Educar la voluntad de los hijos

Mª. Ángeles Pérez y Francisco Javier Rodríguez
10.11.2008
 

La palabra voluntad procede del latín voluntas-atis, que significa querer. Por tanto, la voluntad es una facultad superior en la persona que nos lleva a querer algo, es decir, es un acto intencional, de inclinarse o dirigirse hacia algo.

La voluntad es la capacidad suprema pues es la que tiene la última palabra sobre nuestras acciones, ya que la inteligencia informa de posibilidades pero la voluntad decide qué es lo que va a hacer la persona.

Decimos que un acto es voluntario en la medida que está realizado con conocimiento de lo que hacemos y con libertad. La mayor parte de las acciones humanas son voluntarias, en cuanto que sé lo que estoy haciendo y además soy libre para hacerlo. Al contrario, cuando faltan esas dos características, se habla entonces de los actos del hombre, como pueden ser la circulación sanguínea, la dormición, etc.

En el proceso del acto voluntario se dan las fases siguientes:

 

a) Plantearse un fin a alcanzar

La conducta se mueve por metas, por fines que me propongo y que trato de conseguir mediante acciones más o menos fáciles o difíciles. Los fines es lo primero que se da en la intención aunque sea lo último en conseguirlo.

La facultad que actúa en esta fase de proponerme fines, es la inteligencia que indica las metas a alcanzar. Esta meta puede ser más o menos clara, sin que tenga interferencias mi inteligencia para decidir. Ahora bien, en cuanto que la persona es un todo unitario de inteligencia, sentimientos, pasiones, etc., sucede que lo afectivo «obligue» a la inteligencia a proponerse objetivos claramente pasionales. Son las «razones del corazón» que la inteligencia no llega a comprender.

 

b) Deliberación de los medios para conseguir el fin

En esta fase la voluntad trata de encontrar qué medios o estrategias pongo en marcha entre los que dispongo o conozco para tratar de conseguir el fin que me he marcado.

Cuanta más información, datos, cultura tenga la inteligencia, más medios encontraré para conseguir la meta que me he propuesto. Es una fase de acopio de medios para un fin, por tanto, cuanto más medios se me ocurran, más posibilidades tengo para elegir los más idóneos para la meta que me he propuesto, y en consecuencia más libre seré en las decisiones que tome.

 

c) Decisión

Es el acto propio de la voluntad, es cuando elijo y quiero unos medios concretos para conseguir la meta que me he marcado. Elegir unos medios conlleva que hay otros que he tenido que dejar de lado, por no ser idóneos para la meta que me he marcado.

La inteligencia, las tendencias humanas descubren metas a realizar, a conseguir, la decisión las concreta, y mediante la ejecución, aquello se hace operativo. Por eso, la voluntad consiste en preferir, en escoger una posibilidad entre otras y llevarla a término.

 

d) Ejecución

Una vez que he decidido, el último paso en el acto voluntario es la realización de lo decidido, a pesar de las dificultades que se me puedan presentar. Este momento es el que requiere de la persona recursos de acción mayores para llevar a la práctica, lo que entiende que debe de hacer. Es también en este momento cuando puedo notar las dificultades, obstáculos que se me interponen y que me dificultan enormemente la consecución de la meta.

La falta o carencia de voluntad se llama abulia o nolición que significa no querer. La abulia se presenta en cada una de las fases anteriores o en varias de ellas, así se puede hablar de abulia de metas o fines, abulia de deliberación, cuando no termina el proceso deliberativo. Abulia de decisión, cuando no decide, por estar dándole vueltas a las cosas, que si sí, que si no. Abulia de ejecución, cuando no realiza lo decidido.

Hay que aclarar la distinción entre desear y querer, el deseo se manifiesta en el plano emocional, afectivo, sentimental, que con relativa facilidad aparece y desaparece. El querer se manifiesta en el plano de la voluntad y ha mediado el proceso enunciado anteriormente, tiene estabilidad y determinación.

El deseo se da con más frecuencia en el adolescente y no se traduce, ni conduce a casi nada. El querer es propio de la madurez y tiene capacidad de conducir a la meta mediante los ejercicios específicos que se proyectan en la dirección marcada.

