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Durante y después de la menopausia se produce una rápida pérdida de masa ósea y muscular. Por esto al llegar a esta etapa de la vida, toda mujer debe iniciar la práctica regular de una actividad física. Caminar, bailar o todo esfuerzo de impacto suave trae grandes beneficios para la mujer a partir de los 45 años.
La combinación del paso del tiempo y el sedentarismo perjudican físicamente más a la mujer que al hombre. Este proceso natural genera la pérdida de masa ósea y aumenta el riesgo de fracturas, así como de enfermedades cardiovasculares. Asimismo la mujer tiende a mostrar crecimiento en la cantidad de tejido adiposo, en los niveles de colesterol y puede presentar trastornos psicofísicos. En un gran porcentaje de los casos, dichas dolencias son causa de falta de actividad física.
Un estudio publicado en el 2004 por la revista de la Sociedad Española de Medicina General apuesta por programas deportivos suaves para la mujer menopáusica. Afirma que además estos programas deben adaptarse a la edad, a la capacidad motora y a los hábitos y costumbres de la mujer. Es la mejor manera de llegar a la vejez con las mejores condiciones de salud. En dicho estudio se aconsejan los ejercicios aeróbicos, paseos a pie y en bicicleta, el tenis, la carrera, el senderismo, el golf y la natación.
Efectos psicológicos
Todos los estudios corroboran que el ejercicio físico tiene una intervención directa sobre los procesos del cerebro. Inclusive se dice que este tipo de tratamiento tiene más efectividad que la psicoterapia cuando se trata de combatir males como la depresión.
Esto resulta de la liberación de endorfinas, que son sustancias generadas en el área cerebral que, naturalmente, curan el dolor y elevan el estado de ánimo. De ahí que el deporte y la actividad física pueden aliviar los síntomas de ansiedad, irritabilidad, cambios de humor, poco deseo sexual y depresión, con tan solo unirse a un plan de ejercicio.
Cómo empezar
Si tiene mucho tiempo de no ejercitarse o nunca lo ha hecho, lo mejor es empezar lentamente, con sesiones tres veces a la semana y con una duración de entre 20 y 30 minutos cada una.
Conforme tome condición, se puede acrecentar el esfuerzo de dos formas: incrementando el esfuerzo durante las sesiones o, bien, aumentando el tiempo de las mismas.
Para obtener un beneficio integral no debe limitarse a un tipo de ejercicio sino alternar los siguientes tres durante sus sesiones de actividad física.
1. Actividad aeróbica
Es excelente para el sistema cardiovascular, permite obtener una mejor condición física y quemar grasa. La actividad aeróbica invita a su sistema y a sus músculos a ejercitarse a si mismos. Entre los clásicos de este tipo de ejercicio está el caminar, trotar, correr, nadar, andar en bicicleta, hacer aeróbicos, artes marciales o brincar la cuerda. Sin embargo, las actividades diarias como ir de compras, caminar en un centro comercial, atender el jardín o jugar con los niños, aportan también una cuota de beneficio aeróbico.
2. Entrenamiento de flexibilidad
Los ejercicios de estiramiento protegen de las lesiones, mejoran el balance y proveen de una mayor flexibilidad a los músculos. Puede hacerlo con ejercicios como pilates, pelota suiza y yoga, los cuales resultan, además, relajantes y son divertidos.
3. Entrenamiento de fuerza
Este tipo de ejercicios ayudan a construir tono y volumen muscular, resistencia y densidad en los huesos. A raíz de que generan masa muscular, aceleran el metabolismo y queman calorías.
Para dichos ejercicios se usan las pesas, barras y aparatos estacionarios, por lo que es recomendable que realice en un gimnasio para obtener la totalidad de los beneficios.
Fuentes: En Plenitud.com, consumer.es, companiamedica.com