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En la relación conyugal se presentan situaciones y conflictos que si no se saben identificar a tiempo, pueden pasar a mayores afectando así seriamente la relación. Pero no basta solo con identificar los problemas, es también necesario discutirlos con el cónyuge y atacarlos de raíz.
Estas son las trampas más comunes en una relación matrimonial, según la experta Diana T. de Pozas, del programa Desarrollo y Formación Familiar A.C.:
1. Egoísmo
Por ejemplo cuando uno de los dos cónyuges no está en disponibilidad de comunicarse porque está cansado, tiene sueño o se siente mal. Y en lugar de explicar su malestar, únicamente se duerme dejando al otro con una sensación de no haber sido tomado en cuenta y de que algo anda mal.
No tiene que ser drástico para que se corte la comunicación, basta con que uno de los dos interlocutores -el que habla o el que escucha – no esté realmente con ánimos de conversar para que se impida una verdadera comunicación.
2. Activismo
Sucede muchas veces que estamos todos tan envueltos en el activismo, que descuidamos la conversación tranquila con nuestra pareja, y esto, tarde o temprano, afecta la unión matrimonial.
3. Agresividad
No hay nada que corte más la disponibilidad de una persona para escuchar que una ofensa. Si tenemos quejas o diferencias con nuestro cónyuge, lo mejor es buscar las palabras que tengan el significado de lo que queremos decir pero sin ofender. Algunas frases que podemos prohibir en el hogar son: “Te lo dije”; “Siempre que yo… tú…”; “Nunca me…”.
Hay veces que el enojo o el orgullo nos hacen imposible este propósito de no ofender, pero es mucho más difícil pedirle a una persona que nos escuche y nos entienda, si se siente ofendida.
4. «Adivinanzas»
Es cierto que muchos años de convivencia permiten a la pareja conocerse mejor, pero aun así, en muchas ocasiones es mejor consultar para saber a ciencia cierta los deseos o pensamientos del otro.
5. Miedo de hablar
En cada matrimonio hay un tema que es el “talón de Aquiles”, sin embargo, dentro de un marco de respeto, cordialidad y por supuesto mucho amor, hasta los temas más difíciles se pueden y se deben tratar. Asimismo, es importante ser receptivos y calmados al escuchar a la pareja, motivarla y hacerla sentir que en realidad todo se puede tratar y todo se puede arreglar «hablando».
6. Silencios
Parece una contradicción, pero el silencio es, en sí mismo, un verdadero bloqueo para la comunicación, porque se puede mal interpretar. Si bien es importante y hasta bueno que haya silencios en ciertos momentos (cuando hay una discusión fuerte, que lo único que logra es empeorar las cosas), hay que estar siempre atentos a que en realidad ese silencio no represente un conflicto.
Los silencios después de un enojo, pueden estar motivados por el orgullo. Si éste es el caso, no debemos dudar en romperlo ya que lo único que está causando es una serie de barreras y rencores que no se eliminan con facilidad.