Aunque al hablar de rupturas amorosas pueden darse tantos motivos como personas, descubrirlas se trata de uno de los esfuerzos de psicólogos y orientadores.
Los datos muestran que más de un 30% de las parejas admiten haber sido víctimas -o autores- de infidelidades. La «falta de comunicación» es ya un cliché de la lista. Profundizando un poco aparece el «enamoramiento perpetuo» o los estragos de una sociedad hipersexualizada, y como posible cúspide de la pirámide, la falta de una cosmovisión espiritual y familiar común.
Puede haber muchas razones más. Pero cuando la ruptura se avecina o el fin ha llegado, no es raro escuchar a uno de los novios lamentarse porque «no exista un manual para que todo vaya bien» o que «de esto no me avisaron».
«Novios con futuro. Un itinerario para el éxito en pareja» (Editorial Palabra) de Jesús María Silva Castignani. Ver aquí
Un lamento que, sin embargo, podría quedar carente de sentido. El mediático sacerdote Jesús Silva -uno de los presentadores de Red de Redes- acaba de publicar Novios con futuro, un libro de poco más de 200 páginas que pretende, en última instancia, «un itinerario para el éxito en pareja».
«¿Y qué tiene que decir un cura sobre relaciones?», podrían pensar algunos. Lo cierto es que Silva es voz autorizada: a sus 15 años como sacerdote tratando con incontables grupos de jóvenes y adolescentes se suman años de estudio del noviazgo, el matrimonio y sexualidad que ha plasmado en libros como Te amarás a ti mismo como Dios te ama; Sexo, cuándo y por qué. La sexualidad al desnudo (ambos en Palabra) o Virginidad 2.0: recuperar la inocencia.
En palabras de Silva, se parte de la base de que el objetivo de un noviazgo con futuro es «un matrimonio con éxito, que dure para toda la vida y en el cual el amor crezca cada día». Si se tiene en cuenta que en México las causas de divorcio se han incrementado en un 327% desde 1994 o que más de 81.000 uniones matrimoniales en España acabaron en divorcio en 2022 -y que estos casos no son excepciones-, se trata de un objetivo ambicioso.
Lo que seguro no encontrará el lector es un listado de clichés vacíos y generalmente aplicables. Tampoco un sinfín de textos bonitos que no dicen nada o un «vendehumos» de autoayuda que promete una inalcanzable utopía romántica.
Con Novios con futuro, el sacerdote pretende ayudar a quienes empiezan una relación a comprenderse, conocerse y amarse de un modo profundo y realista. Y de paso, ahorrarles sorpresas en el futuro matrimonio y preparar para las dificultades.
El libro está dirigido «a novios sin fecha de boda» y que quieren «un noviazgo serio y poner las bases para un matrimonio con posibilidades de éxito». También a grupos de novios que coinciden en movimientos y parroquias, a parejas que surgen en grupos de amigos o incluso a sacerdotes, catequistas y responsables de pastoral que deberán prepararlos para el matrimonio.
A un extracto de los siete consejos para forjar un noviazgo con éxito y sentar las bases del futuro matrimonio:
1. «Que todo vaya bien» no significa casarse
Silva se refiere al noviazgo como «la relación con otra persona para discernir si es el hombre o mujer de tu vida». Se trata de «una relación comprometida», que no siempre lleva aparejada el «y vivieron felices». Su finalidad es clara: «ver si es o no es el hombre o la mujer con la que quieres y puedes pasar el resto de tu vida, construir un futuro y fundar una familia. «El éxito no es necesariamente el matrimonio», sino «llegar a la certeza de que juntos sois capaces de labraros un futuro en que os ayudéis a ser felices».
Por su experiencia, Silva sabe que «si se hace un buen noviazgo, es muy difícil que un matrimonio salga mal». Aunque «puede pasar», el sacerdote define un buen noviazgo como un tiempo «de crecimiento en la capacidad de amar, de entrega y sacrificio, de conocer profundamente a la otra persona, sus heridas, virtudes y defectos y de hablar de los principios irrenunciables.
