La intolerancia a la lactosa es una enfermedad que afecta a una gran población adulta, pero también se puede presentar en niños en etapa preescolar y en bebés lactantes. Conozca los síntomas y tratamientos que se deben seguir.
La lactosa es un tipo de azúcar que se encuentra en la leche y sus derivados, la cual necesita de la enzima lactasa –que se encuentra en el intestino delgado- para ser descompuesta, pero si el cuerpo no produce suficiente de esta enzima, entonces es cuando se puede presentar la intolerancia a la lactosa.
¿Cómo se manifiesta?
Depende de la edad. Los niños de uno a tres años que presentan esta intolerancia, suelen rechazar la leche, incluso pueden vomitar después de comer algún alimento con lactosa, también puede presentar diarreas.
En los bebés lactantes los cólicos abdominales, el reflujo gástrico, los gases, la diarrea y el vómito son los principales síntomas, sobre todo cuando se presentan inmediatamente después de la ingesta del tetero o biberón.
¿Alergia o intolerancia?
Si bien pueden tener síntomas semejantes, alergia e intolerancia a los alimentos -en este caso a la leche-, son enfermedades distintas.
La alergia a los alimentos es una reacción desencadenada por el sistema inmunológico, a diferencia de la intolerancia que no guarda ninguna relación con este sistema y en este caso los síntomas son desencadenados por los alimentos.
La alergia a la leche es mucho más común en los niños que en los adultos. Sin embargo, la mayoría de los niños supera la alergia para cuando tienen 2 ó 3 años. Los síntomas de la alergia a la leche incluyen salpullido, ronchas, vómitos y problemas respiratorios después de consumir un producto lácteo.
¿Cómo sanar la intolerancia?
Algunos médicos recomiendan reemplazar la leche por una que no contenga lactosa, por fortuna en el mercado se encuentran variadas opciones que contienen todos los nutrientes de la leche común. De igual forma, se aconseja disminuir las porciones de lácteos (yogures, helados, quesos) o cambiarlos por productos deslactosados.
Sin embargo cuando se trata de bebés lactantes, el tratamiento cambia. Debido a que la leche es la base de la alimentación de los bebés en sus primeros meses de vida, es importante consultar al especialista y en primer lugar confirmar la sospecha de que el bebé realmente está presentando dicha intolerancia.
En todo caso, algunos médicos recomiendan no destetar al bebé, puesto que el alimento materno tiene propiedades inmunológicas y nutrientes que son definitivos en el desarrollo físico y no puede ser reemplazados por otro alimento. Por lo tanto, en este caso, el médico tratante evaluará el grado de intolerancia y recomendará a los padres lo mejor para su bebé.
Fuentes: Familydoctor, NIH (Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas).