Nory Camargo/Catholic Link – 04.04.2016
Foto: Pixabay
El noviazgo es un periodo maravilloso en el que dos personas construyen una relación a partir de un conocimiento mutuo, sin embargo, en ese camino se pueden presentar varios eventos los cuales dan a entender que posiblemente esa no es la persona indicada.
Por eso, cuando la relación no va para ningún lado a pesar de haberle luchado, caen bien algunas “luces” que ayudarán a tomar una decisión: ya sea para hacer un alto en el camino o simplemente ponerle punto final a la relación. Para ello, recopilamos las ideas de Nory Camargo, una joven bloguera que aunque no se considera la “gurú en temas de noviazgo y relaciones interpersonales” sí ha vivido de cerca experiencias de amigos y familiares que la han llevado a detallar algunas señales para darse cuenta que tal vez estás con la persona equivocada.
1. Cuando no respeta tu religión
Cuando eres verdaderamente creyente también debes ser coherente con lo que permites y no permites. Tu pareja no debe hacer comentarios ofensivos o irrespetuosos cuando se trata de religión.
Puede que esa mujer o ese hombre sea todo lo que has soñado físicamente. Además de eso es inteligente y sus chistes son buenos, pero ¡ups! sumado a que no cree en Dios, se opone a tus creencias. En este caso lo más aconsejable es acercarlo a Dios, guiarlo y motivarlo; pero si la persona con la que estás (además de no ser creyente) lleva una vida de locos, te aleja de Dios y no tiene mucho interés en cambiar, es mejor que reflexiones y tomes una decisión sabia.
2. Cuando te falta al respeto
Cuando esto sucede no hay marcha atrás, es como cuando un plato se rompe, podemos juntar las piezas y volverlo a pegar pero nunca quedará como era antes. Cuando en una relación tu novio o novia te insulta o usa constantemente palabras y frases agresivas se pierde el respeto y se pierde para siempre. Si permitimos que esto suceda una y otra vez y nos quedamos callados, será muy difícil dar marcha atrás.
3. Cuando le gusta mentir
Mentir se puede convertir en un hábito. Algunas personas se escudan tras mentiras “piadosas”. Estas no existen, pues una mentira pequeña lleva a otra más grande. Las consecuencias de mentir son fatales pues la verdad siempre sale a la luz, tarde o temprano. La relación de pareja debe ser siempre transparente. Si a tu pareja le gusta mentir, no te la recomiendo…
4. Cuando promete, promete, promete pero nunca cumple…
¡Basta de promesas rotas! Si sabes que no puedes cumplirlas simplemente no las hagas. Jugar con los sentimientos de los demás no es sano y al final terminarás rompiendo la confianza de la persona que más quieres. Llegará el día en que tal vez prometas de verdad, pero ya nadie estará ahí para creerte.
5. Si después de todo lo vivido está en contra del matrimonio
Si tu pareja hace constantes comentarios como: “el matrimonio es para bobos”, “para qué casarnos si así estamos bien”, o llevan 7 años de novios y él te sigue diciendo “no hay afán”. Invita a tu pareja al diálogo, no hagas suposiciones, ni guardes falsas esperanzas, estos temas no son muy fáciles de tocar pero es importante discutirlos y saber con certeza qué es lo que busca tu pareja en la relación.
6. Cuando te es infiel y no cambia
El noviazgo es un compromiso, una unión voluntaria y por tanto voluntaria también es tu salida. Si tu pareja te es infiel o simplemente ya te “acostumbraste”, ponle fin, corta de una vez por todas. No hay razón alguna por la que debas consentirle la infidelidad constante. Si él o ella no están seguros de lo que sienten pueden ponerle punto final a la relación antes de dejarse llevar por la tentación. Lo que ocurrió una vez, sino se le da la importancia debida y se corrige, puede repetirse mil y un veces.
7. Cuando se opone a conocer a tus padres
¿Cuál es el misterio con conocer a los padres? ¿Acaso ellos no fueron alguna vez novios? Ese primer encuentro genera bastante expectativa en ambas partes, pero no hay nada mejor que andar con la verdad. Si tu pareja de verdad te ama no tendrá jamás inconveniente alguno en conocer a las dos personas más importantes de tu vida. Papá y mamá en ocasiones parecen hacernos la vida imposible pero siempre lo hacen pensando en nuestro propio bienestar.
8. Si no le gusta compartir tiempo con tu familia o amigos
¿Quiénes han estado contigo desde el principio? ¿Quiénes te conocen de pies a cabeza?: tu familia y tus amigos. No debes alejarte o mucho menos abandonarlos a petición de tu pareja, no es sano de ninguna manera. Claramente debe haber espacio y tiempo para cada cosa por separado, pero si a tu pareja NUNCA le agrada la idea de tener que pasar tiempo con tu familia o amigos, ¡NEXT!
9. Si sus metas solo apuntan a lo material
Todos soñamos con tener una casa grande, una carrera, un carro… pero también debemos apuntar a las metas espirituales: a ser mejores seres humanos, a ayudar a otros, a ser el bastón de los que más lo necesitan. Si tu pareja solo habla de dinero, dinero, dinero y más dinero, tal vez le haga falta un poco de humildad. Si a pesar de hablarlo sus metas no cambian y solo apuntan a tener más y más, reevalúa tu relación de noviazgo.
10. Cuando minusvalora tus logros
Menospreciar a los demás no te hace mejor persona. Tu pareja debe estar ahí para alegrarse de tus triunfos y tus hazañas. No se trata de competir para ver quién llega más lejos, sino de ir juntos, de la mano, por el mismo sendero. Debes darle ánimo a tu pareja cuando sienta que la meta está muy lejos y contribuir a la construcción de sus objetivos. Están juntos para ayudarse, amarse y apoyarse; no para humillar al otro o sentir envidia por sus logros.
11. Si te abandona cuando más lo necesitas
Los momentos de dificultad suelen ser perfectos para conocer mejor a nuestra pareja. La muerte de un ser querido, la enfermedad, la inestabilidad económica, una mala racha en los estudios o el trabajo son oportunidades para fortalecer la relación. Ser novios no es tarea fácil cuando se toma en serio a la otra persona. No se quiere a la pareja solo en momentos de alegría y gozo sino también en aquellos de incertidumbre y tristeza. Si tu pareja es la primera en salir corriendo cuando hay dificultades, no es buena señal.