Ciberbullying: el acoso también en la red

LaFamilia.info
17.10.2011

 

Otra modalidad de intimidación escolar que se hace presente en las generaciones de niños y adolescentes. Se trata del uso de las nuevas tecnologías para ejercer el acoso sicológico entre iguales. Una problemática que deben afrontar padres, profesores, niños y adolescentes de hoy.

 

Los insultos y agresiones que antes tenían lugar en el salón de clases, ahora se han trasladado a la web, convirtiéndose en escenario del hostigamiento entre pares. Y las investigaciones así lo corroboran. La Universidad de Navarra realizó un estudio con 21.000 chicos de 10 a 18 años en varios países latinoamericanos, en el cual un 12% de los consultados admitió haber sido objeto de alguna práctica de acoso cibernético, y un 14% dijo haber participado como hostigador en situaciones de este tipo.

 

¿De qué se trata?

 

Cuando hablamos de ciberbullying no hacemos alusión a las situaciones donde están involucrados adultos; pues en este caso, tanto acosadores como víctimas hacen parte de la población infantil y adolescente.

 

Se dice que hay una situación de ciberbullying cuando un menor atormenta, amenaza, chantajea, hostiga, humilla, insulta o molesta a otro mediante las redes sociales, chats, SMS, consolas de videojuegos u otras tecnologías que permiten la interacción entre usuarios. Normalmente los episodios de ciberacoso –como también se le puede llamar- suelen estar ligados a situaciones de acoso en la vida real, aunque sus formas de manifestarse son diferentes.

 

La gravedad de este tipo de bullying que se desarrolla en las TIC (tecnologías de la información y la comunicación), recae en las consecuencias de este hostigamiento; pueden ser iguales o más delicadas que las que acontecen en el acoso escolar, debido a la capacidad de difusión que tienen las nuevas tecnologías.

 

A este respecto, la iniciativa Internetsinacoso.com explica: “Cuando se publica o envía información con la intención de herir a una víctima de acoso en la red, ésta se difunde de forma inmediata de manera que resulta imposible cuantificar el alcance de la agresión y cuántas personas están participando en ella. El problema se acrecienta de forma muy importante y resulta muy difícil eliminar dicha información, lo que hace que perdure incluso una vez desaparecida la voluntad del agresor de acosar”.

 

El anonimato es otro punto de cuidado, puesto que el abusador con ayuda de la tecnología, puede ingeniárselas para encubrir su identidad y dificultar su detección. Por obvias razones, estas características hacen del ciberbullying, una situación compleja en cuanto a su prevención y abordaje.

 

¿Cómo se manifiesta el ciberbullying?

 

El portal Ciberbullying.com presenta las formas que adopta este hostigamiento, donde además aclara que son muy variadas y sólo se encuentran limitadas por la pericia tecnológica y la imaginación de los menores acosadores. Algunos ejemplos concretos podrían ser los siguientes:

– Colgar en internet una imagen comprometedora, (real o efectuada mediante fotomontajes) datos delicados, cosas que pueden perjudicar o avergonzar a la víctima y darlo a conocer en su entorno de relaciones.

 

– Abrir un grupo en una red social con un propósito específico en contra de la víctima, como por ejemplo: “Razones para odiar a…” o “Vota por la más fea”.

 

– Crear un perfil o espacio falso en nombre de la víctima, en redes sociales o foros, donde se escriban a modo de confesiones en primera persona determinados acontecimientos personales, demandas explícitas de contactos sexuales, entre otros.

 

– Dejar comentarios ofensivos en foros o participar agresivamente en chats haciéndose pasar por la víctima de manera que las reacciones vayan posteriormente dirigidas a quien ha sufrido la usurpación de personalidad.

 

– Dar de alta la dirección de correo electrónico en determinados sitios para que luego sea víctima de spam o de contacto con desconocidos.

 

– Usurpar la clave de correo electrónico para, además de cambiarla de forma que su legítimo propietario no lo pueda consultar, leer los mensajes que a su buzón le llegan violando su intimidad.

 

– Provocar a la víctima en servicios web que cuentan con una persona responsable de vigilar o moderar lo que allí pasa (chats, juegos online, comunidades virtuales…) para conseguir una reacción violenta que, una vez denunciada o evidenciada, le suponga la exclusión de quien realmente venía siendo la víctima.

 

– Hacer circular rumores en los cuales a la víctima se le suponga un comportamiento reprochable, ofensivo o desleal, de forma que sean otros quienes, sin poner en duda lo que leen, ejerzan sus propias formas de represalia o acoso.

 

– Enviar mensajes amenazantes por email o SMS, perseguir y acechar a la víctima en los lugares de Internet en los se relaciona de manera habitual provocándole una sensación de completo agobio.

 

¿Qué pueden hacer los padres?

 

Se ha evidenciado que los menores acosados no informan a los adultos de lo que les ocurre, por eso es fundamental crear un ambiente de confianza en la familia donde los hijos puedan acudir a sus padres ante sucesos como estos. 

 

Los expertos explican además la importancia de que los padres tengan presencia en las redes sociales donde están sus hijos, así podrán estar de cerca y vigilantes de lo que les sucede a los chicos y será más fácil conocer la realidad que ellos viven.

 

Como medidas educativas, la familia debe propender por brindar a los hijos la formación del carácter, incentivar la seguridad en sí mismos y promulgar una sana autoestima, elementos que serán de gran soporte en el momento que se llegase a presentar una dificultad como es el bullying.

 

No está de más, las normas en casa para controlar el uso de los aparatos y darles a los hijos el criterio de hacer un buen uso de esta herramienta.

 
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