 

Clases de voluntad
Podemos apuntar varias clases de voluntad:

Según la determinación que muestra:

  1. Voluntad inicial: Es la voluntad capaz de romper la inercia y poner en marcha a la persona hacia el objetivo que aparece ante ella, hay que decir que si no hay constancia vale de poco, pues cuando surjan las dificultades abandonará de inmediato.
  2. Voluntad perseverante: En ella intervienen elementos como el tesón, el empeño y la firmeza, y se va robusteciendo a medida que esos esfuerzos se repiten. Con una voluntad así se puede llegar a cualquier propósito.
  3. Voluntad capaz de superar las frustraciones: La frustración es el obstáculo que aparece entre mí y las metas a conseguir, que deja en mí una sensación de fracaso. La frustración es necesaria para la maduración de la personalidad, el hombre fuerte se crece ante las dificultades, que son superadas a base de volver a empezar.
  4. Voluntad para terminar bien la tarea comenzada: No se trata de empezar una tarea con buen ánimo, sino se trata de poner las últimas piedras de lo que se comienza y hacerlo bien, ello exige un entrenamiento diario.

Según el móvil que tenga nuestra voluntad:

  • Consecución de metas relacionadas con el aspecto físico. Cuando es capaz de movilizar las energías por la consecución de cualquier meta corporal, física, pensemos en las dietas modernas de adelgazamiento, que llevan consigo un enorme sacrificio en la comida. El deporte en tantas facetas, la estética corporal, etc.
  • Consecución de metas de ámbito social. Por medio de este móvil se pueden conseguir habilidades en la comunicación interpersonal, vencer la timidez o la dificultad de expresarse en público, etc.
  • Consecución de metas de ámbito académico y cultural. La capacitación profesional eficiente, es uno de los móviles más fuertes en nuestra sociedad competitiva. La cultura hace al hombre más libre y con más criterio. Ser culto es ser rico por dentro, tener más claves para interpretar de forma correcta la vida humana.
  • Consecución de metas referentes al prestigio y ámbito económico. En la sociedad de consumo necesitamos de dinero para tener cosas, es el ídolo al que hoy se le rinde adoración. Plantea el dilema del ser o tener. Por otra parte, el prestigio, la valía que tenemos ante los demás, es otro móvil importante.
  • Consecución de metas espirituales. Busca los valores naturales y sobrenaturales. La necesidad de llenar el vacío interior, la búsqueda de la trascendencia que va más allá de lo material.

 

Según la meta requerida:

  • Voluntad inmediata. Cuando la consecución del fin propuesto, requiere un ejercicio de inmediato de la voluntad, para poder alcanzar la meta a corto plazo.
  • Voluntad a medio plazo. Cuando la consecución del fin que se ha propuesto, requiere el ejercicio de la voluntad durante semanas o meses para poder alcanzar la meta.
  • Voluntad a largo plazo. Cuando la consecución del fin que se ha propuesto, requiere el ejercicio de la voluntad durante bastante tiempo años para alcanzar la meta. Es quien ha aprendido a esperar, y a sembrar.

 

Criterios en la educación de la voluntad

Aclaremos de entrada lo que implica educar:

Educar es ayudar a alguien para que se desarrolle de la mejor manera posible en los diversos aspectos que tiene la naturaleza humana.

Educar es instruir, formar, pulir y limar el interior de la persona para que se vuelva más armónica y sea capaz de gobernarse a si misma.

La mejor educación pretende sacar de si mismo lo mejor que tiene. Sacar la obra de arte escultórica del bloque de mármol bruto que somos cada uno al nacer.

Enrique Rojas en un artículo publicado en un diario sobre la educación de la voluntad, propone los siguientes criterios o reglas:

 

1. La voluntad necesita un aprendizaje gradual.

Este aprendizaje se consigue con la repetición de actos en donde uno se vence, lucha y cae, y vuelve a empezar. La repetición de actos es lo que se entiende por hábitos. La gran ventaja que tienen, es que reducen considerablemente el coste de esfuerzo para la persona cuando realiza actividades a las que está habituado, sin ellos realizar la misma tarea supone más esfuerzo.

Por ello, uno de los objetivos que tiene la educación especialmente en los primeros niveles es crear hábitos, por lo que implica de cimentación para construcción posterior del edificio educativo. Hay que adquirir hábitos positivos mediante la repetición de conductas de forma deportiva y alegre.

En las primeras etapas evolutivas es donde hay que prestar una especial importancia a la adquisición de los hábitos en los diversos campos: aseo, orden, urbanidad… Posiblemente costará esfuerzo, puesto que la voluntad está aún en estado primario, sin dominar, pero el resultado lo notaremos de inmediato, ya que estamos poniendo las bases del edificio educativo.

