LaFamilia.info
02.06.2010

Del Libro “Trabajar Bien, Vivir Mejor”
Autor Regino Navarro Ribera.
Ediciones San Pablo. Bogotá, 2005.

  1. La calidad del servicio que usted presta está directamente relacionada con la motivación que tenga para servir a los demás.
  2. Cuando se esfuerce por ofrecer un buen servicio, no espere recompensa; hágalo porque servir es uno de sus principios.
  3. Un buen servicio es aquel que se anticipa a las necesidades de las personas.
  4. Para ofrecer un buen servicio no es suficiente dominar unas técnicas de relaciones humanas. Se requiere disciplina, sentido del deber, compromiso con los principios… y querer a la gente.
  5. El servicio no admite vacaciones, ni excepciones: debe ser permanente, con cada persona. El público no existe; existen individuos concretos.
  6. Póngase en el lugar del otro: qué piensa, qué quiere, cómo se siente. Y pregúntese: ¿qué puedo hacer para ayudar a esta persona?
  7. Tenga en cuenta que los demás no tienen porque adivinar sus buenas intenciones de servir. Sólo ven su cara: el espíritu de servicio hay que concretarlo en la sonrisa, la mirada amable y los detalles de cortesía.
  8. Trate de igual manera a sus compañeros de trabajo que a los clientes. Viva el espíritu de servicio con todos y siempre: clientes, proveedores, compañeros, familiares, etc.
  9. Darse a los demás, sirviendo, produce alegría y crecimiento personal; otorga puntos para la propia carrera laboral; merece el respeto de los otros, y agrada a Dios.
  10. Cuando sirve a otros, usted vive muchos valores: colaboración, ayuda, buenas maneras, solidaridad, respeto por los demás, calidad, alegría…
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Del Libro “Trabajar Bien, Vivir Mejor”
Autor Regino Navarro Ribera.
Ediciones San Pablo. Bogotá, 2005.

  1. Comprender es entender una idea o una situación, captar el significado de algo. Para comprender algo o a alguien hay que ponerse en su lugar.
  2. La Comprensión supone escuchar con animo de entender. Escuchar es asimilar el mensaje de una persona., no sólo oír sus palabras. Si la escucha es empática, se capta además el estado de animo del que habla.
  3. Comprender no necesariamente significa aceptar. Entiendo a una persona, pero puedo no aceptar su conducta. Las ideas y la conducta se pueden juzgar y rechazar. A las personas, no.
  4. Cuando existe comprensión es más fácil disculpar, ser compasivo, amable y vivir la tolerancia.
  5. Ser comprensivo tampoco es ser indiferente: significa respetar a las personas aunque piensen distinto que uno. Y discrepar de las ideas, con razones, sin atacar a nadie.
  6. Hay personas que sólo ven lo negativo, sin considerar que cualquier suceso o persona poseen una cantidad enorme de aspectos positivos.
  7. Exigente con uno mismo y comprensivo con los demás. Lo contrario dificulta las relaciones interpersonales.
  8. La persona poco comprensiva con los demás no suele conocerse bien. No es cociente de sus propios errores. El conocimiento de las propias limitaciones, ayuda a comprender a los demás.
  9. Debe existir un esfuerzo real por escuchar y comprender a todos. Y esta tarea debe ir acompañada de otra no menos necesaria: hacerse entender por todos.
  10. Escuchar con empatía y hablar con asertividad: he aquí la clave de una buena relación interpersonal.
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Del Libro “Trabajar Bien, Vivir Mejor”
Autor Regino Navarro Ribera.
Ediciones San Pablo. Bogotá, 2005.

  1. Serenidad es calma interior, sosiego, estabilidad de ánimo, dominio de uno mismo. La serenidad proporciona una fuerte energía vital.
  2. La serenidad no es apatía, impasibilidad o dejadez.
  3. La persona serena huye del activismo, es decir del afán de hacer mucho, pero sin dirección y sentido. Tampoco se deja llevar por la precipitación y los impulsos. Actúa después de pensar.
  4. La serenidad va de la mano de la ponderación y de la objetividad. No hace tragedia de pequeños sucesos negativos. No dramatiza. Mira los sucesos con realismo, con ánimo positivo.
  5. La persona serena conserva la calma sin desesperarse ni desanimarse. Enfrenta los problemas uno a uno, estudiando a fondo cada asunto y tomando alguna decisión. Después actúa con prontitud; de esa forma van desapareciendo los problemas.
  6. Conviene dominar los sentimientos, lo cual supone encauzarlos y expresarlos debidamente. Cuando no es así, perdemos el control de las decisiones y de las acciones.
  7. La ira y el rencor desestabilizan el corazón y producen amargura. Si no se corta a tiempo aparecerá el odio, pasión que daña al ser humano.
  8. “Dame Señor la dicha y yo me encargaré de ser ecuánime”, decía Tagore. Alegría interior, serenidad y ecuanimidad suelen ir unidas.
  9. Serenidad para reprender. Serenidad al tomar decisiones complejas. Serenidad ante la injusticia. Serenidad, especialmente, en momentos difíciles.
  10. En últimas, la serenidad proviene de confiar en Dios, que nunca abandona a quien confía en el.

