Por Martin Daniel Gonzalez/Elsembrador.net
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El tiempo de la pascua es el tiempo litúrgico en el cual celebramos el paso de Jesucristo de la muerte a la vida, pero no podemos vivir esta etapa “mirando hacia fuera”, debemos hacer dentro nuestro pequeñas “pascuas” que nos encaminen hacia la Pascua definitiva.
Debemos ir renunciando a aquellas cosas que nos sumergen en la muerte para aceptar aquellas que plenifican nuestra vida.
Van aquí algunas “pascuas” pequeñas y corrientes para ir creciendo y haciendo más viva nuestra vida.
De la mentira a la verdad
La mentira vicia habitualmente muchos de nuestros actos, estamos acostumbrándonos a vivir en medio de ella y cada vez nos resulta más común. En estos días de pascua estamos invitados a hacer nuestra “pascua” hacia la verdad, y esto no es otra cosa que volver nuestros ojos hacia “La Verdad” que es el mismo Jesús.
Hagamos el esfuerzo a partir de ahora de evitar al menos las pequeñas mentiras cotidianas, y comenzaremos así a vivir y gustar nuestra propia Pascua.
Del egoísmo a la solidaridad
La sociedad actual nos invita constantemente a olvidarnos de los demás y centrarnos solo en nosotros mismos. Jesús nos alienta y anima a hacer la pascua de la entrega de todo nuestro ser. En este tiempo pascual hagamos el firme propósito de pensar un poco más en los demás, dejemos de pensar que sólo nuestros problemas son los importantes y centremos nuestra mirada en los demás; si salimos de nosotros mismos veremos cómo es el mismo Dios quien se ocupa de nuestras cosas.
De la prisa a la paciencia
Este es el tiempo propicio para detener un poco la marcha y regalarle un trozo de nuestro tiempo al Señor; pero ¿cómo regalamos este tiempo?… ocupándonos de los demás.
Nuestros días transcurren con tanta prisa que muchas veces pasamos al lado de nuestros hermanos sin darnos cuenta de que están allí. Debemos hacer una pascua de esta relación con los demás, hagamos que a partir de ahora nada ni nadie pase por nuestro lado sin que nos demos cuenta. Demos a cada persona su lugar y su tiempo. Esto es hacer una pascua de la prisa a la paciencia.
¡Felices Pascuas de Resurrección!