A partir de los 40 todos los varones pueden estar expuestos a padecer alguna enfermedad de la próstata y, aunque muchos ignoran para qué sirve y dónde está ubicada, se ha comprobado que este tipo de anomalías se presentan en el 50 % de la población masculina. Lo cierto es que el cáncer de próstata es la segunda o tercera causa de mortalidad por cáncer en el varón, después del cáncer de pulmón - propio de los fumadores- y de colón.
La próstata es una glándula que existe en el hombre y puede aumentar su tamaño ocasionando problemas. Está debajo de la vejiga y recubre la uretra - el conducto que va de la vejiga al pene y conecta con el exterior por el meato uretral -, tiene forma redondeada y es del tamaño de una almendra grande. Por ella circulan la orina y el semen. Su crecimiento moderado no requiere tratamiento, pero si se dificulta el paso de la orina, a veces es necesaria una operación. Generalmente su crecimiento puede detectarse con un examen rectal.
Síntomas de agrandamiento
El agrandamiento de la próstata conduce a la aparición de una serie de síntomas. Los más frecuentes son:
- Levantarse a orinar varias veces durante la noche.
- Imperiosos deseos de orinar con frecuencia durante el día.
- Debilitación del flujo de orina.
- Mojar el piso del baño o los zapatos, al orinar.
- Sensación de dolor o ardor en el conducto urinario.
- Dolor al eyacular.
Pero es importante diferenciar el crecimiento, del cáncer o hipertrofia maligna. Por esto los varones mayores de 45 deben hacerse un control prostático anual con un especialista, quien suele solicitar análisis de sangre específicos, ecografías y tacto prostático. Hay profesionales que aconsejan que sea después de los 40 si hay antecedentes familiares directos.
¿Mayor de 40? Atención a estos cuidados
Si se quieren evitar trastornos mayores en la próstata, deben tomarse conductas preventivas, entre ellas los controles urológicos. Algunas corrientes de la medicina natural sugieren acciones higiénicas y dietéticas para mantener una adecuada salud prostática. Estos son algunos de ellos:
- Evitar las grasas animales saturadas, el café (con cafeína), el té cargado, los picantes, el excesivo alcohol, el cigarrillo.
- Aumentar la ingesta de líquidos (agua, jugos, caldos) para estimular la producción de orina.
- Consumir frutas y vegetales crudos, especialmente crucíferas (repollo, coliflor, bróculi), cereales integrales.
- Disminuir la ingesta tanto de carnes rojas como de lácteos enteros y preferir los pescados de mar.
- Consumir unas pocas piezas diarias de semillas de zapallo, sésamo o lino, nueces, almendras, castañas o avellanas (que aportan aceites vegetales insaturados, vitamina E y Zinc -que es uno de los nutrientes prostáticos necesario además para la movilidad de los espermatozoides-).
- Agregar una adecuada y balanceada dosis de antioxidantes a través de la dieta (vitaminas C y E, beta caroteno).
- Hay varias hierbas medicinales que ayudan a desinflamar la próstata: congorosa, uva ursi (gayuba), buchu, fresno, entre otras, que pueden darse en infusión o en comprimidos.
- El polen bien procesado y conservado, y los extractos vegetales de Serenoa repens y de Pygeum Africanum, son una eficaz ayuda complementaria para mejorar ciertos procesos.
- Jamás se deberán emplear hormonas (testosterona) sin análisis y controles previos ya que es bien conocida su relación con la patología prostática.
Tratamiento
Habitualmente un crecimiento moderado de la próstata no requiere de tratamiento. Si se llega a dificultar el paso de orina, a veces es necesaria una operación.
Debido a los problemas urinarios, la operación para un crecimiento de la próstata suele ser un alivio para el paciente. Es una operación sencilla que requiere de unos días de hospitalización. Para el crecimiento prostático benigno hay dos tipos de operaciones:
Prostectomía: Es la extirpación de la próstata a través de una incisión en la parte inferior del abdomen
Resección Transuretral: Es la extracción del tejido crecido mediante la inserción de un tubo, llamado resectoscopio, a través del pene y la uretra. Este método requiere menos tiempo de hospitalización y es el más común.
Ambas operaciones interfieren con la fertilidad y pueden causar impotencia.
Fuentes: tusalud.com, sexovida.com, healthsystem.virginia.edu