 

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Del Libro “Trabajar Bien, Vivir Mejor”
Autor Regino Navarro Ribera.
Ediciones San Pablo. Bogotá, 2005.

  1. La armonía es belleza, equilibrio, medida. Está reñida con lo estridente y lo chabacano.
  2. Armonía es conjunción de actitudes, silencios, matices, palabras, miradas, sentimientos... que reflejan de alguna manera, el bien, la verdad y la belleza.
  3. La armonía interior del ser humano está en poseer una jerarquía de valores. También debe existir un orden en el amor: primero la familia, los amigos, después los demás. Antes que nadie, Dios.
  4. La armonía produce paz, seguridad y confianza en uno mismo. Hace al ser humano agradable y amable. Ayuda a la empatía. Produce personalidades atrayentes.
  5. Una personalidad armónicamente desarrollada es aquella en la que todas las dimensiones humanas están presentes: el cuerpo, el espíritu, la afectividad, la mente y la sociabilidad.
  6. Armonizar la propia vida es integrar en un proyecto único el desarrollo personal, el familiar y el profesional. Cuando los tres aspectos se integran en una sola realidad, la sinergia produce un resultado espléndido: efectividad y felicidad.
  7. Existe armonía vital cuando hay equilibrio entre el ser, hacer y tener. Y cuando se cuidan y desarrollan los diversos roles que desempeñamos en la vida: que ninguno de ellos crezca a expensas de los demás.
  8. Los convencionalismos sociales establecen normas y medidas para el actuar, el hablar, el vestir. Existen dos extremos negativos. Uno consiste en hacer caso omiso de ellos, despreciándolos. Otro sería renunciar ala propia personalidad, al propio estilo.
  9. El hogar y la oficina –lugares donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo-, deben poseer armonía: colores, aromas, orientación, objetos, decoración...
  10. Si a la armonía se le añade ritmo y vibración, la vida se convierte en una aventura maravillosa. Si todo ello se pone al servicio de un ideal que valga la pena, entonces la vida es apasionante.
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Del Libro “Trabajar Bien, Vivir Mejor”
Autor Regino Navarro Ribera.
Ediciones San Pablo. Bogotá, 2005.

  1. El ser humano es un ser relacional, una persona que necesita a los demás para realizarse. Él solo no llega a la plenitud. Por eso la comunicabilidad es esencial en él.
  2. La comunicación es de doble vía. Implica el arte de escuchar y el arte de hablar. Así aparece el diálogo.
  3. No de por supuesto que le han entendido. Asegúrese. Tampoco intente adivinar el pensamiento de la otra persona. Pregunte.
  4. No hay peor sordo que quien no quiere oír ”Cuando existe interés por la otra persona se capta el verdadero mensaje.
  5. Se necesita ser asertivo en el hablar. Decir lo que se piensa, sin miedo a herir al otro y sin cobardías. Con entereza pero sin ofender.
  6. La comunicación tiene como vehículo, además de las palabras, los gestos, la mirada, el tono de voz. El cuerpo habla.
  7. El mensaje debe ser claro y directo. Sin adornos innecesarios, ni pedantería. Sencillez y claridad son cualidades que todos añoramos en los demás y que los demás esperan de nosotros.
  8. Saber preguntar es un arte que conviene aprender. Después, escuchar para aprender.
  9. Cuando alguien le hable otórguele toda la atención. El cuerpo y la mente deben estar con esa persona. No haga dos cosas al tiempo.
  10. No exija que los demás le escuchen: Gánese la atención. No exija que los demás le comprendan: Hágase entender.

 

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Del Libro “Trabajar Bien, Vivir Mejor”
Autor Regino Navarro Ribera.
Ediciones San Pablo. Bogotá, 2005.

  1. Solidaridad es sentirse una sola cosa con los demás: “Todos para uno y uno para todos”.
  2. Sentir la solidaridad llena el corazón de seguridad, estímulo y paz.
  3. El interés por la gente debe ser genuino, sus intereses ocultos que puedan enturbiar la ayuda prestada.
  4. La solidaridad implica comprensión, disponibilidad, colaboración. Lleva consigo involucrarse y compartir
  5. Las manifestaciones verbales de solidaridad son importantes, pues todos necesitamos sentir el apoyo moral. Además se necesitan acciones concretas de ayuda.
  6. Ningún ser humano puede sernos indiferente. Siempre existirá alguna forma de manifestar nuestra solidaridad.
  7. A veces es más fácil prestar nuestra ayuda a gente lejana a nosotros, que a esas otras con las que se convive a diario.
  8. El egoísmo es pagado por los demás con frialdad, lejanía y aislamiento. Se recoge lo que se siembra.
  9. Es bueno pedir ayuda cuando la necesitamos. No conviene suponer que se darán cuenta. Ni dejarse llevar por el orgullo del que piensa que solo saldrá adelante.
  10. Cuando en un grupo humano se sustituye competir por cooperar, se produce la unión y el logro de los objetivos.

