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Los mayores, los «sándwich» y los menores… Aunque hay excepciones, la estructura familiar y las funciones conforme a su lugar, establecen unas características en la personalidad de los hijos.
Conocer el perfil de cada uno de ellos, ayuda a los padres a corregir posibles errores y a reforzar otras actitudes en los hijos.
Aunque los hijos se educan bajo un mismo techo, su ubicación dentro del esquema familiar puede determinar un modo de relación con los padres y hermanos que repercutirá en su carácter. Las siguientes son las características de cada hijo según su lugar en la familia.
Los hijos mayores: Modelos de responsabilidad
Representan el modelo de responsabilidad, incluso en algunas familias toman las veces de “cabezas de hogar”, aún cuando los padres están presentes. Suelen ser líderes, colaboradores, competentes, desarrollan su máximo potencial. Como posibles rasgos negativos, sobresale su deseo exagerado de ser los mejores, por eso son muy competitivos y exigentes con ellos mismos. Se desmotivan si no logran los resultados esperados.
Recomendaciones para los padres:
- No atribuirles deberes de padre que no les corresponden.
- Evitar presionarlos para que obtengan el primer lugar.
- Ayudarles a aceptar que perder no implica ser “menos”.
- Ayudarles a desarrollar el coraje de ser imperfecto.
Los del medio: Los hijos sándwich
Son los llamados hijos sándwich. “La llegada de un tercer hijo impacta la estructura familiar”, asegura la especialista Stacy De Broff -directora de la consultora Mom Central y autora de El libro de la mamá: 4287 tips de mamás a mamás– en un artículo de Lanacion.com.
Según la especialista, los padres suelen ser menos exigentes y demandantes con los hijos del medio “y, por eso, muchos de ellos desarrollan actitudes más relajadas frente a la vida en comparación con sus hermanos mayores”, dice De Broff.
“Al mismo tiempo, dejan de recibir esa atención y cuidado de la que gozaban antes de que naciera el tercer hijo, que lo desplaza del puesto de benjamín de la casa.” Por eso, el hijo sándwich suele esforzarse más para ser reconocido “y debe pelear duro para conseguir la atención de sus padres. Generalmente, busca con desesperación una manera de sobresalir”, apunta la experta.
El hijo intermedio puede sentirse excluido y sin privilegios, por eso siempre está en busca de un lugar dentro de la familia, y es posible que busque suplir esa carencia por fuera del círculo familiar, como son los amigos. Por esta razón, suelen ser los más sociables, recursivos y mediadores.
Recomendaciones para los padres:
- Darles tiempos y espacios exclusivos para ellos.
- Darles su lugar en la familia.
- Pedirles sus opiniones y aplaudir sus contribuciones.
- Estimular sus habilidades y destrezas.
- Darles más atención positiva.
Los menores: Los consentidos de la casa
“Los más pequeños de la casa reciben ese sentimentalismo especial por ser los últimos y suelen ser mucho más mimados por sus progenitores, razón por la cual también suelen ser más cariñosos que el resto de los hijos”, dice la especialista Stacy De Broff. Igualmente los hermanos mayores desarrollan hacia los pequeños, ese sentimiento de cariño excesivo.
Por lo general, los progenitores son menos exigentes con los hijos menores, no les crean tantas expectativas, son más permisivos, su autoridad es laxa. En ciertas ocasiones los menores pueden llegar a ser manipuladores, demandan atención continua y esperan a que los demás asuman sus responsabilidades pues se sienten protegidos por sus padres y hermanos mayores.
Dejarles de exigir es un error. Se les debe inculcar igualmente la responsabilidad, esfuerzo, disciplina y liderazgo, como se hace con los otros hijos. Los especialistas sugieren a los progenitores, evitar excederse en cariño y libertinaje. En lugar de “alcahuetear”, los padres deben hacer con este hijo una “versión mejorada” basándose en los errores que tal vez se cometieron con los demás.
Recomendaciones para los padres:
- No tratarlos como el “eterno bebé”.
- No darles más privilegios que a los demás hijos.
- Dejarlos resolver sus propios conflictos con los mayores.
- No hacer nada que él o ella pueda hacer solo.
- Se les debe hacer cumplir las normas del hogar y asumir las consecuencias del no cumplimiento.
Cada hijo es diferente, por consiguiente el trato también debe serlo. Los padres deben establecer un modelo educativo de forma equitativa para todos los hijos, pero conservando la individualidad.