Por LaFamilia.info - 19.10.2015
No nos engañemos, en algún momento hemos presentado conductas egoístas que no favorecen las relaciones interpersonales ni la vida en sociedad. Algunos actos propios denotan individualismo y algo de egolatría.
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El dinero es buen servidor pero mal amo, dice el refrán, pues en ocasiones puede despertar apegos. El desprendimiento es por consiguiente, el antídoto contra la fijación extrema a los bienes, es el camino para librarse de dichas ataduras y vivir de forma plena y libre, además nos aparta de la avaricia.
Las vacaciones son un período de descanso en el que disfrutamos de la familia, los amigos, en donde cambiamos de actividad, salimos de la rutina y le damos un respiro tanto a la mente como al cuerpo.
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El valor de la empatía ayuda a reavivar el interés en las personas que nos rodean, y de esta manera, desarrollar relaciones interpersonales armónicas, pues a veces las preocupaciones y los afanes de la vida diaria, llevan a centrarnos en nosotros mismos y a volvemos indiferentes ante los demás.
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Amarse a sí mismo es una decisión, pero no aparece de forma espontánea, implica un proceso de aprendizaje que debe comenzar desde la infancia y seguir cultivándose a través de toda nuestra vida.
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Quienes se consideran tímidos, saben que este rasgo de la personalidad le puede agregar trabas al desempeño social, laboral y hasta familiar, lo que no resulta agradable en lo absoluto, ¿cómo impedir entonces que la timidez haga de las suyas?
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El enojo es un sentimiento señalado por su gran poder para desestabilizar la armonía familiar, laboral o social; además de los daños que puede provocar en la salud física y emocional.
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Cuántas ideas, empresas, negocios, propósitos, proyectos de vida y buenas intenciones naufragan por falta de constancia. Toda meta requiere de esfuerzo y de trabajo continuado; de algo que llamamos constancia, sin ella es imposible la consecución de resultados en cualquier campo de la vida.
En la vida se presentan a veces dificultades que debilitan la mente y el espíritu, pero que podemos superar viviendo la virtud de la fortaleza, que lleva a quien la vive a resistir en las pruebas, a enfrentar retos y a emprender acciones valiosas.