Pep Borrell es un hombre apasionado por la vida y los lazos familiares. Católico y esposo de Mercè, con quien comparte 36 años de matrimonio lleno de aprendizajes y amor. Es padre orgulloso de cinco hijos y abuelo dichoso de cinco nietos. Médico y odontólogo de profesión, combina su experiencia científica con su amor por la familia, convirtiéndose en un defensor entusiasta del matrimonio y la vida familiar. Además, es conferencista y autor de los libros «Bailar en la cocina» y «Novios 100%», ambos publicados por Ediciones Palabra.
En la siguiente entrevista con Javier Navascués de infocatolica.com, Pep Borrell comparte sus reflexiones sobre el amor, el noviazgo y el matrimonio, abordando algunas de las inquietudes más comunes sobre estos temas.
¿Por qué decidió escribir un libro titulado Novios 100%?
El tema del noviazgo y el matrimonio me apasiona, tengo un perfil de Instagram en el que interactuó con muchos jóvenes sobre este tema y he visto en sus preguntas, la necesidad de respuestas claras a muchos interrogantes que se les plantean. Hay muchos libros sobre matrimonio, pero no tantos que sean concretos y que intenten responder a sus dudas sobre el noviazgo. Es un libro muy sencillo, con muchas anécdotas y se lee muy fácil. Es especial para los que no leen sobre estos temas, sobre todo los varones que piensan que estos temas no van con ellos.
Lo he titulado Novios 100% porque el 100% es una expresión muy utilizada por los jóvenes que viene a decir, totalmente de acuerdo. Quiero interpelarles para que se hagan preguntas, para tener personalidad y decidir de verdad, con entendimiento, no solo dejándote llevar por lo que el mundo nos propone o lo que parece que haga la mayoría. No quiero dar lecciones a nadie, quiero hacer recapacitar: “Haz lo que quieras, pero hazlo porque quieres».
¿Cuáles son las fases del amor que describe en el libro?
Para mí las fases del amor son tres, aunque en amor no hay normas establecidas y cada relación es un mundo. Las de toda la vida: atracción, enamoramiento y amor. Podríamos decir una primera fase de sorpresa, una fase de sentimientos a tope y una fase de voluntad de amar, una fase de razonamiento, sin perder la alegría y el sentimiento. Son fases correlativas pero una no sustituye a la anterior. Alguien te resulta atractivo, te enamoras de esa persona que te atrae y decides amar a ese/a que te resulta atractivo y del cual estas enamorado. La atracción y el sentimiento te vienen, nadie puede decidir cuando se va a enamorar, el amor te lo trabajas.
El amor es fruto de la voluntad, decido amar a alguien, con sus cosas buenas y sus cosas no tan buenas, sabiendo que habrá temporadas que sentiré más y otras en las que sentiré menos. Si no estas dispuesto a sufrir, no estas preparado para amar. Se que esta es una afirmación que crea controversia porque se confunde el amor sentimiento del amor voluntad de amar y ese es el quid de la cuestión en afectividad. Yo me puedo comprometer a amar, pero no me puedo comprometer a sentir. Porque amar depende de mí y el sentir no lo controlo. El enamoramiento es un sentimiento propio, yo me siento bien, el amor es hacer feliz al otro, yo me desviviré por hacerte feliz a ti. Y ¿Sabes qué?… Cuando te trabajas el amor el sentimiento vuelve y mas potente si cabe por eso la voluntad de amar, la decisión de amar, se retroalimenta con el sentimiento que recibes, la gracia esta en amar sin esperar nada a cambio y cuando una pareja lo consigue esa entrega desinteresada te llena de felicidad, porque los dos nos damos al 100% y recibimos infinito.
¿Qué claves da para elegir bien?
