Adolescencia y pre-adolescencia son términos que usamos “muy a la ligera” como si fueran exactamente lo mismo pero no lo son en el sentido de que hacen referencia a distintas edades y etapas físicas y psicológicas.
Un niño está en la pre-adolescencia entre los 10 y los 13 años, y una niña un poco antes. La adolescencia es la etapa que sigue a estos años y que se caracteriza por cambios bruscos de carácter, la sensación de que todo el mundo va contra ellos, se sienten atacados por los adultos; y los padres, bastante desorientados por los cambios tan repentinos y bruscos de su hijo/a, no saben muy bien qué planes de acción llevar a cabo…
Sabemos que ambas etapas hay que pasarlas, pero ¿por qué no prevenir y empezar a trabajar y paliar los efectos del momento en el que las hormonas estarán más activas? Es decir, ¿Por qué no empezar a reducir los “posibles efectos” de la adolescencia en la pre-adolescencia?
En esta primera etapa de la Preadolescencia estamos ante niños y niñas a caballo entre la infancia y la adolescencia, por lo que habrá situaciones en las que actuarán asumiendo el “rol de adultos” con ramalazos de independencia, pero como siguen siendo niños no actuarán aún de forma autónoma. Por ello, sería bueno ya en esta “pre-etapa”, empezar a hacerles partícipes de temas que aparecerán después, sin forzar demasiado las cosas, apoyándonos en que todavía son niños que confían plenamente en sus padres. Es un buen momento para inculcarles y rematar valores importantes, e incluso darles responsabilidades de mayores, hablar con ellos de temas que sabemos que en el futuro pueden ser más conflictivos… para que luego el choque entre ellos y nosotros no sea una bomba.
Es ésta una manera de “darles la mano” en el momento en el que empiezan a entrar en una etapa crítica para que cuando llegue propiamente la adolescencia, sientan que estamos con ellos y no nos vean distantes o fuera de honda. Seguramente, si hemos puesto pilares hondos y criterios claros en la infancia y en esta pre-etapa de la adolescencia, las consecuencias no serán tan trágicas como a veces reflejan algunos padres.