Tu papel como padre en 3 acciones

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El 19 de marzo se celebra el Día del Padre en países como España, Bolivia y Honduras; festividad que surge a partir del Día de San José, padre de Jesús. A continuación, les compartimos este escrito de Aníbal Cuevas, reconocido Orientador Familiar y autor de varios libros.

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¿Quién no quiere ser un buen padre? ¿Qué padre no siente cierta culpa porque cree que no está a la altura? Es cierto que no es fácil y que además de las limitaciones que como personas tenemos, en numerosas ocasiones no sabemos ni lo que se espera de nosotros ni cómo hacerlo. No basta con tener grandes deseos, hace falta saber qué es un buen padre, que se espera de él y marcar una hoja de ruta. He aquí una que puede ser útil:

1. Conoce a tu hijo

Es algo que parece una obviedad, pero muchos padres no conocen a sus hijos. No es simplemente saber distinguirle de entre otros, tampoco identificar sus gustos o aficiones… Para conocer a un hijo es necesario saber sobre su temperamento, su carácter, lo especifico de la edad que tiene. Es decir, es necesario estudiar un poco. Cada persona es única y necesita de un trato diferenciado ajustado a su manera de ser y a la realidad que está viviendo. Todos experimentamos que no nos gusta ser tratados como números sino de manera singular.

Hay niños más sensibles que otros, más o menos activos, más impresionables o más desapegados. Unas edades son más explosivas y otras más tranquilas. Para ayudar y querer es necesario conocer: hay que estudiar.

2. Acepta a tu hijo

¿Quién no tiene un ideal de persona y vida para su hijo? Nos agradaría que le gustara este o aquel deporte, estos o aquellos estudios. Muchas veces sin ser conscientes ni aceptamos ni respetamos a nuestros hijos, nos gustaría que fueran de otra manera. Indudablemente esta aceptación no incluye aquello que les hace mal. Se trata de aceptarles a ellos, a la persona y de ayudarles a corregir y dar lo mejor de sí.

3. Exige a tu hijo

Para ayudar a los hijos a dar lo mejor de sí, a ser muy buenas personas y a ilusionarles con esas pequeñas luchas no basta aceptar al hijo ya que no se debe dejarle hacer aquello que no le hace mejor, que se deje llevar de la pereza, el egoísmo, la soberbia, etc…

La mejor ayuda que un padre puede prestar a un hijo es el ejemplo de autoexigencia. Ese es el sentido de la autoridad paterna: ayudar, orientar y animar con la palabra y el ejemplo.

Y hay un elemento fundamental que debe englobar estas tres acciones: el amor. Si los hijos no perciben que son amados es imposible la educación, es complicado que deseen ser buenos y más lo será que aprendan a amar. Se aprende a amar siendo amado, y amar supone conocer, aceptar y exigir al hijo. Elemento imprescindible en esta tarea es estar.

Es cierto que la vida es complicada, que hay demasiados afanes, que a veces no tenemos claras las prioridades ni en la cabeza ni en el corazón. Un padre tiene que estar, los hijos necesitan que papá esté. Pero no de cualquier manera: necesitan ver a papá cuidar el hogar, hablar, jugar, enfadarse, reír, pedir perdón, dar gracias, rezar y sobre todo, querer mucho a mamá.

Cortesía del autor Aníbal Cuevas para LaFamilia.info. Blog anibalcuevas.com. X @anibal_cuevas

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