 

2. Para tener voluntad hay que empezar por negarse o vencerse en los gustos, los estímulos y las inclinaciones inmediatas.

La educación de la voluntad tiene un trasfondo ascético, de lucha, de superación sobre todo cuando se empieza. Hay que tener espíritu deportivo para un día y otro realizar lo mismo, hasta habituarnos y por tanto, hacer las cosas con menor esfuerzo. Este es el gran beneficio de la voluntad educada y liberadora. Liberación no es hacer lo que uno quiere o seguir los dictados inmediatos de lo que deseamos, sino vencerse en las cosas pequeñas diarias para alcanzar las mejores cimas de propio desarrollo.

La supresión de obligaciones y de constricciones exteriores, el dejarse llevar por los estímulos del momento…. pueden proporcionar cierta tranquilidad de momento, pero muy pronto deja al descubierto las carencias de esa personalidad. Lo explica el texto de Nietzsche: «No te pregunto de qué eres libre, te pregunto para qué eres libre».

La tarea de los padres es hacer atractiva la responsabilidad, el deber y las exigencias concretas, para que no sea algo tedioso.

 

3. Tener objetivos claros, precisos, bien delimitados y estables.

Saber qué es lo que quiero. Cuando esto es así, se ponen todas las fuerzas en ir adelante, los resultados positivos están a la vuelta de la esquina. Por eso produce sensación de plenitud aplicarse a las metas que me he propuesto, siendo capaz de apartar todo lo que pueda distraernos o alejarnos de las metas. Querer es pretender algo concreto y renunciar a todo lo que distraiga y desvíe de los objetivos trazados.

Una meta cuanto más clara está a alcanzar para mí, más capacidad tiene de remover todas las energías y de superar todos los obstáculos hasta su consecución. Podemos decir que la fuerza de voluntad está en razón directa de la claridad de metas que tenga. Nos sucede como al automovilista que va por la carretera y de pronto pasa por un banco de niebla, la respuesta inmediata es reducir la velocidad porque no ve lo que tiene por delante. A nosotros nos sucede lo mismo, reducimos nuestra fuerza de voluntad porque no vemos lo que tenemos por delante.

 

4. La educación de la voluntad es un proceso de entrenamiento, especialmente en sus comienzos.

El desarrollo de cualquiera de las capacidades implica siempre un entrenamiento. Recibimos al nacer potencialidades pero éstas se desarrollan en la medida que nos entrenamos, que practicamos, y así poco a poco somos más eficiente en aquello.

La voluntad no es una excepción a esta regla general de las facultades o capacidades, por eso en los comienzos es cuando exige esfuerzo la repetición de los actos para afianzar la voluntad. Luego también seguirá costando pero menos, porque empieza a generarse un hábito que constituye un germen de la voluntad, ya va estando afianzada, ya va echando raíces.

El entrenamiento se ha de realizar tanto en el ambiente familiar como en el escolar. De ahí la conveniencia que exista una colaboración entre la familia y centro educativo.

5. Los instrumentos de la voluntad son: el orden, la tenacidad, la disciplina, la alegría y la mirada puesta en la meta.

La voluntad para su desarrollo y crecimiento necesita de un hábitat que es el cortejo de valores que la acompañan y posibilitan su afianzamiento. Uno primero, es el orden, en los diversos planos, es decir, en la jerarquía de valores, orden en lo que tengo que hacer, orden para ponerme a estudiar en el momento previsto…

Tenacidad como el valor que me hace perseverar a pesar de las dificultades, de las caídas, de las omisiones….Es el volver siempre a empezar, a no conformarse, a no quedarme en la cuneta con lamentaciones estériles.

El valor de disciplina para saber qué es lo que tengo que hacer y hacerlo, al margen de mis estados de ánimo, de mis ganas.

La alegría porque la autoexigencia puede resultar tediosa, dura. Necesito de la alegría como del aceite lubricante para que los roces y asperezas que conlleva el entrenamiento de la voluntad, sea asequible y atractivo a la persona.

6. Adecuación entre fines y medios, entre mis capacidades y las metas que me he marcado.

Ha de existir proporcionalidad, adecuación entre los fines y medios para conseguirlos, entre mis capacidades y las metas que me propongo. El desajuste entre ellos es una fuente de frustración y fracaso, con el efecto paralizante que ello tiene.