 

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Del Libro “Trabajar Bien, Vivir Mejor”
Autor Regino Navarro Ribera.
Ediciones San Pablo. Bogotá, 2005.

  1. Mandar es una forma de servir a los demás.
  2. La autoridad que se ejerce sin escuchar a los demás, está cercana al autoritarismo. Además existen bastantes probabilidades de que se equivocarse.
  3. No se reconoce la autoridad de una persona que no se controla a si mismo.
  4. Se podría hacer esta distinción: El poder es la capacidad legal de mandar. La autoridad es la capacidad moral de mandar. El poder lo otorgan, la autoridad se gana.
  5. Sin autoridad cualquier grupo humano se siente desvalido y sin rumbo. Se necesita sentir la autoridad.
  6. Firmeza en el contenido y delicadeza en la forma. En este equilibrio radica el mando efectivo.
  7. Quien está al mando nunca debe olvidar que sus colaboradores son seres humanos que tiene preocupaciones, problemas y sentimientos.
  8. La autoridad se debe ejercer sin arrogancia, pero con firmeza. La falta de autoridad es tan perjudicial como el exceso de la misma.
  9. Cuando por timidez, indecisión o miedo de molestar, se aplaza una decisión, surge la amargura y sus consecuencias son negativas para todos.
  10. Entre el autoritarismo y el “dejar hacer”, se encuentra la verdadera autoridad, como una cima entre dos valles.

 

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Del Libro “Trabajar Bien, Vivir Mejor”
Autor Regino Navarro Ribera.
Ediciones San Pablo. Bogotá, 2005.

  1. La persona responsable responde por sus actos. Por eso piensa antes de actuar y mide sus consecuencias.
  2. Es responsable quien asume a cabalidad todos sus deberes y ejercita todos sus derechos.
  3. “Lo que hay que hacer se hace”, -afirma Josemaría Escrivá, en Camino, -“ Sin vacilar, sin miramientos” Responsabilidad es cumplir con el deber.
  4. Excusarse, justificarse, buscar pretextos o eludir compromisos, son faltas de responsabilidad.
  5. Ser responsable implica tener iniciativa. No es simplemente hacer lo que debo, sino emplear todas la inteligencia para hacerlo de la mejor manera.
  6. Valorar las cosas importantes, ser concientes de las repercusiones de los actos y huir de la frivolidad, son manifestaciones de responsabilidad.
  7. Las consecuencias de los actos hay que asumirlas siempre, aunque la acción sea involuntaria.
  8. Cuando voluntaria o involuntariamente hemos causado un mal a alguien, se debe resarcir el daño. Sobre todo si el daño es contra la fama o el honor de alguien.
  9. Otros valores relacionados con la responsabilidad: la prudencia al decidir y la justicia para dar a cada uno lo que le corresponde.
  10. ¿A quien hay que responder de nuestros actos? A nosotros mismos, a la familia, a la empresa, a la sociedad y a Dios.

 

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Autor Regino Navarro Ribera.
Ediciones San Pablo. Bogotá, 2005.

  1. Ser tolerante es ser paciente, comprensivo, respetuoso y transigente con todos y cada uno de los seres humanos.
  2. Conviene distinguir entre persona y conducta. A la persona se le valora y se le comprende. De las ideas se puede y se debe discrepar.
  3. La persona tolerante posee un nivel elevado de comunicación efectiva: No se escuda en la tolerancia para no manifestar o defender los principios, tampoco avasalla o impone a nadie sus ideas.
  4. La Tolerancia no es un simple acuerdo de no agresión, sino que promueve el entendimiento de las personas e instituciones. Lleva a la unidad.
  5. El conformismo o la indiferencia ante el mal uso de las normas y valores no es tolerancia, pues este valor bien entendido debe incluir la ayuda mutua para buscar y encontrar lo mejor para las personas.
  6. La tolerancia valora y respeta las diferencias como factores que producen hermandad y sinergizan las relaciones.
  7. Nadie posee toda la verdad, puesto que la Verdad es inalcanzable para el ser humano.
  8. Tolerar no debe llevar al relativismo y subjetivismo. No puede constituirse en baluarte de la apatía intelectual ni quitarle fuerza a la búsqueda de la verdad.
  9. Las minorías y los débiles necesitan del apoyo de todos. La verdadera democracia hace valer el voto de la mayoría, pero sin descuidar o atacar a los grupos o personas más necesitadas.
  10. La tolerancia no está reñida con el ejercicio de la autoridad. La ley hay que cumplirla y hacerla cumplir.