Diagnosticado por el profesor Antonio Guijarro, Cardiólogo de la Universidad de Granada, España, el Síndrome de la Abuela Esclava es un cuadro clínico patológico que está afectando a mujeres de edad avanzada con excesivas responsabilidades familiares. Aunque las investigaciones sobre esta condición aún son muy recientes, se trata, según Guijarro, de "una auténtica pandemia" con síntomas como cansancio, hipertensión, subidas repentinas de azúcar y decaimiento o tristeza.
Quienes la padecen no manifiestan que llevan sobre sus espaldas la responsabilidad de sus casas, la de sus hijos y el cuidado de sus nietos ocasionando así un exceso de trabajo que les produce gran estrés. Esta falta de sinceridad, tanto hacia los médicos como hacia su propia familia, viene originada por una especial concepción de la responsabilidad, y una educación basada en la entrega a la familia. Sin embargo, sus cuerpos ya no soportan tanta tensión.
Causas
El Síndrome de la Abuela Esclava se produce por un agotamiento excesivo o sobreesfuerzo físico y emocional crónicos. El estrés se refleja por la responsabilidad de cumplir simultáneamente varias tareas con eficacia, puntualidad y acierto, según el doctor Guijarro.
Algunas de las causas que pueden provocar este estrés son las siguientes:
- - Realizar trabajos o actividades extra-hogareños, sin liberarse de las obligaciones de ama de casa.
- - Cuidar simultáneamente ancianos, niños o enfermos.
- - Hijos que, tras independizarse, vuelven al hogar materno acompañados de pareja y/o hijos.
- - Enfermedades asociadas al natural envejecimiento que limitan la capacidad física y emocional de la paciente.
- - Ausencia o pérdida de ayudas domésticas.
- - Traumatismo emocional: enfermedad grave o fallecimiento de un ser querido.
- - Separación conyugal propia o de un hijo.
- - Deterioro económico: Disminución del poder adquisitivo tras la jubilación. Fracaso de negocios familiares. Pérdidas patrimoniales.
- - Acumulación de obligaciones: Atender a familiares que residen fuera del hogar (hijos, nietos, parientes próximos).
Síntomas principales
Estos son algunos de los síntomas comunes en mujeres que padecen este síndrome:
- Hipertensión arterial de difícil control, con oscilaciones muy bruscas, aparentemente caprichosas.
- Molestias paroxísticas: sofocos, taquicardias, palpitaciones en el cuello o el tórax, dolores punzantes por el pecho, que cambian de un lado a otro, dificultad para respirar, mareos, hormigueos, desvanecimientos.
- Debilidad o decaimiento persistentes, un cansancio extremo desproporcionado respecto a sus actividades actuales. En el pasado soportaron tareas mucho más agotadoras sin sentir atisbos de cansancio.
- Caídas fortuitas: las piernas no pueden sostener el cuerpo y la paciente cae al suelo, generalmente sin perder el conocimiento.
- Malestar general indefinido: Casi nunca se sienten cómodas, a gusto ni relajadas, sin saber definir exactamente por qué.
- Tristeza, desánimo, falta de motivación.
- Descontrol de padecimientos metabólicos, como la diabetes. Alternan unas elevaciones alarmantes de las glucemias con descensos bruscos peligrosos, provocando mareos e incluso coma.
- Autoinculpación. Se sienten culpables de su incapacidad actual.
Soluciones
Para poder dar solución a una situación de excesivo estrés familiar, el doctor Guijarro aboga por la implicación de la familia y de todo el entorno más cercano, ya que son los propios familiares quienes deben descargar de un exceso de trabajo a la abuela, aunque sin mermar su autoestima.
"La curación o liberación definitiva se alcanza cuando se consigue el equilibrio entre los cometidos asignados a la abuela y su fortaleza física y emocional". De este modo, en el momento en que se cancelan responsabilidades excesivas y se produce un contacto equilibrado con la familia, la mujer con este síndrome siente una notable mejoría.
Reparos a la teoría
A pesar del interés que ha despertado el libro del profesor Guijarro ("El Síndrome de la Abuela Esclava. Pandemia del siglo XXI"), no todos sus colegas de profesión están de acuerdo con la existencia de este síndrome.
El doctor José Mercé, especialista en Geriatría del Hospital Doctor Peset de Valencia, considera que se le da demasiada importancia a un hecho que es normal.
Para este especialista en la Tercera Edad, al contrario de lo que afirma el doctor Guijarro, "los mayores tienen sus propias enfermedades y la relación y el contacto entre los mayores y los nietos provoca que los niños vean la vejez como algo necesario y respetuoso, no como un problema".
Reconoce que es una responsabilidad para los mayores hacerse cargo de los niños, pero también ayuda a los más pequeños a conocer y responsabilizarse de personas mayores. En este sentido, considera que tan esclava puede considerarse una madre trabajadora o cualquier padre que "sienta el agobio de la responsabilidad de educar a un hijo".
En un punto intermedio entre las dos posturas se encuentra la organización ABUMAR (Abuelos en Marcha) que trata de potenciar la imagen de los abuelos, así como de dignificar su persona hacia los nietos. Esta asociación persigue precisamente el encuentro intergeneracional y defiende la figura del abuelo y los derechos que tiene hacia sus descendientes.
Fuente: Consumer.es