No es para asustarse, pero sí para estar atentos. A medida que pasan los años, es común que las parejas se enfrenten a diferentes etapas en su relación. Entre ellas, una de las más complejas es la llamada «crisis de los siete años».
Este fenómeno, observado por psicólogos y expertos en relaciones, señala que hacia el séptimo año de matrimonio muchas parejas experimentan tensiones significativas y desafíos que pueden llegar a afectar la estabilidad de la relación. La buena noticia es que, si bien esta etapa puede ser difícil, también puede convertirse en una oportunidad de crecimiento, fortalecimiento y redescubrimiento en la vida en pareja.
¿Por qué ocurre la crisis de los siete años?
Con el tiempo, la rutina y la convivencia pueden desgastar la conexión inicial. La emoción que se siente al principio de la relación puede disminuir, dando paso a una sensación de monotonía que, aunque natural, puede resultar desafiante para muchos. Además, a lo largo de siete años es normal que ambos cónyuges experimenten cambios personales y profesionales que influyen en la relación. La llegada de hijos, por ejemplo, suele alterar la dinámica de la pareja y consumir tiempo y energía, lo cual a veces deja poco espacio para la intimidad y el romance.
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Sumado a esto, los conflictos y desacuerdos, si no se abordan adecuadamente, tienden a acumularse con el tiempo. Muchas parejas ignoran los pequeños problemas, esperando que se resuelvan solos. Sin embargo, la falta de comunicación y resolución puede transformar esas diferencias en una barrera emocional. A lo largo de los años, este desgaste crea tensiones que, si no se reconocen y manejan, pueden llevar al distanciamiento.
Señales de la crisis de los siete años en el matrimonio
Las señales pueden variar según la pareja, sin embargo, las más generales son las siguientes:
Pérdida de ilusión y monotonía. Tras varios años de convivencia, se puede comenzar la rutina y generar aburrimiento o una sensación de estancamiento.
Cambio en las prioridades personales. Durante estos años, muchas personas enfrentan cambios personales y profesionales que pueden afectar la relación si no se alinean con las expectativas del cónyuge.
Desgaste por conflictos no resueltos. Los conflictos acumulados, las diferencias no abordadas y los roces de la convivencia pueden volverse más notorias con el tiempo.
Crianza de los hijos y falta de tiempo en pareja. Si la pareja tiene hijos pequeños, las demandas de la crianza pueden disminuir el tiempo y la energía que antes dedicaban a su relación.
Insatisfacción sexual. La frecuencia y calidad de la vida sexual suelen cambiar con el tiempo, lo cual puede llevar a frustraciones si las expectativas no se hablan o se resuelven en pareja.
Cómo afrontar la crisis de los siete años
En lugar de ver esta etapa como una amenaza para el matrimonio, puede ser útil considerar la crisis de los siete años como una oportunidad para hacer un «alto en el camino» y reflexionar sobre lo que ha cambiado. Este momento puede servir para reenfocar la relación y, en vez de dejarse vencer por el desgaste, buscar maneras de renovar el compromiso y la conexión. La comunicación abierta y sincera es fundamental: expresar los sentimientos, frustraciones y deseos en un ambiente de respeto que permita que cada uno se sienta escuchado y comprendido.
Renovar la conexión emocional es clave. A veces, lo que una pareja necesita es darse el tiempo para revivir aquellas actividades que solían disfrutar juntos, o incluso probar experiencias nuevas. Redescubrirse como pareja en citas, paseos o proyectos compartidos puede devolver la chispa y la novedad que parecía haber perdido. Incluso pequeños gestos de cariño y aprecio pueden hacer una gran diferencia en el día a día.
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Además de reconectar como pareja, es importante conservar el espacio personal. Enriquecerse individualmente también aporta al matrimonio, pues cada uno se nutre de actividades y pasatiempos propios, creando una relación más rica y variada. Mantener esta independencia permite que, al reencontrarse, la relación se sienta fresca y llena de energía.
Cuando se habla de superar la crisis, a veces también es recomendable buscar ayuda profesional. La terapia de pareja puede ser un recurso poderoso para superar los momentos difíciles. Un profesional ofrece un espacio neutro y herramientas prácticas para enfrentar los conflictos y mejorar la comunicación.
Conclusión
La crisis de los siete años en el matrimonio puede ser más que un obstáculo: es una oportunidad de fortalecer el compromiso, redescubrirse y recordar lo que los unió desde el principio. A través de la empatía, la comprensión y el esfuerzo mutuo, esta etapa puede transformarse en el impulso que revitaliza la relación y la lleva a un nivel más profundo de amor y conexión.
Por LaFamilia.info
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