Hoy en día, la pornografía está en todas partes. Con un solo clic, millones de personas —incluidos niños y adolescentes— son expuestas a contenidos que prometen placer, pero que en realidad distorsionan el amor, destruyen vínculos y dañan la mente y el corazón.
Estudios de universidades como Cambridge y Stanford han demostrado que su consumo altera el cerebro como una droga, genera adicción, aislamiento y deterioro en las relaciones. Además, refuerza estereotipos de violencia y cosificación, especialmente hacia la mujer.
Los dejamos con este video realizado por Daniel Tobón para LaFamilia.info.
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