9 cosas en las que debes dar ejemplo a tus hijos

Sontushijos.org 

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“No se puede pretender que el niño imite de sus padres, sus referentes,  solo lo positivo. Habrá que reflexionar sobre el ejemplo que se les está dando a los hijos con la forma de actuar paterna y materna: ser padre y madre obliga a ser mejor persona”.

Así lo expresa Jone Larreta, licenciada en Pedagogía y Psicopedagogía, en un artículo para Sontushijos.org.

La licenciada que lleva 10 años ejerciendo en educación infantil, explica que los padres son el modelo principal para un niño pequeño hasta los nueve años, de manera que en estas edades todo lo que sus padres hagan o digan, lo interpreta como la forma adecuada de actuar.

¿En qué debo dar ejemplo a mis hijos?

Realmente, ¡en todo! Ser papá no es tarea fácil, tenemos unos seres que imitan nuestro comportamiento y están muy atentos a la coherencia que demostramos entre lo que les enseñamos y lo que hacemos. Por eso, para ser más concretos y poder entrar en la práctica, compartimos los siguientes puntos expuestos por la licenciada Jone Larreta:

1. En el trato hacia las demás personas

Tratar a los demás con delicadeza, sin gritos, desprecios o comentarios hirientes, defendiendo los propios derechos con buenas formas. Resulta fundamental conversar con ellos en relación a la familia, los amigos y compañeros, comunicarles la experiencia del amor: que entiendan que el amor tiene que ver con el cuidado, la atención, la corrección, con ayudar a los demás y  ser virtuosos. El respeto como habilidad básica fundamental que hay que trabajar desde edades tempranas, no solo en el hogar sino también en un contexto más formal como puede ser el colegio. Las palabras “mágicas” de “por favor” y “gracias” no hay que olvidarlas nunca.

2. En la forma en que asumimos las responsabilidades

Afrontar las responsabilidades acudiendo a trabajar sin inventar excusas, valorar el trabajo bien hecho, y colaboración de todos en las tareas del hogar… La responsabilidad viene de la mano de la obediencia. No podemos formar hijos responsables si previamente no se ha educado en la obediencia. El hecho de trabajar la obediencia no significa que no se quiera la libertad para los hijos; pero tienen que asumir que no solo existe su libertad sino también la del resto de personas de su alrededor, libertades que tienen que respetar. Para que nuestros hijos sean responsables primero tienen que ser obedientes. Es fundamental dejar claro a los hijos que obedecer es una necesidad de convivencia: los padres obedecen las leyes, a sus superiores en el trabajo, las reglas sociales…

La obediencia se presenta así como una de las virtudes fundamentales que hay que inculcar desde los primeros años, puesto que en estas edades (4-5 años) están especialmente predispuestos a “recibir” esta virtud hasta hacerla suya (período sensitivo de la obediencia y de la sinceridad). Con respecto al trabajo, se trataría de inculcar el valor de un trabajo bien hecho, de mantener una disposición siempre activa hacia los deberes y responsabilidades del día a día, es decir, entender que el trabajo también nos forma como personas y supone un medio para mejorar.

3. En los buenos modales

No utilizar palabrotas y expresiones inadecuadas, el comportamiento en la mesa, en lugares públicos, etc. 

4. En nuestra actitud frente a las dificultades 

Estas se presentan como una oportunidad para mejorar, un reto en el camino de la vida que hay que enfrentar y, en el caso de no lograr superarlas, asumir “la derrota” como una ocasión para superarse a sí mismo, es decir, seguir en el intento la próxima vez. Las personas con buena autoestima no tienen miedo al fracaso puesto que ven como un logro haberlo intentado. Son personas que confían en sus posibilidades, no temen enfrentarse a nuevos desafíos y tareas, siempre están dispuestos a aprender y probar. Es posible que a veces las cosas no salgan como ellos imaginan, pero tienen la confianza para volver a intentarlo. El error también forma parte del aprendizaje y ellos lo saben.

5. En cómo ocupar el tiempo libre y el ocio

El tiempo libre supone un tiempo magnífico para compartir con la familia e iniciar a nuestros hijos en aficiones de servicio a los demás. El contacto con la naturaleza nos conduce a contemplar nuestro alrededor con otros ojos, deteniéndonos en la belleza de todo lo creado, percatándonos de detalles insignificantes que en el día a día pasamos por alto. Esta afición más contemplativa para la que hay que ponerse “otras gafas de mirar” también supone valorar todo lo que se nos ha dado, creación que hay que conservar y preservar para futuras generaciones. Por lo tanto, supone admitir que nosotros también tenemos responsabilidad en mantener aquello que se nos ha concedido.

Además, podemos emplear este tiempo en ayudar a personas que se encuentran en una situación más desfavorecida e, incluso, en practicar algún deporte como medio de superación, como medio para educarnos en el esfuerzo, la superación, los retos, la vida sana. Así mismo, se puede inculcar el amor a los libros, iniciándoles en un buen hábito lector, presentándoles la lectura como una maravillosa aventura que nos conduce a todo un mundo lleno de sorpresas, imaginación, creatividad, saber…

6. En la vida espiritual 

Los padres también se presentan como ejemplo en su amor a Dios. Si los niños crecen en un contexto en el que Dios está presente diariamente, al que se le reza, se le pide, se le da gracias, en un futuro ellos también lo tendrán presente en sus vidas.

7. En la afectividad

La forma de manifestar afecto de los padres también supone un modelo para los hijos. Inculcar la importancia de la intimidad para determinadas situaciones y comportamientos es fundamental. En la actualidad, donde el valor de explicitar y hacer público todo lo que acontece en la vida de uno está a la orden del día (a través de las redes sociales), parece que el valor de la privacidad e intimidad es de “antiguos”, es decir, que alude a épocas pasadas.

8. En el valor y el respeto hacia el propio cuerpo

Es importante reforzar los hábitos de higiene (ducha diaria, imagen personal limpia y aseada…) y el cuidado del cuerpo, el pudor.

9. En la actitud ante la vida

La alegría también se imita y se contagia. Levantarse de buen humor, con alegría, con ganas de aprovechar al máximo el día, concebir cada día como un regalo que no hay que desperdiciar… Todo esto también se aprende en familia.

 

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