mentir ante los profesores diciendo que el niño sí estudió o que tuvo un problema o sacando excusas falsas, le hacen un daño enorme al hijo, obviamente sin ser esa la intención. Si el niño no estudió deberá enfrentar la situación y reponer su falla.


Dejarlos a su libre albedrío: desentenderse del tema no es una buena idea. Los padres deben acompañarlos en el proceso de aprendizaje sin caer en los extremos.


Molestarse demasiado por los malos resultados: Si usted fue testigo que su hijo se esforzó y preparó bien el examen, no se moleste, ni mucho menos lo reprenda. Muchas cosas pueden influir en el rendimiento del estudiante en una evaluación. Quizás se sentía mal ese día o los nervios afectaron su concentración. Quizás tuvo una discusión con un amigo antes del examen o llegó tarde a la escuela porque el autobús se atrancó en el tráfico. Mejor, pregúntele qué pasó y apóyelo para que se recupere.


Enfrascarse en la nota del examen: Cuando los padres ejercen tanta presión en los hijos para que obtengan buenos resultados, se está impulsando a que el niño se vuelva excesivamente competitivo y esto puede llevar a afectar su rendimiento académico, pues es tanto el estrés de tener que ganar la prueba, que el niño se ahoga en los nervios.


Fuente: educacioninicial.com

 

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LaFamilia.info
06.06.2010

Todo padre quiere que sus hijos tengan vidas saludables y gratificantes, sin embargo paro muchos la sexualidad es un tema que les resulta difícil abordar con ellos. Temor a equivocarse, miedo de no tener todas las respuestas, vergüenza o posiblemente muchos aprendieron que el sexo era un tabú para hablar de él. La mayoría se sienten así y no deben sorprenderse; la gran dificultad se debe a que existe una marcada tendencia en confundir los términos Sexo y Sexualidad, es necesario vivenciar que la sexualidad es mucho más que simple genitalidad.

¿Qué es la sexualidad?

La sexualidad tiene que ver con el sexo, pues desde que nacemos son visibles aquellas características anatómicas y fisiológicas que son determinadas genéticamente; pero la sexualidad es algo que va más allá del simple hecho de ser hombre o mujer, la sexualidad incluye, las emociones, las fantasías, los miedos…Se nace con un sexo y se aprende adecuada o inadecuadamente “mi ser masculino o femenino”. Es decir, la sexualidad se educa. Parte desde una condición biológica y desde allí se desarrolla la identidad sexual. Es un proceso, se va construyendo, aprendiendo e influenciando por la familia, la sociedad y la cultura en que nos desenvolvemos.

Desde que nacemos, hombres y mujeres empezamos a ser tratados de una manera diferencial por parte de quienes nos rodean. A las niñas se les viste de rosado, se le compran muñecas y ollitas, se les carga suavemente, se las describe como delicadas, lloronas, dulces; a los niños por su parte, se les viste de azul, se les compran carritos y pistolas, se les trata más fuerte y se les describe como inquietos y activos. Estas primeras experiencias aparentemente sin importancia, comienzan a marcar la manera como nos ven mas y nos sentimos por el hecho de ser hombrees o mujeres.

La temática de la sexualidad es parte tan integrante del niño como cualquier otra y merece atención en la medida necesaria. Hoy en día la distorsión que causan las películas, las noticias de los periódicos, los artículos de las revistas, los programas de televisión e Internet, entre otros, confunden o hacen que se modifique el concepto que los niños y jóvenes tienen frente a la sexualidad. Es ahí donde entra usted como padre, madre o adulto que está en contacto con él a ayudarle a solucionar sus dudas

¿Qué es la orientación sexual?

Es un proceso que dura toda la vida y debe consistir en dotar a sus hijos en conocimientos, valores y actitudes necesarias que les permitan vivir su propia sexualidad de una manera responsable, positiva y creadora, dentro del contexto sociocultural en el que se desenvuelven.

Para desarrollar una sexualidad madura que integre sus múltiples dimensiones, buscando la realización armónica de la persona, es necesario educar en valores.  Donde no hay valores no hay verdadera educación.  Los niños necesitan poder relacionar la información con su propia escala de valores que se encuentra en formación. La educación sexual y los valores siempre deben ir juntos.