No es un tema fácil porque, como ya hemos dicho, los sentimientos tienen una gran importancia en el amor, no hay unas claves concretas pero yo te diría no te dejes vencer por los sentimientos, no te ciegues, date tiempo. Las fases de atracción y enamoramiento, tienen una gran carga hormonal que no nos deja ver la realidad. Hay que dejar que baje el “tsunami” para tomar una decisión. La pregunta importante siempre es: ¿Me conviene? Muchos jóvenes me comentan: “Me he enamorado de uno/a que no me conviene nada” y yo les doy like, me gusta; a lo que ellos me contestan ¿Pero cómo? Yo les digo: Vamos bien, te estas planteando la pregunta importante, la decisión solo la puedes tomar tu, nadie la puede tomar por ti, pero no estas cegado por el tropel hormonal que te priva de razonar con claridad. Otras veces te dicen. “Uno que me convendría, pero no me enamoro”… pues nada, paciencia, sigue conociéndole a él o a otro.
¿Cómo decidimos con la cabeza o con el corazón? Ni solo cabeza ni exclusivamente con el corazón, es complicado. A mi me gusta decir que te enamoras con el corazón y decides amar con la cabeza.
Otro aspecto importante es no quemar etapas, actualmente parece, que como en las series, el amor funciona así: Dos se conocen en cualquier situación banal, quedan para cenar y después de unas copas, “en tu casa o en la mía», la primera cita acaba en un revolcón.
La sexualidad está pensada para unir al matrimonio y el mal uso que se le da actualmente, estoy convencido que es uno de los problemas principales de los noviazgos de hoy día. Se vive el noviazgo como un matrimonio en miniatura y no es eso, el noviazgo es algo muy importante en el cual debemos discernir con quien queremos compartir la vida, a quien se la entregamos, si, se la entregamos. El sexo nubla la decisión, demasiadas veces la gente no habla y se acuesta, con el problema de no conocerse, solo lo pasan bien juntos, comparten aficiones, gustos y amigos, pero no hablan a fondo de los temas importantes y con el tiempo sí o sí saldrán las distintas maneras de plantear la vida que pueden hacer nuestro matrimonio incompatible. Hay que vivir el noviazgo como lo que es, un período de conocerse a fondo para discernir si lo dejas o te casas. Si tienes vocación al matrimonio, la elección de la persona con la que te vas a casar es, sin ninguna duda, la elección mas importante de tu vida.
Lo que hay que hacer en el noviazgo es hablar, hablar y diez veces hablar… “Hablar mucho, rezar juntos y tocarse poco».
¿Cómo vencer el miedo al compromiso?
El compromiso comporta obligación y la obligación no está de moda. Según la Real Academia de la lengua la palabra compromiso significa obligación contraída. No es un tema de sentimiento, es un tema de voluntad, de querer hacerlo. Me comprometo, me obligo a hacer algo.
Nos comprometemos a muchísimas cosas que son infinitamente menos importantes que nuestro matrimonio, nos obligamos con la dieta, con el deporte, por supuesto en el trabajo… y parece que en temas de amor la palabra compromiso, obligación, sacrificio… da miedo. Creemos que nos quitará libertad o comodidad, “Ya me esfuerzo demasiado en mi vida profesional como para esforzarme en mi vida sentimental». Otro tema es el miedo al fracaso, se habla mal del matrimonio y los jóvenes tienen miedo a fracasar y por eso también hay miedo al compromiso. Finalmente “el que dirán», el entorno, el decir que te comprometes con alguien para siempre es, sin ninguna duda, ir contracorriente y eso cuesta.
Muchos jóvenes no le tienen miedo al compromiso, al contrario, lo quieren, pero tienen unas expectativas tan altas que nunca encuentran al candidato perfecto. La posibilidad de viajar e interconectar con el mundo les da la sensación de que siempre pueden encontrar a alguien mejor… y no se acaban de decidir nunca, buscando a alguien que cumpla todos los requisitos, demasiados requisitos.
La manera de vencer el miedo al compromiso es confiar. Si somos personas creyentes hay que confiar en Dios y si hacemos las cosas bien, la decisión que tomemos honestamente, después de conocernos a fondo, será la decisión correcta. El matrimonio no es un listado de requisitos, consejos o condiciones, es la firme decisión de amar al otro con un amor que nos trasciende.
¿Cómo vivir un noviazgo como Dios manda?
Con mucha naturalidad, con mucha paz, disfrutando de cada etapa, con la vista puesta en el matrimonio, viviendo muy cerca de Dios, siempre en gracia, acudiendo con frecuencia a los sacramentos y disfrutando de la vida tal como nos venga.
