Por Gerardo Saldaña, Colaboración Fundación Teletón México – 13.04.2015
Existen síntomas que delatan la presencia de este mal en tus hijos.
Por ejemplo, si aumenta cada vez más el tiempo que le dedica al ejercicio, y por hacerlo deja de lado otras actividades, se preocupa obsesivamente por su aspecto físico, o ha incrementado en pocos meses su masa muscular, así lo explica Cecilia Silva Gutiérrez, catedrática de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
También, advierte que existen otras señales un poco menos evidentes, que se pueden detectar con la convivencia diaria: “Si observas que tu hijo constantemente está ansioso por ejercitarse, irritable, cambia severamente su alimentación, y expresa con frecuencia la inconformidad con su cuerpo, puede ser que padezca vigorexia”.
Este término, que se ha acuñado recientemente, hace referencia a la necesidad que tienen algunos chicos en cambiar su imagen a través de la realización de ejercicio en exceso, y sobre todo, cuando este hábito se vuelve adictivo.
Un dato curioso sobre este tema, es que: “Se presenta con mayor frecuencia en hombres que en mujeres que se encuentran entre los 14 y los 23 años. También se registran casos de adultos jóvenes, pero son en menor cantidad”, explica la especialista.
¿Por qué se presenta?
Entre los principales motivos por los que se manifiesta la vigorexia, es la insatisfacción con la figura corporal, en comparación con otros adolescentes, amigos, o hermanos, así como por los prototipos de modelos de belleza que se muestran mediáticamente en la sociedad, en donde, por ejemplo, los hombres son atléticos y con un sobresaliente trabajo a nivel muscular.
En ese sentido, la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, de la Universidad Nacional Autónoma de México, en un estudio realizado en 2013, señala que el 50% de los hombres, quieren reducir su talla porque consideran que tienen sobrepeso u obesidad; otro 50% quiere aumentar su masa muscular. También, menciona que un total del 10% de personas que se dedican al fisicoculturismo pueden padecer vigorexia.
Apoyo emocional, base de la solución
Buscar un espacio diario para escuchar a tu hijo, conocer sus dudas, temores, molestias o inconformidades, es el comienzo ideal para tratar este tipo de situaciones, ya que la comunicación es la base de la solución.
Después, una vez detectado este problema, lo recomendable es acudir con un psicólogo especializado en el área de conducta alimentaria.
“Para los papás, es difícil brindar apoyo emocional a su hijo cuando vive con esta condición, ya que puede estar lleno de discusiones, desesperación y confusión, por eso se recomienda acudir a sesiones de apoyo psicológico. No obstante, lo que la familia sí puede compartir con el chico, es su compañía, solidaridad y empatía”, finaliza Cecilia Silva.
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