¿Cómo educar en valores?

Los valores no se enseñan ni se memorizan, sino que se transmiten, se sienten, se demuestran, se limitan, se reflejan.

Educar en valores no se trata pues de dar grandes listados de fórmulas; la educación afectivo-sexual en los valores consiste en ir despertando y alimentando la sensibilidad, el sentido ético.

El niño en edad preescolar obedece a sus padres y profesores y sigue las reglas aunque no entienden el propósito de dichas reglas, sin embargo así comienza a desarrollar un sentido de equidad y de justicia social.

A medida que va creciendo el niño a través de sus relaciones con otras personas, ya construyendo sus propios valores morales, lo cual le permitirá actuar automáticamente tomando elecciones entre varias alternativas en un momento dado; la  autonomía moral aparece con el intercambio de opiniones, no solamente considera su punto de vista, sino también el de las otras personas afectadas por su conducta.

En cambio una moralidad heterónoma, una persona juzga el bien y el mal a partir de las reglas establecidas y por la voluntad de las personas que tienen el poder.

¿Puede causar daño la información en sexualidad?

Varias investigaciones han demostrado que la información por si misma no es dañina, ni provoca mayores inquietudes; lo que ocasiona efectos negativos es la  manera como se comunica dicha información, las actitudes negativas frente al sexo de las personas que la brindan, la información contradictoria que se recibe a través de diferentes canales y los contenidos que se incluyen. Conocer la verdad es menos inquietante que no conocer los hechos y estar en la duda de cuáles son estos. Los niños que no han sido informados, son los que con más frecuencia llevan a cabo experimentación sexual, porque es la forma como pueden obtener información.  Los jóvenes pueden tomar mejores decisiones sobre el sexo cuando tiene toda la información que necesitan y cuando no hay tabú acerca de lo que pueden hablar en la casa.

¿Cuándo es el mejor momento para empezar?

Proporcionar información a los hijos requiere de un flujo de información suave y continuo que debe comenzar con la mayor anticipación posible. Es mejor iniciar cuando los niños empiezan a recibir mensajes sobre la sexualidad y empiezan a recibirlos desde el momento en que  nacen.  Pero no se preocupe si no ha empezado todavía, nunca es demasiado tarde.  No trate de hacerlo de una sola vez, lo más importante es tener una actitud abierta y estar disponible cuando su hijo quiera hablar.

¿Qué quieren saber sus hijos?

Para lograr una madurez afectivo-sexual adecuada a la edad de su hijo, es necesario que le proporcione información precisa y adecuada según la etapa de desarrollo de su ciclo evolutivo.

SUMINISTRE INFORMACIÓN PRECISA SEGÚN  LA ETAPA DE DESARROLLO DE SUS HIJOS

Del nacimiento a los dos años

A los bebés les damos un sentido de quienes son desde que  nacen. Los hacemos sentir seguros o inseguros mediante la forma en que los  tocamos, el tono de nuestra voz, permitiéndoles que se sientan cómodos con sus cuerpos y sus emociones.

A lo largo del baño así como le van nombrando cada parte del cuerpo como el ombligo, no olvide decirles “este es tu pene” o “ esta es tu vagina”. Todo ello de forma natural. Con ello conseguirá que su hijo aprenda las partes de su cuerpo con un vocabulario correcto.  A medida que sus hijos crezcan, usted puede continuar su educación añadiendo gradualmente más información.

Si hace todas estas cosas de un modo agradable y cariñoso les desarrollará sentimientos saludables sobre su sexualidad.

De tres a cinco años

Entre los 2 y 3 años su hijo empezará a descubrir las diferencias entre los hombres y las mujeres.  Las niñas querrán parecerse a la mamá y los niños al papá, lo que significa que  van adquiriendo y reconociendo las características propias de su sexo.