Si una situación no te da paz, no es de Dios. En el noviazgo, como en todo en la vida, nos debemos hacer una pregunta: ¿Me acerca a Dios o me aparta de Dios? Y saber tomar la decisión adecuada y actuar en consecuencia. El noviazgo te debe acercar a Dios, debes ver a Dios en los ojos de tu novio/a si nos casamos, nuestro cónyuge será nuestro camino al cielo. Hay que rezar con el novio/a y por el novio/a, y si estas soltero hay que rezar por el novio/a que no tienes porque está. Evidentemente hay una oración personal con Dios pero que bonito es compartir normas de piedad con nuestra pareja y ayudarnos en nuestra vida de fe, rezando juntos, acudiendo a la Iglesia…
Otra característica fundamental de los noviazgos cristianos debe ser la alegría, debemos vivir alegres y contagiar la alegría de los hijos de Dios. El noviazgo nos debe ayudar a sacar lo mejor de nosotros mismos y saber ser agradecidos, dando gracias a Dios y compartiendo nuestra alegría con los demás, hay que cambiar el mundo, bailando…y que nuestros amigos digan “yo quiero esto para mi», “mírales como se quieren»…
¿Por qué aborda los temas de segundas oportunidades, de conocerse por internet, noviazgos a distancia etc. ?
Porque son los temas que vive la juventud y son cuestiones que les preocupan. Hay situaciones que actualmente se dan con mucha frecuencia, internet y las redes sociales han facilitado el contacto con gente de todo el mundo. Años atrás los abuelos se casaban con la vecina, no había otra posibilidad, después con la mejora del trasporte y las comunicaciones se amplió el “mercado” y actualmente con las nuevas tecnologías el mundo se ha quedado pequeño y muchos se enamoran de alguien que vive a kilómetros de su casa, debiendo conocerse on line y viviendo un noviazgo a distancia. De todas maneras hay que tener muy claro que la distancia, por bien conectados que estemos nunca puede suplir la presencialidad, que en el noviazgo es imprescindible.
En cuanto a las segundas oportunidades yo soy un firme defensor de reemprender una relación, si se da el caso, porque muchas veces hace falta dejarlo para darnos cuenta de lo que nos queríamos, aunque es evidente que hay rupturas y rupturas, si el noviazgo no te hacia mejor persona y además os faltasteis al respeto o el motivo de dejarlo fue grave y además te costó mucho dejarlo, no vuelvas a tropezar en la misma piedra, “A la calle” Que es una expresión que utilizo mucho en el libro. Segundas oportunidades si, siempre que los dos lo veáis claro, soñar en segundas oportunidades, no.
En “Novios 100%” planteo un decálogo de temas a tener en cuenta para decidir bien de quien nos ennoviamos y después hablo de varios temas que son los que habitualmente los jóvenes me preguntan más por redes.
¿Por qué hay que acabar con la lacra de la cohabitación o convivencia antes del matrimonio, lo que llama usted deporte nacional?
Yo no le llamaría lacra y tampoco soy nadie para decir que debe hacer la gente. Lo que quiero transmitir a los jóvenes es que la cohabitación no es garantía de éxito para el matrimonio, no porque convivas con tu novio antes de casarte el matrimonio funcionará bien, nunca puedes probar lo que te va a deparar la vida y esos primeros años no son reflejo del futuro que viviréis. Es más, la tasa de divorcios es más alta (concretamente un 5%) entre las parejas que han cohabitado que entre las que se casan sin convivir.
Hay muy buenos estudios que lo corroboran, aunque también es cierto que la gente que no cohabita normalmente es por sus firmes creencias religiosas y su procedencia de familias bien estructuradas y eso sí que garantiza, en mucho, el éxito el el matrimonio. El amor no se prueba, el amor se entrega y lo importante es saber a quien, ese es el objetivo del noviazgo, porque cuando nos casamos nos casamos en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, para amarnos y respetarnos toda la vida. Entonces ¿qué hay que probar? Nada. Nos casamos con el firme convencimiento de amarnos con un amor que nos trasciende. Solos no podemos pero con la ayuda de Dios lo podemos todo. Ánimo, pues merece la vida y la Vida eterna.
Por Javier Navascués en infocatolica.com