LaFamilia.info
02.06.2010
Del Libro “Trabajar Bien, Vivir Mejor”
Autor Regino Navarro Ribera.
Ediciones San Pablo. Bogotá, 2005.
- La persona íntegra vive lo que predica y habla lo que piensa.
- La sinceridad consiste en decir toda la verdad, a quien corresponde, de modo oportuno y en el lugar correspondiente. Decir la verdad no implica irrespetar a nadie.
- La persona íntegra, además, es auténtica. Hay coherencia entre lo que hace y lo que debe hacer, de acuerdo a sus principios. Vive auténticamente como un ser humano.
- La persona que miente (por engaño, exageración, precipitación al hablar, etc.) se hace un daño a sí misma. La mentira es auto-destructora; siempre se paga.
- Mentir para dañar a alguien; robar al pobre; hacer fracasar a alguien voluntariamente, son injusticias “gordas”.
- Ser justo es dar a cada uno lo suyo, lo que le corresponde: salario, derechos, reconocimiento, gratitud.
- La falta de integridad se quiere justificar diciendo que todos actúan así; o que es la única forma de salir adelante. Es necesario vivir según los principios, aunque esto suponga ir “contra corriente”.
- Ser honesto es ser transparente; Es necesario desprenderse de las máscaras que el ser humano se pone para defenderse, para ocultar sus inseguridades o miedos. El recelo, la agresividad, las apariencias son algunas de estas máscaras.
- Una falta de sinceridad, de veracidad, es aparentar una imagen que no corresponde con la realidad. Por ejemplo, aparentar virtudes que no se tienen.
- Preocuparse excesivamente por “el qué dirán”, aparte de mostrar inseguridad en uno mismo, es una falta de sencillez. También lo es justificarse o excusarse.
LaFamilia.info
02.06.2010
Del Libro “Trabajar Bien, Vivir Mejor”
Autor Regino Navarro Ribera.
Ediciones San Pablo. Bogotá, 2005.
- Todo lo que vale, exige esfuerzo, disciplina, dedicación. Decídase a emprender ese camino, cada día.
- La paciencia todo lo alcanza. Cambie la impaciencia por la perseverancia en el empeño. El tiempo es necesario para alcanzar cualquier objetivo.
- Ejercitar la paciencia es una manera de fortalecer la voluntad: paciencia para escuchar a los inoportunos, para controlar los impulsos, para no contestar mal, etc.
- Establezca un horario para su vida y ajústese a él, con flexibilidad, pero con exigencia. No lo cambie por cualquier excusa.
- Lo que hay que hacer, se hace: ¡ahora! Sin aplazarlo. Si algo le supone esfuerzo, esa es una buena razón para hacerlo. Ahí radica la clave de la superación personal.
- Hable claro, aunque pase un mal rato. Pero hágalo como le gustaría que lo hicieran con usted.
- ¡Atrévase! Corra riesgos, sin dejar de ser prudente. No se asuste por el miedo a fracasar o por las dificultades que encontrará. Sea audaz.
- Ejercite la voluntad cuidando los detalles pequeños: organizar el escritorio, recoger un papel del piso, sonreír a alguien, contestar bien el teléfono, cumplir un plazo, etc.
- Otras maneras de fortalecer la voluntad es perseverar en lo que comienza: una dieta, un plan de ejercicios, el aprendizaje de un idioma, la lectura de un libro… Comenzar lo hace cualquiera; sólo los triunfadores van hasta el final.
- El autodominio es importante para ser libre, pues de lo contrario se es prisionero de uno mismo. No acepte ser esclavo de sus vicios o de sus sentimientos negativos: sublévese, sepárelos de su vida.