Adecuar esos binomios precisa que la persona tenga el suficiente autoconocimiento para que mis metas no sean más altas que mis capacidades y por tanto, prácticamente imposible de conseguir, o al revés, que teniendo más posibilidades mis metas sean pobres para lo que puedo conseguir.

Entrenamiento para desarrollo de la voluntad

Hemos dicho en apartados anteriores que el desarrollo de la voluntad es fundamentalmente un entrenamiento. Ofrecemos a continuación un modelo operativo para entrenar la voluntad. Cualquier facultad para alcanzar un desarrollo óptimo precisa de ejercicio, entrenamiento.

El entrenamiento de la voluntad tiene los siguientes pasos:

 

1. Hacer una lista de actividades que requieran un vencimiento personal.

En esta lista se pueden poner actividades que me cuesten realizar y que pertenezcan a un mismo ámbito, p.ej. hacer los ejercicios de matemáticas, ponerme a estudiar a la hora prevista, etc. También se pueden poner actividades de distinto ámbito, como p.ej. atender las dos últimas clases, quitar la mesa en mi casa, etc.

Se entiende por UVES, las Unidades de Vencimiento Subjetivo o personal

 

2. Puntuar cada una de las actividades anteriores en una escala de 0 a 10 según el vencimiento personal que requiere su realización.

Se dará una puntuación baja -2, 3- cuando requiere poco vencimiento personal realizarla, al contrario, habría que dar una puntuación alta – 8, 9 – si realizar esa tarea requiere un importante vencimiento personal.

Será conveniente poner distintas actividades con diversa dificultad para que las UVES sean escalonadas.

 

3. Elaborar una lista de actividades gratificantes personales.

Para poderme autorreforzar –premiarme- después de realizar tareas que me cuestan esfuerzo, es por lo que se pide que tenga una lista de actividades que para mi son gratificantes. Las clasificaré con 1ª, 2ª… en el apartado RANGO según sea para mí la más gratificante o la segunda, etc.

 

4. Elaborar una lista de autoinstrucciones para antes, durante y después de enfrentarse a las actividades que requieren vencimiento.

Las autoinstrucciones es lo que me digo a mi mismo, ya sea antes de enfrentarme a la tarea que requiere vencimiento, ya sea durante o después de haberla superado.

Es un medio que se ha demostrado eficaz para el cambio de conducta ya que interviene a nivel de pensamiento.

Tienen que ser frases cortas, muy personales, que me impliquen en la tarea.

Parar antes de realizar la tarea:

Durante la realización de la tarea:

Después de realizar la tarea:

 

5. Entrenamiento

Se trata de coger la lista realizada en el apartado I, y empezando por las que tienen menor puntuación en UVES, repetirla cuantas veces sea necesario hasta que la puntuación que le otorgaríamos de nuevo en UVES sea significativamente más baja.

Cuando una actividad por entrenamiento y repetición tiene una puntuación baja en UVES, pasaríamos a la siguiente de la lista, repitiendo el mismo proceso, y así sucesivamente.

Emplearemos algunas de las actividades gratificantes personales del apartado III, para realizarlas después de cada una de las veces que hemos conseguido vencernos en la actividad del apartado I que nos estamos trabajando.

De igual manera la lista de autoinstrucciones que nos hemos elaborado en el apartado IV, las pondremos en práctica cuando estamos realizando las actividades de vencimiento del apartado I.

Cómo formar voluntad en los hijos

LaFamilia.info
10.11.2008
 

La voluntad es la potencia del alma que nos mueve a hacer o no una cosa. Es la facultad de la persona, en la cual el individuo cumple lo que se ha propuesto sin dejarse llevar por lo que le gusta o disgusta.

La educación de la voluntad comienza desde los primeros años de vida, cuando las primeras necesidades del niño se manifiestan: como darle alimento, dormirlo, asearlo, etc. Si estas se van satisfaciendo en orden y a sus horas determinadas, se formarán hábitos que ahorran muchos problemas a futuro. Más tarde, al interesarnos por sus tareas escolares, insistir en que tengan una hora fija para hacerlas, que terminen algún trabajo que empezaron, que guarden sus cosas en el lugar apropiado y en general, que tengan y cumplan responsabilidades que se les han asignado de acuerdo a su edad, estamos formando y fortaleciendo su voluntad.

