La familia también necesita un proyecto

Por LaFamilia.info
  
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Planeamos nuestro futuro profesional, organizamos nuestras finanzas personales, nos proyectamos en el campo social, nos trazamos metas de orden material (adquirir vivienda propia, comprar carro, viajar, etc), y, ¿en cuanto a la familia, qué plan tenemos?

Algunas familias pueden llegar a tener dificultades por no tener un proyecto de familia, aunque no está explícitamente formulado. Cuando es así se va por la vida como seres individuales, es decir, no hay comunión entre sus miembros.

Un equipo está conformado por individuos que se unen sinérgicamente para lograr un fin determinado. Una familia también es un equipo, que nace del compromiso de un hombre y una mujer, añadiendo luego más miembros al equipo -los hijos-, y como equipo que son, también debe establecer su rumbo, funciones, metas, valores, misión y visión.

¿Qué es un Proyecto Familiar?

El Proyecto Familiar es el diseño de un futuro que se considera óptimo y viable para toda la familia. Una manera de pensar este futuro es elaborar la misión y visión de una familia. Debe partir como un trabajo conjunto de pareja, pues son los esposos, los pilares de la familia.

El proyecto de la familia es la integración de dos misiones personales para convertirse en una sola. En éste, se concentran los lineamentos que regirán la vida matrimonial y de familia, es el mapa que dirige hacia dónde se va, y cuando se está desorientado, cómo volver a encarrilarse. Cuando el proyecto responde a un planteamiento gana/gana, muchas dificultades están resultas de antemano, pues las reglas del juego están claras, y las personas implicadas saben a qué atenerse.

Ese escenario futuro es una gran ayuda para prever y evitar problemas, pues cuando desde un principio se tiene la claridad de las cosas, no hay por qué lamentarse después.

Es un ejercicio que permite que los esposos se comuniquen, negocien y lleguen a un camino en donde los dos estén a gusto, con deseos de recorrer juntos y hacer lo que sea necesario para que nunca tomen caminos diferentes.

Cuando en la familia surge un proyecto común, le da un sentido diferente a la vida y se proporcionan los medios necesarios para que llegue la felicidad.

¿Cuándo se debe hacer?

Nunca es tarde para formularse un proyecto familiar en el matrimonio, sin embargo, hay varios momentos óptimos para realizarlo:

En el noviazgo: antes de casarse, próximos a conformar una familia.

Recién casados: es el momento apropiado, ya que el papel está en blanco, se comienza de cero. Aquí quedarán las bases para una vida futura, que deberá ser revisado periódicamente para su reformulación.

Matrimonios maduros: si hasta el momento no se ha hecho, es la oportunidad para hacerlo. Cuando han pasado 10 ó 15 años desde el día del compromiso, han llegado los hijos y con ellos algunos problemas en su educación, también es un momento muy especial para reaprender algunas cosas que no están funcionando y reforzar las que marchen bien. Si hay hijos pre o adolescentes, se les debe invitar a participar en el proyecto.

¿Y cómo…?

Muchas veces este proyecto familiar existe, solo que se da de forma espontánea que las parejas lo viven en su actuar diario, pero no se han sentado de lápiz en mano a hacerlo. Aunque éste es el primer paso, sería muy beneficioso, dedicar un momento a pensar en la familia y crear un espacio de comunicación íntima entre los esposos, en donde se plasmen en un papel todas esas ideas que están rondando en la cabeza.

La formulación del proyecto común debe hacerse en un momento adecuado, sin premuras, con calma y disposición. Puede causar dificultad y habrá que hacerlo varias veces hasta que ambas partes estén totalmente satisfechas.

Ideas para elaborar tu Proyecto Familiar

Hay muchas metodologías para elaborar el proyecto, pero todas se encuentran en el mismo punto, lo que cambia es la forma. Estas son algunas pautas que lo orientarán para desarrollarlo:

Visualizarse en el futuro: al llegar a viejos, cómo queremos que recuerden nuestra familia, cómo queremos que nos recuerden nuestros hijos, cómo queremos que las demás personas recuerden nuestra familia.

Conocimiento del cónyuge: conozco sus gustos y habilidades, cuáles son sus bondades, cuáles sus debilidades, qué debe mejorar él, qué lo atemoriza.

Conocimiento de la relación matrimonial: para hacer un análisis integral, se puede usar la metodología de Matriz DOFA del matrimonio (Debilidades, Oportunidades, Fortalezas y Amenazas).

Aspectos a mejorar: con base en el diagnóstico anterior, se trazan unos objetivos junto con un plan de mejora y fortalecimiento.

Educación de los hijos: cuáles son los valores que se les van a transmitir, cuál es el estilo de autoridad que se va a ejercer, cómo nos pondremos de acuerdo para transmitir las normas.

Elaborar la misión personal: cada uno, por separado.

Sinergia de las misiones: una vez se elabora la misión de forma individual, se comparte con el otro y comienza la etapa más difícil que es la negociación sinérgica. No se trata de poner lo que cada uno quiere y el conjunto de las dos es la misión familiar, ese no es el objetivo. Lo que se busca es negociar las preferencias, metas, proyectos, etc. de cada uno, para finalmente construir una nueva misión basada en el acuerdo mutuo.

Finalmente, el resultado de este trabajo quedará condensado en los elementos principales: la misión y la visión familiar.

Ten en cuenta las reglas de oro: diseñar un proyecto que sea ganar/ganar para los dos, nadie debe quedar en desventaja y debe satisfacer todas las expectativas de ambas partes.

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