La llegada de Junio- con un tiempo cálido y agradable, los atardeceres tardíos y el anhelo por aprovechar el buen tiempo en la calle- indica el inicio del periodo estival. El inicio del verano condiciona a muchas familias, por el empuje de los hijos, a pasar más tiempo al aire libre y en actividades lúdicas. Esto provoca que durante este periodo la televisión quede más al margen y posibilita que los padres pasen más tiempo con sus hijos sin la compañía televisiva.
Las posibilidades que se abren ante nuestros hijos, ya sean niños o adolescentes, se multiplican durante los fines de semana y el final del día escolar: practicar deporte, jugar en los parques y dedicar más tiempo a las cosas que les gustan. Los padres debemos aprovechar esta cautivación de los hijos por la diversión estival y, adelantándonos a sus planes, organizar planes en familia.
Este tiempo libre ha de cumplir una triple misión: ha de ser tiempo de descanso, diversión y desarrollo personal y familiar. Es preciso que este tiempo disponible se dedique a realizar actividades que enriquezcan a nuestros hijos y a la familia.
Una vez me dijeron con mucha razón, viendo que mi hijo me demandaba insistentemente, que “el mejor juguete de un niño son sus padres”. Durante el verano esta frase adquiere todo su significado, ya que la “atracción por el medio televisivo” decae y los juegos con los progenitores se hacen más divertidos en el medio natural.
De todos es conocido que los padres suponen un modelo importante en la relación que los niños establecen con el mundo e incluso, los hábitos de ocio de los progenitores sirven como patrón de actuación a los más pequeños.
Por ello, las pautas que los padres ofrezcan a sus hijos en relación al tiempo libre, tanto en el aspecto cuantitativo como en el cualitativo, serán esenciales para la interacción que el niño tenga con el ocio. Hay que evitar el peligro de que se destruya en poco tiempo lo que se ha venido construyendo con mucho esfuerzo durante la toda la semana: hábito de trabajo, esfuerzo en el estudio y progreso en virtudes.
Tenemos que cuidar como un tesoro este periodo para hablar con nuestros hijos, hacer más vida familiar, fomentar las aficiones de todos, comunicarnos más y conocernos mejor. Una de las variables más importantes a la hora de plantearse el tiempo de ocio es el diálogo familiar. Fruto del intercambio de opiniones, el niño pasa por un proceso de reflexión de lo que debe ser el buen aprovechamiento del tiempo libre.
Por otra parte, aunque el consumo televisivo baje durante este periodo, sigue siendo muy importante la compañía de los padres en esta actividad, ya que éstos pueden ofrecer orientaciones sobre valores positivos o en su caso, negativos y contravalores, que se desprenden de determinados contenidos televisivos. A raíz de los filtros que los adultos les proporcionen y de la contextualización de aquello que no lleguen a entender, los pequeños activarán mecanismos de defensa para encender una luz en futuras aproximaciones al medio e irán adquiriendo experiencia para realizar una lectura crítica de los mensajes.