 

Conceptos básicos de la voluntad

 

La formación de hábitos: se hace más difícil cuando los niños son pequeños y actúan más por instinto que por razón; posteriormente requiere de un ambiente de orden, de trabajo y de esfuerzo que no se rompe por cualquier pretexto, pero siempre dentro de un entorno de cariño que lo haga diferente a una disciplina militar.

 

Los estímulos: Juegan un papel muy importante en el fortalecimiento de la voluntad. Todos necesitamos de ellos, sin embargo debemos tener presente que al emplear determinado tipo de estímulo, estamos también creando una escala de valores correcta o equivocada. En la primera infancia, los estímulos son puramente materiales (un dulce, un juguete, dinero), pero es muy importante que al crecer el niño los estímulos también evolucionen hacia otros motivos más altos, como sentir la satisfacción del deber cumplido, el valor del trabajo como un servicio a los demás, una simple palabra de aprecio, etc. De esta forma, la escala de valores se definirá correctamente.

 

El ejemplo y testimonio de los padres: Juega un papel muy importante también, ya que a través de él, los hijos pueden aprender el amor al trabajo bien hecho, el desprecio por la vida fácil y cómoda, acostumbrarse a sortear las dificultades, el valor del sacrificio, y la alegría de una meta alcanzada.

 

El dominio de los instintos: Es un punto muy importante en la formación y ejercicio de la voluntad. Los hijos deben entender que aquel que es dominado por los instintos se reduce al nivel del animal y por eso hay que tener un pleno dominio de ellos.

 

El dominio y encauzamiento de los sentimientos: Es otro punto muy importante en esta labor, donde debemos enseñar a que el tímido se exprese, el impetuoso se frene, el eufórico se modere, el pesimista se sensibilice. El dominio se enseña sin gritos, violencia, llanto etc.

 

Pautar para formar la voluntad en los hijos

  • Querer y buscar siempre el bien. Fomentar en los hijos la caridad y el espíritu de servicio. Querer alcanzar metas altas.
  • Formar en la voluntad implica formar en la renuncia. Querer un bien supone renunciar a otro. Renunciar al capricho por el deber. Renunciar a mis propios planes por los de la familia. Renunciar al cansancio y al pesimismo por la exigencia y el ejemplo. Renunciar a las comodidades por la austeridad. Renunciar a lo que obstaculiza la razón.
  • Ser firme y no retractarse fácilmente de los acuerdos tomados. «Obra comenzada, obra terminada». No dejar para mañana lo que se puede hacer hoy.
  • Poner atención a los detalles, aunque parezcan insignificantes (dejar el cepillo del pelo en su lugar, apagar la luz al salir de la habitación, cerrar la llave de agua cuando no la estemos usando, poner la ropa sucia en el cesto), un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar.
  • Obrar con un método en lugar de improvisar. Cuidar el orden y la puntualidad. Llevar una agenda y ver cómo rinde el tiempo. Ser cumplido con nuestros compromisos.
  • Señales de peligro en el hogar
  • Hay síntomas que nos pueden alertar sobre problemas serios con relación a la falta de una correcta formación de la voluntad en nuestros hijos y al ejercicio y fortalecimiento de la voluntad en nosotros mismos. A continuación algunos de ellos:
  • Los padres se rinden con facilidad y habitualmente a los deseos y «apetencias» de sus hijos. A menudo permiten lo que no aprueban.
  • Los niños muestran una baja tolerancia a las molestias e incomodidades. Se quejan constantemente por situaciones que se presentan y no se pueden satisfacer inmediatamente: retrasos, malestar físico, hambre, sed, cansancio, etc.
  • Los niños no se comportan de manera educada. Faltan al respeto a sus padres y a otras personas con las que se relacionan, como profesores, amigos de sus padres, empleadas domésticas, etc. Las palabras «por favor» y «gracias» no forman parte de su vocabulario habitual.
  • Los hijos ven en los padres ejemplo de pereza, negligencia, comodidad y apatía.
  • Los padres hacen los mínimos sacrificios que conlleva la práctica de la religión. Fácilmente faltan a misa y cuando acuden lo hacen «por cumplir». Ponen poca atención y no exigen a sus hijos respeto por la casa de Dios.
  • El padre no es una figura con fuerza moral en la casa. Delega los asuntos de «niños» y de la «educación» a su mujer. Los niños casi no lo ven y cuando está en la casa se ocupa de otras actividades.
  • El padre y la madre no muestran respeto uno por el otro. Se critican, discuten y hacen burlas frente a sus hijos.
  • Los hijos creen y sienten que se merecen todo, casi nunca han de esperar para conseguir algo y mucho menos tienen que ganárselo.
  • Los hijos no saben ni se les deja enfrentar con sus fuerzas a los problemas y atenerse a las consecuencias. Carecen de seguridad y evitan las responsabilidades.
  • No existen reglas claras en el hogar (límites, horarios, disciplina, etc.)