A esta edad empiezan también a interesarse por temas como “de dónde vienen los niños”, “cómo llegó mi hermanito a la barriga de mi mamá”, etc.  Explique la verdad sobre “la cigüeña”.  Las reacciones de los padres ante esta inquietud de los hijos es muy variada.  Algunos se ponen nerviosos e  inventan cualquier respuesta, otros se preparan “intelectualmente” y esperan estas preguntas para dar explicaciones amplias, que finalmente terminan confundiendo al pequeño.  Lo importante es dar respuestas de una manera muy sencilla y espontánea, que sean precisas, verdaderas y se centren en lo que el niño quiere saber.  Evadirlas o dar explicaciones mas allá de suinterés lo confunden y lo angustian.  Trate de responderle siempre con suficiente paciencia y buen ánimo.

De cinco a siete años

A esta edad las explicaciones deben ser cortas y ceñidas a lo que preguntan.En esta edad están empezando a descubrir su propia feminidad o masculinidad.  Y puede ser que sólo quieren estar con personas de su mismo sexo0.  Por eso es muy común que digan que odian a los niños del sexo opuesto. No deben reírse de ellos por esto.

Comience a hablar sobre la sexualidad desde temprana edad y con frecuencia, ya que así se tiene más oportunidad de hablar del amor y cariño y a medida que van creciendo se pude profundizar en el tema del sexo propiamente dicho.

Es posible que los niños en primaria tengan pena de hacer preguntas, pero eso no quiere decir que no tengan preguntas: la mayoría han escuchado acerca de cosas como el SIDA. la violación y el abuso de niños, así siga hablando con ella.

Los Pre-adolescentes (8 a 12 años)

Los niños pueden asustarse y confundirse con los cambios repentinos que experimentan sus cuerpos cuando llegan a la pubertad.  Para poner fin a sus inquietudes hable con ellos no solo sobre su etapa de desarrollo actual, sino sobre las siguientes etapas.

Una niña de 8 años de edad tiene la madurez suficiente para aprender sobre la menstruación, del mismo modo que un niño de esa edad puede conocer los cambios que experimentará su cuerpo en el futuro.

Los niños se preocupan por el tamaño de su pene, las niñas por el tamaño de sus senos, asegúrele que no hay dos personas iguales.

Los niños están fascinados en la forma en que cambian sus cuerpos, es común que miren y toquen sus órganos sexuales, están listos para saber acerca del sexo y la reproducción.  Quieren saber sobre las relaciones sociales y las relaciones sexuales. No se preocupe si no conoce todas las respuestas a las preguntas de sus hijos o si se siente incómodo tocando el tema. Puede hablar con ellos abiertamente.  Recuerde que la educación es tan importante como la comida, la protección y el cuidado amoroso.

Adolescentes de 13 a 18 años

Este período es un poco preocupante para la mayoría de los padres, ya que sus hijos empiezan a salir con frecuencia y ya no se tiene control absoluto de lo que hacen cuando ellos no están presentes. Aquí es donde se verá reflejada la relación que se ha mantenido a lo largo de la niñez entre padres e hijos.

Al llegar la pubertad y entrar en la adolescencia el joven quiere ser independiente, le gusta tener libertad y ejercer dicha libertad, pero al mismo tiempo no sabe y no está acostumbrado a usarla, necesita ayuda, aprecia el consejo paterno y materno. Se produce así una lucha entre sus deseos e independencia y su miedo a perder la dependencia

Como alguien dijo: el adolescente es un cuerpo maduro en una mente inexperta. Esta condición de madurez biológica e inmadurez emocional le produce un estado de tensión y se ve obligado a realizar un lento aprendizaje que le permitirá adquirir nuevas técnicas que faciliten su ingreso al mundo adulto.

Los jóvenes deben aprender y entender lo que es el “sexo seguro” que reduzca el riesgo de enfermedades de transmisión sexual. Deben saber cómo tener relaciones sexuales sin herirse o herir a otras personas y deben saber que ellos son responsables por lo que hacen. En forma prudente converse sobre el tema de los amigos y las amigas y la futura elección de novio o novia. Déles ejemplo y presente a los jóvenes una visión alegre y optimista de lo que es el noviazgo y el matrimonio.

Ayude a los adolescentes a fijar metas y a explorar opciones para el futuro, explíqueles también cómo un embarazo prematuro podría tener efectos negativos, ya que ellos serían los responsables de atender y proveer al bebé; si usted ayuda a sus hijos a entender las consecuencias de sus actos, es más probable que ellos tomen buenas decisiones ahora.

