Quien se atreva a alegar que ser ama de casa no es un trabajo de tiempo completo que exige más esfuerzo y destreza que muchos trabajos de oficina, es porque quizá no ha tenido esa experiencia. Contadora, gerente de compras, relacionista, secretaria, chef, chofer, nutricionista, educadora, enfermera, experta en mantenimiento y limpieza, puericultora y psicóloga, son solo algunos de los frentes que las mujeres que permanecen en casa deben cubrir, haciendo de éste un trabajo digno, pero que aún es subvalorado por muchos.
No obstante, son cada vez más las mujeres profesionales que están optando por suspender temporalmente su vida profesional para desempeñarse como amas de casa de tiempo completo, y así acompañar a sus hijos de cerca en las primeras etapas de sus vidas.
Clara González, ama de casa y quien tiene cinco hijos, defiende su trabajo así: “Para mí, cuidar de mi familia es un verdadero trabajo profesional. Sé que esto desafía la teoría de que el único trabajo verdadero es el remunerado y de que una mujer que deja un trabajo externo para cuidar de la familia está desperdiciando su vida. Yo diría que al contrario, es el que más satisfacciones da.”
Sin embargo, no siempre el trabajo en casa es mirado tan positivamente, incluso por las mismas amas de casa. Muchas se sienten frustradas por razones como el descuido de sí mismas (física e intelectualmente) y la falta de apoyo y estímulo de los cónyuges, tanto económica como emocionalmente.
Hace falta conciencia
Según el Instituto de la Mujer de España, a la ama de casa le corresponde ‘educar’ al los miembros de la familia sobre su labor, pues es ella misma la que impide que esposo e hijos no se impliquen en las labores de casa. “Es el ama de casa la que se echa todo a la espalda, sin concederse ningún tipo de descanso. El promedio de horas que trabajan los fines de semana es casi el mismo que de lunes a viernes. En aquellos hogares donde la mujer no tiene una actividad laboral remunerada, la participación de los cónyuges en el trabajo doméstico es claramente inferior a cuando sí la tiene».
La solución a estos problemas es aprender a delegar parte de sus cargas, así como buscar actividades gratificantes. Ser ama de casa no significa estar siempre en casa o permanecer ocupadas en cosas del hogar. Es importante dedicar un tiempo fijo a la semana para reunirse con amigas y a otras actividades.
Consejos para combatir el estrés
El psicólogo español Javier López ofrece a las amas de casa las siguientes propuestas para hacerle frente al estrés:
Deje de negarse. Escuche lo que le dice su cuerpo, pues la naturaleza es sabia. Empiece a admitir libremente el estrés y las presiones. Es el primer paso para desestresarse.
Evite el aislamiento. Desarrolle o renueve las relaciones de intimidad con familiares y amigos. Comuníquese. Comparta sus ideas con los demás. Discuta sus problemas con una persona de confianza, sin que esto signifique que vaya contando sus intimidades a todo el mundo.
Trate de delegar. ¡No lo haga todo sola! Aunque los demás no hagan las cosas tan bien como usted y aunque sea difícil conseguir la colaboración de sus familiares, nadie lo puede todo. Un poco de ayuda de los demás es mejor que nada.
Disminuya la intensidad en su vida. Ordene las tareas por prioridades (es más importante su salud que la guerra contra el polvo de la casa). Aminore su ritmo de vida.
Procure vivir con moderación, pues sólo dispone de una determinada cantidad de energía. Empiece a equilibrar el trabajo con el amor, el placer y la relajación. Fomentar aficiones o crearse alguna nueva (pintar, escuchar música, etc.) es siempre un buen ejercicio antiestrés.
Aprenda a decir No. Cuando las exigencias sean excesivas, tenga el valor de decir No. Contribuirá a disminuir la intensidad del trabajo hablando por sí misma.
Vuelva a calibrar sus valores. Procure distinguir entre los valores realmente importantes de los que no lo son. Lo esencial no es temporal.
Flexibilice sus pensamientos. Trate de exigirse menos, de ser más flexible. Unos pensamientos rígidos, negativos y extremos no le ayudarán en nada. Procure educar sus pensamientos para que le ayuden a ser más objetiva. Siendo objetiva y flexible se encontrará mucho mejor.
Trate de relajarse. Respiraciones profundas y regulares le ayudarán a encontrarse más tranquila, o por lo menos a que la tensión que está sintiendo no vaya en aumento. Y recuerde que, además de la respiración, hay muchas otras formas en las que uno puede tratar de relajarse.
Cuide su cuerpo. No pase comidas por alto, ni abuse de dietas rígidas. No descuide su necesidad de sueño, ni deje de acudir a las citas con el médico. Alivie el estrés mediante la actividad física.
Conserve el sentido del humor. Son muy pocas las personas que se divierten y que sufren de estrés al mismo tiempo.
Fuentes: María Martínez López, Alfa y Omega.