 

Fuente: Catholic.net

Oraciones para la Familia

LaFamilia.info
22.07.2007

La familia es la mayor riqueza que tiene el ser humano. Por eso debemos entregársela a Dios para que la proteja y a su vez vele por su bienestar, armonía, unión y amor. He aquí una recopilación de las mejores oraciones por las familias.

***

Oración del estudiante

Señor: recuérdame con frecuencia la obligación
que tenga de estudiar, hazme responsable, que
santifique mi trabajo de estudiante y que prepare
bien mi misión en la vida, que sepa agradecer el
privilegio de poder estudiar, que me capacite
a conciencia y que haga rendir mi juventud, dame
valentía y constancia para aprovechar todos los
instantes en el estudio, enséñame a estudiar, a leer
con reflexión, a consultar a los que saben más para
el día de mañana ser útil a mis hermanos y
verdadero constructor de la civilización del amor.

***

Bendición de las comidas

Antes de las comidas
Bendícenos, Señor, y bendice estos alimentos que nos vamos a servir, y que Tú nos das por Tú infinita bondad. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amen.

Después de las comidas
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

***

Oración a la Sagrada Familia

Sagrada Familia de Nazaret;
enséñanos el recogimiento,
la interioridad;
danos la disposición de
escuchar las buenas inspiraciones y las palabras
de los verdaderos maestros.

Enséñanos la necesidad
del trabajo de reparación,
del estudio,
de la vida interior personal,
de la oración,
que sólo Dios ve en los secreto;
enséñanos lo que es la familia,
su comunión de amor,
su belleza simple y austera,
su carácter sagrado e inviolable. Amén

***

A la Sagrada Familia

Jesús, José y María, os doy mi corazón
y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi
última agonía.
Jesús, José y María, en ustedes descanse
en paz el alma mía.

***

Oración de los novios

En mi corazón, Señor, se ha encendido
el amor por una criatura
que tú conoces y amas.
Tú mismo me la haz hecho encontrar
y me la has presentado.
Te doy gracias por este don
que me llena de alegría profunda,
me hace semejante a Ti, que eres amor,
y me hace comprender el valor de la vida que me has dado. Haz que no malgaste esta riqueza que tú has puesto
en mi corazón: enséñame que el amor es don y que no puede mezclarse
con ningún egoísmo;
que el amor es puro
y que no puede quedar en ninguna bajeza; que el amor es fecundo
y desde hoy debe producir
un nuevo modo de vivir en los dos.
Te pido, Señor, por quien me espera
y piensa en mí; por quien camina
a mi lado; haznos dignos el uno del otro;
que seamos ayuda y modelo.
Ayúdanos en nuestra preparación
al matrimonio, a su grandeza,
a su responsabilidad, a fin de
que desde ahora nuestras almas
dominen nuestros pensamientos
y los conduzcan en el amor.

***

Oración de los novios a la Virgen

Madre Nuestra:
En tu nombre hemos unido nuestros corazones. Queremos que presidas nuestro amor; que defiendas, conserves y aumentes nuestra ilusión. Quita de nuestro camino cualquier obstáculo que haga nacer la sombra o las dudas entre los dos.

Apártanos del egoísmo que paraliza el verdadero amor.

Líbranos de la ligereza que pone en peligro la Gracia de nuestras almas.

Haz que, abriéndonos nuestras almas, merezcamos la maravilla de encontrar a Dios el uno en el otro.

Haz que nuestro trabajo sea ayuda y estímulo para lograrlos plenamente. Conserva la salud de nuestros cuerpos. Resuelve necesidades materiales.

Y haz que el sueño de un hogar nuevo y de unos hijos nacidos de nuestro amor y del cuerpo, sean realidad y camino que nos lleve rectamente a tu Corazón. Amén.