2. Más allá del cliché de la falta de comunicación: lo irrenunciable
En el apartado dedicado a la comunicación en el noviazgo, el sacerdote recorre extensamente aspectos psicológicos, relacionales, verbales y no verbales e incluso metafísicos de la comunicación. Pero al margen de llamar a «hablar mucho» de todo -que también- incide en la importancia de tratar los «principios irrenunciables», la «base de mis ideales y proyectos» que definirán su el matrimonio es viable o no: «Cuando se hace un noviazgo en serio, todos los problemas que podrían llevar a pique el futuro matrimonio se conocen y se afrontan antes de la boda».
Destaca ocho categorías, como son los aspectos privados e íntimos de cada uno, los límites a «interferencias externas» como la familia de origen, las bases morales y religiosas sobre las que construir una familia, los hijos, los rasgos de personalidad que pueden suponer un problema o aquellos aspectos del otro que sacan lo peor de ti.
3. La importancia de invocar unidos al Espíritu Santo
El sacerdote expone que aunque los novios no pueden amarse como lo harán una vez casados, si pueden ir «trabajando este afecto, preparándolo y practicándolo». Especialmente a través de la oración al Espíritu Santo, tanto individualmente «para que te capacite para amar así a tu pareja» como en compañía, «para que purifique vuestro amor, lo haga semejante al de Cristo, para que dilate vuestro corazón y lo haga capaz de amar»
4. Formas de abordar los celos… ¡y definir cual de los 9 tipos es!
Especialmente interesante es el estudio que el sacerdote lleva a cabo sobre los celos y diferencia nueve tipos distintos que muchas veces se pasan por alto. Subraya que, «aunque son un tipo de amor», están llamados a «ser purificados» y que «deben mover siempre a la sanación». Así, habla de los celos de la familia, de los amigos, de las ocupaciones o tiempos de la pareja, de su intimidad y pensamientos e incluso de Dios. Respecto al más conocido, de terceras personas, llama a discernir, ser sincero y objetivo y ofrece un consejo: «Si alguien intenta que lo dejes con tu pareja para estar contigo, no es una persona leal, tiene heridas o un capricho y probablemente puede hacer lo mismo contigo».
5. ¿Hasta dónde se puede llegar… o hasta dónde no quiero llegar?
A lo largo del libro, el sacerdote responde de forma sencilla a una pregunta difícil, a la que ha dedicado extensos capítulos en otros libros. Hablando de la sexualidad en el noviazgo, invita a cambiar el enfoque de «hasta dónde se puede llegar» a «hasta dónde no quiero llegar» y recuerda la «promesa preciosa en el camino del noviazgo: recibir el cuerpo del otro como un regalo de Dios cuando os caséis».
6. Comenzar a practicar la espiritualidad matrimonial
Silva también previene de cara a los cambios que se dan en la vida matrimonial, cuando debido a las nuevas ocupaciones, el trabajo, la vida en común o los hijos, es fácil descuidar la vida espiritual y alejarse de la fe o la práctica sacramental. Por ello, invita a los novios a pensar que «amando y entregándose a su cónyuge se están entregando a Cristo», lo que se puede empezar a buscar vivir en el noviazgo. ¿Cómo? Menciona varios ejemplos de una «espiritualidad matrimonial» que se da «en medio del mundo, no al margen: buscar momentos para rezar, encontrar a Dios en el día a día y trasmitirlo, encontrar a Cristo en el rostro del otro o que ambos sean «el lugar donde recargar pilas espiritualmente hablando».
7. Prepararse para la evangelización en familia
En último lugar, el sacerdote ofrece a los novios una guía rápida de la evangelización que se dará en el matrimonio y la familia cristiana, a través de cuatro aspectos:
-Teniendo hijos que pasan a formar parte del pueblo de Dios, entre los cuales puede haber vocaciones a la evangelización.
-Evangelizando a los propios hijos, familiares, amigos y vecinos con su testimonio de vida familiar y de Iglesia doméstica.
-Implicándose como familia en la vida de la Iglesia como catequistas, en formación de novios, actos de evangelización, familias en misión…
-El mayor testimonio que puede dar la familia es el del amor: «En esto conocerán que sois mis discípulos: en el amor que os une».
Publicado en ReL por José María Carrera