Supervise las actividades de sus hijos sin dejar de entender que los adolescentes necesitan cierta independencia. No use tácticas para asustarlos, para evitar que los jóvenes tengan relaciones sexuales, eso no funciona. No asuma nada. Por ejemplo, si su hijo pregunta: ¿a qué edad puede tener relaciones sexuales?, no quiere decir, “estoy pensando en tener relaciones sexuales”

Tenga en cuenta que la labor de un padre nunca termina. No importa cual sea su edad; de una manera u otra, los hijos siempre necesitarán a sus padres.

Algunas sugerencias para mejorar la comunicación sobre temática con sus hijos:

  • Haga de la sexualidad algo normal.
  • Deje atrás las ideas anticuadas que le impiden comunicarse honestamente con sus hijos: hable con ellos abiertamente sobre el amor, las relaciones y la sexualidad.
  • Examine sus propias convicciones.
  • Es bueno que esté al tanto de lo que  sus hijos ven, leen y escuchan, a veces un simple comentario sirve para iniciar una conversación importante y productivo.
  • Deje que sus experiencias faciales, el tono de voz y el lenguaje del cuerpo apoye lo que dice con las palabras.
  • Reconozca sus propios temores y preocupaciones sobre la sexualidad.
  • Hable sobre el tema porque usted es el educador sexual más importante de su hijo.
  • Aprenda la información básica sobre la salud sexual, la reproducción, el VHI, etc. De esta manera usted podrá discutir los hechos a un nivel que su hijo/a lo pueda comprender, podrá definir cualquier palabra o término confuso y puede sentarse con más confianza ante las preguntas que ellos le formulen.
  • Si el tema no surge, no espere.  Usted puede iniciar la conversación.  Un buen momento para conversar es cuando ninguno de los dos tenga otras cosas que hacer. No se distraiga con el teléfono o con otras cosas que reclaman su atención en ese mismo momento.
  • Primero verifique los conocimientos que tiene su hijo/a sobre la sexualidad.  Por ejemplo, si pregunta ¿qué es la menstruación?, pregunte ¿qué crees tú que es?. Asegúrese de decirle: ¡esa es una buena pregunta! Déle a sus hijos la oportunidad de conversar con usted sobre sus pensamientos, sentimientos y experiencias.
  • Permítale a su hijo/a terminar de hablar antes de responderle.  Mantenga contacto visual y escúchelo, posiblemente con los adolescentes pueden haber desacuerdos, pero siga respetando lo que él dice.
  • Pida una retroalimentación: ¿era lo que estabas preguntando?.  Manténgase abierto a preguntas de seguimiento:  ¿Hay alguna cosa que no contesté y que te preocupa?.
  • Demuestre que usted, valora las ideas de sus hijos haciendo preguntas como: ¿Qué harías tù si…? ¿Qué piensas sobre…? O ¿Qué te parece…?  Estas preguntas mantienen el diálogo abierto.
  • Dé respuestas honestas, cortas y sencillas.
  • Sea claro en cuanto a los valores y déjeles saber que hay otras personas con diferentes valores sobre la sexualidad.  Enséñeles que es importante respetar las diferencias.
  • Sea un buen ejemplo para demostrar a sus hijos como se enriquece la vida a través de los valores.
  • Los valores ayudan al hombre a encontrar más fácilmente la felicidad.  A veces cuesta vivirlas, pero mientras mejor se viven más felices somos y más felices hacemos a quienes nos rodean.
  • Pregúntese si está llevando una vida recta y congruente con los valores que desea transmitir a sus hijos.
  • En las conversaciones ponga usted la mayor objetividad posible, sin apreciaciones subjetivas ni adjetivos calificativos.
  • Déle elementos para que desarrolle la capacidad de amar, que experimente el afecto y la ternura, favorezca el desarrollo de actitudes como la solidaridad, la honestidad, el compromiso con el otro.Favorezca el discernimiento, proponiendo principios morales que orienten a la conciencia recta en cada circunstancia, creando espacios donde sus hijos puedan reflexionar sobre sus actitudes y opciones, para posteriormente revisar si son coherentes con sus ideales.

Inspiración
PROGRAMA PARA LA FORMACIÓN DE PADRES
Una publicación del programa “Inspiración”.