***

Oración de los esposos

Señor, nuestro Dios
te bendecimos por tomar
en tus manos nuestro amor.
Ayúdanos a cumplir
nuestra misión.
Ven a compartir nuestra vida.
Ayúdanos a formar a
nuestros hijos, a ser
testigos de tu amor
en nuestra familia
y en la comunidad.
Danos fuerza en los desalientos.
Comparte nuestras alegrías.
Señor, bendice nuestro amor. Amén.

***

Oración por la fidelidad de los esposos

Señor, Padre santo,
Dios omnipotente y eterno,
te damos gracias y bendecimos
tu santo Nombre: tú has creado
al hombre y a la mujer
para que el uno sea para del otro
ayuda y apoyo. Acuérdate hoy de nosotros. Protégenos y concédenos
que nuestro amor sea entrega y don, a imagen de Cristo y de la Iglesia.

Ilumínanos y fortalécenos en la tarea
de la formación de nuestros hijos,
para que sean auténticos cristianos
y constructores esforzados de la
ciudad terrena.

Haz que vivamos
juntos largo tiempo, en alegría y paz,
para que nuestros corazones
puedan elevar siempre hacia ti,
por medio de tu Hijo en el Espíritu Santo,
la alabanza y la acción de gracias. Amén.

***

Oración en el aniversario del matrimonio

Oh Dios, Señor del universo,
que al principio creaste
al hombre y a la mujer
e instituiste el vínculo conyugal;
bendice y confirma nuestro amor,
para que expresemos siempre
en nuestra vida el sacramento
que celebramos en la fe.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

***

Oración en la espera de un hijo

Oh Señor, Padre nuestro,
te damos gracias por el don maravillosa
con el cual nos haces partícipes
de tu divina paternidad.
En este tiempo de espera, te pedimos:
protege este hijo nuestro,
lleno aún de misterio,
para que nazca sano a la luz del mundo
y al nuevo nacimiento del bautismo.
Madre de Dios, a tu corazón maternal confiamos nuestro hijo. Amén.

***

Oración por los hijos

Señor, ilumina la mente
de nuestros hijos para que
conozcan el camino que tú
has querido para ellos,
para que te puedan dar gloria
y alcancen la salvación.
Sostenlos con tu fuerza,
para que alienten en su vida
los ideales de tu Reino.
Ilumínanos también a nosotros,
sus padres, para que les ayudemos
a reconocer su vocación cristiana
y a realizarla generosamente,
colaborando con tus inspiraciones
interiores. Amén

***

Oración de los padres por los hijos

Señor, Padre todopoderoso,
te damos gracias por habernos dado estos hijos.

Es una alegría para nosotros,
y las preocupaciones,
temores y fatigas
que nos cuestan,
las aceptamos con serenidad.

Ayúdanos a amarlos sinceramente.
A través nuestro has hecho surgir vida;
desde toda la eternidad
tú los conocías y amabas.
Danos sabiduría para guiarlos
paciencia para instruirlos
vigilancia para
acostumbrarlos al bien
mediante nuestro ejemplo.
Fortaleces nuestro amor
para corregirlos
y hacerlos más buenos.

Es tan difícil a veces comprenderlos
ser como ellos nos desean, ayudarlos a hacer su camino.

Enséñanos tú Padre
bueno por los méritos de Jesús
tu Hijo y Señor nuestro. Amén.

***

Oración por la familia
Juan Pablo II

OH Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra,
Padre que eres amor y vida,
haz que cada familia humana sobre la tierra se convierta,
por medio de tu Hijo, Jesucristo, “nacido de Mujer”,
y del Espíritu Santo, fuente de caridad divina,
en verdadero santuario de la vida y del amor
para las generaciones que siempre se renuevan.

Haz que tu gracia guíe los pensamientos y las obras de los esposos
hacia el bien de sus familias
y de todas las familias del mundo.

Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia
un fuerte apoyo para su humanidad
y su crecimiento en la verdad y en el amor.

Haz que el amor, corroborado por la gracia
del sacramento del Matrimonio,
se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis,
por las que a veces pasan nuestras familias.

Haz finalmente, te lo pedimos por la Sagrada Familia de Nazaret,
que la Iglesia en todas las naciones de la tierra,
ueda cumplir fructíferamente su misión
en la familia y por medio de la familia.

Por Cristo Nuestro Señor,
que es camino, verdad y vida
por los siglos de los siglos.

