Los padres no son perfectos, pero siguen siendo hombres de bien, cariñosos, que hacen lo mejor que pueden para que sus familias sean felices. Pero los medios de comunicación a menudo nos quieren hacer pensar lo contrario. Su retrato del padre es tan patético como el perdedor que quieren pintarnos. En la televisión encontramos por todas partes padres vagos, memos, irresponsables, estúpidos. Son totalmente incompetentes para ayudar en casa, no digamos para criar a sus hijos. Por supuesto, las madres son profesionales sabelotodo y preciosas. Su coeficiente intelectual es diez veces mayor que el de su marido, y uno se pregunta en primer lugar por qué se casaron con esa birria de hombre con sobrepeso.
Muchos libros para niños siguen la misma fórmula. Papá Oso de Los Osos de Berenstain es tan inmaduro como sus hijos, si no peor. El padre de la serie de Henry y Mudge es afectuoso, pero algo así como un pato cojo. Y el padre en el Diary of a Wimpy Kid (Diario de Greg: un pringao total, Jeff Kinney) no es más que un perdedor.
Hay gran cantidad de libros en que los padres están ausentes, muchos libros con papás tontos, y muy pocos con papás admirables. He buscado de arriba abajo libros en los que los papás sean aceptables o héroes, y mi lista es tristemente exigua. Entiendo que el humor vende, y pocas cosas son tan divertidas como unos padres raros. Pero, como sociedad, hemos ido demasiado lejos. Y no creo que sea sólo por hacer dinero o provocar la carcajada.
En nuestro deseo de promover los derechos de las mujeres, hemos pisoteado la dignidad de los hombres. En nuestros esfuerzos para que las mujeres alcanzaran la igualdad, nos hemos convertido en heraldos de la superioridad de las mujeres. El repetido retrato del padre como tonto no sólo es degradante para los hombres. También es perjudicial para los niños. Las mujeres son inteligentes y los hombres son tontos. Ese es el mensaje que nuestros hijos están escuchando una y otra vez. Y no es cosa de risa.
Los niños no tienen un sentido completamente desarrollado de la realidad. A menudo se creen lo que ven y oyen. ¿Queremos que nuestros chicos crezcan creyendo que a todo lo que pueden aspirar es a ser unos perdedores? ¿Queremos que nuestras hijas crezcan despreciando al sexo opuesto? ¿O pensando que nunca podrán encontrar un hombre inteligente y virtuoso con el que casarse?
Si no es así, tenemos que prescindir de una vez por todas del ataque a los hombres y empezar a mostrar a nuestros hijos hombres de verdad con auténtico carácter. Papá, esfuérzate más por ser el superpapá que tus hijos quieren que seas. Mamá, evita criticar a tu marido delante de los niños y muéstrale tu reconocimiento más a menudo. Y por favor, deja de alimentarles con mentiras: apaga la tele. Si actúas así, tus hijos verán en su padre al héroe que quieren que sea, y los padres se ganarán el respeto que ansían. Desechemos las bromas baratas y luchemos por una felicidad más profunda. Sin duda, el esfuerzo vale la pena.
Lista de libros con papás aceptables o héroes
Álbumes ilustrados:
- Adivina cuanto te quiero, Sam McBratney y Anita Jeram.
- Cuentos del cerdito Oliver (serie), Jean Van Leeuwen.
- Owl Moon, Jane Yolen y John Schoenherr.
- Bread and Jam for Frances, Russell Hoban y Lilian Hoban.
- The Ox-Cart Man, Donald Hall.
- ¿No duermes, osito?, Martin Wadell y Barbara Firth.
- Papá, por favor, consígueme la luna, Eric Carle.
Relatos infantiles y juveniles:
- The Littles, John Peterson.
- Happy Little Family (serie) Rebecca Caudill.
- Wolf Story, William McCleery.
- Mitchells (serie), Hilda van Stockum.
- Henry Huggins (serie), Beverly Cleary.
- La Casa de la Pradera (serie), Laura Ingalls Wilder.
- Las telarañas de Carlota, E. B. White.
- Danny, campeón del mundo, Roald Dahl.
- Pinocho, Carlo Collodi.
- Sauce azul, Doris Gates.
- Lassie, vuelve a casa, Eric Knight.
- Mi compañero Gruñón, Fred Gipson.
- El despertar, Marjorie Linnan Rawlings.
- Matar un ruiseñor, Harper Lee.
- Zapatos de fuego y Sandalias de viento, Ursula Wölfel.
- Ramona y su padre, Beverly Cleary.
- El hijo del jardinero, Juan Farias.
- Un tiesto lleno de lápices, Juan Farias.
- Las Penderwicky, En casa de las Penderwick, Jeanne Birdsall.