La felicidad del hombre radica en el ser capaz de olvidarse de uno mismo para vivir por los demás. El amor verdadero, como muy bien se expresa en la película “La princesa prometida” es entrega, es vivir para el otro. El sexo es exactamente lo mismo.
Actualmente la presión social que se ejerce sobre el sexo es que “vale todo”. Se ha trivializado de tal manera el acto sexual que tal y como lo presentan pierde todo su encanto. Hay que introducirlo de manera positiva sin dejar de lado los aspectos biológicos.
Basta pararse a pensar un poco sobre lo que la televisión, la moda y las revistas predican sobre el amor y el sexo para ponerse a temblar. Y con esto ¿qué influencias reciben los adolescentes para tener sexo?. Y ¿qué razones pueden tener para mantenerse vírgenes hasta el matrimonio?. Está claro que en las jergas modernas el que elige esta última opción podría parecer un “pringadete”.
Es importante hablar desde que son pequeños y pequeñas del modelo de corresponsabilidad entre mujeres y hombres, haciéndoles ver desde el principio que son muy importantes en el futuro y en el presente compartir las tareas de educación y crianza de los hijos. Por eso también en la adolescencia, etapa en la que sólo se piensa en el aspecto corporal de la sexualidad hay que introducir otros temas (con los y las adolescentes) sobre la comunicación entre los dos sexos y la psicología diferencial. La manera en que el hombre y la mujer quieren ser queridos, que es muy diferente.
Conocimiento y libertad para decidir
Hoy en día los adolescentes deben ser capaces de tomar sus propias decisiones. Estas decisiones deben ser sopesadas y valoradas por ellos mismos pero han de estar informados y si dejamos que sean los medios de comunicación los que les formen en este sentido ya sabemos dónde están las metas. Se puede presentar un modelo positivo sobre la futura conciliación entre familia y trabajo, que lleva a que sean temas que se hablen ya con los chicos y chicas con las que están saliendo. Lo que no se exige antes no se inventa más tarde. Es el típico error de que “luego le cambiaré”. Hay que elegir bien desde el principio.
Conocimiento
– Distinguir entre deseo y necesidad: lo que no se conoce atrae más. Está claro que el deseo sexual es más grande que la necesidad aunque nos quieran hacer creer otra cosa.
– Se parte de la base de que el sexo es algo bueno pero con un orden como todo en la vida.
– El hombre y la mujer no somos iguales biológica y psíquicamente aunque tengamos los mismos derechos, asunto que nos daría para escribir otro artículo. Pero la manera de vivir el sexo es totalmente diferente. Hoy en día con la idea de la igualdad mal entendida se presenta a una mujer libre sexualmente que puede hacer lo que le dé la gana. Y es verdad que antes los hombres desenfrenados eran unos machotes y las mujeres desenfrenadas unas fulanas. Todavía nos quedan resquicios de aquello y no podemos olvidar que en ambos casos es lo mismo. Pero cada sexo mantiene su rol y “el hombre tiende a usar el amor que no comprende para obtener sexo. La mujer tiende a usar el sexo, que no comprende, para obtener el amor que tanto anhela”. Es crucial informarse sobre la psicología diferencial entre mujeres y hombres.
– El acto sexual es un acto de entrega. También ayuda conocer los distintos modos de vivir la sexualidad de hombres y mujeres. El sexo es también una fuente de placer y eso no es negativo pero para que sea así es muy importante vivirlo en el momento oportuno y con la madurez suficiente para hacer un plan estable de formar una familia.
– La autonomía de la persona exige ser verdaderamente libre para tomar mis decisiones y no el hacerlo presionada por el grupo o buscando ser admirada o ser la más “adelantada” o “atrevida” en los temas sexuales.
– Y con todo esto, padres y educadores tenemos un gran reto el de recuperar, a pesar de las presiones sociales, el ideal del amor verdadero.