Amén.

 

Enseñar a Rezar

LaFamilia.info
06.06.2008
 

Muchos niños esperan con ilusión las últimas horas del día cuando hablan un rato con papá y mamá y rezan juntos antes de dormirse. No perder esta costumbre ayuda a que los niños afiancen su vida de piedad.

Una familia creyente plantea como uno de los cometidos principales enseñar a rezar a sus nuevos miembros. Por esto, el autor del libro “Cómo educar a niños de 6 a 12 años” José Manuel Mañú, repasa los momentos más significativas en la vida de un niño para inducirlo a una vida piadosa:

 

Bautizo: El bautizo de un hermano es una estupenda ocasión para enseñar a los mayores lo que significa el primer sacramento de la iniciación cristiana: cuando entienden la profundidad de este hecho, surge natural el festejarlo, también materialmente, pero sin que eso sea el centro del acontecimiento.

 

Primeras oraciones: Algunos padres rezan a los pequeños algunas oraciones antes de que ellos puedan hablar. Entre los primeros y más grandes recuerdos de una persona está el haber aprendido a rezar de labios de sus padres.

Rezar unos momentos por la mañana y por la noche con su madre o con su padre, le ayudará al niño a comenzar y a terminar el día con un pensamiento sobrenatural.

 

La primera Confesión y la primera Comunión: Para los chicos es un gran día el de su primera confesión y es bueno celebrarlo sobriamente, de tal modo que valore la recepción de dicho sacramento. No es verdad que la conciencia del pecado le lleve a agobiarse, sobre todo si se le explica la hondura del corazón misericordioso de Jesús y los efectos de la confesión en el alma.

 

La preparación para la primera Comunión tiene dos facetas: doctrinal y de piedad. La preparación colectiva tiende más a cuidar la primera, y la personal la segunda.

 

La Misa dominical: Un niño de 7 años está en condiciones de seguir la Misa, siempre y cuando se le haya preparado convenientemente. Sin embargo una Misa especial para niños puede facilitar la tarea. Enseñarles el significado de cada una de las partes, de algunos gestos de los sacerdotes o sugerir alguna jaculatoria (frase breve y cariñosa) para el momento de la Consagración, son parte de la preparación progresiva que pueden dar unos padres cristianos. Por tanto, no se trata solo de llevarle a Misa, sino de ayudarle para que la aproveche con el mayor fruto posible.

 

Si los padres han perdido o no han adquirido la costumbre de ir a misa los domingos, esta es una oportunidad para volver a vivir ese principio básico de la vida cristiana. De la respuesta favorable o desfavorable de los padres, derivará posiblemente el futuro de la práctica religiosa del hijo.

 

Algunas prácticas familiares: Si los recién casado empiezan a rezar unidos, cuando llegan los hijos estas prácticas serán parte de los rituales familiares. Pos supuesto que cuando los niños son pequeños, estas oraciones deben ser breves.

Algunas costumbres para empezar pueden ser por ejemplo, un misterio del rosario, poner flores a una imagen de la Virgen, bendecir la mesa y dar gracias la final de cada comida.

10 consejos para formar hijos piadosos

familia orando

Las relaciones entre Dios y el Hombre son la clave de la felicidad humana. Por esto, como padres de familia cristiana, tenemos el deber y la alegría de enseñarles a nuestros hijos a amar a Dios. Para formar niños piadosos, es importante ante todo dar ejemplo.

Cómo hablarles de Dios a los hijos

Marta Tellaeche – Sontushijos.org / 20.04.2009

Antes de empezar a hablar de cómo hablar a los hijos de Dios debemos responder a dos preguntas previas: ¿Quién tiene que hablarles? y ¿Por qué?

La fe se transmite en casa

LaFamilia.info – 14.09.2009

La familia es la principal fuente de transmisión de los valores religiosos y espirituales. Es ella la encargada de acercar los hijos a Dios y enseñarles la fe. Extraemos varios fragmentos del escrito elaborado por Ramiro Pomés de sontushijos.org, el cual propone una interesante temática.

Celebración de la Pascua para niños

Huevos de pascua
LaFamilia.info 

Los más pequeños de la familia también pueden ser invitados a participar de las fiestas religiosas, pero se debe hacer usando un lenguaje que sea comprensible para su edad. Una buena manera, es usar el cuento como método de enseñanza.